En cuanto Amaia hubo firmado el documento le entregó el bolígrafo a su padre y se enderezó.
—Bueno, si eso es todo, me retiro. —No, no se retire señorita Müller— le dijo Nikolay colocándose de pie y tomando la carpeta organizando las hojas del documento. — bien Ethan, muy bien, trato hecho, mañana te haré llegar el documento en donde quedas liberado de tu deuda— Amaia, frunció lejos el seño al escuchar aquello. —¿Libre de deuda?— preguntó confundida—¿ no se supone que usted le está dando un préstamo? —Me temo que tu padre te ha engañado— dijo tranquilamente y Amaia dio un paso atrás ante el peso de las palabras que aquel hombre pronunciaba, inmediatamente sus ojos se abrieron y volteó a ver a su padre quien bajó la mirada avergonzado —¿De qué está hablando, señor?, ¿cómo que mi padre me ha engañado? —Lo que acabas de firmar no es ningún documento de cesión de acciones, como te he dicho mi nombre es Nikolay Kozlov, soy el acreedor de tu padre, digamos que tu progenitor me debe una impresionante suma de dinero y hemos encontrado un método para que me pague. —No puede ser padre, ¿ en serio?, ¿ es en serio que sigues adquiriendo deudas?, ¿ es que no aprendes?, ¿ Cómo se supone que vas a pagarle a este hombre y todas las demás deudas que tienes? —Supongo que ahora debe preocuparse por los demás y no por mí, su deuda conmigo está saldada. —¿Y en qué se supone que me engañó mi padre entonces?, porque no estoy comprendiendo nada. —El documento que acaba de firmar no es una cesión de acciones sino un acta de matrimonio. —¡¿QUÉ ?!— preguntó ella con un grito ahogado y alternó la mirada entre los dos hombres. —Así como escucha, un certificado matrimonial Amaia Müller ahora es usted me pertenece, ahora es mi esposa. —¿Qué rayos estás diciendo? —¿Tienes problemas auditivos?, eres mi esposa. —¿Es que acaso está usted demente?— preguntó con angustia — no puedo casarme con usted, yo no puedo ser su esposa, ni siquiera le conozco, es la primera vez que lo veo. —A mí no me importa no haberte visto antes y a tí debería importarte menos, el trato ya está hecho, firmaste el acta y ahora eres mi esposa, nos vamos inmediatamente de aquí a tu nuevo hogar. —Ese hombre está loco — dijo aturdida— ¿realmente has perdido la cabeza?, ¿ estás ebrio o estás drogado?, no hay otra explicación para esto. no entiendo de qué estás hablando, pero está claro que no voy contigo a ningún lado. —No es tan difícil de entender Amaia— le dijo tuteandola y ella hubiese querido decirle que no se tomará el atrevimiento de llamarla por su nombre de pila sin embargo ,dada la circunstancias aquello era el menor de sus problemas —Lo siento hija, lo siento, lo siento, lo siento muchísimo— se disculpaba una y otra vez— esta era la única manera de seguir con vida. —¿Estás diciéndome que este hombre no está mintiendo ? —Me temo que no hija, este hombre es el dueño del casino donde suelo ir a jugar y he estado adquiriendo una deuda demasiado grande, evidentemente dada nuestra situación económica no puedo pagar. —¡No me jodas padre!, ¿ has decidido pagar tu deuda conmigo?, ¡ tiene que ser un put* chiste!, ¿ es que... qué te crees que soy?, un cheque en blanco, ¿cuánto se supone que valgo?, ¿ por cuánto me estás vendiendo? —El monto es muy alto si en algo le consuela— dijo Nikolay— pero realmente está entregandome su libertad a cambio de su propia vida, de lo contrario Ethan Müller moriría esta noche. Ahora debemos marcharnos esposa, hay muchas cosas que hacer y mañana saldremos de viaje. —¡No iré contigo a ningún lado demente!, ¡ estás loco y no vuelvas a llamarme tu esposa porque no soy tu esposa! —El documento que tiene mi hombre— dijo señalando a Igor— deja bastante claro que ahora eres mi esposa y no tengo mucho tiempo que perder así que te lo pondré sencillo, si decides quebrantar el acuerdo y no irte conmigo como mi legítima esposa, tu padre se muere— y dicho aquello Vladímir sacó el arma y caminó hacia Ethan, colocándola sobre su cabeza, apuntando directamente mientras sostenía al hombre de su hombro y presionaba el cañón del arma contra su cabeza, Amaia abrió los ojos enormes, pues nunca había experimentado algo tan brusco y tan violento como aquello. —¡Aléjese de mi padre!