La Cita Cincuenta y Siete.
Capítulo 2.
Por los grandes ventanales que había en el estudio, el sol se filtraba e iluminaba toda la habitación.
Desperté y mi espalda dolía ya que no era una postura en la que la gente normal dormía.
Salí de allí y me abracé a misma debido que se encontraba un poco fresco afuera, claro se estaba acercando el invierno.
Me dirigí a mi habitación, donde me cambié por ropa deportiva para salir a correr al parque que se encontraba por la zona. Coloqué mis audífonos y salí trotando. Mucha gente de aquí también estaban haciendo ejercicios, pero sentía que alguien me miraba. Repetidas veces mire hacia todos lados para ver si alguien me estaba siguiendo.
Me concentre en la música y aumente el ritmo, hasta casi correr, la sensación de que seguía siendo observada me inquietaba y a la vez me asustaba. Volví a mirar hacia atrás pero cuando devolví mi vista hacia delante me topé con alguien y caí al suelo.
- Lo siento ¿Estas bien? -avergonzada me levanté del suelo rápidamente, hice reverencias y sólo podía decir un "Lo siento" repetidas veces.
Iba a irme sin más, pero una gran mano me detuvo.
Volteó y me encuentro con unos maravillosos ojos marrones que transmitían un montón de sensaciones, creando una revolución extraña en todo mi cuerpo.
Mi mirada bajo para ver todo su cuerpo y se notaba que aquel muchacho hacía mucho ejercicio y que por seguro debía tener unos muy buenos marcados abdominales.
Volví a verlo a los ojos, pero esta vez tenía una sonrisa en su rostro.
-No necesita disculparse, estoy muy bien. Pero ¿usted? - Colocó sus manos en mis hombros y se acercó más a mí.
Una corriente recorrió todo mi cuerpo. Era una sensación nueva para mí, me quedé anonada ante su contacto, a pesar de que llevaba dos telas por medio, sentía como sus manos transmitían un calor inimaginable.
- s... Si me encuentro bien- Me separe y le entregue una pequeña sonrisa.
- Me alegró que no te haya dañado. -Su tono era perfecto, no parecía que lo decía por coquetear. Parecía que lo sentía con un sentimiento en particular.
Baje mi mirada y sentía como se iban calentando mis mejillas. Me despedí saludándolo con la mano y empezar a correr, pero esta vez de vuelta a casa.
Extrañamente no había nadie en casa, en silencio seguí mi camino a mi habitación y entre a la ducha.
Aquel chico todavía seguía grabado en mi mente, su rostro, cuerpo y su mirada. Aquellos ojos maravillosos.
Salí de la ducha y tenía planeado pasar un día con mi ropa cómoda, haciendo un ritual con mi cama junto a la novela mexicana, pero me llegó un mensaje.
Hola bebé, te espero en el centro comercial.
No aceptó un "NO" como respuesta.¿Qué recibo a cambio?
Interesada.
Disfrutar de mi querida presencia y comer comida grasosa gratis.Nos vemos allí en media hora.
No sé cómo puedo seguir siendo tu amiga.
Pero me amas. Acéptalo.
Todavía sigues en línea. Ve a cambiarte
Reí y me comencé a cambiar rápidamente para luego maquillarme un poco.
Por suerte el señor Kim se encontraba a mi disposición y me ahorraba de manejar yo.
-Buenos días señorita. - Me abrió la puerta del vehículo.
- Buenos días señor Kim- lo salude una vez que ambos estábamos adentro.
- ¿Va a una cita?- su pregunta me sorprendió debido a que el Señor Kim siempre era muy reservado.
-No, por lo menos. - sonreí- Voy al centro comercial.
Una vez que llegamos con el señor Kim acordamos de que yo le avisaría cuando vendría por mí.
Me quedé en la entrada del centro comercial esperando a mi amiga. Observé como se acercaba una conocida cabellera, al igual que su figura resaltaba llamando la atención de varias personas.
