ESTHERNo me gustaba esta casa. Desde la primera vez que puse un paso aquí, el sitio me causaba escalofríos. Todo en ella era imponente, lleno de historia y de recuerdos que no eran míos. Pero hoy no me importaba. Tenía una razón para estar aquí, y no me iría sin respuestas.Toqué la puerta con firmeza. Liana apareció al instante, como si hubiera estado esperando mi llegada. —Señorita Esther —saludó con voz neutra—. ¿Necesitas algo?—Busco a Igor —solté sin rodeos—. Encontré su auto en el bosque y quiero saber por qué estaba ahí.Liana parpadeó, pero no mostró sorpresa. Solo inclinó la cabeza levemente.—Eso es imposible. El auto de Igor fue robado en la universidad —respondió con seguridad—. Alaric estaba a punto de ir a la policía a poner la denuncia.Fruncí el ceño. Algo no cuadraba.—Lo encontré yo misma. Estaba abandonado en el bosque, sin señales de lucha, sin ningún daño. ¿Y me dices que fue un robo? —arqueé una ceja, desafiándola.Liana cruzó los brazos.—Es lo que sabemos ha
ALARIC El enojo me carcome por dentro mientras bajo las escaleras con pasos pesados. Mi pecho sube y baja con respiraciones profundas, tratando de contener la furia que me dejó el encuentro con Esther. Esa maldita mujer... ¿Cómo es posible que una cazadora, una enemiga natural de los míos, me provoque tanto? No es solo su parecido con Elena, eso sería demasiado simple. Es algo más profundo, algo que se aferra a mi piel y a mi alma, algo que no debería estar ahí.Al llegar al vestíbulo, me encuentro con Liana. Su mirada sagaz se clava en mí como si ya supiera lo que ha pasado.—¿Qué pasó en tu habitación? —pregunta con un tono que me irrita aún más.—Nada que deba importarte. Esther es una maldita cazadora y no quiero tener nada que ver con ella —gruño, pasándome las manos por el cabello en un intento inútil de calmarme.Liana no parece convencida y cruza los brazos sobre su pecho.—No puedes huir de ella, Alaric —afirma con seguridad.—Si quiero, puedo hacerlo —le espeto. Pero inclu
ESTHEREl frío del bosque erizaba mi piel mientras mantenía mi arma en alto. Mis sentidos estaban alerta, cada sombra entre los árboles parecía moverse con vida propia. Un lobo. Estaba segura de haber visto un lobo.Mis dedos se tensaron sobre el gatillo cuando una figura emergió de entre la maleza. Pero no era el lobo que esperaba.Era Alaric.Y estaba casi desnudo.Mi aliento se quedó atrapado en mi garganta. Solo llevaba unos calzoncillos oscuros y su piel brillaba con una fina capa de sudor, su pecho subía y bajaba con una respiración profunda y controlada. Intenté retroceder, pero mi espalda chocó contra un árbol. Quedé atrapada.Alaric se acercó sin prisa, su mirada clavada en la mía, intensa, oscura, cargada de algo que no podía definir. El calor que emanaba su cuerpo contrastaba con el frío del ambiente. Mis piernas flaquearon, pero me obligué a mantenerme firme.—¿Qué haces aquí? —pregunté, mi voz apenas un susurro.—Podría preguntarte lo mismo —susurró él, acercando su rostr
ESTHER—¿Cómo pudiste hacer esto? —solté sin preámbulos, reclamando a mi padre. Llegué furiosa a la su oficina, después de que Vladir me diera la mala noticia de que se convertiría en el líder de los cazadores. Yo había luchado por ese puesto, me esforcé por ser la mejor, ya hora mi padre traía a Vladir para tomar ese puesto. Mi padre suspiró y dejó su pluma sobre los papeles, entrelazando las manos sobre el escritorio.—Si te refieres a Vladir y Dante, lo hice porque necesito aliados fuertes. No podemos permitirnos errores, Esther. Esta guerra no se ganará sola.Fruncí el ceño.—No me digas que necesitabas aliados. Lo que hiciste fue meter a mi exnovio en esto sin siquiera consultarme. Vladir no tiene por qué estar aquí. Es mi vida, mi decisión. Además, yo merezco ese puesto más que nadie. —Eres mi hija. Y Vladir es un excelente cazador —dijo con su tono seco de siempre—. Sé que es un tema personal para ti, pero debes ver el panorama completo. Su linaje es fuerte y sus habilidades
