14. Te equivocaste

—¿Entonces, te ama? —preguntó mi papá, con los ojos entrecerrados. Parecía dudarlo.

¡Oh, por favor! ¿Quién no me amaría? Me ofende que dude, aunque técnicamente es una farsa, si me molestaba que pensara que no podía ser capaz de enamorarse de mi un hombre como Alexei. Pero la pequeña posibilidad de que un día pueda suceder, no se me quitaba de la mente.

—Pues claro. Se quedó tan triste cuando me fui de Grecia que me siguió por algunos países más, pero ya conociendo nuestros rostros. Fue amor a primera vista, y luego surgió éste problema de acá justo cuando íbamos a revelar nuestras identidades, los nombres reales...

Mi mamá hizo un puchero.

—Qué pena, Mel. Les arruinamos su pequeño romance...

Me encogí de hombros.

—Si, bueno, entonces nos vimos frente a frente hoy y llegamos al acuerdo de que él no iba a presentar cargos ni a demandar a mi hermano, si él entregaba la joya. Además, me propuso matrimonio. Hará está excepción porque seremos familia y no quiere que tengamos sembrada la di
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