―Va a estar bien, mi alfa―escucho decir a Velkan, quien está sentado en la cama contigua a la mía. Mis ojos están entrecerrados y el dolor en mi costado saca un quejido de mi boca.
― ¿Estás seguro? ―le pregunta Kayra con voz temblorosa―esa rama estaba metida entre las costillas y le debe haber perforado el pulmón. Estaba empapada en sangre. Por lo que sé, hasta debió atravesarle el corazón.
―Recuerda quién es―le responde Velkan, pero antes de que continúe trato de incorporarme.
― ¿Y quién se supone que soy? ―le digo, mirando mi costado. El dolor disminuye poco a poco, como si hubiera tomado alguna medicina para el dolor y ahora estuviera haciendo efecto―y creo que están exagerando, solo me hice un rasguño, mira―le muestro a Kayra, quien se lleva la mano a la boca. La medicina o lo que sea que me hayan dado acaba por hacer su efecto y ahora estoy mucho mejor.
Me siento al borde de la cama todavía débil y veo a mi alrededor. Los rayos del sol me pegan directamente en la cara y me restriego los ojos. Derrick y Frans están apoyados en la pared cerca de la salida, en tanto que Kayra está sentada al lado de Velkan y Kieran tiene la cara enterrada entre sus manos, pero, levanta la vista en cuanto me escucha y una sonrisa se dibuja en su rostro, pero la cambia de inmediato cuando lo miro.
―Eres una maldita terca y una maldita mentirosa, espero que hayas aprendido algo hoy―me dice y se levanta de la silla, saliendo de la habitación, azotando la puerta detrás de él. Derrick y Frans lo siguen, dejándome con Velkan y Kayra.
―Está preocupado por ti―me dice Velkan y lo fulmino con la mirada―te trajo desde el bosque con una rama atravesada en tus costillas.
―No seas exagerado―le espeto todavía con voz de sueño―si fuera así estaría muerta en un charco de sangre, además, si tanto está preocupado por mí, por qué demonios me tiene secuestrada.
―No estás secuestrada―me dice Kayra―te estamos rescatando.
―Yo estaba bien, era afortunada, tenía un futuro y ustedes me están sacando de lo que iba a ser mi vida perfecta―les digo con ganas de llorar, pero me contengo―no hay nada que me puedan decir que haga que les dé la razón. Ustedes no saben y no me entienden. Es que, si fueran chicos huérfanos de verdad, entenderían de lo que estoy hablando.
―Yo sí que soy huérfano, Bianca, sé de qué hablas y por eso sé que lo mejor para ti es que vengas con nosotros―me responde Velkan―además, tú no eres huérfana, pero de eso hablaremos después. Ahora tenemos que salir de aquí.
―Por supuesto que quiero salir de aquí lo más pronto posible―les digo media molesta y media adormilada, pero no pierdo el tiempo para arreglarme y me llama la atención de que encuentro mis botines al pie de la cama, los cuales me pongo enseguida―este lugar está lleno de lobos, uno me atacó y me caí, casi me aplasta. Es lo único que le voy a agradecer a Kieran, porque no sé cómo lo hizo, pero ahuyentó al lobo.
Velkan y Kayra se miran el uno al otro con complicidad. No me importa, solo quiero que esta maldita pesadilla se acabe.
―Salgamos de aquí―dice Velkan y seguimos hacia el restaurante.
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Al terminar el desayuno, tomamos la carretera hacia donde sea que me estén llevando. Hacemos dos paradas más, una para llenar los autos de gasolina y otro para comer. No tengo ganas de escapar de nuevo, no quiero huir a bosques llenos de lobos y ramas peligrosas, así que trato de portarme como niña buena. Ya en la tarde volvemos a parar en otro hotel, igual de apartado y rodeado de bosque. Al parecer es el único tipo de hoteles que conocen Kieran y su culto.
