11: Dominarla.

Darwin.

—No es mi culpa, Ian, simplemente nací más guapa y ya, ¿no crees…?

—¿Quién fue? —mi tono de voz es moderado mientras llego a la sala.

—¿Quién fue qué, Darwin? —cuestiona con una ceja arqueada Ronetta, mi madrastra.

—¿Quién puso a Ámbar en ese estado? —Me llevo las manos a la cintura, caminando de un lado a otro, sintiendo cómo la ropa me asfixia y los ojos me arden—. ¡¿Quién?!

—Baja la voz y compórtate como el futuro presidente de la nación constituyente Gales, hijo mío… —Sasha, con una copa de vino en la mano tiene una sonrisa malvada—. No queremos que O’Reilly tenga más cosas que publicar esta semana sobre ti.

—Padre, O'Reilly no está aquí así que por favor…

—Quizás no, pero estás muy estresado hijo ¿te has tomado las pastillas que te di?

—Sasha, no soy un crio.

—Creo que iré a ver si necesita mi ayuda… —Mi hermano va en dirección al baño así que me cruzo en su camino, sintiendo que ya he perdido el control—. Quítate, Darwin. Y en lugar de estar discutiendo innecesariamente
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