Ethan estaba concentrado en su partida mientras maldecía internamente, pues las cartas una vez más no le favorecían, así que las arrojó sobre la mesa rindiéndose a aquella partida, en aquel momento dos hombres se acercaron a él.
—Señor Müller, ¿nos haría el favor de acompañarnos?— el hombre los miró confundidos y quizás un poco asustado, sabía que debía mucho en el club y era obvio que no tardaría en aparecer el dueño exigiendo el pago, ahora mismo su cabeza trabajaba mil por segundo intentando comprender cómo podía convencer al hombre de darle tiempo. —¿A dónde quieren que les acompañe?— preguntó aunque ya sabía la respuesta. —Usted solo debe seguirnos, créame que le interesa— dijo el hombre, Ethan incapaz de negarse, pues sabía que hacerlo solo complicaría las cosas pidió disculpas a sus contrincantes que estaban en la mesa y se puso de pie para seguir aquellos caballeros, lo llevaron directamente al segundo piso tocaron una puerta y esta se abrió dándoles acceso a una elegante oficina, allí sentado frente al escritorio en una silla y con postura intimidante se encontraba un hombre... Un hombre realmente intimidante, evidentemente alto muy alto con mucha masa muscular y una expresión impenetrable. —Adelante señor Müller, tome asiento por favor. ¿ desea beber algo? — No señor, estoy bien— respondió el hombre mientras tomaba asiento— estos hombres me han traído aquí. Me gustaría saber, ¿quién es usted y que desea de mí?— Nikolay sonrió con malicia. —Creo que ya conoce la respuesta a esas preguntas, resulta demasiado obvio. —Pagaré señor, juro que pagaré cada centavo que debo en este lugar— Nikolay sonrío, pero lo hizo de una manera lenta escalofriante y hasta siniestra. —Eso es exactamente lo que espero de cada uno de mis deudores, que se pongan al día con los pagos ya que de lo contrario me obligarían a hacer cosas que por lo general no quiero... aunque las disfruto mucho— Ethan tembló internamente mientras abría un poco los ojos ante la clara amenaza que le estaba haciendo aquel hombre. —Lo siento... yo...— tartamudeaba poniéndose nervioso y removiéndose inquietamente en la silla en donde estaba sentado. —Usted... usted me debe mucho dinero— dijo Nikolay mientras recargaba su peso sobre el respaldo de la silla y observaba al hombre directamente a los ojos manteniendo una mirada intimidante. —Lo sé señor, pero prometo que se lo pagaré muy pronto, solo necesito un poco de tiempo. —Tiempo... tiempo— dijo Nikolay— no siempre podemos tener lo que necesitamos señor Müller, el tiempo es dinero por lo tanto yo odio perder el tiempo ,porque perder tiempo es perder dinero. —¿Volvió a irse?— preguntó a Aimara quién llegaba hasta la cocina donde se encontraba su hermana mayor. —Como cada noche— le respondió agotada— he conversado con él y asegura que pronto tendremos la solución a todos nuestros problemas. —Quisiera creer que es verdad— dijo la joven entristecida— hoy me han llamado a la coordinación del instituto, la rectora me ha dicho que padre aún no paga mi semestre y que de no ponerse al día pronto, las cosas podrían complicarse para mí. —No debes preocuparte Aimara, padre dijo que lo solucionará. —Eso es lo que realmente me preocupa, que no creo que sea capaz de solucionarlo, ¡Vamos Amaia!, tú sabes tan bien como yo que padre está haciendo consumido por el juego y la bebida. No creo que encuentre una solución a todos nuestros problemas y me preocupa porque sabes cuánto me he esforzado por conseguir las mejores notas, de hecho se negaron a darme entrada en mis prácticas de natación, el profesor me ha dicho que solo podrán recibirme cuando me ponga el día con el pago, afortunadamente lo dijo solo para mí y no me expuso la vergüenza frente a mis compañeros, hubiese sido