— exclamó ella al ver como Ethan la miraba con dolor y sus ojos se llenaban de lágrimas. —Por favor Amaia—suplicó— no dejes que me maten hija, te lo ruego. —¡Aléjese ahora mismo de mi padre llamo a la policía! —Me temo pequeña esposa, que la policía no puede hacer nada por ti, además tengo michos aliados en la policia, no intervendrán a su favor, creeme, la decisión está en tus manos. Ya has firmado el acta, estamos casados; te vas conmigo o decides observar cómo el cerebro de tus padre se esparce por todo el lugar. —¡Con un demonio! —le dijo asustada— no puedes estar hablando en serio, ¿ cómo voy a irme con usted?, no puedo ser su esposa, yo no lo conozco, además nosotras solo tenemos a mi padre y no puede usarme para pagar una deuda que ni siquiera yo adquirí —¡Por favor hija, por favor, van a matarme, sé que no me quieres, es más sé que me odias por todo lo que les he hecho vivir y que de un tiempo para acá ni siquiera me respetas, pero te lo ruego, te lo suplico; no dejes que estos hombres me maten! —¡Nadie va a matarte padre, nadie va a matarte!— le dijo con los ojos llenos de lágrimas—¡Suéltalo ahora mismo! —A ver Vladímir, creo que la dama no está entendiendo, ¿Qué te parece si le muestras cómo funciona el arma? —¡NO!, ¡NO POR FAVOR !— gritó ella intentando dar un paso adelante. —No te acerques— Vladímir le quitó el seguro al arma y la volvió a presionar contra la cabeza de él, Ethan cerró los ojos y las lágrimas se deslizaron por sus mejillas. —Por favor Amaia, por favor, por favor, por favor— repetía una y otra vez. —No puedo creerlo, no puedo creer que eso esté pasándome— dijo ella con angustia inmediatamente pensando en su padre, pensando en Aimara y en toda aquella situación, ella se iría y si se marchaba Aimara quedaba desprotegida. —Bien, iré con usted— dijo observando a Nikolay quién sonrío— pero solo me iré si mi hermana viene conmigo. —Eso es imposible por el momento, Aimara no puede venir con nosotros porque haremos un viaje largo— Amaia frunció el ceño, estaba confundida, ¿ es que aquel hombre pensaba asesinarla?, además como sabía el nombre de su hermana si ella en ningún momento lo había dicho. —No puedo irme dejando a mi hermana atrás, además como bien sabes mi padre es un irresponsable que tiene muchísimas deudas, es incapaz siquiera de pagar el colegio de mi hermana, no puedo irme dejandola su suerte. —He dicho que no va a venir con nosotros y es mi última palabra, te recuerdo que no estás en posición de hacer exigencias, quizás en un futuro Aimara pueda venir con nosotros, pero por ahora es imposible. —¿Y cómo puedo irme sabiendo que mi hermana no está la segura?— preguntó con los ojos llenos e lágrimas. —Supongo que la situación está bastante difícil para ustedes, le darás los datos del colegio a Igor— señaló a Igor, quien asintió— él se encargará de pagar lo que haga falta, además de eso me aseguraré de que a tu hermana no le falte nada hasta que estés lista y Aimara pueda reunirse con nosotros. ¡Es mi última oferta! —¿Hasta que esté lista?, ¿ Qué significa exactamente eso?, ¿ para que debo estar lista? —Lo sabrás en su debido momento— se puso de pie— no puedo esperar más, ha llegado un momento de irme — Amaia presionó los labios con furia. —No puedo irme a ningún lado, ni siquiera he hecho la maleta. —No las necesitas, a dónde vamos tendrás todo cuanto puedas necesitar. —¿Y cómo sé que cumplirá su palabra de proteger a mi hermana? —Lo haré porque a diferencia de tu padre, soy un hombre que cumple con sus compromisos y ahora tu hermana es parte de mi familia, me encargaré de darte pruebas de que todo se efectúa como lo desees y de que tu hermana tendrá todo cuanto necesite... siempre y cuando te comportes bien conmigo. — Amaia presionó los labios con fuerza, era evidente que no tenía más opciones. —Bien, andando. — dijo tensa, se giró hacia su padre y lo observó. —Gracias hija, gracias. —No me des las gracias—dijo enojada —encárgate de ahora en adelante hacer las cosas bien y sé un buen padre para Aimara, ella te necesita. No tiene a nuestra madre, no me tendrá a mí, por lo menos haz un esfuerzo en ser un mejor padre para ella, esfuérzate para que deje de avergonzarse del apellido que lleva— aquellas palabras fueron un duro golpe para el hombre. Salió del despacho sin siquiera darle un abrazo ó un beso a su padre, junto a ella, su ahora esposo caminaba en un absoluto silencio, al salir se encontraron con Aimara quien mostró confusión al verlos. —¿Está todo bien?