― Ya está despertando―escucho una voz masculina a mi lado―debemos darle algo para que siga inconsciente.
Tengo un dolor punzante en mi sien y la boca seca. Mis ojos siguen cerrados. Me siento asustada. No recuerdo muy bien cómo llegué aquí o dónde estoy o quién es esta gente.
―No podemos darle más droga, lo que se tomó era suficiente para dormir a un caballo―dice una chica―pero ella se lo bebió todo como agua, tiene demasiada resistencia al licor o al licor más la droga en todo caso.
― ¿Qué esperabas de ella, Astrid? ―le dice otra chica, cuya voz reconozco―su hígado debe procesar lo que le pongan, alcohol, drogas, lo que sea. Cualquiera amaría un hígado como ese―se burla.
―Les dije que la había encontrado―dice otra vez el hombre. Ahora estoy segura de quién es. Velkan.
―Me di cuenta en cuanto la vi, cariño―dice la otra chica―es igual a ella. No tengo la menor duda.
Ya comienzo a recordar. Estos son los amigos de Kayra y me drogaron. Velkan está involucrado, también, es más, vino a la casa de Richard por mí. Eso de ir al club fue solo una trampa para secuestrarme.
¡Dios, en qué lío estoy metida!
― ¿En dónde estoy? ―digo en voz alta, tratando de soltarme de los brazos que me rodean, pero me aprietan mucho más.
―Tranquila, cariño―habla nuevamente la chica―ya pronto llegaremos a un lugar para que descanses.
― ¡Suéltame! ―grito― ¿Quiénes realmente son ustedes?
Comienzo a dar patadas y puñetazos como una loca, a pesar de que siento como si me moviera en cámara lenta. Todavía estoy mareada y la cabeza me quiere estallar. Unas manos toman mis muñecas y me inmovilizan.
―Tranquila, Bianca, soy Velkan―me dice, al tiempo que toma mis muñecas y las inmoviliza, pero logro acertarle una patada― ¡auch! ―se queja y toma mis piernas y las atrapa para que no vuelva a patearlo―ya pronto llegaremos, ten calma, no te vamos a hacer daño.
― ¡Suéltenme! ―les grito, pero no me hacen caso. Parece que puedo gritar, patalear y golpearlos, eso no me va a servir de nada.
― ¿Cuánto falta para que lleguemos? ―espeta Kayra, que está en el asiento del copiloto.
― ¡Son unos malditos traidores! ― les digo a ambos― ¡cómo pudieron hacerme esto!
¿Cuánto tiempo ha pasado desde que estos desgraciados me secuestraron?
Seguro que Richard debe estar preocupado por mí, aunque creo que debe estar mucho más decepcionado porque traicioné su confianza.
Cómo estarán Matt y Meg.
¿Qué estarán pensando hacerme estos tipos?
No creo que vayan a pedir rescate por mí, ni siquiera tengo padres, mucho menos familiares con dinero.
El corazón me late a mil por hora.
He oído que existe un comercio de personas que las secuestran para hacerles toda clase de cosas, a algunas les extraen los riñones y el corazón y se los venden a gente rica.
A lo mejor me llevan a un lugar para cortarme y empacarme por órganos, para luego venderme por partes. Intento zafarme nuevamente de las manos de Velkan, pero este aprieta más su agarre.
―Tranquila, hermanita, te prometo que no te vamos a hacer daño, ¿me crees?
¡Por supuesto que no le creo!
Si no me iban a hacer daño, por qué drogaron mi bebida para llevarme a la fuerza.
Pero Velkan es más fuerte que yo y luchar con él solo me hará más daño, así que abro las manos en señal de rendición y asiento con la cabeza. Poco a poco me suelta y yo bajo las manos y me acomodo en mi asiento.
― ¿A dónde me llevan? ―le pregunto con más calma y me mira dubitativo.
―A casa, tu verdadera casa, Bianca―me responde tranquilamente, pero su cabeza se dirige hacia el retrovisor del conductor, como si buscara aprobación. Cuando este asiente con la cabeza, Velkan prosigue―por cierto, ese no es tu verdadero nombre. Te llamas Alanna.
―Sí, claro, y mis padres son poderosos súper millonarios y me secuestraron al nacer―me burlo.
