— Eso mismo que está pensando Sra. Bishop. Si la Srta. Alonso quería tanto un marido, lo va a tener. Llame al guardaespaldas y por favor, con discreción, nadie puede saber de nuestros planes.— Lamento hacerla pasar una mala noche, pero no confío en nadie más para este asunto.— No se preocupe, señor Edwards. Enseguida le aviso discretamente al señor Leroy – la Sra. Bishop asintió mirando por un segundo a Mildrey dormida en la cama.Niña tonta, había provocado a un dragón durmiendo y ahora lo pagaría bien caro, su reputación estaría tirada por el suelo y su vida arruinada.Más tarde en el despacho.— Señor, eso que me está proponiendo… — Leroy miraba asombrado a su patrón.Después de venir intrigado a hablar en secreto con el Sr. Edwards, había escuchado la proposición más loca que le habían hecho en su vida.— Yo… no quiero tener ningún problema con la familia Alonso, ellos son personas poderosas y yo solo soy un humilde guardia.— Tengo entendido que tienes un hermano con una enferm
— Bien, entonces, a partir de hoy soy tu amo y tú eres mi perro leal. En esta casa, solo obedeces las órdenes mías o las de mi mujer.— Si hay algún peligro, tu prioridad siempre es Eva, siempre, no importa dejarme a mí atrás, ¿entendido? – el hombre asintió con la cabeza— Hoy mismo, cuando el día levante, prepararé el viaje de tu hermano, ahora, ve a hacer lo que te pedí y no te preocupes por los Alonso, yo estaré respaldándote.— Señor, la sangre…— Hazte la herida en un lugar poco visible, que nadie descubra que la sangre en la sábana es un engaño y Leroy, ni se te ocurra en realidad tocarle un pelo a la Srta. Alonso, o terminaremos la cooperación antes de empezar.— Nunca haría algo tan despreciable a una mujer, Sr. Edwards – Leroy enseguida le aseguró y Henry asintió.Si lo había escogido como su mano derecha, de entre tantas personas, era porque llevaba tiempo evaluándolo y sabía que no parecía ser de ese tipo de hombre, que solo pensaba con la parte de abajo del cuerpo.Cuando
El cuarto estaba un poco en penumbras, pero el Sr. Alonso se encargó enseguida de caminar hacia las cortinas y abrirlas de golpe, dejando a la vista todo tipo de rastros ambiguos.Ropa tirada a lo descuidado en el suelo, copas de licor vacías sobre una mesa, con dos botellas completas terminadas, la cama echa un desastre que gritaba por todos lados, ¡aquí hubo acción anoche y de la buena!— ¿A… abuelo? – Mildrey fue la primera en reaccionar.Se llevó la mano a la cabeza que le dolía horrores.¿Qué había sucedido? Escenas caóticas y sin sentido pasaron por su mente confundida.Anoche estaba con Henry, en la cocina, pero después ¿pasó algo entre ellos?— ¡Mildrey! ¡¿esto que significa?! ¡¿qué haces desnuda en la cama con un hombre?! – Mildrey escuchó el alarido de su abuelo y miró hacia abajo, despertando de golpe y poniéndose muy sobria.¡Se encontraba media desnuda!Haló bien la sábana y se la puso sobre los pechos medios expuestos por el brasier chueco, al mirar a su lado, la silueta
Cuando Mildrey lo vio, que venía abrochándose la bata de dormir, algunos recuerdos dentro de su mente confundida se hicieron más claros.¡Ella estaba con Henry! ¡Era imposible que se hubiese inventado todo eso!— ¡Henry, sálvame de las calumnias, por favor, di la verdad, di que anoche estaba contigo! ¡Que estábamos juntos, no sé qué me hizo este hombre, él se aprovechó de mí, pero díselo, dile lo que hicimos en la cocina, que perdí contigo mi virginidad!— ¡Díselos! – Mildrey ya estaba como que loca, hablando incoherencias en su desesperación, sin darse cuenta de que estaba dejando una peor imagen sobre ella.— ¡¡Srta. Alonso, cuide muy bien sus palabras!! – Eva salió de atrás de Henry echa una furia y también con su bata de dormir cerrada por encima de su pijama.— Mi marido se pasó toda la noche conmigo y estoy muy segura de que no fue a ver a ninguna otra mujer – era obvio para todos que Eva insinuaba haber pasado la noche teniendo intimidad con su esposo.— ¿En qué momento estuvie
— No hago negocios con un embaucador mentiroso y en mi casa no son más bienvenidos, ¡recoja a su nieta y se marchan de mi propiedad! ¡Leroy, sale inmediatamente de esta habitación y me esperas en el despacho! — ¡Claro que no, este hombre se queda aquí y ahora mismo llamaré a la policía! – el Sr. Alonso en un ataque de ira quiso irle encima al enorme guardaespaldas que estaba tomando su ropa esparcida por el suelo para ponerse algo encima. Pero pronto tuvo a dos fortachones sirvientes, agarrándolo uno de cada brazo y reteniéndolo, mientras forcejeaba y maldecía. — ¡¡Julius, Carlos, saquen al señor Alonso y a su nieta de mi propiedad, porque parece que ahora se cree que puede dar órdenes dentro de mi mansión!! Henry no aguantaba más este drama y menos dejaría que ese hombre hiciera lo que diera la gana dentro de sus tierras. — ¡Henry!, ¿cómo pudiste hacerme esto, cómo me cambias por esa coja?, ¡maldit0, desgraciado…! – Mildrey gritaba como desquiciada, mientras dos doncellas la llev
Catherine estaba más que acostumbrada a la reacción de la chica en la puerta, para eso era una duquesa en potencia y todas la miraban con envidia, celos y admiración.Con la llegada de Catherine, el ambiente animado de repente se volvió silencioso y algo incómodo.Todos eran amigos de confianza, niños ricos de papá y mamá, pero Catherine estaba a otro nivel y los títulos, aunque ya eran más nobiliarios que otra cosa, igual pesaban en la alta sociedad.— Helen, feliz cumpleaños querida, disculpa por llegar tarde, es que vendría con George, pero ya sabes cómo es con el trabajo. Aquí tienes tu regalo.Se acercó con su elegante vestido en verde oscuro, ceñido a todo su cuerpo, sobre todo su cintura y la falda en tubo que bajaba hasta sus rodillas.Guantes de encajes cortos, en negro y un sombrero de ala ancha que se quitó y puso sobre un asiento vacío.Helen apretó los dientes del enojo, al mirarla a sus cínicos ojos verdes, tragando la bilis que le subía a la garganta.— Gracias, Srta. C
— Ese es mío – Phil le indicó cuando Helen tomó una pequeña cajita rosa de los paquetes sobre la mesa.Sabía muy bien que Phil tenía sentimientos por ella, había que ser muy tontos para no darse cuenta.Era todo un caballero con Helen, serio, tierno, considerado y dulce, el novio perfecto, sin embargo, Helen solo lo veía como un buen amigo.¿Por qué será que las mujeres siempre se obsesionan con los chicos malos e imposibles?Cuando Helen abrió la cajita ante la mirada de expectativa de Phil, se encontró con una delicada cadena fina de oro de Cartier.La verdad es que era del gusto exacto de Helen, discreta y sencilla.— Phil, me encanta, me ayudas a ponérmela – le dijo quitándose la cadena que llevaba en el cuello.— Helen – la voz peligrosa de advertencia de George congeló de repente el ambiente festivo.Había soportado todas las miradas babosas de ese tipo a Helen, pero la cadena que se estaba quitando ahora mismo del cuello era una que le había regalado George.Helen nunca se la h
Ya era tiempo de avanzar y no quedarse más estancada en el pasado.En lo que Helen se iba con sus amigos al yate privado de Phil, George bajaba las escaleras y salía al primer piso del restaurante como un alma perseguida por demonios.— ¡George, espera, George! – Catherine lo llamaba caminando apresuradamente por acera, en camino al estacionamiento – Si no te detienes ahora, esto se acabó.Lo amenazó como siempre, esperando que surtiera el mismo efecto de volverlo más dócil, pero la futura duquesa, subestimó la rabia de un hombre enamorado, reprimido y despechado.George se giró encolerizado, la tomó con fuerza del brazo y la arrastró hasta el próximo callejón oscuro más cercano.La espalda de Catherine chocó con la dura pared y gimió con un poco de dolor.Los dedos de Henry se le clavaron en la barbilla como si fueran garras.— Escúchame muy bien duquesa de mierd4, me vuelves a amenazar una vez más con el dinero o la posición de tu familia y vas a amanecer flotando con los peces en