Ava JanssenNew York Saliendo de uno de los almacenes de mayor renombre a nivel mundial, las bolsas en mis manos hablan de lo bien que me la pasé, he comprado de todo, vestidos, faldas, blusas, zapatos y uno que otro accesorio, por lo menos en las dos o tres primeras semanas no tendré que hacer uso de mi cuenta, lo bueno es que puedo combinar las piezas que compré. Pienso caminar hasta el hotel, sigo la ruta que me he aprendido de memoria en estos días, casi llegando al cruce peatonal, un hombre que al parecer lleva prisa, con celular en mano, viéndolo, no se ha percatado que el auto que viene va directo hacia él, dejo caer las bolsas, corro apresurada hacia donde se encuentra, lo tomo de un brazo y jalo hacia el lado contrario, caemos al piso y el auto frena rechinando las llantas. Escucho los pasos de varias personas y nos ayudan aponer de pie. Unos hombres vestidos de negro lo protegen en cuanto está levantándose — ¿Se encuentra bien
Eryx DeCostelloNew YorkEra inaudito que mi secretaria se fuera sin decir una palabra, sí bien yo me consideraba un hombre con mal carácter, nunca tuve ningún incidente con ella, Marla Montesco era una dulce niña cuando entró a trabajar a la empresa, mi padre fue su jefe antes que yo y siempre la tratamos como a una más de la familia, pero el que dejara el trabajo tirado, estaba hablando muy mal de ella.Me urgía una asistente y me urgía para ayer. Salgo de la oficina, tengo que despejarme aunque sean diez minutos, la junta que se viene va a durar todo el día, necesito un café.—Señor Eryx, ya están listas las señoritas que serán entrevistadas para el puesto de secretaria ejecutiva.Soy interceptado por una de las secretarias de mi hermano Dante, es una chica rubia y menuda, es muy eficiente, pero en estos momentos no sabe el humor que me traigo. Me ha estado ayudando en todo lo referente a la agenda de actividades que llevaba Marla.— ¿Y? Contesto sin medir mi frustración. Con eso
Eryx DeCostelloNew York Apenas estoy teniendo un poco de control, cuando entra mi madre, no me aguanto. — ¡Qué haces aquí! Digo en cuanto se acerca a la cama, estoy perdiendo la poca paciencia que me queda, no ha hecho más que estar respirándome en el oído, cada dos segundo, haciendo sus planes a mi costa; con cada una de las hijas de sus amigas que me ha citado, en menos de cinco minutos las estoy despidiendo, No me agradan y por nada del mundo pasaría el resto de mi vida con ninguna de ellas. —Soy tu madre y vine a ver cómo estabas ¿no me lo puedo permitir? —Estoy bien, así que ya te puedes regresar por donde viniste. Veo que sus ojos se ponen rojos por aguantarse el llanto, no me interesa lo que le pase, soy libre, soy mayor de edad y no puede obligarme a estar con alguien que ni siquiera me cae bien, todas son remilgadas y prepotentes, que miran a los demás como si fueran unas princesas intocables.
Eryx DeCostelloNew York Me levanto para ir al baño, coloco la bolsa del suero en el triángulo, doy dos pasos y tengo a Ariana a mi lado, no escuché cuando se despertó. — ¿Se puede saber que intentas hacer? Toma el triángulo y empiezo a caminar, no es para tanto, ya me encuentro bien, las horas que he dormido han servido mucho, ya estuviera en mi departamento durmiendo con normalidad. —Voy al baño. — ¿Por qué no me llamaste? Me sorprende que esté despierta, Ariana poder dormirse en cualquier lugar y a cualquier hora, o a lo mejor si estaba preocupada por mí, pero, no era necesario que se quedara. —Pensé que estabas dormida. —Aún es temprano para que esté dormida. —Creí escucharte roncar. —Yo no ronco. —Eso dices tú, tus ronquidos se pueden escuchar de aquí a cuatro pisos hacia arriba y hacia abajo. —Llevo tres horas yo a ti escuchándote ronca
Eryx DeCostelloNew York — ¿Fuiste hoy a la empresa? —Solo un rato, los accionistas de la agencia de publicidad pidieron un receso para estudiar el caso Peterman, aproveché y me fui al spa. — ¿Y cuéntame cómo va el caso? —Es algo complicado, Peterman, quiere que vayamos a filmar el comercial a Canadá y los modelos que quiere están en otros proyectos y no se encuentran en el país, están en Milán y de ahí pasan a París, ya hablamos con sus agentes publicitarios y tenemos que esperar a que se desocupen. — ¿De casualidad no pidió cambio de modelos? —No, dijo que son esos o son esos, pero se tiene que esperar. —Yo no es nuestra culpa, cuando estuvieron libres no quiso hacer el comercial. —Mira, desde un comienzo dijo para que fecha lo quería, porque quiere aprovechar las luces de las auroras boreales, pero ya no se va a poder, está por terminarse el periodo más probable de que se den.
