Capítulo ocho
Me duelen los pies de tanto caminar.
Son las dos y media de la mañana y a penas vengo llegando a la casa.
¿El motivo?
Le di una ubicación distinta a Mery y Alexander para que no supiesen donde vivo en realidad.
¿Lo malo?
No se me ocurrió otra cosa que decir que vivo casi a la otra punta del mapa.
¿Lo bueno?
Al menos sé que ellos no saben dónde vivo en realidad.
Me detengo en la puerta de seguridad del condominio y veo al guardia dormido en la silla giratoria con los pies sobre la mesa.
¿Este es tu seguridad? El mío no.
Muerdo mis labios, ahora como entro si hay dos líneas de corriente que no me dejan saltar al otro lado escalando.
Va
Capítulo nueveMe pregunto una y otra vez el porqué de haberle dado confianza a Abigail.No se despega ni un segundo de mí, ni uno.En todo el día desde que llegué a la universidad está como una garrapata pegada a mi brazo, no deja que nadie se me acerque, que nadie me hable y las personas ya nos están empezando a mirar de una forma no muy agradable.La profesora de matemáticas termina de dictar su clase y comienza a recoger sus cosas del pupitre, copio las últimas prácticas del tablero y guardo las cosas en mi mochila, veo de reojo a Mery quien no me quita el ojo de encima y doy un gran suspiro.—¿qué pasa? —habla —¿tienes sed? ¿Hambre? ¿Te sientes cansada? Si es asi yo puedo llevar tu bolsa —intenta agarrarla y detengo su brazo en el aire.&nbs
Capítulo diez—Señorita —alguien toca repetidas veces mi hombro y abro mis ojos poco a poco, el profesor se cruza de brazos y me reincorporo de golpe —durmiendo en mi clase, ¿no?Recorro el salón vacío y le doy una rápida mirada —Lo siento, no fue mi intención dormirme.—Quiero que sea la primera y última vez que se queda dormida. Si quiere dormir váyase a su casa y no venga a la universidad, esto es un lugar para estudiar, no para dormir.Asiento —Lo prometo, no volverá a pasar.—Bien. Se puede retirar —da media vuelta y camina a la salida, meto mis cosas en la bolsa y salgo del salón.La regañada de gratis me la merezco, porque de una u otra forma la culpa es mía.
Capítulo once—¿A dónde me llevas?—¿Es necesario que lo sepas?Observo las gotas de agua que corren por las ventanas del auto —eso no contesta mi pregunta.—Al igual que tu siempre evades las mías.Alzo mis cejas y sonrío —¿cuando he evadido tus preguntas?—La primera vez que hablamos —dice y volteo a verlo, me coloco bien el cinturón y pongo una pierna debajo de la otra —recuerdas el —hace comilla con una de sus manos — Hola, ¿cómo estás? Soy Len.—Sinceramente no.Gira a verme —Mientes.Niego —no.Flashback¿Ahora que hago? ¿Qué le digo?
Capítulo doceJuego con mi lápiz sobre el papel blanco.¿Dónde estará Len?Llevo una semana sin verlo desde que pasó todo y el único que ahorita me puede dar respuestas es él.Apoyo la cabeza sobre mis brazos y cierro mis ojos recordando todo lo sucedido.Mi golpe en el árbol...Como casi mata a Abigail...Sus palabras...Sus manos recorriendo mi cara manchada de sangre...Su auto...Y finalmente mi casa...¿Cómo rayos conocía mi casa? ¿Y qué es eso de llamarle Neal a Abigail?Es que por más que piense no le encuentro sentido alguno a todo lo que está pasando.¿Será que sólo montaron
Capítulo treceLos pasos de Alexander se alejan cada vez más de nosotros a una velocidad impresionante y aferro mis manos a su camisa negra, subo mis ojos con restos de lágrimas y él da una última palmada en mi cabeza —Tenía miedo, de verdad tenía miedo.—Lo sé, tranquila —me pega a su cuerpo otra vez —ya estoy aquí.Junto mis cejas y retrocedo —¿Cómo que ya estoy aquí? Si no hubiese abierto la puerta tal vez fuese comida por un bicho enorme —sonríe mostrándome sus dientes y coloca una pierna apoyada en la pared —¿De qué te ríes? A demás, tienes mucho que explicame—me cruzo de brazos —¿Cómo es eso que existen cosas como vampiros y lobos y demonios y que tu eres un asesino?—Lo soy —remoja sus labio
Capítulo catorceMeneo mis pies descalzos de un lado a otro viendo como se mueve como todo un experto en su cocina.—No es broma cuando me dijiste que sabes hacer de todo —apoyo mis brazos en la isla e impulso mi cuerpo hacia adelante —toda la casa está limpia, eres un buen cocinero, eres un excelente estudiante, tienes un título, trabajas y como si fuese poco defiendes a damiselas en peligro—bromeo.Se gira a verme y alza una ceja sonriendo —¿Te sientes afortunada?—Puede ser —me encojo de hombros.Vuelve su atención a la cocina —Deberías, eres la única a la que le muestro la mitad de lo que soy capaz de hacer.—¿y qué pasa con la otra mitad? ¿No soy digna de verla? —muerdo mis labios.—Eres una ni&ntild
Capítulo quincePov LenSacudo mis manos tratando de soltarme de las odiosas cuerdas, mis ojos no dejan de ver como ella es sujetada por el maldito vampiro en frente de mí y trago grueso sintiendo el cuerpo caliente, por su cabeza corre sangre hasta su cuello y el chupa-sangre la deja caer al piso sin remordimiento alguno, el choque produce un golpe ensordecedor y cada vez más siento la ira crecer en mi interior.—Nos vamos. Carguen a los lobos hasta la manada y llamen a los doctores, la estúpida que está por allá la llevan directo a los calabozos donde será torturada por el Alpha.Giro mi cuerpo boca arriba y flexiono mi abdomen quedando sentado —Escúchame bien, porque no lo voy a volver a repetir —su pie da de lleno en mi cara y vuelvo a mi posición —no me importa cuantas veces haces eso, o me lastimas a mí
Capítulo dieciséisPov ZuaniLa brisa de media noche pega directamente en mi cara mientras me llevan cargada hacia la manada.Primer gran error que cometen y él lo sabe, pero no puede dejar las cosas pasar cuando se trata de un futuro Alpha lastimado. Toco la sangre seca de mi frente y dejo salir un suspiro ante la insensatez de Yannick en golpearme con una roca en la sien.La neblina baja me avisa que ya casi estamos llegando a la manada y cierro mis ojos tratando de buscar la mejor excusa para explicarle a ellos sobre esto, ya que no puedo decirles la verdad.Eso solo lo podemos saber él y yo, a menos que él decida contarlo, pero teniendo en cuenta la situación no creo que lo haga y lo peor aún es que al no decir nada me tendrán encerrada en mi habitación, es lo más seguro y ahí viene el segundo gran e