—No... no puede estar hablando en serio...— le dijo Ethan con terror mientras observaba al hombre.
—Pensé que ya habías aprendido que no suelo hacer bromas, estoy hablando muy en serio quiero a tu hija. —Pero... pero, ¿ como que quiera mi hija?, ¿para qué la quiere?, ¿qué piensa hacerle? —Mi propuesta es una propuesta decente Müller, lo que quiero es una esposa y esa esposa será tu hija Amaia— el hombre lo miró confundido. —¡Eso es una locura!, aunque yo decidiera aceptarlo y entregarle de cierto modo a mi hija, Amaia jamás lo aceptaría, esa muchacha tiene carácter, ¿ que le hace pensar que ella accederá fácilmente a ser su esposa. ? —No es mi problema, que tú hija acceda es el deber tuyo, creo que no será tan difícil si se lo presentas como; su libertad a cambio de tu vida. —No, es que usted no lo entiende señor, mi relación con mis hijas no es la mejor de todas, seguramente Amaia preferirá mil veces que usted me asesine antes de casarse con un desconocido. Tiene que haber otra manera de solucionar esto —No la hay, le aseguro la única manera de solucionar esto es la que ya te he explicado, Amaia Müller debe ser mi esposa y tu trabajo es convencerla para que firme el acta matrimonial. —Amaia no lo hará, Amaia no lo hará, ella preferirá dejarme morir. —Eso lo veremos. Mañana iré a tu casa a las cinco de la tarde, procura estar disponible para recibirme no quiero ningún tipo de sorpresas, llevaré conmigo el acta matrimonial y tú debes encargarte de que tu hija lo firme, mañana mismo saldré de tu casa llevando conmigo a mi esposa, tu deuda será saldada y podrás seguir viviendo, si tu hija se niega a firmar el documento o irse conmigo te pondré una bala en la frente delante de ella— el hombre maldijo y tembló porque sabía que ese hombre estaba hablando en serio. —Pero señor, ¿ Cómo haré eso? —No es mi problema, usa la cabeza. Ahora sáquenlo de mi camioneta debo irme— y así mismo tan bruscamente como lo habían metido a la fuerza en el auto, de la misma manera lo sacaron de él dejándolo de pies observando la camioneta que con el motor encendido no tardó ni un minuto en alejarse, estaba confundido, sería capaz Amaia de contraer matrimonio con aquel hombre para ayudarlo a conservar su vida No lo creía, estaba claro que su hija no accedería a aquello, sería más fácil hacer que Aimara odiara el canto, a convencer a Amaia de que se entregara a aquel desconocido, no entendía cuál eran sus planes, ni sus propósitos, no entendía porque si necesitaba una esposa tenía que usar aquel método para conseguirla, seguramente podría encontrar una esposa en cualquier lugar y no en aquellas circunstancias tan turbia s, él subió a su auto y manejó a casa para pasar toda la noche aturdido y triste porque si era cierto y sincero consigo mismo, debía admitir de que el miedo que sentía a morir era muy grande, la posibilidad de no solo de vivir sino de que se le fuese perdonada la deuda lo llevaba a considerar evidentemente usar a su hija como una moneda de pago o una moneda de cambio, el perdón y su vida a cambio de la libertad de una de sus hijas, sí ciertamente no sonaba bonito ni muy paternal de su parte, pero no quería morir por supuesto que no quería hacerlo. Además, era una propuesta... honorable, sería su esposa, no su amante, no la usaría y luego la tiraría, le daría su apellido y respaldo, aquello podía ser beneficioso a largo plazo. Tras pensar toda la noche en cómo lograr aquello, decidió que la única manera en la que Amaia firmaría esos documentos sería si lograba engañarla y que Dios lo perdonará pero, estaba planeando ponerle una trampa a su hija para que firmara los documentos sin estar al tanto de lo que estaba haciendo, de esa manera para cuando ella se diese cuenta de lo que había firmado ya sería demasiado tarde para retractarse, pues el certificado matrimonial tendría la firma de ambos. Así que pasó todo el día sumergido en una angustia y en una preocupación total, el nivel de estrés al que estaba siendo sometido era mucho y podría jurar que tenía la presión arterial en el cielo, además de eso su cuerpo daba claros síntomas de estrés, tenía taquicardia, la boca seca, el cuerpo tembloroso, estaba terriblemente asustado porque poco faltaba para que se definiera su destino y ya lo había