Ava Janssen New YorkLa alarma me despierta a las 7:00 am, la dirección a la que voy es prácticamente al frente del hotel donde me hospedo, es mucho mejor que la distancia que tenía en Londres cuando trabajaba. Falda negra, blusa blanca y zapatos negros, bolso gris, estoy lista después de haberme bañado y arreglado, paso al restaurante del hotel, un desayuno ligero, café, jugo de naranja, pan tostado y mermelada, lo que llaman un desayuno americano.Cruzo la acalle y literalmente a solo tres edificios se encuentra la empresa del conglomerado DeCostello. Llego donde se encuentran las recepcionistas, voy con la que está desocupada, le entrego la hoja que imprimí antes de salir. La toma, revisa y me ve con ojos que me escanean por completo.—Buenos días, señorita, me presento para el puesto de secretaría ejecutiva.—Debe pasar primero a RR.HH. ahí la recibirá la encargada de dar las capacitaciones.—Muchas gracias, ¿me puede indicar cómo llegar, por favor?—Desde luego, tome el ascensor
Eryx DeCostelloNew YorkDespués de haber terminado la junta que nos incumbía a Dante y a mí, llegamos a la empresa con bastante tiempo de sobra, los documentos me esperaban cual fuente desbordante, se habían acumulado lo de un día y medio. Pero es algo por lo cual no me dejo avasallar. Bien aquí estamos sacando lo que se había postergado, con interés, por así decirlo.Tocan la puerta, levanto la vista de la cantidad de papeles que tengo que revisar y firmar, está en la entrada Michael Davis y una joven de por lo menos unos veintitantos años. Se nota lo nerviosa que está. Tiene su bolso abrazado a su pecho como si le temiera a algo.—Hola, Eryx, te traigo a Marissa Jones, será tu ayudante por el día de hoy — la presenta Michael — Marissa él es Eryx, el presidente del corporativo DeCostello.Al presentarse Michael con una linda chica, muy joven para rematar, estoy seguro que es la que padre ha elegido, sabe de sobra que no estoy para juegos, pensé que eso era parte del papel de mamá, l
Eryx DeCostelloNew YorkEn ese momento que estaba tan concentrado, el timbre del teléfono de mi oficina me sacó de mi estado de concentración, lo que me faltaba pensé. ¿No podían dejarlo a uno trabajar con tranquilidad?—Diga— Tomé la llamada.—Eryx, hijo, buenos días, sé que te encuentras ocupado —Dijo mi padre — No te quitaré mucho tiempo, únicamente te llamo para saber ¿Cómo te está yendo con Marissa? Espero te esté siendo de mucha utilidad.Por supuesto, padre. Guardé silencio antes lo dicho por mi padre y traté de contener mis demonios internos que amenazaban con salir y desquitar con mi padre él coraje que me causó la incompetente de Marissa, así que lo más tranquilo que pude le respondí.—No, no me ayudó en nada, por el contrario papá, Marissa sólo vino a perjudicarme y te pido de la manera más atenta que la próxima vez que me mandes a alguien, te asegures personalmente que ese alguien va a servirme de algo y por Marissa no te preocupes, ya debe estar en la calle. Hasta luego,