Ava Janssen
Londres
Su pregunta estaba agotando mis últimas reservas de paciencia, estaba a punto de mandar a la m****a a todos, que nadie se atreviera a cruzarse en mi camino, en estos momentos odiaba a todos los hombres sobre la faz de la tierra, sin excepción. Tenía tantas ganas de fumarme un cigarrillo, llevaba casi un año sin una gota de nicotina en mi sistema, estaba limpiando mi cuerpo para poder embarazarme.
— ¿Cómo qué de quién? De Bruno y mío, no quiero nada y no lo voy a pedir, puede que exista un acuerdo de bienes mancomunados y unas capitulaciones, anúlalos, quiero algo simple y conciso, no hay hijos, no hay compromisos, solo pon incompatibilidad. ¿En cuánto tiempo lo tienes listo?
—Me tomas por sorpresa, Ava, voy saliendo de la oficina.
Al parecer no me ha conocido en el tiempo que llevamos tratándonos, era imposible que la situación pudiera empeorar, soy directa.
—Lo necesito para hoy, para eso te pago.
Estaba dejando salir toda mi frustración, el corte de cabezas iba a ser parejo, nada ni nadie me importaba, de modo que esto era lo que había conseguido Bruno después de 7 años de convivir con él, convertirme en una persona sin sentimientos, cruel y malvada, logré respirar y tranquilizarme, esperando su respuesta.
—Dame unos minutos y te marco.
—Perfecto.
Corté la comunicación. No me importa sonar grosera, entre más pronto salga de esta farsa, muchísimo mejor, enciendo mi MacBook y busco diferentes vuelos, Grecia, París, Ámsterdam, México, New York, Seúl, Italia, Colombia, cualquiera de esos destinos son una buena opción. Podía cerrar los ojos y apuntar hacia cualquier sitio del globo terráqueo. Puedo tomar unos días para adaptarme y luego empezar a buscar empleo. Me entretengo en mi tarea y suena el móvil, lo tomo sin ver el contacto, sé exactamente de quien es la llamada.
—Harold.
—Ava, ya tengo el documento ¿quieres revisarlo antes, para ver si le pones algo que se me haya pasado por alto?
— ¿Ya estás en camino?
Digo con impaciencia, ya solo me quedaba esperar con toda la rabia acumulada, nadie habría dicho que horas antes estaba escogiendo muebles infantiles y ropa neutra para un bebé, para nuestro bebé. Que habíamos planeado empezar a buscar el momento oportuno para engendrarlo.
—En cuanto te mande el escrito salgo para tu casa.
—Está bien, trae una copia del documento, confío en que lo hayas redactado tal como te lo pedí.
No pierdo el tiempo, quiero estar lo menos posible en esta casa, que ni siquiera es mía, entré con paso firme al cuarto de baño, tomo mis artículos de aseo personal, me detuve por un instante, me puse a temblar de impotencia, preguntándome si mi corazón se pararía por un segundo, me había pasado los último cinco años de mi vida trabajando como una loca en las empresas de los Cobbs, me sabia el itinerario diario de Bruno, había supuesto que la pasaríamos juntos la mayor parte de nuestra vidas. En definitiva, no estaba preparada para lo que se me vendría encima.
Hago una cuenta mental de lo que tengo depositado en el banco, llego a la portátil, busco información sobre una tarjeta internacional y la pongo a mi nombre con el apellido de soltera de mi madre, definitivamente, si empezaban a buscarme tardarían algún tiempo en dar conmigo, aunque sabía que sus posibilidades eran grandes, necesitaba el anonimato, necesitaba estar alejada de todo esto, de todos.
En cuanto llega Harold, lo saludo normal, nuestro trato siempre ha sido amistoso y cordial, nos conocemos desde que entré a la empresa y es el abogado de la familia, trata los casos de forma individual, por lo consiguiente ahora me está representando a mí, de no ser así, estaba dispuesta a conseguir a alguien más.
—Esto será rápido.
Me entrega los documentos, no lo dejo pasar a la oficina, no los leo y en la mesita de la entrada, firmo los dos folios y se los entrego. Obteniendo los documentos, los coloca en su maletín y lo cierra.
— ¿Necesitas algo más?
—Sí, en cuanto estén firmados por la otra parte, me lo notificas a través de un correo electrónico y después te indico donde enviarlo en físico.
— ¿Te vas de la ciudad?
—Si es preciso, hasta del país.
No hace más preguntas, estoy segura de que entiende que en estos momentos no estoy para charlas de amigos. Nos despedimos, no miro hacia atrás, busco mis maletas y empiezo a organizar solo lo necesario, a donde vaya conseguiré lo que me plazca, coloco la MacBook con todos los accesorios que necesito, no quiero dormir hoy en la cama donde nos juramos amor eterno, donde muchas noches disfrutamos el uno al otro, dejo las llaves del auto y el móvil sobre la mesita de noche, a donde voy, no los necesitaré. Si era lo que quería con gusto es lo que va a obtener.