decidido, por muy mal que sonara estaba dispuesto a entregar a Amaia para poder seguir viviendo Lo más probable sería que cuando aquel hombre se diera cuenta lo terca, mal geniada y desafiante que podía ser Amaia terminaría aburriéndose a ella y regresandola a la casa, lo cual lo dejaría él vivo, con la deuda paga y con su hija de regreso, Ethan estaba pensando que aquella sería una estrategia perfect,a sin embargo no tenía ni la más mínima idea de los oscuros planes que tenía Nikolay para la dulce Amaia. Amaia volvió a casa, Aimara también, cada una se ocupó de sus diversas actividades y tal y como lo había esperado el ruso llegó muy puntual, lo recibió en su despacho, el hombre se sentó frente al escritorio en una posición bastante cómoda y tras de él, tres de sus guardaespaldas permanecían de pie y atentos a cualquier orden. —Y bien Müller, dime qué has pensado, ¿ Cómo se supone que harás esto?— le preguntó colocando sobre la mesa una carpeta que contenía el contrato matrimonial. —Quiero vivir, por supuesto que quiero vivir. —Así que estás dispuesto a sacrificar a tu hija para conservar tu vida, piensas inmolar a tu hija para salvar tu propio pellejo. —Por favor no lo diga de esa manera, sé que es cruel pero confío en que usted sepa apreciar a mi hija porque ella es muy buena— Nikolay sonrió irónicamente.— la única manera de hacer esto es engañándole, Amaia es muy astuta— el hombre tomó el teléfono de su despacho y marcó, tras un minuto dijo— margaret por favor dígale a Amaia que venga mi espacio urgente— y sin más, cortó la comunicación, Ethan tomó el contrato matrimonial, observó atentamente las páginas y tomó la última colocándola de primera, esa donde ella debía firmar. Un llamado a la puerta confirmó que Amaia estaba allí, Ethan sintió remordimiento y temor sin embargo, era muy tarde para echarse atrás, tras darle el acceso a Amaia la vio entrar. Amaia estaba confundida, según sabía su padre había recibido una visita y se encontraba con ellos en su despacho, posiblemente algún socio o un préstamo, no entendía para qué necesitaba su presencia sin embargo, no se encontraba de ánimos como para negarse, entró al lugar y saludo —Buenas noches caballeros, padre, Margaret me ha dicho que necesitabas mi presencia. —Adelante Amaia— le dijo— sí estoy necesitandote, permíteme presentarte al señor— dijo y de pronto se quedó en silencio entendiendo que ni siquiera conocía el nombre de aquel hombre. —Nikolay, NiKolay Kozlov— dijo el mismo NiKolay, haciendo su presentación. —Mucho gusto Señor Kozlov, soy Amaia Müller —se acercó a él y estrechó su mano, Nikolay sonrió observándola, realmente era preciosa con esos abundantes cabellos oscuros como la noche y esos preciosos e intensos ojos color azul oscuro que resaltaban en un precioso contraste contra su blanca piel.— tú dirás padre, ¿ para que me necesitas? —El señor ha accedido a otorgarme una gran suma de dinero, esta es una gran oportunidad— Amaia frunció el entrecejo, no comprendía porque su padre quería decir. —Sigo sin comprender para qué me necesitas, padre. —Necesito que firmes este documento Amaia— ella observó a su padre confundida como si de pronto le hubiese brotado un tercer ojo y una segunda cabeza. —¿Mii firma?, ¿Y por qué tendría yo que firmar un documento? —Porque quiero otorgarle a este hombre parte de las acciones de la empresa como garantía de pago, y ya que tú eres mi vicepresidenta aunque ni siquiera te asomes por la empresa, y como futuro heredera, necesito tu firma. —¿Estás seguro de lo que estás haciendo, padre?— preguntó dirigiendo la mirada hacia el enorme hombre sentado en el sillón. —Es lo necesario hija, recuerda que tengo que solucionar la situación de Aimara y no puede seguir esperando. —Nunca antes habías necesitado mi firma para algo —Nunca antes me había visto en la necesidad de otorgar acciones de la empresa como garantía, por favor el señor no puede esperar más. —De acuerdo, de acuerdo— dijo frustrada sentía que su padre estaba dando patadas de ahogado— ¿de cuántas acciones estamos hablando ? — El veinte porciento hija, y realmente como te digo es una garantía, en cuanto logré devolver el dinero este documento quedará invalidado. —Bien, ¿puedo leerlo?, quiero asegurarme de que solo sea el veinte porciento y no que termines entregando lo que queda de nuestro patrimonio. —Sí claro que puedes —dijo el hombre ocultando su nerviosismo— sin embargo como te he dicho el señor necesita retirarse ya, no puede esperar un segundo más, por favor necesito que hagas esto por mí, Amaia— la miró con ojos suplicantes— no quiero que el señor cambie de opinión. —De acuerdo padre, ¿ dónde firmo?