―Algo parecido―me responde y yo lo miro directamente a la cara para ver cómo se ríe, pero no es así. Sus ojos muestran una total sinceridad―tu padre es una especie de rey, si le podemos llamar así, a ti te alejaron al nacer, pero no era un secuestro, no al principio.
― ¿Qué pasó? ―me sigo burlando, apenas si puedo escucharlo sin partirme de la risa, de no ser porque estoy apretujada en una miniván con un montón de gente― ¿mi cuidador me perdió y terminé en el sistema de protección a menores o qué?
―No exactamente―me responde―en realidad tu cuidador se convirtió en tu secuestrador y te desapareció en el sistema de protección a menores para que no pudiéramos encontrarte.
― ¿Qué? ―le espeto―ahora resulta que el buen Richard es un secuestrador, que me ha tenido alejada de mi verdadera familia desde que nací―me río―vaya, Velkan, si tienes algo en contra de Richard, no tienes por qué desquitarte conmigo―le reclamo―se nota que no sabes qué es no tener padres, Velkan. En mi mundo, un hombre como él que se preocupa por ti, que pone comida delante de ti y que está pendiente de tu futuro es apreciado. Te quedas con él porque otros podrían tratarte mal o abusar de ti
―No hables de mí como si me conocieras, Bianca―resopla y creo que dije algo que le dolió―Hablas porque has tenido un techo y comida, pero no sabes nada de las calles. Así que no trates de decirme cómo ha sido mi vida―espeta, pero mira instintivamente adelante.
―Te lo advierto, Velkan―dice el conductor, que resulta ser Kieran. Siento que el corazón se me hace pedacitos, solo de pensar que él está involucrado en toda esta b****a de secuestro―no te lo voy a advertir otra vez.
―Lo siento, mi alfa―se disculpa Velkan y yo lo miro cuando menciona la palabra “alfa”, como si fuera una especie de rey. Velkan me vuelve a mirar―no tengo nada en contra de él, te lo aseguro―me responde más calmado, pero sé que sus palabras son puras mentiras ―parece ser un buen hombre, pero parece que solo es una fachada, que tiene otros planes.
― ¿Crees que mi padre miente? ―dice Kieran.
―No, mi alfa―responde Velkan―es solo que estuve viviendo con él cuatro meses y jamás vi señales de traición, pero creo que podemos hablarlo luego, si usted me lo permite.
―Te aseguro que él será juzgado en su momento―le responde Kieran más calmado―por lo pronto, haremos nuestra primera parada, vamos a necesitar un baño caliente y descansar―nos anuncia al momento que detiene el auto. Atrás hay otro en donde viajan Derrick y Frans, que se detienen en el estacionamiento de al lado.
Los dos enormes hombres me flanquean. Velkan y Kayra van detrás de mí y delante se encuentran Astrid y Kieran. Para no ser su prisionera, me cuidan demasiado bien.
El lugar está en medio de la nada, solo tiene una gasolinera, un restaurante y el hotel, el resto es solo bosque. No hay ni una casa alrededor ni un establecimiento.
Si muero aquí y entierran mi cuerpo, nadie sabrá nunca a dónde está.Caminamos hasta la entrada del hotel y Kieran habla con el dependiente.
―Tres habitaciones, por favor, dos habitaciones para dos personas y una tercera para tres―le dice.
―Por supuesto, señor―le responde el recepcionista y busca en su computador las habitaciones que tiene disponibles, supongo. Me pongo a mirar alrededor de la recepción del hotel. El lugar es muy tranquilo, por no decir que está casi vacío. Hacia la mano izquierda se ve una puerta que conecta el restaurante con mesas y apartados. A mi derecha hay un pasillo largo que da a las habitaciones.
Luego de un rato, el dependiente le da unas tarjetas a Kieran que le da una a Astrid y otra a Frans.
―Trae las maletas por favor, Derrick, te esperaremos en las habitaciones―le dice a este y asiente con la cabeza a manera de reverencia.
¿En serio este tipo es una especie de rey?
Frans es el primero en abrir la puerta de su habitación, luego Astrid abre la puerta contigua, en la cual estaremos Kayra, ella y yo. Kieran es el último en abrir su puerta.
