IGOR El corazón me latía con fuerza mientras mis labios se fundían con los de Chloe. Nos habíamos escondido tras un árbol, alejados de las miradas indiscretas. Ella entrelazó sus dedos en mi cabello y me susurró con dulzura:—Te amo, Igor.Una calidez desconocida se instaló en mi pecho y, sin dudarlo, le respondí:—Yo también te amo, Chloe.Me sentía bien con ella. Demasiado bien. Recordé las palabras de Liana sobre cómo los hombres lobo tenían una compañera predestinada, un vínculo inquebrantable. ¿Sería Chloe esa mujer para mí? Mi lobo interior rugió con una emoción contenida.Sin pensarlo, volví a besarla con más intensidad. Pero un presentimiento me recorrió la espina dorsal. Me detuve un segundo y levanté la vista, sintiendo una presencia cercana.Apenas perceptible entre los arbustos, los ojos de Chelsy nos observaba. Con un movimiento sutil, me separé de Chloe y le acaricié la mejilla.—Deberíamos ir a clase —le dije con una sonrisa fingida.—Tienes razón —aceptó con una leve
ALARIC —Tengo una reunión esta noche —anunció, cruzando las piernas con elegancia. Su cabello caía en suaves ondas sobre sus hombros, y sus labios pintados de un rojo profundo se curvaron en una sonrisa satisfecha—. Charles, Dante y otro tipo estarán allí.—Vladir —dije con certeza.Selene asintió con un destello de diversión en los ojos.—Era de esperarse —murmuró—. Engañar a Charles ha sido demasiado fácil. Ya nos besamos… y estoy segura de que, pronto, lo tendré en la palma de mi mano.Me recosté en mi silla y solté una risa baja. Charles siempre había sido un ingenuo. Selene sabía cómo jugar con los hombres, y Charles no era la excepción.—Hazlo creer que tiene el control —le aconsejé—, pero no subestimes a Vladir. Él no es como Charles.Selene se levantó con la gracia de un depredador satisfecho y se inclinó sobre el escritorio.—Lo sé. Pero tengo mis propias estrategias —susurró antes de salir de la oficina.Esperé unos minutos antes de hacer lo mismo. La noche era oscura y la
IGOR —¿Tú crees que es posible enamorarse de dos personas al mismo tiempo? —pregunté finalmente a Liana, llevaba varios minutos en la cocina y observaba como ella se mompia de un lado a otro. —No. —Su respuesta fue firme, sin titubeos. Luego entrecerró los ojos y añadió—: ¿Por qué lo preguntas? ¿Quiénes son las afortunadas?Sentí un nudo en el estómago. Hablar con Liana sobre esto era arriesgado, pero si había alguien en quien podía confiar, era en ella. No podía hacerlo con mi padre y no tenía a nadie más a quien contarle sobre mis sentimientos. Suspiré y pasé una mano por mi cabello.—Estoy confundido —admití—. Siento que me estoy enamorando de las sobrinas de Esther.La reacción de Liana fue inmediata. Se puso de pie de un salto y me miró con incredulidad.—¡Estás loco! ¡Ellas son nuestras enemigas! —exclamó.Negué con la cabeza, manteniéndome firme.—No todos piensan lo mismo respecto a Esther. De hecho, algunos creen que...—Ella es la reencarnación de tu madre —interrumpió Lia
ALARIC —¿Piensas acostarte con él? —le pregunté a Selene—¡Iugh! Claro que no. Es un humano, un desgraciado que me torturó sin remordimiento, no pienso acostarme con él. Ya lo tengo controlado, Liana va a ayudarme con un truco para hacerle creer que pasó una magnífica noche conmigo, pero solo será una ilusión. —¿Se han hecho muy buenas amigas con Liana? —Para nada, pero ambas tenemos un mismo propósito. Por cierto deberías hablar seriamente con Dante, Alaric, dice que es un infiltrado más y que la lista que entregó es falsa, pero no le creo nada, estoy segura de que va tras Esther. No ha olvidado a Elena… igual que tú.Levanté la mirada con dureza.—No voy a permitir que nadie se acerque a ella —gruñí.Selene dejó escapar una carcajada burlona y estaba a punto de soltar algún comentario mordaz cuando la puerta se abrió de golpe. Esther se detuvo al vernos y, con un ligero titubeo, dio un paso atrás.—No quería interrumpir —dijo con voz tensa.—Estaba por irme —intervino Selene, ded