- ¿Me has extrañado?- dijo una vez que estaba a mi lado y entrelazaba su brazo con el mío.
- ¿Extrañarte? ¿A ti? - mire a ambos lados del centro- ¿Estas consciente de lo que dices?
-Yo sé que me amas- bufo mientras que se zafaba de nuestro agarre.
-Claro que sí, idiota- sonreí - ¿Lista?
-Más que lista, hay muchas cosas por comprar-Entrelazamos nuestros brazos y comenzamos a recorrer todos los pasillos y negocios que había allí.
Una vez que salimos de la última tienda, le envié un mensaje al señor Kim y él ya se encontraba en camino.
- Me debes mi hamburguesa, Lola. Recuérdalo. - le dije a mi amiga.
-Como sea- puso en blancos sus ojos para luego sonreírme- Nos vemos, Rachael.- me abrazo fuertemente y luego se despidió.
Me quedé esperando hasta que vi al Señor Kim bajar del automóvil y ayudarme a guardar las bolsas en el baúl.
Estaba por subir al vehículo cuando un chico muy joven se acercó y me llamo por mi nombre. El Señor Kim lo detuvo antes de que pudiera llegar a mí, pero no parecía un muchacho con malas intenciones, entonces deje que se acercará.
- ¿Esto es para mí?- pregunté al recibir un ramo de flores que junto a ellas había una tarjeta. - ¿Estás seguro?
-Claro, es la misma chica que me describieron. - sonrío al parecer satisfecho.
- ¿De parte de quién? - inquirí mientras tomaba el pequeño sobre rojo que no tenía ningún nombre ni firma.
El joven se encogió de hombros y señaló a una persona que estaba a varios metros detrás de él.
-Fue enviado por ese Señor- miré rápidamente hacia donde señalaba y me encontré con aquel chico de ojos marrones, sonrío haciendo un gesto de despedida y así se retiró.
-Ahh.. está bien. - fruncí mi ceño confundida para luego reparar nuevamente en el joven- Gracias.
Una vez que comenzamos el recorrido a casa, abrí la nota que estaba allí.
"Espero que las flores sean de su agrado. Nos vemos pronto."
Evs. Ross
<<Señor Ross, me resulta muy misterioso...>>
La Cita Cincuenta y Siete.Capitulo 3.Me saqué los audífonos y comencé a estirarme antes de entrar a mi hogar. Durante esta semana, por las mañanas, no hubo ningún rastro del misterioso Evs. Ross. Sin embargo, no había dejado de pensar en el, en ningún momento.Moví mi cabeza suavemente hacia los costados para despejar mi mente.Camine hasta el comedor, en donde predominaba el estilo clásico; muebles de maderas que mantenían su color original, empapelado de tonos grisáceos, casi sombríos, y una gran lampara colgante notoriamente antigua. Recordé las corridas de pequeña, los enojos de adolescente y hasta
La Cita Cincuenta y Siete.Capítulo 4.Comencé a girar, enredándome con las suaves sábanas de mi cama.Observé la hora y todavía no me dignaba a levantarme debido a que tenía un leve dolor de cabeza. Al parecer los tragos del día anterior no me habían asentado muy bien.Me di una leve mirada en el espejo del cuarto del baño para luego bajar aún con mi ropa de dormir.Al entrar al comedor, musite un "Buenos días" y me senté en el lugar de siempre. Sentí la sensación de que era observada pesadamente y no dude en levantar mi mirada, encontrándome con la total mirada de desaprobación
La Cita Cincuenta y SieteCapítulo 5.Me observe en el espejo de mi habitación por última vez, asegurándome que todo estaba en orden pero mis manos sudaban de puro nerviosismo. Sin embargo, no llegaba a comprender el "por qué" de lo que sentía, no era como si fuera a una cita por primera vez.Suspire victoriosa en el momento que ya me encontraba esperando al Señor Kim. Había logrado que Alice no me viera ni comenzará con sus preguntas de chismosa.El señor Kim comenzó a conducir hasta el hotel Seoul Royal; Evans anteriormente se había ofrecido a recogerme, pero yo me negué. No podía arriesgarme a que mi p
La Cita Cincuenta y SieteCapítulo 6.Salí a correr muy temprano para despejar mi mente ya que la noche anterior había sido muy intensa. Me había dejado llevar por mis emociones de ese momento y por aquellos ojos marrones que me cautivaron, termine aceptando casarme con el hijo de unos de los "enemigos" de mi padre.Finalmente podría irme de casa, pero dejaría mi estudió, el jardín y todos los recuerdos que una vez había tenido con mi madre.Me detuve y me senté en una de las bancas del parque. Tomé mi teléfono y luego de un intenso debate, le envie un mensaje a Evans.