— preguntó la jovencita. —Debo irme, Mara— uso aquel diminuto cariñoso. —¿Irte?, pero...¿ a dónde vas y por qué te vas?— ella preguntó confundida. —Acabo de firmar un documento Mara, acabo de casarme con el señor Koslov y no debes preocuparte todo mejorará— le dió un gran abrazo a su hermana y un beso en la frente, intentando no llorar.Amaia, se mantuvo en silencio durante todo el trayecto, tenía una fuerte opresión en el pecho y las lágrimas pugnaban por abandonar sus ojos sin embargo, se obligaba a ser fuerte, no conocía aquel hombre que ahora era su esposo, no sabía hacia dónde la llevaba, no sabía absolutamente nada pero no podía protestar. —Pasaremos la noche en mi mansión y mañana muy temprano saldremos de viaje. —¿A dónde vamos?— le preguntó. —Por ahora no es necesario que lo sepas, mañana te enterarás— Amaia quiso maldecir, evidentemente aquel hombre era un troglodita acostumbrado a dar órdenes y así mismo acostumbrado a que lo obedecieran sin siquiera rechistar, tal y como lo había dicho; ella no estaba en posición de exigir, así que solo asintió y guardó silencio. Llegaron a una enorme mansión, era evidente que el dinero no era ningún problema para el señor Kozlov. —¿Quieres cenar algo?— le preguntó pero Amaia sentía la garganta y el estómago cerrado, sería imposible para ella ingerir alimentos. —No,
Fue presentada como la nueva esposa de Nikolay, el personal de aquella isla parecía ser escaso, la miraron con bastante interés pero ninguno se atrevía pronunciar palabra o frase más allá de la adecuada, después de las respectivas presentaciones él se giró hacia una de las mujeres y le dijo. —Lleva a la señora a la que será nuestra habitación y muestrale todo lo necesario para que esté cómoda. El día de hoy será un día de gracia, mañana iniciará su entrenamiento.¿Entrenamiento? quiso preguntar Amaia completamente confundida sin embargo aquel hombre se dio media vuelta y se alejó de ella sin siquiera darle tiempo a hacer preguntas. ¿ Cómo que entrenamiento?, ¿ Cómo que pensaba destruirla?, ¿ qué diablo estaba planeando aquel hombre hacer con ella?, ¿ estaba al tanto su padre de que aquel hombre la sometería?, porque eso estaba más que claro que esi es lo que quería; someterla, destruirla, humillarla. Además de todo, ¿como que "nuestra" habitación?, la noche anterior él había res
Amaia tuvo miedo de seguir llevándole la contraria a aquel hombre así que obedeció en silencio hasta llegar a la mesa del comedor, se sentó junto a él e hizo su mayor esfuerzo por ingerir un poco de alimento con la clara intención de que el hombre la dejara en paz, después de aquellas amenazas y de la manera tan brusca en la que la había tratado, Amaia no tenía dudas de que aquel hombre sería capaz de lo peor, así que decidió no seguir tentando su suerte. Llevaba mucho rato comiendo en silencio cuando elevó los ojos del plato y le dijo. —Me dijiste que tu hombre se encargaría de la escuela de mi hermana. —Ese asunto está resuelto.— respondió tranquilamente. —¿Cómo puedo estar seguro de ello? —Porque soy un hombre que tiene palabra— le dijo mirándola con intensidad a través de sus hermosos ojos grises— mañana si quieres puedes comprobar los recibos de pago, el instituto de tu hermana ha sido cancelado, está al día y para que puedas estar más tranquila, también se canceló
—¡Arriba, bella durmiente, arriba!— escuchó que le decían una y otra vez. Amaia gruñó por lo bajo, tenía mucho sueño, no sabía a qué hora se había dormido, pero sabía que había sido a altas horas de la madrugada. Abrió los ojos de mala gana, allí estaba él, mirándola sin expresión alguna, aparentemente recién duchado y vestido con ropa deportiva. —¿No es muy temprano? —Si quieres que las cosas salgan bien, debes madrugar— le dijo tranquilamente. — hoy comienza tu entrenamiento. —No dejas de decir esa palabra y estoy estresada por no saber para qué debo entrenarme— respondió sentándose en la cama. —Para sobrevivir. — dijo tranquilamente, Amiga lo miró estupefacta, esperando que él soltara una carcajada y se burlara de ella por creerle semejante cosa, pero la risa nunca llegó, en su lugar, él la miraba con expresión serena. —¿Qué?, ¿sobrevivir?¿De qué demonios hablas?— preguntó frunciendo el entrecejo— Creo que tengo derecho a saber en qué diablos estoy metida. —Estas meti