Pues bien, no había más tiempo que perder. Llamo a un taxi y llevo las maletas a la sala. Llega el taxi, el conductor me ayuda a subir las maletas a la cajuela. Me dirijo al hotel más cercano, cinco estrellas para ser precisos, me lo merezco, soy digna de todo lo mejor, quiero empezar con el pie derecho. Respiro hondo tratando de no perder el control de la situación, de no hundirme en la desgracia y el dolor, me digo que soy fuerte y nada ni nadie me hará bajar la cabeza. Era sin duda alguna el tiempo de renovación.
No hay nada de la mujer que soñaba con niños correteando por la sala, nada de la mujer que soñaba con prepararles galletas cuando regresaran de la escuela, nada de la mujer que soñó con envejecer al lado del que sería su compañero de toda la vida. Le digo adiós a la casa que se convirtió en el hogar que quise formar.
Así se pierden todas las esperanzas, así te dices que el amor no vale la pena, sabes que nunca vas a volver a confiar en nadie, que nunca vas a pedir rosas, las rosas que nunca llegaron.
Eryx DeCostelloNew YorkPor quinta vez me encuentro en una de las cenas organizadas por mi madre, no se cansa de estar exponiendo a estas mujeres, sé que no tienen la culpa, de igual manera sus madres están de acuerdo con esto, ellas son las que organizan sus banquetes y presentan a sus hijas como si fueran ingredientes para un festín, para escoger cual queda mejor.Me encuentro sentado en la mesa que me asignaron, donde puedo ver a los demás, van llegando los demás invitados, hasta mis otros hermanos llegan, pero no los mandan a la mesa en que me encuentro, me rodearan de chicas casamenteras, como si nos encontráramos en la edad media, mantengo mi postura, todas serán rechazadas, sin excepción.—Cariño, te presento a Natalie Murphy.Mi madre llega con una de las susodichas. Me levanto de la silla, hago una inclinación de cabeza. Madre sabe que el contacto con gente desconocida no es de mi agrado.—Un gusto señorita Murphy.—Igualmente Eryx, puedes llamarme Natalie.Espero a que se s
Eryx DeCostelloNew YorkComo veo que a mi madre le ha valido lo de mis desplantes con las pobres chicas, esta vez va a ser diferente, el evento benéfico del día de hoy tendrá una nueva anfitriona, he contado a una dama de compañía, es hermosa, distinguida, elegante, así como le gustan a mi madre, pues no puede negar el buen gusto que tengo.Que si no fuera porque la he contratado para esto tal vez la invitaría a salir, a cenar y si se diera la ocasión, tal vez, solo tal vez, la invitaría a la cama. Pero como no es el caso, tendremos que regirnos a lo que negociamos, tiene que mostrarse cariñosa, así como si estuviera enamorada de mí, yo también actuaré mi parte. Debemos convencer a los demás que somos una pareja que se quiere y se respeta.La recojo puntual, Jazmín tiene porte de participante al concurso de reina de belleza, su tono de voz es melodioso, cuando le llamé por teléfono para concertar la cita me gustó lo calmado de su tono, pues quería ver a quien estaba contratando, no q
Ava JanssenNew YorkEl vuelo hacia la ciudad de New York, es reconfortante, escogí esta ciudad porque me pareció la más idónea, además nadie se puede imaginar que me fui del país, estaba teniendo unos días de descanso de lo más placenteros, después de haber pasado el jet lag, me dedique a visitar museos, conocí las mencionadas calles de la gran manzana y el famoso parque central, estaba teniendo un par de días de lo más gratificantes, pero tenía que concentrarme en la búsqueda de empleo, no contaba con cartas de referencia, es más estuve actualizando el Curriculum Vitae y no mencionaba mi relación con Cobbs y asociados, no vale la pena seguir teniendo contacto con ellos.A mis padres les hablé desde el hotel donde me encontraba, antes de venir había hecho un cambio en mi número de móvil, no podrían rastrear donde me encontraba, ya que el número salía como si me encontrara todavía en Londres, les dije que tomaría unas pequeñas vacaciones y que pronto me pondría en contacto con ellos.