horrible— Amaia se sintió muy mal por su pequeña hermana, y maldijo internamente. —Lo siento mucho cariño— le dijo con expresión perturbada, realmente le dolía escuchar aquello porque sabía cuánto disfrutaba su hermana de las diversas actividades que tenía en la institución. —Yo también lo siento, Amaia y creo que voy a sentirlo aún más cuando me prohíban la entrada a las clases de danza y a las clases de música. —Eso no sucederá— le dijo con los ojos llenos de angustia— estoy segura de que encontraremos una solución para esto y si debemos hipotecar la casa para evitar que eso ocurra, entonces lo haremos, si debemos venderla y comprar una propiedad más pequeña, entonces lo haremos Una venta que nos permita un margen de ganancia para cubrir lo que se adeuda en el instituto, así que no te preocupes Aimara. Amaia, rogó internamente porque pudiste tener la razón, que pudiesen salir de aquella situación bien libradas, que pudiesen pagar la escuela de Aimara, así como todas sus actividades correspondientes, porque no le perdonaría a su padre que los sueños de su hermana se viesen interrumpidos solo por su falta de compromiso y su amor al juego y al vino. —Solo le estoy pidiendo un plazo, señor, asegurándole que en ese plazo podré ponerme al día, tenga compasión. Soy un fiel usuario de este lugar, un cliente digno de su confianza— Nikolay, sonrío con burla. —¿Confianza?, no le parece esa es una palabra demasiado grande y especial, usted no es digno de mi confianza— le dijo secamente— porque yo no confío en absolutamente nadie, ni en mi sombra, porque en la oscuridad me abandona— Ethan Müller pasó saliva sintiendo como el líquido en su boca se volvía espeso y su garganta se resecaba, era obvio que aquel no era un hombre que andaba con rodeos y que si no sabía manejar bien la situación podría terminar bastante mal. —Un plazo señor, un pequeño plazo y le conseguiré su dinero. —Bien, usted gana señor Müller—le dijo con un enorme sonrisa— voy a darle un plazo. —Se lo agradezco Señor, se lo agradezco muchísimo, no va a arrepentirse, le prometo que me pondré el día. —No me halagues demasiado Müller, que no estamos hablando de un tiempo de gracia a cambio de nada. —No lo entiendo señor, entonces ¿qué es lo que usted quiere? —Quiero algo muy sencillo, estoy dispuesto a otorgarte un plazo, pero no es por gracia debes ganártelo. —¿Qué?, ¿ ganármelo?, No entiendo— dijo el hombre asustado— No entiendo señor, ganármelo, ¿como? —Jugando conmigo— respondió de inmediato— pero no al póker, ni a la ruleta, ni nada por el estilo, vamos a jugar un juego bastante conocido y particular que a los rusos nos encanta— Nikolay extendió una mano a Igor, quién se acercó a él y colocó un revólver en sus manos, Ethan Müller que observaba aquella situación casi podría jurar que aquel había sido el momento exacto en el que el color había abandonado su cuerpo, así mismo como el calor, pues de pronto se sintió frío... Una gota de sudor fría resbaló por su frente mientras que un frío terrible le recorrió la espina dorsal.— así están las cosas, Müller— le dijo Nikolay con una expresión de tranquilidad— o me pagas a más tardar en veinticuatro horas o te ganas ese tiempo de gracia que tanto necesitas— le dijo mientras colocaba el revólver sobre el escritorio.Ethan observó con los ojos muy abiertos el revolver que estaba sobre el escritorio, sus ojos, así mismo como su expresión reflejaban un auténtico terror, el hombre sencillamente no podía creer lo que aquel hombre lo estaba proponiendo. —Usted... no puede estar hablando en serio— le dijo con voz temblorosa. —Yo nunca bromeo— le respondió con tono determinado— la decisión está en sus mano,s me paga ahora o a más tardar en veinticuatro horas o me da la satisfacción de jugar este pequeño juego con usted. —Acceder a jugar ese juego no me garantiza salir de esta habitación con vida. —Tampoco lo hace irse a casa y no pagarme en las próximas veinticuatro horas, es un riesgo que debe tomar. ¡Es su decisión, de nadie más! —Pero... pero... —el hombre no paraba de balbucear sin poder apartar los ojos del revólver. —Le explicaré cómo funciona esto, sé absolutamente todo de usted, toda la información necesaria, sé perfectamente que no tiene dinero para pagarme, sé exactamente cuánto me debe l
