La Cita Cincuenta y Siete.
Capítulo 4.
Comencé a girar, enredándome con las suaves sábanas de mi cama.
Observé la hora y todavía no me dignaba a levantarme debido a que tenía un leve dolor de cabeza. Al parecer los tragos del día anterior no me habían asentado muy bien.Me di una leve mirada en el espejo del cuarto del baño para luego bajar aún con mi ropa de dormir.
Al entrar al comedor, musite un "Buenos días" y me senté en el lugar de siempre. Sentí la sensación de que era observada pesadamente y no dude en levantar mi mirada, encontrándome con la total mirada de desaprobación de Alice.
-Que desagradable- negó mientras tomaba un par de trozos de frutas-
No tienes ni la decencia de peinarte y cambiarte.-Solo estoy en pijama, no es lo mismo que estar desnuda.- advertí tratando de no reír- Eso sí es indecente.
-¿Y crees que así podrás conquistar a un hombre?- la desconforme voz de mi padre se hizo notar- Deberías comenzar a despertar, Rachael, los años pasan.
- Lo que importa son los sentimientos ¿no? - mi padre dejó el periódico sobre la mesa y nos miramos fijamente. Conociéndolo muy bien, esto terminaría en una discusión.
-Claro que no- respondió con mucha seguridad mientras cruzaba sus brazos- ¿Acaso crees que estuve con tu madre por sentimientos?- dijo aquello tan despreocupadamente que no pude evitar sentir una punzada de dolor.
-Ella te amaba- respondí apenas tratando de deshacerme de este nudo que se había instalado en mi garganta- Ella lo hacía.
-Y esa fue su grave equivocación. - aseguró y no tardó en tomar su abrigo para luego irse.
El hambre había desaparecido, instalándose una sensación totalmente amarga en mi. Termine por abandonar la mesa y dirigirme hacia el estudio.
Al cerrar la puerta, me deslice en ella hasta quedar en el suelo. Tratando así de despejarme. Sin embargo, no pude evitar pensar en las veces en la que mi madre siempre lo había amado a mi padre pero al parecer, él nunca sintió lo mismo.
Siempre albergaba en mi la esperanza de que mi padre la amaba, que sólo su frialdad se debía al estar frente a otras personas o al momento de realizar negocios importantes.
Pero ciertos acontecimientos me hicieron dar cuenta de varias cosas; principalmente que sólo hay amor verdadero en los libros pero, al fin y al cabo, los libros son ficticios.Levanté mi mirada y me encontré con el ramo de flores que Evans me había dado. Me puse de pie y llegue hasta el ramo percibiendo el perfume que desprendían las flores.
Recordé que me había colocado el mismo abrigo de la noche a anterior y comencé a buscar entre los bolsillos la tarjeta que había guardado en ellos.
Una vez que la tuve entre mis manos, la mire por varios minutos y dude en marcarle. Tal vez parecería desesperada o tal vez estaría perdiendo una oportunidad.
Suspire y me deje caer en la silla, dejando el celular a un lado del escritorio. Cerré mis ojos y opte por no hacer absolutamente nada.El insistente sonido de mi celular se hizo escuchar por la habitación. Fruncí el ceño debido que el número del remitente era totalmente desconocido para mi.
-Hola- abrí mis ojos y me reincorpore de golpe-¿Señorita Jamet?- mire repetidas veces el número, comprobando que sea el mismo de la tarjeta siendo nada menos que el Señor Evans.-La he dejado sin palabras, ¿No es así?
-Debo decir que me ha tomado por sorpresa.
-Estaba ansioso- admitió directamente- Espere su llamada, pero decidí adelantarme yo. Espero que mi comportamiento no lo tome a mal.
-Para nada- asegure sintiéndome bastante halagada- Pero ¿a qué se debe tanta ansiedad? Creo que debe tener algo bastante importante para decirme.
-Veo que comienza a conocerme, Señorita Jamet- escuche su risa provocando lo mismo en mi- A parte de querer saber como amaneció... también le quería proponer un trato.
La línea quedo unos minutos en silencio. ¿Una propuesta? ¿Para mi?
-¿Un trato?- comencé a caminar por la habitación confundida- ¿Qué puedo ofrecerle a usted, señor Ross?
-Muchas cosas señorita- su seductor tono de voz vocalizando aquella frase no pude evitar sentirme atraída. - Y será algo que beneficiará a mi y como a usted también.
-¿Podría... podría darme detalles?
-Veo que usted también es ansiosa- escuche por línea una leve risa- Pero prefiero contarle en persona. ¿Que le parece encontrarnos en el hotel Seoul Royal?
De pronto todo el color de mi rostro desapareció dejándolo blanco.
El nombre de aquel hotel estaba más que grabado en mi mente; debido que miscincuenta y seis citas anteriores transcurrieron en el mismo lugar.-Claro, no hay ningún problema.
-Bien- dice entusiasmado- ¿Qué le parece mañana a la noche?
-Perfecto.
-Muy bien- suspiró- Será un gusto verla esa noche.
Al finalizar la llamada, tome un lápiz, una hoja y dibuje de nuevo el rostro de Evs Ross. Esta vez, plasmando en la hoja hasta el mínimo detalle.
