Cuando Mildrey lo vio, que venía abrochándose la bata de dormir, algunos recuerdos dentro de su mente confundida se hicieron más claros.¡Ella estaba con Henry! ¡Era imposible que se hubiese inventado todo eso!— ¡Henry, sálvame de las calumnias, por favor, di la verdad, di que anoche estaba contigo! ¡Que estábamos juntos, no sé qué me hizo este hombre, él se aprovechó de mí, pero díselo, dile lo que hicimos en la cocina, que perdí contigo mi virginidad!— ¡Díselos! – Mildrey ya estaba como que loca, hablando incoherencias en su desesperación, sin darse cuenta de que estaba dejando una peor imagen sobre ella.— ¡¡Srta. Alonso, cuide muy bien sus palabras!! – Eva salió de atrás de Henry echa una furia y también con su bata de dormir cerrada por encima de su pijama.— Mi marido se pasó toda la noche conmigo y estoy muy segura de que no fue a ver a ninguna otra mujer – era obvio para todos que Eva insinuaba haber pasado la noche teniendo intimidad con su esposo.— ¿En qué momento estuvie
— No hago negocios con un embaucador mentiroso y en mi casa no son más bienvenidos, ¡recoja a su nieta y se marchan de mi propiedad! ¡Leroy, sale inmediatamente de esta habitación y me esperas en el despacho! — ¡Claro que no, este hombre se queda aquí y ahora mismo llamaré a la policía! – el Sr. Alonso en un ataque de ira quiso irle encima al enorme guardaespaldas que estaba tomando su ropa esparcida por el suelo para ponerse algo encima. Pero pronto tuvo a dos fortachones sirvientes, agarrándolo uno de cada brazo y reteniéndolo, mientras forcejeaba y maldecía. — ¡¡Julius, Carlos, saquen al señor Alonso y a su nieta de mi propiedad, porque parece que ahora se cree que puede dar órdenes dentro de mi mansión!! Henry no aguantaba más este drama y menos dejaría que ese hombre hiciera lo que diera la gana dentro de sus tierras. — ¡Henry!, ¿cómo pudiste hacerme esto, cómo me cambias por esa coja?, ¡maldit0, desgraciado…! – Mildrey gritaba como desquiciada, mientras dos doncellas la llev
Catherine estaba más que acostumbrada a la reacción de la chica en la puerta, para eso era una duquesa en potencia y todas la miraban con envidia, celos y admiración.Con la llegada de Catherine, el ambiente animado de repente se volvió silencioso y algo incómodo.Todos eran amigos de confianza, niños ricos de papá y mamá, pero Catherine estaba a otro nivel y los títulos, aunque ya eran más nobiliarios que otra cosa, igual pesaban en la alta sociedad.— Helen, feliz cumpleaños querida, disculpa por llegar tarde, es que vendría con George, pero ya sabes cómo es con el trabajo. Aquí tienes tu regalo.Se acercó con su elegante vestido en verde oscuro, ceñido a todo su cuerpo, sobre todo su cintura y la falda en tubo que bajaba hasta sus rodillas.Guantes de encajes cortos, en negro y un sombrero de ala ancha que se quitó y puso sobre un asiento vacío.Helen apretó los dientes del enojo, al mirarla a sus cínicos ojos verdes, tragando la bilis que le subía a la garganta.— Gracias, Srta. C
— Ese es mío – Phil le indicó cuando Helen tomó una pequeña cajita rosa de los paquetes sobre la mesa.Sabía muy bien que Phil tenía sentimientos por ella, había que ser muy tontos para no darse cuenta.Era todo un caballero con Helen, serio, tierno, considerado y dulce, el novio perfecto, sin embargo, Helen solo lo veía como un buen amigo.¿Por qué será que las mujeres siempre se obsesionan con los chicos malos e imposibles?Cuando Helen abrió la cajita ante la mirada de expectativa de Phil, se encontró con una delicada cadena fina de oro de Cartier.La verdad es que era del gusto exacto de Helen, discreta y sencilla.— Phil, me encanta, me ayudas a ponérmela – le dijo quitándose la cadena que llevaba en el cuello.— Helen – la voz peligrosa de advertencia de George congeló de repente el ambiente festivo.Había soportado todas las miradas babosas de ese tipo a Helen, pero la cadena que se estaba quitando ahora mismo del cuello era una que le había regalado George.Helen nunca se la h