Amaia, estaba completamente agotada, suspiró de cansancio, después de llegar del trabajo se encontró con que su pequeña hermana Aimara estaba sentada en el recibidor con un libro en sus manos aquello le extraño pues aquel era el único día en el que Amaia salía temprano del trabajo y por lo general, su hermana no llegaba sino mucho después de ella. —¡Hey preciosa!— le saludó con el entrecejo fruncido—¿ Qué estás haciendo en casa tan temprano?, deberías estar en clase de canto. —Debería, pero me han echado— dijo y con un suspiro cerró el libro de golpe mientras su rostro reflejaba una profunda tristeza. —Pero... usé todos mis ahorros para abonar a tu escuela, prometieron que podías seguir entrando a clases— exclamó Amaia frustrada mientras llegaba y se sentaba junto a su hermana para abrazarla. —Lo mismo le dije a la directora, pero dijo que ya está por culminar el mes y padre no ha terminado de pagar, por lo tanto solo podré entrar a clases regulares pero no me darán más acceso a
—No... no puede estar hablando en serio...— le dijo Ethan con terror mientras observaba al hombre. —Pensé que ya habías aprendido que no suelo hacer bromas, estoy hablando muy en serio quiero a tu hija. —Pero... pero, ¿ como que quiera mi hija?, ¿para qué la quiere?, ¿qué piensa hacerle?—Mi propuesta es una propuesta decente Müller, lo que quiero es una esposa y esa esposa será tu hija Amaia— el hombre lo miró confundido. —¡Eso es una locura!, aunque yo decidiera aceptarlo y entregarle de cierto modo a mi hija, Amaia jamás lo aceptaría, esa muchacha tiene carácter, ¿ que le hace pensar que ella accederá fácilmente a ser su esposa. ?—No es mi problema, que tú hija acceda es el deber tuyo, creo que no será tan difícil si se lo presentas como; su libertad a cambio de tu vida. —No, es que usted no lo entiende señor, mi relación con mis hijas no es la mejor de todas, seguramente Amaia preferirá mil veces que usted me asesine antes de casarse con un desconocido. Tiene que haber ot
En cuanto Amaia hubo firmado el documento le entregó el bolígrafo a su padre y se enderezó. —Bueno, si eso es todo, me retiro. —No, no se retire señorita Müller— le dijo Nikolay colocándose de pie y tomando la carpeta organizando las hojas del documento. — bien Ethan, muy bien, trato hecho, mañana te haré llegar el documento en donde quedas liberado de tu deuda— Amaia, frunció lejos el seño al escuchar aquello. —¿Libre de deuda?— preguntó confundida—¿ no se supone que usted le está dando un préstamo?—Me temo que tu padre te ha engañado— dijo tranquilamente y Amaia dio un paso atrás ante el peso de las palabras que aquel hombre pronunciaba, inmediatamente sus ojos se abrieron y volteó a ver a su padre quien bajó la mirada avergonzado —¿De qué está hablando, señor?, ¿cómo que mi padre me ha engañado?—Lo que acabas de firmar no es ningún documento de cesión de acciones, como te he dicho mi nombre es Nikolay Kozlov, soy el acreedor de tu padre, digamos que tu progenitor me debe una
