¡Por suerte no estaba cruzando todavía, solo cerca de la ventana!— Disculpe, yo me perdí un poco, estoy mareada y me siento mal, estaba en el baño y luego pensé en salir un momento, a tomar algo de fresco, a ver si mejorabaSe giró, saliendo del seto y caminando hacia el intimidante hombre con cara de inocencia.— ¿Por qué no llamó a una de las doncellas, no se encontró con nadie?— No sé, yo, no estoy muy bien - se llevó la mano a la frente y cerró los ojos.En realidad, Mildrey no estaba fingiendo mucho y cuando el hombre le vio el rostro pálido y sudoroso, se dio cuenta de que la chica no mentía, al menos en lo de sentirse mal.En eso salió el ama de llaves de adentro de la mansión.— ¿Qué sucede? ¡Srta. Mildrey justo la andaba buscando!, se demoraba mucho en el baño y el Sr. mandó a ver si estaba bien, pero al llegar no la encontramos ¡Oh, tiene muy mala cara! ¿Qué hace acá afuera? ¿Necesita que llame al doctor?— No es necesario que llame al doctor, solo necesito descansar un mo
Sentía cómo iba perdiendo la destreza en su cuerpo y toda la calentura que lo quemaba como fuego abrazador, se acumulaba en su vientre y en su pene, que se endurecía a cada segundo.¡No podía ser, había sido drogado de verdad, esto no era ningún resfriado! ¡Tenía que ser obra de los Alonso, debían ser esos dos!¿Quién más hubiese querido drogarlo con lo que parecía ser una estimulante sexual, porque estaba excitado como un pervertido?Miró los cordones en la pared para llamar a las habitaciones de las pocas doncellas que se quedaban en los pisos superiores por si había alguna emergencia.La única persona que se le ocurría podía socorrerlo ahora, era la Sra. Bishop.Ella era una mujer inteligente y Henry no quería que Eva supiese de este bizarro asunto.Caminó unos pasos y se pegó a la esquina de la encimera, tomándola como apoyo, estiró la mano temblorosa, casi sin fuerzas, y haló el cordón varias veces.Aquí no se escuchaba nada, pero en la habitación de la Sra. Bishop, una campana d
Ella diría que Henry se aprovechó de su inocencia y de su amor juvenil por él, se tendría que divorciar de esa coja muerta de hambre, porque la familia Alonso y la sociedad elitista, lo presionarían con todo y Eva no tenía respaldo.El divorcio no era algo muy bien visto en la alta sociedad, pero solo cuando se trataba de dos personas de la misma clase social.Que Henry se divorciara de una sin nombre para casarse con una señorita importante, iba a ser aplaudido por todos.— Henry sé que me deseas, no finjas más, mira… mira cómo está tu cosa de hombre, yo puedo ayudarte…Dio varios pasos hacia él y se arrodilló delante de la bragueta dura de Henry que sin quererlo se estremeció por todo su cuerpo ante el roce.Era la droga controlando su cuerpo y sus sentidos, pero él no quería, ¡no quería!Sin embargo, ¡ni un paso atrás podía dar!, porque necesitaba el apoyo o se desmoronaría. La encimera a su espalda era la única que lo sostenía de pie.— Por favor Mildrey detén esta locura, ¡reacci
— ¿Drogado? – Eva de repente cayó en cuenta del estado deplorable de Henry, estaba temblando por todo su cuerpo y sudando a raudales.— ¡Oh por Dios, Henry, te voy a ayudar, apóyate en mí…! – pasó de la ira a la preocupación extrema.— No, no me toques, Eva, no espera, busca a la Sra. Bishop - Henry creía que si Eva lo tocaba solo un poco le saltaría encima como un animal.Ya el dolor en su miembr0 y en sus testícul0s era insoportable. ¿Qué carajos le había dado esa maldit4 mujer?— ¡La buscaré, aguanta, la buscaré!Pero a penas Eva, nerviosa, hizo por correr hacia la puerta, entraba ya la Sra. Bishop, anudándose el cordón de la bata de dormir, despeinada y apresura.Había escuchado la llamada de la campana en su habitación, que la hizo levantarse sobresaltada.Se asombró al ver toda la escena increíble de la cocina.Mildrey desnuda, desmayada en el suelo y la “situación” de Henry, que por mucho que intentó taparse con la bata, era evidente.Como mujer inteligente y que había visto ta