—Elena, ya no te amo —expresó sin más. Mi corazón se partió en dos cuando mi Alfa me empujó al suelo y tomó la mano de otra mujer.Llevamos tres años casados, tres años desde que él me escogiera, fue un asombro para toda la manada e incluso para mí. Yo era considerada una mujer débil y frágil debido a la falta de mi lobo interior y el rasgo de mis ojos blancos. Tuve fiebre durante tres días después de que él me marcó por primera vez, era excesivamente frágil, pero Alfa me rescató y se volvió en contra de los ancianos que se oponían a nuestra relación y me convirtió en su luna. Estoy profundamente enamorada de él. Siempre he luchado por poder tener un cachorro con él, sin embargo, es algo que no he podido lograr. Pero estaba segura que todo estaba bien entre los dos, hasta que ella regresó a nuestras vidas.¡YA NO TE AMO!Me escocían los ojos al ver que la mujer a la que Alfa miraba en cariñoso silencio no era yo.—Pero Alaric, ¿por qué? tú y yo tenemos una conexión especial. —T
¡Llévenla al calabozo!Su voz fría era como una espada atravesando mi corazón.¿Calabozo?, un infierno del que nadie ha podido ni salir hasta ahora.Sentí que el aire se escapaba de mis pulmones, y mis piernas comenzaron a fallar mientras me arrastraban. A cada paso que los guardias me obligaban a dar, sentía cómo el vínculo entre Alaric y yo se rompía un poco más, como una cuerda que se deshilacha hasta desaparecer. La intensidad del dolor me nublaba la mente y mis sentidos. Sentía que en mi cuerpo se desarrollaba una batalla interna, dos poderes uno que me quería dañar, mientras que otro trataba de mantenerme viva. Apreté los puños y me mordí el labio con tanta fuerza que sólo el sabor de la sangre pudo mantenerme despierta.El frío de las paredes de piedra, la sensación de manos ásperas sujetándome con brutalidad. Era como si estuviera siendo arrastrada a mi propia tumba.—¡Entra!Sentí que me arrojaban pesadamente al suelo, y el frío contacto hizo que un escalofrío recorriera
ALARICEl rugido de los lobos resonaba en la distancia mientras la luna llena iluminaba el claro donde toda la manada se había congregado. Yo estaba en el centro, de pie sobre la plataforma de piedra que marcaba el lugar de las ceremonias importantes. A mi lado, Selene, con su cabello rojizo reflejando la luz como si fuera un eco de la luna misma, lucía una sonrisa de triunfo. Todo en su porte gritaba victoria, como si este momento le perteneciera desde siempre.Mis manos temblaban a mis costados, pero las mantuve firmes. Es lo correcto. Esto es por la manada, repetí en mi mente como un mantra, pero no lograba acallar el zumbido de duda que retumbaba en mi pecho. —Ahora, por fin, la manada tendrá el heredero que necesita, mi niño —susurró Atenea, mi nana, al pasar junto a mí. Ella era como mi madre, al quedar huérfano se encargó de mi educación y de formarme como el Alfa de la manada Silver Moon, le debía mucho y sus consejos eran sabios. Sentí los ojos de todos sobre nosotros cua
ELENACada paso era un acto de fe. La oscuridad cubría el bosque como una manta de pesadilla, y mis ojos, cada vez más ciegos, apenas captaban las sombras de los árboles que nos rodeaban. Dante iba delante de mí, su respiración entrecortada y su mano firme, sosteniéndome para evitar que cayera otra vez. Sabía que nos perseguían; los ecos de los pasos y las voces de los guardias resonaban más cerca con cada segundo.—No tenemos mucho tiempo, Elena —susurró Dante, su voz cargada de urgencia mientras seguíamos avanzando, los pies hundiéndose en la tierra húmeda y resbaladiza.—¿Cuánto más falta? —pregunté, aunque mi garganta apenas me dejó emitir el sonido. La caída de mi visión y el esfuerzo de la huida me estaban desgastando.Finalmente, nos detuvimos. Sentí el aire despejarse de repente, y el terreno bajo nuestros pies terminó abruptamente. Dante se quedó inmóvil a mi lado y, aunque no podía ver con claridad, sentí el cambio en su respiración; había algo adelante, algo que nos bloquea