Amaia, se mantuvo en silencio durante todo el trayecto, tenía una fuerte opresión en el pecho y las lágrimas pugnaban por abandonar sus ojos sin embargo, se obligaba a ser fuerte, no conocía aquel hombre que ahora era su esposo, no sabía hacia dónde la llevaba, no sabía absolutamente nada pero no podía protestar. —Pasaremos la noche en mi mansión y mañana muy temprano saldremos de viaje. —¿A dónde vamos?— le preguntó. —Por ahora no es necesario que lo sepas, mañana te enterarás— Amaia quiso maldecir, evidentemente aquel hombre era un troglodita acostumbrado a dar órdenes y así mismo acostumbrado a que lo obedecieran sin siquiera rechistar, tal y como lo había dicho; ella no estaba en posición de exigir, así que solo asintió y guardó silencio. Llegaron a una enorme mansión, era evidente que el dinero no era ningún problema para el señor Kozlov. —¿Quieres cenar algo?— le preguntó pero Amaia sentía la garganta y el estómago cerrado, sería imposible para ella ingerir alimentos. —No,
Fue presentada como la nueva esposa de Nikolay, el personal de aquella isla parecía ser escaso, la miraron con bastante interés pero ninguno se atrevía pronunciar palabra o frase más allá de la adecuada, después de las respectivas presentaciones él se giró hacia una de las mujeres y le dijo. —Lleva a la señora a la que será nuestra habitación y muestrale todo lo necesario para que esté cómoda. El día de hoy será un día de gracia, mañana iniciará su entrenamiento.¿Entrenamiento? quiso preguntar Amaia completamente confundida sin embargo aquel hombre se dio media vuelta y se alejó de ella sin siquiera darle tiempo a hacer preguntas. ¿ Cómo que entrenamiento?, ¿ Cómo que pensaba destruirla?, ¿ qué diablo estaba planeando aquel hombre hacer con ella?, ¿ estaba al tanto su padre de que aquel hombre la sometería?, porque eso estaba más que claro que esi es lo que quería; someterla, destruirla, humillarla. Además de todo, ¿como que "nuestra" habitación?, la noche anterior él había res
Amaia tuvo miedo de seguir llevándole la contraria a aquel hombre así que obedeció en silencio hasta llegar a la mesa del comedor, se sentó junto a él e hizo su mayor esfuerzo por ingerir un poco de alimento con la clara intención de que el hombre la dejara en paz, después de aquellas amenazas y de la manera tan brusca en la que la había tratado, Amaia no tenía dudas de que aquel hombre sería capaz de lo peor, así que decidió no seguir tentando su suerte. Llevaba mucho rato comiendo en silencio cuando elevó los ojos del plato y le dijo. —Me dijiste que tu hombre se encargaría de la escuela de mi hermana. —Ese asunto está resuelto.— respondió tranquilamente. —¿Cómo puedo estar seguro de ello? —Porque soy un hombre que tiene palabra— le dijo mirándola con intensidad a través de sus hermosos ojos grises— mañana si quieres puedes comprobar los recibos de pago, el instituto de tu hermana ha sido cancelado, está al día y para que puedas estar más tranquila, también se canceló
—¡Arriba, bella durmiente, arriba!— escuchó que le decían una y otra vez. Amaia gruñó por lo bajo, tenía mucho sueño, no sabía a qué hora se había dormido, pero sabía que había sido a altas horas de la madrugada. Abrió los ojos de mala gana, allí estaba él, mirándola sin expresión alguna, aparentemente recién duchado y vestido con ropa deportiva. —¿No es muy temprano? —Si quieres que las cosas salgan bien, debes madrugar— le dijo tranquilamente. — hoy comienza tu entrenamiento. —No dejas de decir esa palabra y estoy estresada por no saber para qué debo entrenarme— respondió sentándose en la cama. —Para sobrevivir. — dijo tranquilamente, Amiga lo miró estupefacta, esperando que él soltara una carcajada y se burlara de ella por creerle semejante cosa, pero la risa nunca llegó, en su lugar, él la miraba con expresión serena. —¿Qué?, ¿sobrevivir?¿De qué demonios hablas?— preguntó frunciendo el entrecejo— Creo que tengo derecho a saber en qué diablos estoy metida. —Estas meti