La Cita Cincuenta y SieteCapítulo 5.Me observe en el espejo de mi habitación por última vez, asegurándome que todo estaba en orden pero mis manos sudaban de puro nerviosismo. Sin embargo, no llegaba a comprender el "por qué" de lo que sentía, no era como si fuera a una cita por primera vez.Suspire victoriosa en el momento que ya me encontraba esperando al Señor Kim. Había logrado que Alice no me viera ni comenzará con sus preguntas de chismosa.El señor Kim comenzó a conducir hasta el hotel Seoul Royal; Evans anteriormente se había ofrecido a recogerme, pero yo me negué. No podía arriesgarme a que mi p
La Cita Cincuenta y SieteCapítulo 6.Salí a correr muy temprano para despejar mi mente ya que la noche anterior había sido muy intensa. Me había dejado llevar por mis emociones de ese momento y por aquellos ojos marrones que me cautivaron, termine aceptando casarme con el hijo de unos de los "enemigos" de mi padre.Finalmente podría irme de casa, pero dejaría mi estudió, el jardín y todos los recuerdos que una vez había tenido con mi madre.Me detuve y me senté en una de las bancas del parque. Tomé mi teléfono y luego de un intenso debate, le envie un mensaje a Evans.
La Cita Cincuenta y Siete. Capitulo 7. Permanecí inmóvil aun sosteniendo el picaporte de la puerta mientras observaba como en sus manos estaba uno de mis dibujos, lo observaba atentamente y en sus ojos apareció un brillo inusual. -Estos dibujos... ¿Son tuyos? - pregunto y esparció sobre el escritorio la variedad de bocetos. -No son específicamente míos- mordí mi labio al darme cuenta a que me había referido al protagonista principal. - Pero si te refieres a quien los hizo... Si fui yo. Asintió seriamente para luego una sonrisa aparecer en su rostro. En estos momentos me sentía como si estuviera por darle un examen oral al peor profesor del secun
La Cita Cincuenta y Siete. Capitulo 8. Me senté sobre la cama mientras observaba todas las prendas que estaban frente mí. A pesar de tener miles de vestidos, faldas, suéter, camisetas, etc.; no había nada que me llamara la atención. Por décima vez suspiré y sentí que golpearon mi puerta, me levanté y fui hasta ella para encontrarme con la ama de llaves y en sus manos había un cubre de color negro. -Señorita Rachael.- la voz de la Señora Sun se notaba bastante agitada, posiblemente por subir las escaleras hacia aquí.- Me dieron esto para usted. -Oh, gracias. - lo tome y observe el cubre en busca de alguna tarjeta o algo parecido.- ¿Quién se lo entrego?
La Cita Cincuenta y Siete Capitulo 9. Llegue a casa y me concentre en hacer el menos ruido posible, empuje la puerta suavemente cerrándola para luego dejar los zapatos en la entrada. Observe la sala y estaba totalmente a oscuras, tome mi celular y active la linterna, comencé a cruzar por la sala para dirigirme hacia mi habitación, pero mis lentos y silencios pasos fueron detenidos por la gruesa y pastosa voz de mi padre. Me gire alumbrándolo con la linterna, encontrándomelo apoyada sobre una de las columnas de la casa con un vaso de vidrio en su mano, y me sorprendió ver que aún seguía despierto siendo que mañana debía ir a su sagrada empresa. -Te lo vuelvo a preguntar y espero una contestación de tu parte, Rachael.- su hablar no era normal, balbuceaba y de forma lenta decía las palabras. - ¿En dónde estabas? -Sali. - me encogí de hombro, tratando de restarle importancia- Simplemente salí a comer a un
La Cita Cincuenta Y Siete. Capitulo 10. Observe el reloj que marcaba las 4 am, aun no había podido conciliar el sueño y mi cuerpo se sentía terriblemente adolorido. Despacio me levanté y decidí ducharme, lave mi cuerpo despacio ya que si me esforzaba un dolor punzante se hacía presente en diferentes partes de mi cuerpo. Me peine y me coloqué frente al espejo, mi cara estaba más deshinchada pero, en consecuencia, quedo un morado hematoma en mi mejilla.Deje caer la toalla que me cubría y me sorprendí al verme. En mi cuerpo había muchas más marcas y mis manos estaban mejor pero no estaban curadas del todo. Suspire y trate de calmar el nudo que había en mi garganta
La Cita Cincuenta Y siete. Gire mi cuerpo hacia otro lado, buscando comodidad en la superficie que estaba acostada y sentí un aroma similar al cuero. Abrí mis ojos, una leve penumbra de luz entraba por el gran ventanal de la sala y un gran silencio reinaba en el departamento. Abrí las puertas vaivén de la cocina pero no había nadie, camine por el gran pasillo abriendo habitaciones a su paso en busca de un cuarto de baño. Sin embargo, la tercera habitación me sorprendió. Las paredes estaban decoradas con una tonalidad lila y en una esquina había una cama de una plaza con un acolchado de princesa, observe dos enormes estanterías que estaban repletas de juguetes y peluches de gran tamaño. Me acerque hasta un pequeño armario blanco y dentro del, encontré varios vestidos
La Cita Cincuenta Y Siete. Capitulo 12. Acuerdo de convivencia. En este documento aclaramos los puntos o normas que se establecerán entre la señorita Jamet Rachael y el Señor Ross Evans. A continuación se nombrará las normas que hasta el momento se han establecido: ▪El matrimonio como mínimo deberá mantenerse hasta cumplir los seis meses de casado. Después del tiempo acordado el contrato puede ser finalizado en el momento que uno de los dos r