— el hombre le tendió un bolígrafo el cual ella tomó acercándose el documento y estampando su firma en donde su padre le señalaba sin siquiera imaginarse que estaba firmando un contrato de destrucción y dolor.En cuanto Amaia hubo firmado el documento le entregó el bolígrafo a su padre y se enderezó. —Bueno, si eso es todo, me retiro. —No, no se retire señorita Müller— le dijo Nikolay colocándose de pie y tomando la carpeta organizando las hojas del documento. — bien Ethan, muy bien, trato hecho, mañana te haré llegar el documento en donde quedas liberado de tu deuda— Amaia, frunció lejos el seño al escuchar aquello. —¿Libre de deuda?— preguntó confundida—¿ no se supone que usted le está dando un préstamo?—Me temo que tu padre te ha engañado— dijo tranquilamente y Amaia dio un paso atrás ante el peso de las palabras que aquel hombre pronunciaba, inmediatamente sus ojos se abrieron y volteó a ver a su padre quien bajó la mirada avergonzado —¿De qué está hablando, señor?, ¿cómo que mi padre me ha engañado?—Lo que acabas de firmar no es ningún documento de cesión de acciones, como te he dicho mi nombre es Nikolay Kozlov, soy el acreedor de tu padre, digamos que tu progenitor me debe una
Amaia, se mantuvo en silencio durante todo el trayecto, tenía una fuerte opresión en el pecho y las lágrimas pugnaban por abandonar sus ojos sin embargo, se obligaba a ser fuerte, no conocía aquel hombre que ahora era su esposo, no sabía hacia dónde la llevaba, no sabía absolutamente nada pero no podía protestar. —Pasaremos la noche en mi mansión y mañana muy temprano saldremos de viaje. —¿A dónde vamos?— le preguntó. —Por ahora no es necesario que lo sepas, mañana te enterarás— Amaia quiso maldecir, evidentemente aquel hombre era un troglodita acostumbrado a dar órdenes y así mismo acostumbrado a que lo obedecieran sin siquiera rechistar, tal y como lo había dicho; ella no estaba en posición de exigir, así que solo asintió y guardó silencio. Llegaron a una enorme mansión, era evidente que el dinero no era ningún problema para el señor Kozlov. —¿Quieres cenar algo?— le preguntó pero Amaia sentía la garganta y el estómago cerrado, sería imposible para ella ingerir alimentos. —No,
Fue presentada como la nueva esposa de Nikolay, el personal de aquella isla parecía ser escaso, la miraron con bastante interés pero ninguno se atrevía pronunciar palabra o frase más allá de la adecuada, después de las respectivas presentaciones él se giró hacia una de las mujeres y le dijo. —Lleva a la señora a la que será nuestra habitación y muestrale todo lo necesario para que esté cómoda. El día de hoy será un día de gracia, mañana iniciará su entrenamiento.¿Entrenamiento? quiso preguntar Amaia completamente confundida sin embargo aquel hombre se dio media vuelta y se alejó de ella sin siquiera darle tiempo a hacer preguntas. ¿ Cómo que entrenamiento?, ¿ Cómo que pensaba destruirla?, ¿ qué diablo estaba planeando aquel hombre hacer con ella?, ¿ estaba al tanto su padre de que aquel hombre la sometería?, porque eso estaba más que claro que esi es lo que quería; someterla, destruirla, humillarla. Además de todo, ¿como que "nuestra" habitación?, la noche anterior él había res
Amaia tuvo miedo de seguir llevándole la contraria a aquel hombre así que obedeció en silencio hasta llegar a la mesa del comedor, se sentó junto a él e hizo su mayor esfuerzo por ingerir un poco de alimento con la clara intención de que el hombre la dejara en paz, después de aquellas amenazas y de la manera tan brusca en la que la había tratado, Amaia no tenía dudas de que aquel hombre sería capaz de lo peor, así que decidió no seguir tentando su suerte. Llevaba mucho rato comiendo en silencio cuando elevó los ojos del plato y le dijo. —Me dijiste que tu hombre se encargaría de la escuela de mi hermana. —Ese asunto está resuelto.— respondió tranquilamente. —¿Cómo puedo estar seguro de ello? —Porque soy un hombre que tiene palabra— le dijo mirándola con intensidad a través de sus hermosos ojos grises— mañana si quieres puedes comprobar los recibos de pago, el instituto de tu hermana ha sido cancelado, está al día y para que puedas estar más tranquila, también se canceló