Cuando tomamos habitaciones, Kieran decide que será mi compañero de habitación de nuevo, en medio de las otras dos. Velkan, Derrick y Frans se quedan en una habitación, mientras que Kayra y Astrid se quedan en el último.
En la cena decido comer sin protestar, pero tampoco le hablo a nadie. No me estoy resignando a que ellos hagan lo que quieran conmigo, pero ya pasamos por todo esto, así que debo ser más original con mis ideas, además, ellos están prevenidos y no es bueno contar el mismo chiste dos veces.
Ya en la habitación, voy al baño y me pongo mi piyama y me meto a la cama.
Pero cuando me acomodo, siento que alguien, más bien Kieran, se mete a la cama conmigo.
―Pero ¡qué diablos haces! ―le grito―esta es mi cama―le espeto y me levanto de inmediato.
―Te burlaste de mí y te escapaste―me dice como si nada―no esperes a que te deje sola otra vez―se ríe―descuida, no te emociones, que esto será solo por hoy, ya mañana llegaremos a Luna Escarlata.
― ¿Qué, otro bar? ―le digo con sarcasmo.
―De hecho, es una cadena de bares que tiene mi ma… mi familia―se corrige―pero ahora vamos a nuestro territorio que se llama Luna Escarlata.
―Está bien―le digo poniendo los ojos en blanco. Ni siquiera quiero preguntar qué quiere decir con territorio―Kieran, es absurdo que durmamos en la misma cama. Ya te demostré que me voy a portar bien y después de lo que pasó con el lobo, no voy a intentar entrar a un bosque nunca más en mi vida. Así que puedes dejar el drama y que yo pueda dormir en paz.
―No te creo―me responde―ayer me hiciste creer que entendías y caí como un idiota. Así que no te quejes si no me fio de ti. Ahora, si insistes en protestar, me enroscaré en tu cintura y pondré mi cabeza en tu cuello.
― ¡No! ―le grito enfurruñada, buscando una manta en la otra cama y tratando de enroscarme en una de las sillas―No seas absurdo.
―Está bien―me responde, tomando su manta y colocándose en la otra silla, pero la mueve para bloquear la puerta―pero no me culpes si mañana te duele el cuello.
Creo que esta ha sido la peor idea que he tenido en mi vida. Esta silla es el mueble más incómodo del mundo e intentar acomodarme me está costando mucho, pero a Kieran le está costando mucho más.
El pobre trata de acomodarse lo mejor que puede en la silla y siento lástima, pero luego recuerdo que está ahí por su terquedad y comienzo a creer en la justicia divina.
Su cuerpo se contorsiona y se encoge de una manera que me duele solo de verlo. Es que ese enorme cuerpo musculoso no cabe de ninguna manera.Pero estoy tan cansada que no sé en qué momento dejo de prestarle atención y me duermo.
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Me despierto sintiendo mucho calor y el sonido de una alarma. Estoy en una cama y casi no puedo moverme. Hay un brazo que me toma por la cintura y un sonido rítmico de una respiración en mi nuca.
El corazón comienza una carrera que no puedo controlar. El fuerte brazo me ajusta más contra el cuerpo cálido y me estoy mareando. Siento cómo se me suben todos los colores a la cara.
Es el brazo de Kieran que me ajusta a su espalda, como si fuéramos dos parte de una misma pieza. Su aliento en la nuca me envía hondas que endurecen mis pezones.
Pero no, así no.― ¡Pero qué rayos! ―grito y trato de separarme de su cuerpo― ¡suéltame, Kieran!
Él reacciona de inmediato y se separa. Ambos nos sentamos en la cama, yo furiosa y él, con desconcierto.―Te caíste de la silla, te levanté y te traje a la cama―dice con la voz ronca―en algún momento me debo haber movido y te abracé como si fueras una almohada. No me voy a disculpar por eso―agrega y se levanta para meterse al baño―por cierto, de nada.
Le tiro una almohada, pero no llega ni cerca a darle y eso me enoja mucho más.
¡Es un imbécil!Y además quiere que le dé las gracias.