Henry, gemía contra la suave piel del cuello de Eva mientras su mano más pequeña se movía arriba y abajo sobre su p0lla, ayudada por el agua y todo el líquido pre seminal que Henry soltaba sin parar.— Mmm… amor más rápido… Mmm así… ssshhh Eva … — elevó las caderas en un meneo vigoroso y colocó su mano más grande sobre la inexperta de Eva, para acelerar los movimientos y apretarse con mayor fuerza.El agua comenzó a chapotear en la bañera por las intensas embestidas del cuerpo de Henry hacia arriba, ido en el placer y la necesidad asfixiante de liberarse.— Eva… — gruñó el nombre de su mujer en un largo gemido al venirse, con todo su cuerpo rígido y echando la cabeza hacia atrás, cuando un potente orgasmo atravesó sus sentidos.Sus caderas ondeaban suavemente, prolongando la fricción dentro de su puño, para exprimir hasta la última gota de placer.Eva se quedó fascinada al ver el hermoso rostro de Henry en su momento de liberación, mordiendo su labio inferior para no gemir como loco,
— Eso mismo que está pensando Sra. Bishop. Si la Srta. Alonso quería tanto un marido, lo va a tener. Llame al guardaespaldas y por favor, con discreción, nadie puede saber de nuestros planes.— Lamento hacerla pasar una mala noche, pero no confío en nadie más para este asunto.— No se preocupe, señor Edwards. Enseguida le aviso discretamente al señor Leroy – la Sra. Bishop asintió mirando por un segundo a Mildrey dormida en la cama.Niña tonta, había provocado a un dragón durmiendo y ahora lo pagaría bien caro, su reputación estaría tirada por el suelo y su vida arruinada.Más tarde en el despacho.— Señor, eso que me está proponiendo… — Leroy miraba asombrado a su patrón.Después de venir intrigado a hablar en secreto con el Sr. Edwards, había escuchado la proposición más loca que le habían hecho en su vida.— Yo… no quiero tener ningún problema con la familia Alonso, ellos son personas poderosas y yo solo soy un humilde guardia.— Tengo entendido que tienes un hermano con una enferm
— Bien, entonces, a partir de hoy soy tu amo y tú eres mi perro leal. En esta casa, solo obedeces las órdenes mías o las de mi mujer.— Si hay algún peligro, tu prioridad siempre es Eva, siempre, no importa dejarme a mí atrás, ¿entendido? – el hombre asintió con la cabeza— Hoy mismo, cuando el día levante, prepararé el viaje de tu hermano, ahora, ve a hacer lo que te pedí y no te preocupes por los Alonso, yo estaré respaldándote.— Señor, la sangre…— Hazte la herida en un lugar poco visible, que nadie descubra que la sangre en la sábana es un engaño y Leroy, ni se te ocurra en realidad tocarle un pelo a la Srta. Alonso, o terminaremos la cooperación antes de empezar.— Nunca haría algo tan despreciable a una mujer, Sr. Edwards – Leroy enseguida le aseguró y Henry asintió.Si lo había escogido como su mano derecha, de entre tantas personas, era porque llevaba tiempo evaluándolo y sabía que no parecía ser de ese tipo de hombre, que solo pensaba con la parte de abajo del cuerpo.Cuando
El cuarto estaba un poco en penumbras, pero el Sr. Alonso se encargó enseguida de caminar hacia las cortinas y abrirlas de golpe, dejando a la vista todo tipo de rastros ambiguos.Ropa tirada a lo descuidado en el suelo, copas de licor vacías sobre una mesa, con dos botellas completas terminadas, la cama echa un desastre que gritaba por todos lados, ¡aquí hubo acción anoche y de la buena!— ¿A… abuelo? – Mildrey fue la primera en reaccionar.Se llevó la mano a la cabeza que le dolía horrores.¿Qué había sucedido? Escenas caóticas y sin sentido pasaron por su mente confundida.Anoche estaba con Henry, en la cocina, pero después ¿pasó algo entre ellos?— ¡Mildrey! ¡¿esto que significa?! ¡¿qué haces desnuda en la cama con un hombre?! – Mildrey escuchó el alarido de su abuelo y miró hacia abajo, despertando de golpe y poniéndose muy sobria.¡Se encontraba media desnuda!Haló bien la sábana y se la puso sobre los pechos medios expuestos por el brasier chueco, al mirar a su lado, la silueta