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Capítulo cinco

El tal Len es algo, estoy segura.

Camino de un lado a otro en mi habitación y pienso en todas las posibilidades que hay de que él sea un vampiro, lobo o demonio.

Su piel, sus ojos, esos movimientos y sobre todo esa sonrisa, sin mencionar el hecho de que tiene una mente algo peculiar.

Es que está más que claro que es algo, ¿y si solo me estoy inventando cosas en la mente y es un simple humano como yo? entonces es un humano muy listo, pero es que no me lo creo, y otra cosa que tampoco me creo es la mera casualidad de chocar o hablar justamente con su hermana.

Nada tiene sentido.

Confirmo que me estoy volviendo loca en menos de dos días de haber llegado.

La puerta de mi cuarto es tocada y Danna se asoma ligeramente —¿Puedo?

—Pasa — digo y restiego las manos por mi cara.

—¿Estás aún pensando en ese tal Len? —tomo asiento en la cama y agarro la taza de té que me extiende.

—Yo creo que deberías dejar de darle tantas vueltas, pero si quieres hacer algo por tu cuenta y saber que hay detrás de ellos—Danni baja su móvil y conecta sus ojos con los míos —deberías empezar por la hermana, es más que claro.

Paso mis pulgares por el bordo de la taza de té y soplo antes de tomar un sorbo, doy un suspiro y muerdo mis labios —No lo sé, la última vez que hice algo de esa magnitud no terminó bien.

Siento la mano de Danna palmar mi hombro —Nosotras estamos aquí.

—Sí, y puedes contar con nosotras ya que somos cien por cien fieles a ti—Danni se hace a un lado de la cama —es algo de familia. Somos fieles a nuestros jefes y en este momento tu eres nuestra jefa superior, por lo tanto si quieres matar a alguien, lo hacemos por ti; si estás en peligro de muerte nosotras daríamos la vida por ti, es mas, podríamos ser lo que tu quieres que seamos.

—Ya sé lo que ustedes son, lo que me agobia ahora es intentar averiguar esto que tal vez sea algo o nada.

—¿Y si llamas a tu padre? —habla Danna y se encoge de hombros —él sabría que hacer.

Niego con la cabeza —antes de salir de la casa me dijo que como persona madura que soy debía resolver los problemas por mi cuenta, que si tenía que matar a alguien lo hiciese, pero que por nada del mundo lo llamara si fuese un insignificante problema.

—Así que ahora tenemos que descubrir algo de lo que no estás segura.

Asiento —exacto.

...

El día de hoy no ha sido el mejor.

La lluvia me ha dejado mojada de la cabeza a los pies, no tengo abrigo, el aire acondicionado de la universidad está a tope y tampoco puedo salir con el auto, porque hay neblina y esta todo sumamente oscuro, la tarjeta desgraciadamente se me quedo en la casa y estoy tan hambrienta como una leona que no ha comido en días.

Que alguien me adopte, por favor.

—Yo te puedo adoptar —escucho a alguien detrás de mí y doy media vuelta para enfrentarlo.

Trago grueso y siento como mis piernas flaquean —¿dije eso en voz alta? —lamo mis labios y coloco un mechón de cabello detrás de mi oreja, doblo mis pies hacia adentro y miro con cautela sus ojos ámbar.

Nunca me había sentido tan nerviosa en mi vida.

Se encoje de hombros —tal vez—sonríe y levanta la chaqueta en su mano derecha—tómala, después me la regresas, o puede ser que no la vuelva a ver.

Niego —no.

—No te estoy preguntando que la tomes, te estoy ordenando que la agarres, son dos cosas muy distintas, ¿chica?

—Dhall, Zuani Dhall.

Sonríe mostrándome sus perfectos dientes y mi corazón da un brinco, toda la sangre de mi cuerpo sube a mi cabeza y bajo la mirada al piso.

¿QUÉ ME ESTÁ PASANDO?

Sus manos toman las mías y una corriente eléctrica recorre mi espina dorsal, mi cuerpo se eriza y el poco frío que sentía antes ahora es remplazado por una ola de calor, me armo de valentía y alzo mi rostro en su dirección, mis ojos enfocan sus labios y en como estos son presionados por sus dientes, los suelta y subo a su vista —con que... —suspira y me da su americana, pasa una mano por su cabello y me ve fijamente —chica Dhall, eh—niega y da dos pasos hacia atrás.

—¿Qué paso?—es lo primero que sale de mi boca y camino hacia él —Ah, debo decir gra... —junto mis cejas al ver como me da la espalda y desaparece de mi vista en segundos —cias —termino mi oración y suspiro.

Esto es raro.

No entiendo que ha pasado, ¿todas las personas fuera de la manada son así de locas o anormales?

—¿Ligando desde ya? — Mery sopla en mi oído y doy un brinco para quedar cara a cara —no sabía que eras así de atrevida—sus ojos se mantienen distantes y filosos mientras presiona con fuerza los cuadernos que sujeta en sus manos.

—¿Disculpa?

Me da una sonrisa falsa —¿Que si estás ligando?

Enmarco una ceja —¿a qué viene esto? —señalo el pasillo —¿te gusta ese chico?

—No, es otra cosa la que no me gusta—habla con un tono de voz cortante.

Ruedo mis ojos —Vale, déjame que te deje las cosas un poco claras por si no te enteras de la película —digo—si ese tipo te gusta acércate a él y hablalé, yo nisiquiera lo conozco y tampoco me interesa conocerlo, pero lo que no tolero es que no te conozco a ti prácticamente para nada y me vengas a hablar de esa manera por algo que no tiene relación contigo y si no es eso, entonces no entiendo a que punto quieres llegar.

Abre y cierra su boca, baja la mirada a sus zapatillas y su cabello cae tapando su rostro —Lo siento — susurra y pasa por mi lado con la cabeza gacha —no es nada de lo que piensas, de verdad —me mira con sus ojos llorosos y quito la mirada de ella por un momento.

Suspiro —Abigail, yo... —no me deja terminar de hablar y corre universidad fuera.

Menudo desastre.

Yo solo quería algo de comer.

Paso mis manos por la cara y me pongo la chaqueta, al menos con esto no voy a pasar tanto frío y es una preocupación menos, camino escuchando mis pasos hacer eco por el pasillo y llego a las escaleras, una bombilla explota y la iluminación se vuelve tenue, tomo la barra de seguridad y bajo paso a paso manteniendo la cautela, llego a la mitad y una segunda bombilla explota dejando todo oscuro, unas grandes manos toman mi cintura y me llevan directo a la pared, trato de salir de su agarre, pero mientras más me muevo más me aprieta contra su cuerpo.

Siento unos labios húmedos rozar mi oreja y trago grueso —No me importa si eres la tua cantante de ella, no me importa si él está interesado en ti, lo único que sé y de lo que estoy completamente seguro—susurra — es que vas a ser mía, porque ahí dentro—presiona mi pecho—hay una bestia que quiere salir a relucir donde reina la bella—deja un beso en mi cuello y mi cuerpo se eriza completamente —nos volveremos a escuchar, bella.

Las luces otra vez se encienden por arte de magia y examino el lugar rápidamente antes de dar otro movimiento, junto mis cejas sin poder entender lo que acabo de vivir y paso la mano izquierda por mi cuello.

Estar aquí me va a volver loca de tantas cosas que no he descubierto aún.

...

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