16: Una mujer tan hermosa.

Elian.

Una vez mi hermana pequeña me dijo, mientras ella estaba hirviendo por una fiebre causada por durar mucho tiempo en la piscina, que mis abrazos se sentían “como si un oso panda cubierto de lana y algodón tibio te cubriera en las noches de frío”, y desde entonces tengo fe en eso.

Así que cuando dejo de abrazar a la mujer con olor a frutos secos, canela y verano, le señalo mi bici.

—Sube.

—¿Qué, estás loco? Tengo mi auto allí…

El día que nos conocimos, poco antes de subir al taxi, me dijo que había dejado su carro en algún sitio y que seguramente al día siguiente la policía estaría en su casa, recuerdo que ambos reímos por eso.

—No será la primera vez que lo dejas botado, siempre lo recuperas. —Le guiño el ojo por lo que ella intenta no sonreír.

—Seguirá lloviendo…

—Voy a sacarte de aquí, Ámbar.

—Podemos ir en mi auto… —Se muerde el labio con lentitud después de decirlo, mirándome fijamente.

Sus pópulos lucen rojos por tanto llorar, sus pestañas están húmedas y su cuer
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