7. Hijo secreto

Cuando por fin llegué a casa después de horas de viaje llena de dudas e incertidumbre, no supe si lo que sentía era miedo o alegría. Para empezar, aunque tenía tooodas las ganas del mundo por resolver esto, poco o nada hicieron mis padres para orientarme en esto del mundo de los negocios. Verán, nunca dedicaron especial tiempo para explicarme mucho.

Era lógico que si mi hermano iba a heredar la dirección ejecutiva (un error, del que siempre me imaginé, claro), yo no supiera mucho. La realidad es que solamente tenía derecho a participar pasivamente, las partes que involucran estar dentro de todo realmente no iba a ser mi área de trabajo, nunca hablaría con los clientes, proveedores, jamás tomaría decisiones importantes ni mucho menos solucionaría problemas o estaría en contacto con ninguna posesión de ningún cliente. Así eran las cosas. Yo manejaba el dinero (bajo supervisión, como no), pero no era nadie ahí y no estaba destinado jamás a ser relegado a la ovejita negra.

Quizás debí de
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