―No intentes nada―me advierte, antes de entrar a ducharse, ignorando la almohada que está al pie de la puerta del baño―Frans y Derrick están afuera, por si intentas escaparte.
―Ya te dije que no voy a intentar nada―le espeto―pero no puedo esperar lo mismo de ti.
―No te creo―me responde, sacando su cuerpo semi desnudo por la puerta y la rabia se desaparece de pronto. Cuando el termina de bañarse, yo hago lo mismo y ambos salimos de la habitación rumbo al restaurante.
Luego de comer, nuestro día pasa igual que el anterior. Dos paradas para comer y para llenar el tanque de los autos. Ya en la tarde, entramos en lo que parece un pequeño pueblo con una enorme casa en el centro, a la cual nos dirigimos. Ambos autos son estacionados en una enorme cochera ubicada a un costado. Cuando nos encontramos en la enorme puerta principal, estas se abren de par en par, mostrando a una pareja, un hombre y una mujer de unos cuarenta y tantos años, creo.
― ¡Bienvenidos! ―nos saluda la mujer, quien besa y abraza a Kieran. Seguro es su madre. El hombre, que es muy parecido a Kieran, le hace un gesto a este con la cabeza, quien se lo devuelve.
―Les presento a Bianca―les dice y yo estoy decidiendo si quiero saludarlos o no. Al final me decido por hacerles un gesto con la cabeza, sin tratar de que parezca una de esas reverencias rastreras que le hacen los otros a Kieran. Ellos ignoran mi mala educación hacia lo que sea que los hacen una especie de reyes y nos hacen caminar al lado de ellos por las puertas hacia el vestíbulo decorado como si fuera un palacete. Luego del vestíbulo, paramos por un enorme salón, desde donde se pueden ver todos los pisos del edificio, con escaleras a cada lado de un enorme pasillo.
―Soy el Alfa Kyle y ella es mi Luna Atea, lo que para ti vendría siendo mi esposa. Somos los padres de Kieran―se presenta el hombre, mientras seguimos caminando.
Creo que voy a tener que moderar mis modales con esta gente, si es que quiero salir de aquí y volver a mi vida, así que trato de sonreírles.
Detrás de nosotros se encuentran Frans y Derrick. Velkan, Kayra y Astrid han desaparecido hace ya unos minutos. Pasamos las escaleras y entramos al pasillo.
― ¿A dónde vamos? ―pregunta Kieran a sus padres.
― A la sala de juntas ―dice su madre―necesitamos que Alanna vea a alguien―noto que ella le hace una seña cómplice.
― ¿A quién? ―les pregunto, pero no me contestan, en su lugar me dirigen a unas enormes puertas custodiada por dos hombres altos y musculosos, con cara muy seria. Al ver a Kyle, ambos hacen una reverencia y se apartan para dejarnos entrar. Pasando las puertas hay una mesa dispuesta en forma de U, y antes de ella, la figura de un hombre de espaldas a mí.
Y quedo paralizada.
No suelo llorar, no delante de desconocidos. Me molesta que crean que soy débil, que tengo miedo o que estoy asustada. Pero las lágrimas que se derraman por mis mejillas no tienen que ver con ninguna de esas cosas. Son lágrimas de alegría por ver a la persona que siempre me ha reconfortado cuando me siento perdida, como ahora. Mi cuerpo se relaja, como si ya estuviera en casa, fuera de peligro, de secuestros y de animales salvajes. Es alivio a un peso que no sabía que tenía en los hombros.
Se da la vuelta y me mira. Corro hacia él para abrazarlo.
― ¡Richard! ―le grito emocionada. Pero él no me devuelve el abrazo. Se queda estático y es cuando me detengo para verle la cara― ¿qué pasa, Richard? ―le pregunto, pero solo me toma de los hombros.
―Bianca, tenemos que hablar―me responde y por la expresión de su cara, creo que no me va a gustar lo que quiere decir.
