Inicio / Hombre lobo / La Esclava Del Rey Alfa: Madre De Sus Hijos / Capítulo 1: ¡La verdadera Luna ha regresado!
La Esclava Del Rey Alfa: Madre De Sus Hijos
La Esclava Del Rey Alfa: Madre De Sus Hijos
Por: Valentina S.
Capítulo 1: ¡La verdadera Luna ha regresado!

En el palacio las criadas caminaban de un lado a otro, organizando todo sin parar y Aitana se quedó a un lado confundida, tratando de entender porqué había tanto alboroto en el palacio.

—    Ya casi están aquí, ¡La verdadera luna ha regresado! — Dijo una de las criadas a las otras que estaban reunidas arreglando todo y Aitana al escucharla se paralizó, sintiendo como su corazón se apretaba.

Sintió como el pánico la invadía al darse cuenta de que ya no podía seguir ignorando lo que sucedía, porque la realidad había decidido darle una bofetada, esa mujer que quiso fingir que no existía estaba volviendo y posiblemente le arrebataría a su compañero, porque a pesar de que ya tenía años intentando ganarse el corazón de él no lo había conseguido, porque el Alfa Dominic solo la había estado usando para satisfacer sus necesidades y proporcionarle un heredero. 

Él ni siquiera la había nombrado como su luna, para todos seguía siendo una esclava, una rehén de una manada enemiga que se había convertido en la madre del hijo del Alfa. 

Pero ahora que esa mujer de la que a veces murmuraba las criadas, a quien decían que el Alfa amaba había regresado para seguramente estar con él, ¿Qué iba a suceder con ella y su hijo? ¿Él simplemente la dejaría a un lado a ella y a su hijo para estar con su primero amor? ¿No le importaría estos años en los que ella había estado a su lado dándole todo de si para intentar derretir su frío corazón? 

—    ¿De verdad está de regreso? ¿Ella es la mujer con la que Alfa Dominic creció y a quien siempre ha amado verdad? — Preguntó sorprendida otra de las criadas y Aitana tuvo que apretar con fuerza la cesta en sus manos para lidiar con la incomodidad que crecía cada vez más en su corazón. 

—    Yo escuché que ella fue secuestrada y maltratada por ayudar al Alfa en el pasado, se sacrificó por amor, por eso el Alfa la ama tanto, creo que es justo que él la recompense convirtiéndola en Luna de la manada. 

Aitana quiso reír irónicamente luego de escucharlas decir que eso era lo justo, porque nadie había pensado en ella, en todas las injusticias que había tenido que sufrir desde que era una niña. 

«Si la vida fuera justa yo no habría terminado aquí siendo una esclava y amando a alguien que es incapaz de corresponderme.» Pensó Aitana sintiendo como sus ojos se humedecían, sabiendo que ella simplemente no podría competir con esa mujer, porque incluso si el Alfa solo sintiera un poco de cariño por su primer amor, esto sería más de lo que sentía por ella, porque no había conseguido que su frío compañero la quisiera ni un poco, de hecho creía que él la odiaba, a pesar de que ella no tenía idea del por qué, ya que solo intentaba hacerlo feliz. 

—    Shh, basta ahí viene el Alfa. — Murmuró la primera criada y los ojos de Aitana inevitablemente se dirigieron hacia la puerta donde su compañero, ese hombre perfecto de casi dos metros y musculoso, que imponía al solo entrar a un lugar con esos penetrantes ojos azules y ese cabello negro contrastando perfectamente con su piel blanca. 

Cada vez que él aparecía ella no era capaz de quitarle los ojos de encima, hipnotizada por esa belleza de ser casi celestial o infernal, pero está vez al recordar las palabras de las criadas miró a la mujer que venía con él, una mujer de cabello castaño y ojos marrones, pero con curvas bien pronunciadas muy hermosa y bastante alta. 

Pero lo que la asombró fue ver cómo Dominic, ese hombre que se suponía que tenía un corazón de piedra y era incapaz de tener un gesto cariñoso, tenía la mano de esa mujer tomada con cariño, un cariño que no le había mostrado a Aitana en todo este tiempo. 

Y ella aturdida no pudo evitar notar sus diferencias con la mujer a la que Dominic parecía mostrar orgulloso, por no tenían ningún parecido en absoluto, mientras esa mujer era morena, grande y con buen cuerpo, ella era rubia, bastante pequeña, delgada, cabello rubio y ojos verdes. 

Aitana empezó a sentir que la Diosa Luna le había jugado una cruel broma al hacerla tan diferente de a lo que a su compañero le gustaba. 

«¿Dominic siempre la ha amado a ella verdad? ¿Por eso conmigo ha sido tan frio? » Se preguntó ella sintiendo como el dolor en su corazón se expandía como un cáncer que comenzaba a consumirla. 

—    Escuchen todos, quiero que todo el personal del palacio tenga claro que Julia será la nueva Luna de la manada y deberá ser tratada y respetada como tal, todos deben obedecerla, ¿Entendido? — Preguntó Dominic con voz autoritaria. 

—    Si mi Alfa. — Respondieron todos los presentes a excepción de Aitana que miraba a Julia sonreír llena de dicha al mismo tiempo que Dominic tomaba la mano de ella para besar el dorso con cariño. 

Aitana sintió como si le acabarán de clavar un cuchillo en el pecho al ver este gesto, porque él ni siquiera en la intimidad la había besado en todo este tiempo y ahora se sentía usada como un simple juguete sexual. 

—    Entonces denle la bienvenida a su Luna, pronto tendremos la boda que ella se merece. — Pidió Dominic mirando a Julia con cariño y Aitana lo miró sin entender como él podía ser tan descarado de nombrar a esta mujer Luna tan pronto y decir que se casarían, cuando solo hace dos noches él la había hecho ir a su cama. 

Al pensar en esto Aitana solo sentía más pesadez en su pecho, como si una piedra enorme la estuviera aplastando, imposibilitándole respirar. 

—    Bienvenida Luna de la manada Fantasmas de la noche. — Dijeron todos y Aitana sonrió con amargura porque esto era lo que había soñado escuchar muchas veces, no porque quisiera el poder que el puesto conllevaba, simplemente porque no quería que su hijo creciera sabiendo que  su madre era una esclava y además porque deseaba que Dominic llegara a valorarla. 

Pero ahora que está mujer había regresado a la vida del Alfa, ¿Qué sucedería con ellos?

No podía ya seguir quedándose en silencio soportando todo lo que Dominic quisiera hacer sin importar cuanto la lastimaba. 

—    Alfa Dominic, ¿A usted no le importa en absoluto la compañera que la Diosa Luna le dio, quien le ha dado un hijo y a estado estos años junto a usted? Y a usted señorita ¿No le importa romper una relación en la que hay un hijo de por medio?— Cuestionó Aitana con voz temblorosa, tratando de contener las lágrimas y las criadas que estaban frente a ella cubriendo su pequeña figura de la vista de Dominic, cuando él miró a esa dirección con los ojos ensombrecidos se apartaron de inmediato asustadas. 

 

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo