Su hermana había escapado hace casi una semana y en realidad, se estaba arrepintiendo un poco de no haberse ido con ella.Las cosas en la casa de los Edwards estaban color de hormiga brava con la desaparición de Henry y Eva, a pesar de que su querida familia intentaba disimularlo, como si todo estuviese igual que siempre.Bueno, todos menos su suegra que hace días no salía de su habitación las veces que Helen fue a visitarla, para enterarse de los chismes.Esos cínicos comenzaron a decir que habían mandado a Henry al extranjero para recuperarse en un tratamiento novedoso.Helen se preguntaba qué hicieron con el c4dáver del hombre que se hizo pasar por Henry.Seguro lo enterraron a escondidas en la noche y pensar en eso era lo que más le aterraba.¿Qué no serían capaces de hacer unas personas que por dinero no le importaba ni siquiera drogar, manipular, golpear e incluso, quién sabe si hasta asesinar?— ¿Matarte a golpes? Oh, no querida, yo no me ensucio las manos con una cualquiera co
— Las cosas no serán tan simple padre. Creo que ambos sabemos, que si estas fotos salen a la luz, estarás más que acabado, quizás incluso te tenga que internar en uno de esos hospitales de “rehabilitación y rectificación” – George caminó rodeando el escritorio del despacho.— ¡¿No te atreverías?! ¡Eso también hundiría a la familia Carter! ¡¿Acaso piensas hacerle eso a tu padre por una mujerzuela?!— ¡Límpiate tu asquerosa boca cuando hables de la mujer que amo! ¡Creo que no acabas de entender aquí la gravedad de este asunto Michael Carter!— ¡Quiero el control de la familia Carter, justo ahora! – George se sentó detrás del escritorio del patriarca, demostrando así su posición.Michael lo miraba con incredulidad y rechinando los dientes con ira y odio extremo.— Lo entregas por las buenas o me dices si quieres ser quitado a la fuerza por desviado y enfermo mental, creo que lo mínimo que te harán tus queridos amigos y socios de alta sociedad, será escupirte a la cara – George no le tuvo
A penas y Henry logró darse un baño, quitarse la resaca del viaje para cenar, llegaron invitados no planificados.— Señor Edwards, los Señores Alonso están en la sala – el mayordomo les avisó a Eva y Henry que estaban hablando en la biblioteca.— ¿Aquí?— Sí Señor— Bien, que pasen y sirva un refrigerio para ellosHenry no entendía que tipo de visita era esa a estas horas y sin previo aviso.Casi les dice que no podía recibirlos, pero eran nuevos en estas tierras y no era malo para él, hacerse de las conexiones de los Alonso para que su reciente negocio portuario avanzara más rápido.— Sra. Edwards, por favor, acompáñeme a ayudarle con el cambio de vestuario – cuando iban saliendo de la biblioteca, la tutora interceptó a Eva.— Pero, este vestido está bien, yo creo.— No, Sra. no para recibir a invitados distinguidos, insisto.Eva miró a Henry que solo tenía sonrisas en sus ojos grises y le dio un beso en la mejilla diciéndole que la esperaba en la sala.— Señora, estas ropas fueron e
— ¿Por qué no puede aceptarlo? Es un obsequio de Henry, él salvó a mi abuelo y es en agradecimiento, ¿no le parece un poco grosero devolver la gratitud de los demás?Mildrey no pudo evitar mirar a Eva con enojo y desdén.¿Cómo se atreve a devolverle el regalo que se pasó por horas buscando para traerle a su amor?¿Quién era ella para hablar por Henry?— Lo que me parece grosero es que una señorita soltera como usted, le regale a un hombre casado un objeto tan íntimo y privado como unos gemelos – Eva también la miró desafiante y se hizo un silencio total en la sala.— Pero mi abuelo…— Usted dijo claramente, que los eligió y compró usted misma. ¿Su abuelo no sabe lo que significa que una mujer le regale algo así a un hombre?— Porque todos los gemelos de Henry se los compro yo, que para eso soy su mujer.Eva mintió descaradamente y ya se estaba molestando un poco por la altanería de la chica y la manera en que miraba a Henry justo en su cara.— ¡Oh, mi Dios, creo que ha habido una gran
La buena suerte estaba de su lado, porque debido a la anterior discapacidad de Henry, casi toda la vida en esta casa se desarrollaba en la planta baja, los demás pisos estaban sub utilizados.Entró al baño, sacó las nueces que tenía bien guardadas y dando un suspiro, comenzó a comérselas.Era alérgica a ese alimento, aunque no era de gravedad y mucho menos comiendo tan pocas, pero sí lo suficiente como para fingir una intoxicación alimentaria o cualquier show que le permitiese cumplir su principal objetivo de hoy, quedarse a pasar la noche, en la mansión de los Edwards.Mientras masticaba, siempre había estado pegada a la puerta y así escuchó los pasos de la doncella que se alejaban hacia el salón.Ahora que no había nadie, tenía que llevar a cabo la parte más importante.Abrió una rendija y miró al pasillo desolado. ¡Era ahora o nunca!Caminó deprisa hacia el despacho y abrió la puerta con suavidad.Estaba vacío, así que se coló y cerró la puerta detrás de ella.La tenue luz de una l
¡Por suerte no estaba cruzando todavía, solo cerca de la ventana!— Disculpe, yo me perdí un poco, estoy mareada y me siento mal, estaba en el baño y luego pensé en salir un momento, a tomar algo de fresco, a ver si mejorabaSe giró, saliendo del seto y caminando hacia el intimidante hombre con cara de inocencia.— ¿Por qué no llamó a una de las doncellas, no se encontró con nadie?— No sé, yo, no estoy muy bien - se llevó la mano a la frente y cerró los ojos.En realidad, Mildrey no estaba fingiendo mucho y cuando el hombre le vio el rostro pálido y sudoroso, se dio cuenta de que la chica no mentía, al menos en lo de sentirse mal.En eso salió el ama de llaves de adentro de la mansión.— ¿Qué sucede? ¡Srta. Mildrey justo la andaba buscando!, se demoraba mucho en el baño y el Sr. mandó a ver si estaba bien, pero al llegar no la encontramos ¡Oh, tiene muy mala cara! ¿Qué hace acá afuera? ¿Necesita que llame al doctor?— No es necesario que llame al doctor, solo necesito descansar un mo
Sentía cómo iba perdiendo la destreza en su cuerpo y toda la calentura que lo quemaba como fuego abrazador, se acumulaba en su vientre y en su pene, que se endurecía a cada segundo.¡No podía ser, había sido drogado de verdad, esto no era ningún resfriado! ¡Tenía que ser obra de los Alonso, debían ser esos dos!¿Quién más hubiese querido drogarlo con lo que parecía ser una estimulante sexual, porque estaba excitado como un pervertido?Miró los cordones en la pared para llamar a las habitaciones de las pocas doncellas que se quedaban en los pisos superiores por si había alguna emergencia.La única persona que se le ocurría podía socorrerlo ahora, era la Sra. Bishop.Ella era una mujer inteligente y Henry no quería que Eva supiese de este bizarro asunto.Caminó unos pasos y se pegó a la esquina de la encimera, tomándola como apoyo, estiró la mano temblorosa, casi sin fuerzas, y haló el cordón varias veces.Aquí no se escuchaba nada, pero en la habitación de la Sra. Bishop, una campana d
Ella diría que Henry se aprovechó de su inocencia y de su amor juvenil por él, se tendría que divorciar de esa coja muerta de hambre, porque la familia Alonso y la sociedad elitista, lo presionarían con todo y Eva no tenía respaldo.El divorcio no era algo muy bien visto en la alta sociedad, pero solo cuando se trataba de dos personas de la misma clase social.Que Henry se divorciara de una sin nombre para casarse con una señorita importante, iba a ser aplaudido por todos.— Henry sé que me deseas, no finjas más, mira… mira cómo está tu cosa de hombre, yo puedo ayudarte…Dio varios pasos hacia él y se arrodilló delante de la bragueta dura de Henry que sin quererlo se estremeció por todo su cuerpo ante el roce.Era la droga controlando su cuerpo y sus sentidos, pero él no quería, ¡no quería!Sin embargo, ¡ni un paso atrás podía dar!, porque necesitaba el apoyo o se desmoronaría. La encimera a su espalda era la única que lo sostenía de pie.— Por favor Mildrey detén esta locura, ¡reacci