Un rato más tarde, Derrick se aparece con tres maletas y me pregunto en qué momento esta gente tomó mis cosas y las metió en una maleta. Parece que tardaremos uno o dos días en llegar a nuestro destino, juzgando por la cantidad de ropa que está metida.
Astrid es la primera en meterse en el baño.
―Tú y yo somos familia, ¿sabes? ―me dice Kayra, lo cual me sorprende―si no te diste cuenta, nos parecemos mucho.
―Matty acaba de salir de una fiebre muy alta, necesita de mí―le respondo, sin hacer ningún comentario a lo que me dice porque no le creo nada―la pequeña Meg estaba feliz de tenerte como hermana, ¿sabes?
Kayra se queda callada, mirándome fijamente. Entonces Astrid sale del baño y es el turno de Kayra de asearse.
― ¿Qué? ―le espeto a Astrid cuando estamos a solas― ¿también me vas a confesar que eres de mi familia?
―No―me dice con sorna y una mueca en la cara como si fuera algo que se le pegó en el zapato―pero ahora soy la futura exnovia del siguiente alfa, gracias a ti.
― ¿Qué significa que eres la futura exnovia? ―le digo mientras se me escapa una ligera sonrisa― ¿que todavía no se decide a dejarte? ¿que ya sacó lo mejor de ti y ya no le sirves? ―me burlo.
―Significa que acaba de encontrar a su pareja, pero ella todavía no se ha transformado―me dice con una mirada de suficiencia―ella no se merece ese honor. Nos desprecia, piensa que somos un chiste.
― ¿Transformarse en qué? ―contraataco.
― ¡Astrid, basta! ―grita Kayra cuando va saliendo del baño―si Kieran se entera, no te va a ir muy bien.
La interpelada se queda callada y es mi turno de usar el baño. Cuando salgo, todas nos dirigimos al restaurante, donde ya nos esperan los otros.
―Bien―dice Kieran al teléfono de espalda a mí―lo vamos a necesitar, no nos la está haciendo fácil… tienes razón… él debe estar presente… sí… los veo luego―cierra la llamada y se da vuelta para mirarme, entonces sus ojos me recorren de pie a cabeza y me desnuda con la mirada, pero yo lo ignoro. Llama al camarero y nos trae el menú que ignoro deliberadamente. Al rato regresa el camarero y toma el pedido de todos.
― ¿Qué va a tomar usted? ―me pregunta directamente.
―Nada―le respondo, tratando de que no se note mi rabia.
―Ella va a tomar una hamburguesa―responde Kieran por mí y yo lo fulmino con la mirada―y se la comerá toda―añade, desafiándome a que diga lo contrario.
―Ella tiene un nombre y es un individuo que hace lo que quiere cuando quiere y si no le da la maldita gana de pedir una maldita hamburguesa, no lo hará, porque nadie le dice qué hacer o qué pedir y está malditamente cabreada de todo esto y quiere volver a su casa y mandarlos a todos al demonio―le grito y me levanto de la mesa―así que puedes tomar tu hamburguesa y metértela donde te dé la gana.
Entonces Kieran se levanta de la mesa y se acerca a mí, como si me estuviera examinándome detenidamente y sí, me está intimidando, pero no me da la gana de que lo note.
―Te vas a comer la maldita hamburguesa porque yo lo digo―me dice tan cerca del oído que siento cómo la rabia sale de él―y no quiero otra pataleta más.
― ¿O qué? ―lo reto― ¿me vas a matar? ―le espeto―no soy parte de tu maldito culto y no haré lo que quieras cuando chasqueas los dedos. Dile a Velkan o a Kayra, ellos te obedecerán y hasta harán volteretas en el aire si se los pides. No eres mi dueño.
El camarero se va de inmediato, al ver que la situación está tan tensa en nuestra mesa.
―Ya lo verás―me dice y se ríe de mí―eres bastante valiente para ser una cosita tan menuda.
No le respondo esta vez, en cambio me quedo en silencio en mi puesto, pero si él piensa que me voy a comer la maldita hamburguesa está muy equivocado. No soy parte de su culto y no voy a dejar de luchar por volver a mi casa.
Cuando llega la comida, todos devoran como si fueran unos sin techo, mientras mis tripas rugen, pero me niego a comer. La última cosa que me dieron en este grupo me dejó inconsciente por quién sabe cuánto tiempo.