—¡Arriba, bella durmiente, arriba!— escuchó que le decían una y otra vez. Amaia gruñó por lo bajo, tenía mucho sueño, no sabía a qué hora se había dormido, pero sabía que había sido a altas horas de la madrugada. Abrió los ojos de mala gana, allí estaba él, mirándola sin expresión alguna, aparentemente recién duchado y vestido con ropa deportiva. —¿No es muy temprano? —Si quieres que las cosas salgan bien, debes madrugar— le dijo tranquilamente. — hoy comienza tu entrenamiento. —No dejas de decir esa palabra y estoy estresada por no saber para qué debo entrenarme— respondió sentándose en la cama. —Para sobrevivir. — dijo tranquilamente, Amiga lo miró estupefacta, esperando que él soltara una carcajada y se burlara de ella por creerle semejante cosa, pero la risa nunca llegó, en su lugar, él la miraba con expresión serena. —¿Qué?, ¿sobrevivir?¿De qué demonios hablas?— preguntó frunciendo el entrecejo— Creo que tengo derecho a saber en qué diablos estoy metida. —Estas meti
El teléfono repicó tres veces antes de ser aceptada la llamada. —¿Si?—í se escuchó la voz de Aimara cargada de una intensa duda. —Mara soy yo, soy Amaia— dijo con emoción y los ojos se le llenaron de lágrimas. —¡Amaia por Dios!, ¿estás bien?, me quedé bastante preocupada y aún más preocupada porque ayer no te comunicaste conmigo, padre ha dicho que no tenía de que angustiarme pues estabas bien y seguramente no te comunicarías en algún tiempo mientras te adaptabas a la nueva vida de tu con tu esposo. ¡No puedo creer que te hayas casado!, ¿En dónde se supone que estás?, ¡Quiero verte!—Por ahora no es posible vernos Aimara, de momento no estoy cerca de ti, al menos no físicamente, pero confio en que pronto podamos reunirnos. —¿Qué se supone que significa eso?—Significa que estoy lejos, muy lejos, pero no tengo mucho tiempo en esta llamada así que no te preocupes por mí, mejor cuéntame ¿cómo estás tú?, mi... mi esposo me ha dicho que han pagado tu instituto. —Así es, el día de hoy
—Mi cuerpo no tiene nada que ver—respondió ella con seguridad— solo me siento avergonzada de verte desnudo o de estar desnuda frente a alguien que no conozco. —¿Aunque sea tu esposo?— le preguntó burlonamente. —Aunque sea mi esposo, lo siento si esperabas que mi actitud fuese diferente, pero no te conozco— respondió ella. —Quizás sea momento de que empezamos empecemos a conocernos— extendió una mano y acarició la humedad mejilla de Amaia, ella tembló internamente y se sintió traicionada por su cuerpo al descubrir que aquel toque le había gustado—eres una mujer preciosa, que ojos tan preciosos tienes eres toda una belleza— le dijo sonriendo mientras que su enorme mano se deslizaba por la cara de ella haciendo un recorrido por sus cejas, el puente de su nariz, el contorno de su boca, sus mejillas y su mandíbula. Amaia sintió dio un paso atrás y recargó la espada la espalda contra los azulejos del baño— ¿acaso me tienes miedo?— le pregunto con sinceridad. —Sería lo más natural, er
Después de aquel momento de tensión donde Nikolay se había vuelto muy distante ante la pregunta de Amaia con referencia a su tatuaje de escorpión, ella reconoció que aquel debería ser un tema demasiado sensible para él, tomaron una ducha juntos, mientras se enjabonaban uno a otro para luego salir y meterse bajo las tibias sábanas de seda. Amaia se acostó lo suficientemente retirada de él, sin embargo Nikolay con una sonrisa se acercó hasta ella y la abrazó hasta su cuerpo. —No Amaia, no me casé para seguir durmiendo con frío cada noche— le dijo en tono jocoso mientras la estrechaba y la acercaba aún más a su cuerpo Amaia suspiró con satisfacción e incomprendiendo por qué su cuerpo comenzaba a sentirse tan cómoda cerca de Nikolay y aquello le preocupaba— sé que estás agotada por el entrenamiento de hoy, intenta descansar— le dijo con voz tranquila— quiero que sepas que te haré cambiar de opinión Amaia, voy a mostrarte cuán placentero es el sexo. —No creo que pueda cambiar de op