Ya era tiempo de avanzar y no quedarse más estancada en el pasado.En lo que Helen se iba con sus amigos al yate privado de Phil, George bajaba las escaleras y salía al primer piso del restaurante como un alma perseguida por demonios.— ¡George, espera, George! – Catherine lo llamaba caminando apresuradamente por acera, en camino al estacionamiento – Si no te detienes ahora, esto se acabó.Lo amenazó como siempre, esperando que surtiera el mismo efecto de volverlo más dócil, pero la futura duquesa, subestimó la rabia de un hombre enamorado, reprimido y despechado.George se giró encolerizado, la tomó con fuerza del brazo y la arrastró hasta el próximo callejón oscuro más cercano.La espalda de Catherine chocó con la dura pared y gimió con un poco de dolor.Los dedos de Henry se le clavaron en la barbilla como si fueran garras.— Escúchame muy bien duquesa de mierd4, me vuelves a amenazar una vez más con el dinero o la posición de tu familia y vas a amanecer flotando con los peces en
De repente, una mano pasó por su cintura y sintió el aliento del pelirrojo rozando en su cara.Él le subió la barbilla con un dedo y bajó su cabeza poco a poco para besarla.Helen podía escuchar incluso su nervioso corazón, latir como un tambor, golpeando su pecho, de lo nervioso que estaba.Miró a sus ojos intensos y enamorados, sin embargo, ella no sentía absolutamente nada.Tenerlo tan cerca solo la estaba sofocando y Helen comprendió que no podía seguirse engañando y menos seguir dándole falsas esperanzas a Phil, él era un buen chico y no se merecía eso.Giró un poco la cabeza y el suave beso cayó en su mejilla.— Lo lamento Phil, de verdad eres un hombre increíble, soy yo la que no merezco tus sentimientos – murmuró con la vista en el suelo, avergonzada.— Siempre he sospechado que tienes a otro hombre en el corazón, ¿es así? – de repente le preguntó y Helen lo miró fijamente.— Lamentablemente, sí – suspiró sin mentirle.— Somos dos desafortunados entonces con amores no correspo
— ¡¿Es por ese hombre, ese fantoche, el tal Phil que me rechazas?! ¡Me hiciste hoy crueles desplantes, rechazaste mi obsequio, cambiaste mi regalo por esa baratija que te dio! – le hablaba entre dientes, sumido en la rabia.— ¡Pero lo que no me puedo creer, lo peor de todo, es que te hayas dejado besar por él!Helen se dio cuenta de que su encuentro en el yate había sido presenciado por George y había creído que se habían besado, cuando no fue así.— ¿Me estabas espiando? – Helen lo tenía casi encima de ella, acorralada entre su alto cuerpo masculino y el mueble de madera de un gavetero.Su aliento caliente con restos de alcohol cayendo sobre su rostro.— Claro que te estaba espiando, como el hombre patético en el que me he convertido por amarte.— No puedo tener a la mujer que deseo a mi lado, siempre midiendo mis pasos, un hombre sin corazón que no puede equivocarse, teniendo que fingir delante de todos, aguantando a una prometida que aborrezco – la tomó por la barbilla y lo hizo mi
— Phil no me besó, no lo dejé porque soy una estúpida, sin embargo, cuántos besos no le habrás dado a tu querida prometida, obligados o no, has tenido que cumplir con tu papel de su hombre, porque eso es lo que eres ante todos, su futuro esposo…El corazón de George latió feliz al escuchar lo del beso, pero la otra frase, era muy difícil de explicar.— Helen no es así…— ¡Si es así maldici0n! ¿Crees que no lo sé? ¿Tan imbécil me crees? – lo cortó con una palabrota, ya estaba cansada de hablar de lo mismo— ¡No te pedí ninguna explicación, no te pregunté por qué me mentiste cuando era obvio que seguías con ella!— ¡Me dices que estabas esperando por este día!, pero ¡¿qué pretendías George Carter, acostarte conmigo hoy, mientras por detrás continuabas con tu relación formal?! ¿Sabes a lo que reduciría eso? ¡Solo a ser tu amante! ¡Ningún hombre decente se iba a querer casar luego conmigo con la reputación manchada!— ¡No te vas a casar con ningún otro hombre, yo seré tu esposo Helen, yo