Ya era tiempo de avanzar y no quedarse más estancada en el pasado.En lo que Helen se iba con sus amigos al yate privado de Phil, George bajaba las escaleras y salía al primer piso del restaurante como un alma perseguida por demonios.— ¡George, espera, George! – Catherine lo llamaba caminando apresuradamente por acera, en camino al estacionamiento – Si no te detienes ahora, esto se acabó.Lo amenazó como siempre, esperando que surtiera el mismo efecto de volverlo más dócil, pero la futura duquesa, subestimó la rabia de un hombre enamorado, reprimido y despechado.George se giró encolerizado, la tomó con fuerza del brazo y la arrastró hasta el próximo callejón oscuro más cercano.La espalda de Catherine chocó con la dura pared y gimió con un poco de dolor.Los dedos de Henry se le clavaron en la barbilla como si fueran garras.— Escúchame muy bien duquesa de mierd4, me vuelves a amenazar una vez más con el dinero o la posición de tu familia y vas a amanecer flotando con los peces en
De repente, una mano pasó por su cintura y sintió el aliento del pelirrojo rozando en su cara.Él le subió la barbilla con un dedo y bajó su cabeza poco a poco para besarla.Helen podía escuchar incluso su nervioso corazón, latir como un tambor, golpeando su pecho, de lo nervioso que estaba.Miró a sus ojos intensos y enamorados, sin embargo, ella no sentía absolutamente nada.Tenerlo tan cerca solo la estaba sofocando y Helen comprendió que no podía seguirse engañando y menos seguir dándole falsas esperanzas a Phil, él era un buen chico y no se merecía eso.Giró un poco la cabeza y el suave beso cayó en su mejilla.— Lo lamento Phil, de verdad eres un hombre increíble, soy yo la que no merezco tus sentimientos – murmuró con la vista en el suelo, avergonzada.— Siempre he sospechado que tienes a otro hombre en el corazón, ¿es así? – de repente le preguntó y Helen lo miró fijamente.— Lamentablemente, sí – suspiró sin mentirle.— Somos dos desafortunados entonces con amores no correspo
— ¡¿Es por ese hombre, ese fantoche, el tal Phil que me rechazas?! ¡Me hiciste hoy crueles desplantes, rechazaste mi obsequio, cambiaste mi regalo por esa baratija que te dio! – le hablaba entre dientes, sumido en la rabia.— ¡Pero lo que no me puedo creer, lo peor de todo, es que te hayas dejado besar por él!Helen se dio cuenta de que su encuentro en el yate había sido presenciado por George y había creído que se habían besado, cuando no fue así.— ¿Me estabas espiando? – Helen lo tenía casi encima de ella, acorralada entre su alto cuerpo masculino y el mueble de madera de un gavetero.Su aliento caliente con restos de alcohol cayendo sobre su rostro.— Claro que te estaba espiando, como el hombre patético en el que me he convertido por amarte.— No puedo tener a la mujer que deseo a mi lado, siempre midiendo mis pasos, un hombre sin corazón que no puede equivocarse, teniendo que fingir delante de todos, aguantando a una prometida que aborrezco – la tomó por la barbilla y lo hizo mi
— Phil no me besó, no lo dejé porque soy una estúpida, sin embargo, cuántos besos no le habrás dado a tu querida prometida, obligados o no, has tenido que cumplir con tu papel de su hombre, porque eso es lo que eres ante todos, su futuro esposo…El corazón de George latió feliz al escuchar lo del beso, pero la otra frase, era muy difícil de explicar.— Helen no es así…— ¡Si es así maldici0n! ¿Crees que no lo sé? ¿Tan imbécil me crees? – lo cortó con una palabrota, ya estaba cansada de hablar de lo mismo— ¡No te pedí ninguna explicación, no te pregunté por qué me mentiste cuando era obvio que seguías con ella!— ¡Me dices que estabas esperando por este día!, pero ¡¿qué pretendías George Carter, acostarte conmigo hoy, mientras por detrás continuabas con tu relación formal?! ¿Sabes a lo que reduciría eso? ¡Solo a ser tu amante! ¡Ningún hombre decente se iba a querer casar luego conmigo con la reputación manchada!— ¡No te vas a casar con ningún otro hombre, yo seré tu esposo Helen, yo
Henry se mesó el cabello frustrado, él también había estado en extremo ocupado.Los Alonso intentaron sabotearle sus planes de negocios con el sindicato del puerto, sin embargo, él tenía un aliado infalible, «Don Dinero» y ese, convencía a todos, pero le había robado tiempo de seducir a su esposa y de preparar la gran noche de bodas que seguían posponiendo.Se levantó suspirando y dejando todo a medias, Eva debería estarlo esperando en la habitación, no se quedaría como todos estos días trabajando hasta la madrugada, hoy la atendería como era debido.Mientras tanto, en la habitación, Eva se miraba al espejo del baño después de consentirse en la gran tina con sales perfumadas importadas.Usaba uno de los conjuntos que Henry le había comprado en su viaje, la Sra. Bishop se lo había escogido y ella confió en su experiencia, sin embargo, ahora se arrepentía un poco, ¡esto era demasiado revelador!Un negligé hasta las rodillas en negr0 de un fino y exquisito tul que trasparentaba el juveni
— Henry, ¿no es mejor apagar la luz? - le preguntó con timidez acostada en la cama, recostada como él le había indicado contra las grandes almohadas del respaldar, con todo el cuerpo expuesto, temblándole a pesar de hacerse la valiente.— ¿Por qué si te vestiste tan hermosa y sexy para mí, apagaría la luz? Quiero verte por completo – le respondió, recorriéndola como un pervertido de arriba abajo, mientras se quitaba los zapatos, las medias y el saco del traje.Se desabrochó el chaleco, los botones del cuello y las mangas de la camisa blanca.Arrojó el chaleco al sillón junto con el resto de la ropa y avanzó a medio vestir, listo para quitarse el pantalón cuando llegara el momento de la acción.Eva tragó viendo como se subió a la cama y a través de la camisa se observaba su fuerte pecho desnudo y abajo en el pantalón, el bulto duro era más que evidente.Henry hacía ejercicios todas las mañanas para ejercitarse y sus músculos flácidos estaban tomando fortaleza y volumen como antes del a
Encontró el duro botón sensible del clítoris, lo acarició y pellizcó un poco, ganándose un caliente gemido de la boca de Eva.Henry no aguantaba, abrió más con sus manos las nalgas de Eva, separó con sus dedos los labios menores de la vulva, dejando expuesta la diminuta entrada rosada virginal de su esposa, que se contraía y lo llamaba para que la profanara.Acercó su boca, sacó la lengua y comenzó a mamar deliciosamente el coño de Eva.— Mmmmm sshhh Henry— Eva no pudo evitar mover la pelvis hacia delante ante la placentera invasión de algo suave y resbaloso dentro de ella.Le daba vergüenza, pero a la vez deseaba que no se detuviese y Henry no pensaba parar ni muerto.Con las manos en nalgas la movía a su boca, metía y sacaba su lengua, penetrando todo el caliente interior que se convulsionaba y lo apretaba, que le exigía más rápido y profundo.Sorbía la dulce miel de Eva, le mordisqueaba los labios mayores y su sensible clítoris, chupaba y lamía, metía y sacaba, comiéndose esa delic
— Lo siento cariño, solo es una vez, relájate para mi Eva, mírame preciosa, mírame, no te imaginas el placer que siento haciéndote el amor.Henry la convencía y la besaba en los ojos a pesar de que también estaba tenso, sudando más que Eva de estarse quedando quieto cuando solo tenía ganas de venirse en ese apretado coño.Pero aguantaría por ella, quería que Eva lo disfrutara también.— ¿Puedo moverme?— Ss… sí – la vocecita tímida de Eva le dijo finalmente tomando un largo suspiro y Henry comenzó el suave y sensual movimiento de hacer el amor sobre su cuerpo.Sus caderas ondeaban adelante y atrás, meneándose apasionadamente, mientras los fuertes músculos de la espalda y las nalgas se contraían por el esfuerzo del ejercicio en la cama.— Ssshhh ah Eva se siente tan rico… mmm me encantas esposa…— Henry gemía lujurioso cuando finalmente centímetro a centímetro, su palpitante y venosa polla se internó hasta la base dentro de esa funda estrecha y llena de fluidos viscosos de ambos.Eva fu