La mesa en forma de U es presidida por Kyle en la parte central, con su esposa Luna a un lado y Kieran, al otro. Richard y yo nos sentamos enfrente. Este se pasa las manos por la cara varias veces, dejando una mano acariciando su barba de tres días, como hace cada vez que se queda sin palabras. Pero yo tengo demasiadas cosas qué decir y no tengo tiempo para que él tome el valor que necesita, así que rompo el incómodo silencio. ― ¿Cómo fue que llegaste primero que nosotros? ―Richard me mira sorprendido, porque estoy segura de que no esperaba que esa fuera mi primera pregunta. ―Tomamos un avión―me responde―me dijeron que te llevaron en auto y estuvo bien, es más difícil que te detectaran―añade, como si fuera normal utilizar la palabra “detectaran”. Respiro hondo. Creo que ni él ni yo podemos seguir dándole vueltas a esto un segundo más. ― ¿Es verdad todo lo que me han contado, Richard? ―le pregunto. ―Depende de lo que te han dicho, Bianca―me res
Un fuerte grito me despierta, pero aún me siento un poco mareada, así que no abro los ojos todavía.― ¡Recházala! ―dice una voz femenina, que creo que es Astrid.―Aunque quisiera, no puedo, ella todavía no se ha convertido, ni siquiera sabe qué yo soy―le responde Kieran molesto.― ¿Y qué harás, entonces? ―le pregunta ella― ¿me vas a dejar?―No… lo sé―le responde―aún no sé qué hacer, Astrid―se hace una pausa, hay mucha tensión en el aire, así que cierro más los ojos.―Resuélvelo, Kieran―añade Astrid―ella no puede ser tu Luna, no sabe nada de la manada y ni siquiera le importa nuestro mundo. Yo te apoyaré siempre, sabré ser mejor luna, esta es mi manada, aquí crecí y haré todo por llevarla adelante como tú necesitas.―Astrid, estábamos tonteando t&uacu
―Parezco una zorra―le digo a Kieran disgustada, cuando caminamos por el pasillo hacia las escaleras, para dirigirnos el comedor principal donde se servirá una cena en mi honor. Nunca me ha gustado llamar la atención, me pone nerviosa y torpe y es lo que menos necesito en este momento con tanta gente extraña. Hombres Lobo. Espero que Richard esté presente. No me vendría mal ver una cara conocida, aunque siga molesta por todas sus mentiras. ―Sí, pero una zorra hermosa―me responde muy cerca del oído, colocando su mano sobre mi espalda desnuda, por el escote que me llega hasta la cintura de mi vestido negro de mangas tres cuarto y cuya falda en forma de lápiz me cubre la mitad del muslo. Él va vestido con una camisa negra con dos botones abiertos y remangada en los brazos que le dibuja todos los músculos del torso y los brazos. Su pantalón es negro también. El cabello oscuro lo lleva una cola bien organizada con gel. ―Una zorra es u
―Agradezco a todos por estar aquí, pero debemos dar por terminada la velada―anuncia Kyle a todos, luego dirige su mirada a unos pocos―Maikan, Ketin, acompáñenme al despacho―le dice señalando a Maikan y otro al hombre que habló hace un rato―Kieran, quédate en tu habitación con Bianca, que Derrick y Frans los escolten. Atea, a mi lado, debemos vernos como una manada unida.―Sí, mi alfa―contestan todos, menos yo.―Kyle… eh, perdón, alfa Kyle―me corrijo al ver la mirada de advertencia que me lanza él―si no tiene inconveniente, me gustaría quedarme en la reunión. Creo que le serviré de mucha ayuda si me deja estar presente.―Este mundo es demasiado nuevo para ti, cariño―me dice con más amabilidad de la que esperaba―no sabrás cómo actuar delante de dos alfas y no quisiera una confrontación con Einar hoy. Me gustaría ganar má
