CAPÍTULO 68

ESTHER

El frío del bosque erizaba mi piel mientras mantenía mi arma en alto. Mis sentidos estaban alerta, cada sombra entre los árboles parecía moverse con vida propia. Un lobo. Estaba segura de haber visto un lobo.

Mis dedos se tensaron sobre el gatillo cuando una figura emergió de entre la maleza. Pero no era el lobo que esperaba.

Era Alaric.

Y estaba casi desnudo.

Mi aliento se quedó atrapado en mi garganta. Solo llevaba unos calzoncillos oscuros y su piel brillaba con una fina capa de sudor, su pecho subía y bajaba con una respiración profunda y controlada. Intenté retroceder, pero mi espalda chocó contra un árbol. Quedé atrapada.

Alaric se acercó sin prisa, su mirada clavada en la mía, intensa, oscura, cargada de algo que no podía definir. El calor que emanaba su cuerpo contrastaba con el frío del ambiente. Mis piernas flaquearon, pero me obligué a mantenerme firme.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, mi voz apenas un susurro.

—Podría preguntarte lo mismo —susurró él, acercando su rostr
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