¡Por fin!Arturo miró a Paula salir de la piscina, su esposa ahora parecía una sirena y él se sentía hechizado por ella.—¿Vas a mirarme toda la noche? —preguntó Paula, dejando ver su cuerpo con poquita ropa. Su brasier luchaba por mantener sus pechos redondos dentro de sus copas, debido al embarazo, la talla de Paula parecía haber aumentado y su bikini… ¡Ni siquiera podía llamarse bikini!, pensó Arturo mirando el pedazo de tela y el vientre de su esposa que empezaba a marcarse cada día más, las curvas de su cintura empezaban a perderse y Arturo sintió que no podía tener mejor cuerpo que ahora. ¡Amaba esa curva en el vientre de Paula!—Puedo verte todo el día, toda la noche, toda la semana y todo el año —refutó deslizando los lentes de sol sobre su nariz. Lentes que ya no necesitaba usar, pero que le servían para disimular que no había apartado la mirada de su esposa durante toda la tarde.—Estás loco.—Por ti, solamente por ti —dijo en un suspiro.Paula se sentó a la orilla de la tum
¡Una hermosa bebé!Diego volvió a su casa hecho una fiera, se había marchado sin ver a Lucas, porque no podía entrar y cambiar su expresión de enojo y fingir que nada sucedía. Carolina tenía razón en una cosa, no era conveniente asustar a su hijo con sus cambios bruscos, lo último que quería era que Lucas le tuviera miedo en vez de amor.—¿Qué sucede? —preguntó Leonor apartando los lentes de su rostro, era la primera vez que veía a su hermano furioso y golpear la puerta.—Tenías razón —respondió caminando al minibar, tomó una botella y caminó con intenciones de irse a su habitación.—¿Beberás hasta quedarte dormido como la noche anterior? —cuestionó la mujer haciendo que Diego detuviera sus pasos.—Tengo motivos.—¿Cuáles?Diego meditó por unos momentos de todas maneras, Leonor era su hermana y con ella no tenía ningún tipo de secreto; incluso ella le había hablado del parecido de Lucas con él.—Tengo un hijo —soltó dejándose caer sobre el sillón.—¿Lucas?Diego asintió.—¿Estás moles
Ustedes tienen que hablarLa familia salió de la clínica y se dirigieron a casa para celebrar la noticia de que su bebé sería una hermosa niña.Sin embargo, se encontraron con Julián e Isabel en la sala, esperando por ellos.—¿Qué sucede? —preguntó Arturo al verlos.—Queremos hablar contigo —apuntó Isabel.Arturo miró a Paula, como si necesitara su permiso, un gesto que no pasó desapercibido para la visita.—Estaré con la abuela y Alejandro en la cocina —dijo Paula, llevándose al niño con ella y a su abuela, quien había estado más silenciosa de lo normal, se había dado cuenta de que su expresión cambió en la clínica y eso le preocupó.—Pasemos al despacho —pidió Arturo.La pareja se puso de pie y los siguió.—Y bien, ¿Qué es lo que pasa? —cuestionó Arturo invitándolos a tomar asiento.—Como ya sabes —dijo Julián—. Mi vida ahora está en la Toscana, sin embargo, no quiero alejarme de Isabel de nuevo, hemos perdido mucho tiempo para continuar de la misma manera, me gustaría pedirte forma
La sangre llamaDiego condujo hasta el mismo parque donde había hablado con Carolina días atrás, en el mismo lugar donde se había comportado como un irresponsable con ella; fue en ese momento que reflexionó sobre el peligro al que la dejó expuesta al abandonarla a su suerte.—Mamá y yo siempre venimos aquí —dijo Lucas captando la atención del abogado.—¿Quieres mucho a tu mami? —preguntó Diego, mientras caminaban a la zona de columpios.—Ella lo es todo para mí —respondió el pequeño.—¿Qué hay de papá? —preguntó sabiendo que podía incomodar al niño, pero quería saber ¡NO!, no quería, él necesitaba saber lo que Lucas pensaba de él como padre; quería saber lo que Carolina le había dicho sobre él.—¿Papá?—Sí.—¿Mi papá? —cuestionó Lucas.—Sí, Lucas.—Oh, mamá dice que no es un mal hombre, que fue una hermosa casualidad en su vida que le permitió tenerme a su lado, pero que no volvió a verlo…Diego sintió un nudo formarse en su garganta. Carolina había dicho que no era un mal hombre; dar