IGOR El corazón me latía con fuerza mientras mis labios se fundían con los de Chloe. Nos habíamos escondido tras un árbol, alejados de las miradas indiscretas. Ella entrelazó sus dedos en mi cabello y me susurró con dulzura:—Te amo, Igor.Una calidez desconocida se instaló en mi pecho y, sin dudarlo, le respondí:—Yo también te amo, Chloe.Me sentía bien con ella. Demasiado bien. Recordé las palabras de Liana sobre cómo los hombres lobo tenían una compañera predestinada, un vínculo inquebrantable. ¿Sería Chloe esa mujer para mí? Mi lobo interior rugió con una emoción contenida.Sin pensarlo, volví a besarla con más intensidad. Pero un presentimiento me recorrió la espina dorsal. Me detuve un segundo y levanté la vista, sintiendo una presencia cercana.Apenas perceptible entre los arbustos, los ojos de Chelsy nos observaba. Con un movimiento sutil, me separé de Chloe y le acaricié la mejilla.—Deberíamos ir a clase —le dije con una sonrisa fingida.—Tienes razón —aceptó con una leve
ALARIC —Tengo una reunión esta noche —anunció, cruzando las piernas con elegancia. Su cabello caía en suaves ondas sobre sus hombros, y sus labios pintados de un rojo profundo se curvaron en una sonrisa satisfecha—. Charles, Dante y otro tipo estarán allí.—Vladir —dije con certeza.Selene asintió con un destello de diversión en los ojos.—Era de esperarse —murmuró—. Engañar a Charles ha sido demasiado fácil. Ya nos besamos… y estoy segura de que, pronto, lo tendré en la palma de mi mano.Me recosté en mi silla y solté una risa baja. Charles siempre había sido un ingenuo. Selene sabía cómo jugar con los hombres, y Charles no era la excepción.—Hazlo creer que tiene el control —le aconsejé—, pero no subestimes a Vladir. Él no es como Charles.Selene se levantó con la gracia de un depredador satisfecho y se inclinó sobre el escritorio.—Lo sé. Pero tengo mis propias estrategias —susurró antes de salir de la oficina.Esperé unos minutos antes de hacer lo mismo. La noche era oscura y la
IGOR —¿Tú crees que es posible enamorarse de dos personas al mismo tiempo? —pregunté finalmente a Liana, llevaba varios minutos en la cocina y observaba como ella se mompia de un lado a otro. —No. —Su respuesta fue firme, sin titubeos. Luego entrecerró los ojos y añadió—: ¿Por qué lo preguntas? ¿Quiénes son las afortunadas?Sentí un nudo en el estómago. Hablar con Liana sobre esto era arriesgado, pero si había alguien en quien podía confiar, era en ella. No podía hacerlo con mi padre y no tenía a nadie más a quien contarle sobre mis sentimientos. Suspiré y pasé una mano por mi cabello.—Estoy confundido —admití—. Siento que me estoy enamorando de las sobrinas de Esther.La reacción de Liana fue inmediata. Se puso de pie de un salto y me miró con incredulidad.—¡Estás loco! ¡Ellas son nuestras enemigas! —exclamó.Negué con la cabeza, manteniéndome firme.—No todos piensan lo mismo respecto a Esther. De hecho, algunos creen que...—Ella es la reencarnación de tu madre —interrumpió Lia
ALARIC —¿Piensas acostarte con él? —le pregunté a Selene—¡Iugh! Claro que no. Es un humano, un desgraciado que me torturó sin remordimiento, no pienso acostarme con él. Ya lo tengo controlado, Liana va a ayudarme con un truco para hacerle creer que pasó una magnífica noche conmigo, pero solo será una ilusión. —¿Se han hecho muy buenas amigas con Liana? —Para nada, pero ambas tenemos un mismo propósito. Por cierto deberías hablar seriamente con Dante, Alaric, dice que es un infiltrado más y que la lista que entregó es falsa, pero no le creo nada, estoy segura de que va tras Esther. No ha olvidado a Elena… igual que tú.Levanté la mirada con dureza.—No voy a permitir que nadie se acerque a ella —gruñí.Selene dejó escapar una carcajada burlona y estaba a punto de soltar algún comentario mordaz cuando la puerta se abrió de golpe. Esther se detuvo al vernos y, con un ligero titubeo, dio un paso atrás.—No quería interrumpir —dijo con voz tensa.—Estaba por irme —intervino Selene, ded