Salí del edificio todavía confundida.Alexei solo me dijo que esperara por su llamada, y que me explicaría todo después de una importante reunión de negocios. Entre tanto, yo tenía que decirles ahora mismo una mentira a mi familia. Él había pensado decir una pequeña mentira a mi familia para hacer parecer la historia entre nosotros muy verídica.Nos habíamos conocido en Grecia, y nos habíamos enamorado perdidamente. Pero nunca nos dijimos nuestras identidades y ahora al vernos, nos habíamos reconocido de aquella pequeña aventura en su país. Entre citas a ciegas, el amor había surgido. Nos reconocimos por nuestros rostros, porque nunca nos dijimos el nombre real. ¿Buena novela, no?Así que claro que perdonaría a la familia de la mujer que amaba, aunque le hayan robado a la prometida y el anillo.—Ok, no es una locura por completo. Puedo hacerlo —tragué saliva, subiéndome a mi camioneta—. ¿Verdad?Me quedé un rato detrás del volante sin saber cómo iba a convencer a mi familia. Alexei me
—¿Entonces, te ama? —preguntó mi papá, con los ojos entrecerrados. Parecía dudarlo.¡Oh, por favor! ¿Quién no me amaría? Me ofende que dude, aunque técnicamente es una farsa, si me molestaba que pensara que no podía ser capaz de enamorarse de mi un hombre como Alexei. Pero la pequeña posibilidad de que un día pueda suceder, no se me quitaba de la mente.—Pues claro. Se quedó tan triste cuando me fui de Grecia que me siguió por algunos países más, pero ya conociendo nuestros rostros. Fue amor a primera vista, y luego surgió éste problema de acá justo cuando íbamos a revelar nuestras identidades, los nombres reales...Mi mamá hizo un puchero.—Qué pena, Mel. Les arruinamos su pequeño romance...Me encogí de hombros.—Si, bueno, entonces nos vimos frente a frente hoy y llegamos al acuerdo de que él no iba a presentar cargos ni a demandar a mi hermano, si él entregaba la joya. Además, me propuso matrimonio. Hará está excepción porque seremos familia y no quiere que tengamos sembrada la di
Estaba escuchando música, acostada en mi cama mientras miraba al techo. Habían pequeñas grietas formadas, de la vez que tiré un martillo en una rabieta adolescente. Llegué a ser muy impulsiva y quizás, algo loca.Pobres mis padres, yo y mis problemas mentales debieron de haberse quedado quietos. Cuando sentí la vibración de mi teléfono en el estómago, ví que era una llamada.Alexei.Me senté inmediatamente en la cama, emocionada por al fin recibir una llamada suya. Me había dicho que se pondría en contacto, pero pasó una semana sin que yo recibiera ninguna señal de vida por su parte, y comencé a creer que quizás se arrepintió.Traté de calmarme y no chillar como idiota, contesté y llevé el aparato a mi oído.—¿Si? —pregunté.—Hola, Melina. Espero que estés bien.—Claro, tooodo está en orden.Mordí mi labio inferior. Bueno, no era del todo cierto pero...—¿Ya le dijiste a tus padres?Asentí, recordando que él no podía verme.—Oh, sí. Ese mismo día. Ya saben que nos vamos a casar, ¿y tu
Ya estaba hecho, no iba a poner resistencia a ninguna de esas cláusulas, no iba a cambiar nada. El contrato se firmó, punto.Si él quería que esto fuera así de frío, sucio y primitivo, que así fuera. Yo tampoco iba a dejarme envolver por sus artimañas. Mientras, podía disfrutar de ser su esposa con los beneficios que eso me otorgaba.—Bien, te enviaré una copia con mis abogados. Deberás mantener los papeles en especial secreto, el acuerdo no puede salir a la luz y debemos mantener un perfil bajo, tratar de fingir lo mejor que podamos en público.Sonreí, un poco sorprendida conmigo misma, he podido sobrellevar el asunto sin armar un escándalo y que mi personalidad explosiva tomara control; hoy, me estaba dando cuenta de muchas cosas.La primera, que Alexei Vasilakis no era el triple papito que creía que era. La segunda, que era un machista de mierda. La tercera, que aún así seguía deseándolo con cada fibra de mi maldito ser.¿Por qué Dios tuvo que hacerme así? Era una masoquista de pri