Ava JanssenNew YorkMe quedé con la duda, por la diferencia de horario, pero si él lo decía no tenía por qué cuestionárselo. La hora de comida en Londres era puntual y si aún se encontraba el director o su secretaria en la oficina, podría ser posible que lo hayan atendido.—Desde luego, si necesitas alguna recomendación, la tendré en una par de días, no pedí en mi anterior trabajo ¿podría ser de índole personal?—Como te dije anteriormente, no serán necesarias, lo que necesitamos, es la mente de una persona que reaccione rápido ante cualquier situación, estoy buscando a la mejor asistente, tu perfil encaja a la perfección y me interesa mucho.—Me parece perfecto, acabo de llegar a la ciudad, tengo una semana de haber llegado, me puede dar la dirección y con gusto mañana nos vemos.—Ya te la enviamos a tu correo electrónico, mañana, pasaras a RR.HH. a firmar el contrato, quiero que leas muy bien todo, hasta estar segura lo firmaras, te daremos una capacitación por tres días y después
Ava JanssenNew York Saliendo de uno de los almacenes de mayor renombre a nivel mundial, las bolsas en mis manos hablan de lo bien que me la pasé, he comprado de todo, vestidos, faldas, blusas, zapatos y uno que otro accesorio, por lo menos en las dos o tres primeras semanas no tendré que hacer uso de mi cuenta, lo bueno es que puedo combinar las piezas que compré. Pienso caminar hasta el hotel, sigo la ruta que me he aprendido de memoria en estos días, casi llegando al cruce peatonal, un hombre que al parecer lleva prisa, con celular en mano, viéndolo, no se ha percatado que el auto que viene va directo hacia él, dejo caer las bolsas, corro apresurada hacia donde se encuentra, lo tomo de un brazo y jalo hacia el lado contrario, caemos al piso y el auto frena rechinando las llantas. Escucho los pasos de varias personas y nos ayudan aponer de pie. Unos hombres vestidos de negro lo protegen en cuanto está levantándose — ¿Se encuentra bien
Eryx DeCostelloNew YorkEra inaudito que mi secretaria se fuera sin decir una palabra, sí bien yo me consideraba un hombre con mal carácter, nunca tuve ningún incidente con ella, Marla Montesco era una dulce niña cuando entró a trabajar a la empresa, mi padre fue su jefe antes que yo y siempre la tratamos como a una más de la familia, pero el que dejara el trabajo tirado, estaba hablando muy mal de ella.Me urgía una asistente y me urgía para ayer. Salgo de la oficina, tengo que despejarme aunque sean diez minutos, la junta que se viene va a durar todo el día, necesito un café.—Señor Eryx, ya están listas las señoritas que serán entrevistadas para el puesto de secretaria ejecutiva.Soy interceptado por una de las secretarias de mi hermano Dante, es una chica rubia y menuda, es muy eficiente, pero en estos momentos no sabe el humor que me traigo. Me ha estado ayudando en todo lo referente a la agenda de actividades que llevaba Marla.— ¿Y? Contesto sin medir mi frustración. Con eso
Eryx DeCostelloNew York Apenas estoy teniendo un poco de control, cuando entra mi madre, no me aguanto. — ¡Qué haces aquí! Digo en cuanto se acerca a la cama, estoy perdiendo la poca paciencia que me queda, no ha hecho más que estar respirándome en el oído, cada dos segundo, haciendo sus planes a mi costa; con cada una de las hijas de sus amigas que me ha citado, en menos de cinco minutos las estoy despidiendo, No me agradan y por nada del mundo pasaría el resto de mi vida con ninguna de ellas. —Soy tu madre y vine a ver cómo estabas ¿no me lo puedo permitir? —Estoy bien, así que ya te puedes regresar por donde viniste. Veo que sus ojos se ponen rojos por aguantarse el llanto, no me interesa lo que le pase, soy libre, soy mayor de edad y no puede obligarme a estar con alguien que ni siquiera me cae bien, todas son remilgadas y prepotentes, que miran a los demás como si fueran unas princesas intocables.
Eryx DeCostelloNew York Me levanto para ir al baño, coloco la bolsa del suero en el triángulo, doy dos pasos y tengo a Ariana a mi lado, no escuché cuando se despertó. — ¿Se puede saber que intentas hacer? Toma el triángulo y empiezo a caminar, no es para tanto, ya me encuentro bien, las horas que he dormido han servido mucho, ya estuviera en mi departamento durmiendo con normalidad. —Voy al baño. — ¿Por qué no me llamaste? Me sorprende que esté despierta, Ariana poder dormirse en cualquier lugar y a cualquier hora, o a lo mejor si estaba preocupada por mí, pero, no era necesario que se quedara. —Pensé que estabas dormida. —Aún es temprano para que esté dormida. —Creí escucharte roncar. —Yo no ronco. —Eso dices tú, tus ronquidos se pueden escuchar de aquí a cuatro pisos hacia arriba y hacia abajo. —Llevo tres horas yo a ti escuchándote ronca