En el sótano de la enorme casa de la manada se encuentran las mazmorras. Pero no son lo que esperaba. Los pasillos están bastantes limpios con buena iluminación artificial. Las celdas son como pequeñas habitaciones, con una cama y no un catre, un cuarto de baño y una mesilla con una lámpara y una repisa encima de la cama a donde se pueden poner algunos libros. O por lo menos así es la celda de Richard, quien colocó la mesita de noche cerca de los barrotes para poder jugar cartas con Velkan, que le hace compañía. Ambos nos miran a Kieran y a mí con las cejas enarcadas. Entonces miro a Richard detenidamente. Sus ojos de color gris azulado son muy parecidos a los míos, igual que su mentón y sus pómulos. Su cabello castaño cobrizo es parecido al de su hermano, Maikan. Antes no le prestaba atención, salvo una que otra vez cuando lo acompañaba al supermercado o a comprar ropa, incluso en los paseos de verano, algunas personas iban con sus hijos de la mano o jugaban con ell
Me despierto gracias a la luz del sol que entra por la ventana de la habitación de Kieran y el calor que emana de su cuerpo. Trato de liberarme de sus brazos, pero él me aprieta mucho más. ―Hola, preciosa, hace un lindo día allá afuera―me susurra al oído y me planta un beso en la mejilla. ―Así parece―le respondo y trato de disimular que estoy roja como un tomate―será mejor que nos apresuremos, ¿cómo una hace para conseguir algo de desayuno por aquí? Debemos estar listos para la reunión con tu padre. Me suelta de su abrazo y gruñe, lo cual hace que me sienta sola de pronto. Luego se dirige al baño y escucho la regadera. Al rato sale con una toalla en la cintura y su pecho desnudo con gotas derramándose por sus músculos y siento la boca seca. Al ver que estoy contemplándolo, se ríe. ― ¿Qué? ―me dice con una sonrisa torcida en sus labios―me veo mejor ahora en la mañana, ¿verdad? Y por primera vez que lo conozco, no sé qué contestarle. Después de
El salón donde habían dispuesto todo para el baile en mi honor es ahora un juzgado, con una mesa principal, dos podios, uno al lado de la mesa principal y otro delante de esta. También hay sillas dispuestas para el público que está entrando ahora. Kyle nombró a su hermano Ketin como su nuevo delta, pero es temporal, porque es el encargado de mantener los negocios de la manada, como los clubes Luna Escarlata a lo largo del país, aunque yo sospecho que esa es solo una fachada para su verdadero trabajo: el espionaje. Así que en la mesa principal se puede ver a Kyle presidiendo el tribunal, con Kieran a la derecha, quien está reemplazando a Maikan porque no puede juzgar a su propio hermano, Maddox. A la mano izquierda está Ketin, llevando a cabo su primera tarea como delta. Han traído al pobre Richard de su celda y lo colocan en el podio al lado de la mesa de los jueces. A pesar de su cara de preocupación, luce bien y sano. Mira en mi dirección y yo le sonrío par
Maikan se mueve hacia la mesa que preside el hombre medio desnudo de cuarenta y tantos que gobierna la manada y no puedo evitar que mi mirada se fije en los músculos de su pecho. “Ese señor podría ser tu padre”, me digo, pero luego recuerdo al hombre que acaba de ser echado de la sala y el corazón comienza a dolerme. ―Le diré a alguien que le traiga un suéter a papá―dice Kieran que ahora se sienta a mi lado―a todas las lobas aquí se les está cayendo la baba―añade y yo miro a otro lado―no queremos que se retrase el caso porque mamá venga a ponerlas en su sitio, ¿no te parece? Yo carraspeo y bajo la cabeza, mientras Kieran habla con Derrick y este le trae ropa al alfa. Pasan unos minutos antes de que traigan a Astrid al podio. Su cabello rubio se ve algo despeinado y tiene unas ojeras que la hacen ver como un mapache. ―Silencio, por favor―dice Kyle que ahora tiene puesto un suéter―iniciaremos el juicio a Astrid, antigua delta de la manada, quien ha come