Pasé una semana más sin volver a ver a Melina. No la contacté por ningún medio, pero estaba seguro de que en ese preciso instante debía de estarme odiando. Para ser sincero conmigo mismo, tuve que ser así de frío la última vez.Quizás estuvo un poco mal, pero no pude evitarlo. Cada vez que pensaba en que ella me estaba engañando, me volvía loco. Cuando pensaba que lo que sucedía entre nosotros se sentía bien, volvía a venirme a la mente que ella me busco todas esas veces intencionadamente.¿Por qué se hacía la que no me reconocía? Tanta maldita actuación me sacaba de quicio.Ella me abordo el día del bautizo, tuvimos una magnífica noche un poco pasados de copas pero no era como para olvidarlo. Ese día salí a comprarle pastillas para el dolor porque creí que había sido su primera vez, pero cuando volví ya no estaba por ningún lado. Lo peor vino cuando noté que dejó su cartera, y al sacarlo para ver si había algún número me encontré con pastillas anticonceptivas.¿Por qué una mujer que
Observé de nuevo el vestido en mi cama. Era lindo, no lo iba a negar.Acaricie la tela con suavidad, y una pequeña sonrisa adornó mis labios. Lo había comprado ayer. La verdad estaba emocionada por el viaje, porque iba a estar con él. Era gracioso que en un momento como ahora algo así me emocione, pero así era. Y aunque lo último que había pasado con Alexei me había tomado por sorpresa, no deje que me achicopalara.Era obvio que así era ahora, pero luego eso será distinto. Bueno, yo decía que con el tiempo todo cambiaría, espero.Ayer salí a comprar la ropa que podría necesitar en Tokio, me gustaba la idea de que iríamos juntos. Aún no sabía cómo es que le iba a explicar a mis amigas esto. ¿Me creerían? O quizás al primer instante se darían cuenta de la mentira y me señalarían con el dedo y se reirían porque para echarle el lazo a mi crush mi hermano tuvo que hacer algo ilegal, huir del país y yo ser la moneda de cambio para no irnos al bote.Genial. Un matrimonio espectacular y envid
Para no meternos en detalles, solamente diré que fue el viaje más malditamente aburrido de mi vida, y eso que ya había visitado medio mundo. Pensé que al ir con Alexei, las cosas serían interesantes, quizás hasta divertidas, pero no. Ni siquiera por viajar en su propio Jet privado.No. El chulito tenía que mantener una actitud digna, sin mostrar indicios de querer mantener una charla, jugar a los naipes o hasta mentarme la ma... Nada de eso. Incluso estoy segura que cuando dijo que tenía que trabajar en unos asuntos en el único cuarto que había ahí, me estaba tomando el pelo con tal de estar lo más lejos posible de mi.¡Tampoco es que le fuera a saltar encima!Bueno, aún no.Observe por la ventana del auto las calles. Al menos podía disfrutar de esto, porque era lo único que iba a disfrutar. Don Cascarrabias no quería que esto fuera un viaje para divertirnos. Oh, no. Puro negocios.Me daba curiosidad ver toda esa comida deliciosa y extraña de los puestos. También sentía curiosidad por
M E L I N ALucas chasqueo la lengua, y una sonrisa socarrona adornó sus labios.―Pero no negarás que ganaste algo mucho más valioso, ¿no? ―Me miró con intención. Antes de que alguno de los dos pudiera decir nada, mi hermano fue hacia un mueble de la “sala”, y sacó un pequeño estuche, muy fino. Le dio vueltas en la mano descuidadamente.Alexei dio un paso adelante, sus ojos siguiendo el estuche negro.―Ten cuidado ―espetó con los dientes apretados.Mi hermano se río de esto.―Aquí tienes, deja el drama.Rebecca se aclaró la garganta. Yo me la quedé mirando con una mueca de disgusto. «Zorra», pensé.―Entonces, ¿con esto ya está todo resuelto? Quiero decir… No nos iremos a la cárcel, ¿cierto?La sonrisa de Alexei era fría.―Claro. Ahora seremos familia. ―La forma en que lo dijo no se sintió cálido.―Bueno, dicho todo, nos vamos ―anuncié, mirando a Alexei. Él asintió.―En el futuro, espero que se lo piensen antes de hacer cosas como estas.Me tomó de la mano, y justo en ese instante, Lu