Rechaza las visitasLos siguientes días, no fueron distintos para Carolina, Diego y Lucas, al abogado le saltaba la vena en la frente cada vez que miraba a Aitor rondando el escritorio de Carolina todas las mañanas, ¿es que no tenía nada mejor que hacer?—Diego, ¡Diego! —gritó Arturo al ver que su amigo no le prestaba la más mínima atención.—¿Qué?—Hace ratos, te estoy hablando y parece que lo he hecho con el escritorio, ¿Qué tanto miras hacia afuera? —le cuestionó.—Olvídalo, no pasa nada —respondió en tono molesto.—Pues tu cara de estreñido me dice otra cosa, ¿Qué está sucediendo? —interrogó.—Nada.Arturo sabía que le estaba mintiendo, pero sí Diego no quería hablar, él iba a esperar paciente a que lo hiciera, por el momento quería tener toda la información sobre Marco Moreno.—Entonces, ¿Qué me tienes sobre Marco?Diego se pasó la mano sobre el cuello, se había olvidado por completo de la petición de Arturo.—Lo siento, tengo la cabeza en otro lado, me pondré a investigar hoy mi
Nadie va a comprometerseArturo miró al hombre delante de él, había tenido que cumplir su palabra y contratar un investigador privado para conocer qué había detrás de Marcos Moreno y sí, como sospechaba Leticia Madrigal, era la misma madre de Paula.—Es todo lo que encontré, señor Montecarlo —dijo el hombre deslizando la carpeta sobre la mesa en dirección de Arturo.—¿Es todo?—Quizá debería investigar más a fondo.—¿Por qué no lo hizo?—Me ha dado poco tiempo señor y lo que he conseguido parece ser la punta del estambre, pero léalo usted mismo —lo invitó.Arturo abrió la carpeta, leyó rápidamente la información, buscó el nombre que le interesaba. Sus sospechas se hicieron realidad, Marco Moreno y Leticia Madrigal eran los mismos padres de Paula.El magnate suspiró, en ese momento no sabía que sentir, las cuatro semanas que compartió celda con Marco, pudo darse cuenta de que no era un mal tipo, pero entonces, recordó que su madre no se miraba mala madre…—Podemos investigar el caso p
Boda perfecta“Humillación”“Vergüenza”“Sin compromiso”Estos eran algunos de los titulares que circularon al día siguiente por la ciudad de Madrid, tanto en papel como en redes sociales, la foto de Diego bajando del escenario y posteriormente saliendo del salón dieron la vuelta a toda España.—Ese hombre es un demente —musitó María.Carolina no respondió, cogió su bolso, tomó la mano de Lucas y se despidió de María, hoy era la boda de Isabel y Julián, ella estaba cordialmente invitada desde tempranas horas… así que eso fue exactamente lo que hizo, se marchó y trató de no pensar en Diego y su fallido compromiso.Mientras tanto, en la mansión Montecarlo, América y Alejandro preparaban unos deliciosos cupcakes para acompañar la tarta de bodas que habían horneado a tempranas horas esa mañana.—¿Qué es eso que huele a cielo? —preguntó Paula entrando a la cocina.—Hemos preparado la tarta y ahora horneamos cupcakes, ¿quieres uno, mami? —preguntó Alejandro.—Estoy deseando poder devorarme
Promesas Carolina sintió el calor extenderse por su cuerpo, sus mejillas se pintaron de rojo carmesí al sentir los labios de Diego sobre los suyos.—Déjame entrar —susurró Diego, había pasado tanto tiempo desde que probara aquellos labios que un roce no era suficiente.—Diego… —el hombre aprovechó ese momento para callarla con su boca para internarse en ella, no fue un beso pasional como le hubiese gustado, pero lo corto que fue no quitó la sensación de cosquilleo de los labios y el cuerpo de Diego Álvarez.Él quería más.Entre tanto, Arturo gruñó, se fijó en la pareja cuando Paula liberó su boca, ellos estaban tímidos y sonrojados.¡Se había perdido ese beso entre ellos!—Deja de mirarlos, Arturo —le susurró Paula.—Quería…—No seas chismoso —le interrumpió ella—. Deja que suceda entre ellos lo que tenga que suceder.—Me robas la diversión —se quejó el magnate.—Podrías dormir cómodamente en el sillón esta noche y quedarte sin diversión —amenazó Paula.Arturo cambió de color, no, no