El teléfono repicó tres veces antes de ser aceptada la llamada. —¿Si?—í se escuchó la voz de Aimara cargada de una intensa duda. —Mara soy yo, soy Amaia— dijo con emoción y los ojos se le llenaron de lágrimas. —¡Amaia por Dios!, ¿estás bien?, me quedé bastante preocupada y aún más preocupada porque ayer no te comunicaste conmigo, padre ha dicho que no tenía de que angustiarme pues estabas bien y seguramente no te comunicarías en algún tiempo mientras te adaptabas a la nueva vida de tu con tu esposo. ¡No puedo creer que te hayas casado!, ¿En dónde se supone que estás?, ¡Quiero verte!—Por ahora no es posible vernos Aimara, de momento no estoy cerca de ti, al menos no físicamente, pero confio en que pronto podamos reunirnos. —¿Qué se supone que significa eso?—Significa que estoy lejos, muy lejos, pero no tengo mucho tiempo en esta llamada así que no te preocupes por mí, mejor cuéntame ¿cómo estás tú?, mi... mi esposo me ha dicho que han pagado tu instituto. —Así es, el día de hoy
—Mi cuerpo no tiene nada que ver—respondió ella con seguridad— solo me siento avergonzada de verte desnudo o de estar desnuda frente a alguien que no conozco. —¿Aunque sea tu esposo?— le preguntó burlonamente. —Aunque sea mi esposo, lo siento si esperabas que mi actitud fuese diferente, pero no te conozco— respondió ella. —Quizás sea momento de que empezamos empecemos a conocernos— extendió una mano y acarició la humedad mejilla de Amaia, ella tembló internamente y se sintió traicionada por su cuerpo al descubrir que aquel toque le había gustado—eres una mujer preciosa, que ojos tan preciosos tienes eres toda una belleza— le dijo sonriendo mientras que su enorme mano se deslizaba por la cara de ella haciendo un recorrido por sus cejas, el puente de su nariz, el contorno de su boca, sus mejillas y su mandíbula. Amaia sintió dio un paso atrás y recargó la espada la espalda contra los azulejos del baño— ¿acaso me tienes miedo?— le pregunto con sinceridad. —Sería lo más natural, er
Después de aquel momento de tensión donde Nikolay se había vuelto muy distante ante la pregunta de Amaia con referencia a su tatuaje de escorpión, ella reconoció que aquel debería ser un tema demasiado sensible para él, tomaron una ducha juntos, mientras se enjabonaban uno a otro para luego salir y meterse bajo las tibias sábanas de seda. Amaia se acostó lo suficientemente retirada de él, sin embargo Nikolay con una sonrisa se acercó hasta ella y la abrazó hasta su cuerpo. —No Amaia, no me casé para seguir durmiendo con frío cada noche— le dijo en tono jocoso mientras la estrechaba y la acercaba aún más a su cuerpo Amaia suspiró con satisfacción e incomprendiendo por qué su cuerpo comenzaba a sentirse tan cómoda cerca de Nikolay y aquello le preocupaba— sé que estás agotada por el entrenamiento de hoy, intenta descansar— le dijo con voz tranquila— quiero que sepas que te haré cambiar de opinión Amaia, voy a mostrarte cuán placentero es el sexo. —No creo que pueda cambiar de op
Amaia despertó a causa del llamado a la puerta de su habitación, se giró hacia la cama viendo que Nikolay no estaba y se encontraba completamente sola. —¿Quién es?— preguntó ante el insistente toqueteo, sintiendo que necesitaba al menos media vida mas de sueño. —Soy Katerina, señora. —¡Rayos!— gruñó por lo bajo, advirtiendo de ante mano lo que sucedería— ¡Adelante, Katerina! —Buenos días, señora. — dijo en cuando entró a la habitación. —Es muy temprano, Katerina. Por Dios, déjame dormir— se quejó. —Es hora de levantarse, tiene treinta minutos para estar lista para su entrenamiento. —Creo que no me caes bien— suspiró sentándose en la cama y la mujer contuvo una sonrisa, por el contrario, su nueva señora le agradaba mucho y sabia que lo que decia no era del todo cierto— espero hoy seas misericordiosa porque me siento agotada. —Nunca he sabido lo que es la misericordia — le dijo con tono amable. — no tendremos días fáciles, señora. ¡Arriba!, trotaremos para calentar