La Cita Cincuenta y Siete. Capitulo 7. Permanecí inmóvil aun sosteniendo el picaporte de la puerta mientras observaba como en sus manos estaba uno de mis dibujos, lo observaba atentamente y en sus ojos apareció un brillo inusual. -Estos dibujos... ¿Son tuyos? - pregunto y esparció sobre el escritorio la variedad de bocetos. -No son específicamente míos- mordí mi labio al darme cuenta a que me había referido al protagonista principal. - Pero si te refieres a quien los hizo... Si fui yo. Asintió seriamente para luego una sonrisa aparecer en su rostro. En estos momentos me sentía como si estuviera por darle un examen oral al peor profesor del secun
La Cita Cincuenta y Siete. Capitulo 8. Me senté sobre la cama mientras observaba todas las prendas que estaban frente mí. A pesar de tener miles de vestidos, faldas, suéter, camisetas, etc.; no había nada que me llamara la atención. Por décima vez suspiré y sentí que golpearon mi puerta, me levanté y fui hasta ella para encontrarme con la ama de llaves y en sus manos había un cubre de color negro. -Señorita Rachael.- la voz de la Señora Sun se notaba bastante agitada, posiblemente por subir las escaleras hacia aquí.- Me dieron esto para usted. -Oh, gracias. - lo tome y observe el cubre en busca de alguna tarjeta o algo parecido.- ¿Quién se lo entrego?
La Cita Cincuenta y Siete Capitulo 9. Llegue a casa y me concentre en hacer el menos ruido posible, empuje la puerta suavemente cerrándola para luego dejar los zapatos en la entrada. Observe la sala y estaba totalmente a oscuras, tome mi celular y active la linterna, comencé a cruzar por la sala para dirigirme hacia mi habitación, pero mis lentos y silencios pasos fueron detenidos por la gruesa y pastosa voz de mi padre. Me gire alumbrándolo con la linterna, encontrándomelo apoyada sobre una de las columnas de la casa con un vaso de vidrio en su mano, y me sorprendió ver que aún seguía despierto siendo que mañana debía ir a su sagrada empresa. -Te lo vuelvo a preguntar y espero una contestación de tu parte, Rachael.- su hablar no era normal, balbuceaba y de forma lenta decía las palabras. - ¿En dónde estabas? -Sali. - me encogí de hombro, tratando de restarle importancia- Simplemente salí a comer a un
La Cita Cincuenta Y Siete. Capitulo 10. Observe el reloj que marcaba las 4 am, aun no había podido conciliar el sueño y mi cuerpo se sentía terriblemente adolorido. Despacio me levanté y decidí ducharme, lave mi cuerpo despacio ya que si me esforzaba un dolor punzante se hacía presente en diferentes partes de mi cuerpo. Me peine y me coloqué frente al espejo, mi cara estaba más deshinchada pero, en consecuencia, quedo un morado hematoma en mi mejilla.Deje caer la toalla que me cubría y me sorprendí al verme. En mi cuerpo había muchas más marcas y mis manos estaban mejor pero no estaban curadas del todo. Suspire y trate de calmar el nudo que había en mi garganta
Último capítulo