Todos terminan de comer y mi hamburguesa sigue igual.
―Agregue la cuenta a mi habitación―le dice Kieran al camarero cuando este retira los platos―y empaque la hamburguesa para llevar―agrega. El camarero hace lo propio y trae una bolsa con mi comida dentro.
Todos nos levantamos de la mesa y nos dirigimos a las habitaciones, pero Kieran nos detiene, cuando llegamos a mi puerta.
―Cambio de planes―dice―Velkan, tú iras a dormir con las chicas y Alanna dormirá en mi habitación.
― ¿Qué? ―me burlo de Kieran cuando nos encontramos en su habitación― ¿necesitas una excusa para estar con una mujer? ―tengo los labios fruncidos de la rabia y mi boca sigue destilando veneno―intenta tocarme y te arranco la cabeza.Kieran se ríe a carcajadas ante mi amenaza. Es cierto, él es enorme, debe tener como un metro noventa de estatura y su cuerpo es muy musculoso, así que una cosa menuda como yo en comparación no debe tener ningún tipo de oportunidad.Eso no significa que se la voy a dejar tan fácil, si cree que voy a caer rendida a sus pies está muy equivocado.―Por qué no comes y dejas de amenazarme―dice entre risas, tratando de volver a su postura fría sin conseguirlo―solo quiero que estés bien y tú tienes hambre, así que come.―Si me quieres bien, devuélveme a mi casa―le espeto― ¿sabes lo difícil que es para una
―Va a estar bien, mi alfa―escucho decir a Velkan, quien está sentado en la cama contigua a la mía. Mis ojos están entrecerrados y el dolor en mi costado saca un quejido de mi boca. ― ¿Estás seguro? ―le pregunta Kayra con voz temblorosa―esa rama estaba metida entre las costillas y le debe haber perforado el pulmón. Estaba empapada en sangre. Por lo que sé, hasta debió atravesarle el corazón. ―Recuerda quién es―le responde Velkan, pero antes de que continúe trato de incorporarme. ― ¿Y quién se supone que soy? ―le digo, mirando mi costado. El dolor disminuye poco a poco, como si hubiera tomado alguna medicina para el dolor y ahora estuviera haciendo efecto―y creo que están exagerando, solo me hice un rasguño, mira―le muestro a Kayra, quien se lleva la mano a la boca. La medicina o lo que sea que me hayan dado acaba por hacer su efecto y ahora estoy mucho mejor. Me siento al borde de la cama todavía débil y veo a mi alrededor. Los rayos del sol me pegan d
La mesa en forma de U es presidida por Kyle en la parte central, con su esposa Luna a un lado y Kieran, al otro. Richard y yo nos sentamos enfrente. Este se pasa las manos por la cara varias veces, dejando una mano acariciando su barba de tres días, como hace cada vez que se queda sin palabras. Pero yo tengo demasiadas cosas qué decir y no tengo tiempo para que él tome el valor que necesita, así que rompo el incómodo silencio. ― ¿Cómo fue que llegaste primero que nosotros? ―Richard me mira sorprendido, porque estoy segura de que no esperaba que esa fuera mi primera pregunta. ―Tomamos un avión―me responde―me dijeron que te llevaron en auto y estuvo bien, es más difícil que te detectaran―añade, como si fuera normal utilizar la palabra “detectaran”. Respiro hondo. Creo que ni él ni yo podemos seguir dándole vueltas a esto un segundo más. ― ¿Es verdad todo lo que me han contado, Richard? ―le pregunto. ―Depende de lo que te han dicho, Bianca―me res
Un fuerte grito me despierta, pero aún me siento un poco mareada, así que no abro los ojos todavía.― ¡Recházala! ―dice una voz femenina, que creo que es Astrid.―Aunque quisiera, no puedo, ella todavía no se ha convertido, ni siquiera sabe qué yo soy―le responde Kieran molesto.― ¿Y qué harás, entonces? ―le pregunta ella― ¿me vas a dejar?―No… lo sé―le responde―aún no sé qué hacer, Astrid―se hace una pausa, hay mucha tensión en el aire, así que cierro más los ojos.―Resuélvelo, Kieran―añade Astrid―ella no puede ser tu Luna, no sabe nada de la manada y ni siquiera le importa nuestro mundo. Yo te apoyaré siempre, sabré ser mejor luna, esta es mi manada, aquí crecí y haré todo por llevarla adelante como tú necesitas.―Astrid, estábamos tonteando t&uacu
―Parezco una zorra―le digo a Kieran disgustada, cuando caminamos por el pasillo hacia las escaleras, para dirigirnos el comedor principal donde se servirá una cena en mi honor. Nunca me ha gustado llamar la atención, me pone nerviosa y torpe y es lo que menos necesito en este momento con tanta gente extraña. Hombres Lobo. Espero que Richard esté presente. No me vendría mal ver una cara conocida, aunque siga molesta por todas sus mentiras. ―Sí, pero una zorra hermosa―me responde muy cerca del oído, colocando su mano sobre mi espalda desnuda, por el escote que me llega hasta la cintura de mi vestido negro de mangas tres cuarto y cuya falda en forma de lápiz me cubre la mitad del muslo. Él va vestido con una camisa negra con dos botones abiertos y remangada en los brazos que le dibuja todos los músculos del torso y los brazos. Su pantalón es negro también. El cabello oscuro lo lleva una cola bien organizada con gel. ―Una zorra es u
―Agradezco a todos por estar aquí, pero debemos dar por terminada la velada―anuncia Kyle a todos, luego dirige su mirada a unos pocos―Maikan, Ketin, acompáñenme al despacho―le dice señalando a Maikan y otro al hombre que habló hace un rato―Kieran, quédate en tu habitación con Bianca, que Derrick y Frans los escolten. Atea, a mi lado, debemos vernos como una manada unida.―Sí, mi alfa―contestan todos, menos yo.―Kyle… eh, perdón, alfa Kyle―me corrijo al ver la mirada de advertencia que me lanza él―si no tiene inconveniente, me gustaría quedarme en la reunión. Creo que le serviré de mucha ayuda si me deja estar presente.―Este mundo es demasiado nuevo para ti, cariño―me dice con más amabilidad de la que esperaba―no sabrás cómo actuar delante de dos alfas y no quisiera una confrontación con Einar hoy. Me gustaría ganar má
En el sótano de la enorme casa de la manada se encuentran las mazmorras. Pero no son lo que esperaba. Los pasillos están bastantes limpios con buena iluminación artificial. Las celdas son como pequeñas habitaciones, con una cama y no un catre, un cuarto de baño y una mesilla con una lámpara y una repisa encima de la cama a donde se pueden poner algunos libros. O por lo menos así es la celda de Richard, quien colocó la mesita de noche cerca de los barrotes para poder jugar cartas con Velkan, que le hace compañía. Ambos nos miran a Kieran y a mí con las cejas enarcadas. Entonces miro a Richard detenidamente. Sus ojos de color gris azulado son muy parecidos a los míos, igual que su mentón y sus pómulos. Su cabello castaño cobrizo es parecido al de su hermano, Maikan. Antes no le prestaba atención, salvo una que otra vez cuando lo acompañaba al supermercado o a comprar ropa, incluso en los paseos de verano, algunas personas iban con sus hijos de la mano o jugaban con ell
Me despierto gracias a la luz del sol que entra por la ventana de la habitación de Kieran y el calor que emana de su cuerpo. Trato de liberarme de sus brazos, pero él me aprieta mucho más. ―Hola, preciosa, hace un lindo día allá afuera―me susurra al oído y me planta un beso en la mejilla. ―Así parece―le respondo y trato de disimular que estoy roja como un tomate―será mejor que nos apresuremos, ¿cómo una hace para conseguir algo de desayuno por aquí? Debemos estar listos para la reunión con tu padre. Me suelta de su abrazo y gruñe, lo cual hace que me sienta sola de pronto. Luego se dirige al baño y escucho la regadera. Al rato sale con una toalla en la cintura y su pecho desnudo con gotas derramándose por sus músculos y siento la boca seca. Al ver que estoy contemplándolo, se ríe. ― ¿Qué? ―me dice con una sonrisa torcida en sus labios―me veo mejor ahora en la mañana, ¿verdad? Y por primera vez que lo conozco, no sé qué contestarle. Después de