Capítulo dos
Dejo caer mi sudado cuerpo al césped verde y cierro mis ojos disfrutando de la brisa y como mis músculos al fin consiguen relajarse un poco.
Mi padre piensa que somos militares.
—Pueden descansar. Se supone que hoy era un día para estar en familia, pero resulto esto —abro mi vista— miren el lado positivo, entrenaron para estar más fuertes.
—Papá, solo te preguntaré algo —Kayla apoya las manos sobre sus rodillas y respira buscando aire —¿Nuestro abuelo te ponía entrenamientos así de fuertes o esto lo haces tú con nosotros por el simple hecho de que nos quieres entrenar como los mejores?
—Las dos cosas y ahora por preguntar me harán veinte flexiones más—sus ojos se despegan de nosotros y viajan a algo detrás de mí, inmediatamente una toalla cae sobre mis ojos, rápidamente la quito de mi cara y observo a mi madre quien hace acto de presencia.
Se posiciona al lado de él —Ya dejalos, Amir. Fue suficiente —lo empuja en dirección a la casa y gira su cabeza hacia nosotros —váyanse—susurra y nos levantamos cuidadosamente, corremos hacia la parte trasera de la mansión y entramos por la puerta de la cocina.
Cada uno se dirige a su respectivo cuarto, abro la puerta del mío sin hacer ruido y la cierro con picaporte, dejo caer mi cuerpo sobre esta y flexiono mis pies.
Estoy agotada.
Estiro mi cuerpo y me levanto del piso, la baldosa fría hace que se me pongan los pelos de punta y camino en dirección al baño, me doy una rápida ducha y me visto con lo primero que veo en el armario, voy a la cama y me tiro de lleno, alzo mi cabeza para buscar mi cartera y la encuentro en la mesita de noche, la jalo hacia mí y saco el móvil, tiro la mochila a un lado y observo la nueva actualización de la novela que sigo.
Volteo mi cuerpo boca abajo y toco la notificación de actualización, deslizo una y otra vez mis dedos por la pantalla y freno de golpe al no entender los cambios repentinos de la protagonista.
Sé que he hecho mal en ensuciarme las manos por él, sé de sobra también que él no lo haría por mí, no; él lo haría por su estúpido juego, y yo lo soy. Soy la loca que forma parte de sus macabros planes, desde un principio tuve mis sospechas, luego lo supe y ahora que esto se le ha salido de las manos no queda más que culpar a la chica que siempre estuvo a su lado, o sea, yo.
¡Es que lo sabía de sobra!
No es más que un miserable asesino de cuarta y ahora yo, yo lo voy a encontrar, porque lo voy a matar.
Mi móvil timbra y bajo el panel de notificación viendo el mensaje de mi amado señor padre.
Sr. Padre ;'v
Zuani, al despacho. Ahora, para mañana es tarde!¿Qué quiere? ¿Será que nos está mandando a llamar a todos porque nos va a regañar?
Salgo de mi cuarto y voy a la otra punta de la casa, toco la puerta antes de entrar y lo primero que veo es como está dándome la espalda con sus manos en los bolsillos de sus jeans.
¿Por qué sólo seré yo la regañada?
Cierro la puerta y el silencio abrumador hace que pueda escuchar los desenfrenados latidos de mi corazón, tengo miedo de lo que dirá.
—Siéntate —hago caso a sus palabras y escucho con atención —como ya sabrás, te iras a estudiar fuera —gira su cuerpo en mi dirección —y estoy algo preocupado por lo que te pueda pasar.
—Papá, no soy una niña frágil que no se sabe defender.
Sus ojos azules conectan con los míos —Lo sé, eres fuerte. ¿Crees que te dejaría ir si no lo fueses?
—No—digo rápido.
—Correcto. En fin, te irás de aquí, pero con una condición y esa es que estudiaras con las dos hijas de la guerrera Paola. Será protección extra, además creo que como son chicas se pueden llevar bien.
Me encojo de hombros —De acuerdo, pero lo único que pido es que no me sigan hasta al baño o la gente notará que pasa algo.
—Eso lo arreglas tú —carraspea—Ya conseguí un apartamento cerca de la universidad, un auto que verás más tarde y finalmente tendrás una tarjeta — saca su cartera marrón del pantalón y me tiende la dichosa tarjeta— tienes acceso ilimitado a mi cuenta, pero usala correctamente, no me hagas cancelarla al igual que la de Elián.
Asiento y la agarro —Entendido. Solo para usos menores y necesarios —afirmo y sonrío.
—Ven, bajemos —rodea el escritorio y me toma de los hombros, caminamos hasta la planta baja en silencio y pasamos a la sala de estar.
—Yo sabía que Zuani era tu hija favorita, pero nunca pensé que tanto —Kayla se cruza de brazos en la esquina del salón y achica sus ojos.
Me zafo de los brazos de mi padre y alzo las cejas de arriba a abajo — miren, miren —le enseño la tarjeta negra a mis queridos hermanos y estos dejan caer su mandíbula —es la ilimitada —muerdo mis labios —¿ahora quién tiene el mayor acceso?
—Dame eso, es mío —Elián intenta quitarmela y me escondo detrás de mí madre —mamá, no es justo, ¿por qué a ella la consienten en todo y a nosotros nos toca lo peor?
—¿Lo peor? —mi mamá se cruza de brazos y le da una mirada seria —es cierto, la tarjeta era tuya, pero te la quitaron porque eres un irresponsable. Dime, ¿quién gasta más de cien mil dólares en una semana? —señala a Yannick con su cabeza—ni siquiera tu hermano o Kayla gastan tanto y son los más exigentes a la hora de elegir cosas costosas.
Él alza sus manos y tira su cuerpo en el sillón —Vale. Me ha quedado claro que todos los demás son los favoritos menos yo.
—¿El niño va a llorar? —Yannick hace una ridícula voz de bebé y muerdo mis labios para no reír —¡va a llorar el niño chiquito!—exploto en risa al igual que los otros miembros de mi familia, los ojos de Elián empiezan a brillar en un amarillo y me aparto antes de que explote su ira.
—A la m****a —susurra y estampa a Yannick contra la pared, levanta su puño al aire y antes de que pueda molerlo a golpes mi padre interviene dejándolo del otro lado de la sala.
—¡Ve a calmarte, Elián Zenner! —dice y este sale hecho una furia de la sala, mis ojos viajan a Yannick Damián y lo único que puedo hacer es cerrar mis ojos antes de escuchar el sonoro impacto del puño de mi papá en la cara de él —Madura de una p**a vez, tienes diecinueve años, no cinco.
Yannick alza sus manos al aire —Está bien, reflexionaré como un puto militar —se suelta de su agarre y desaparece por la puerta principal.
Kayla y yo nos damos un vistazo y observamos automáticamente a mi madre quien con la mirada nos dice todo.
Encuentrenlos.
Apresuro el paso hasta la cocina y la señalo de golpe —Elián.
—Yannick — nos separamos y ambas salimos en direcciones contrarias.
Paso con cuidado por la sala de estar donde mi mamá ruge como un león quejándose de lo que acabo de pasar, subo las escaleras y llego al segundo piso, tiro a correr hacia el cuarto de Elián y toco la puerta —Elián, ¿Estás ahí? ¿Elián? Voy a entrar —bajo la cerradura y entro al cuarto, prendo las luces y examino el lugar.
¡Rayos! Se largó.
Bajo a la planta principal y la puerta de la casa se abre, Kayla me niega con la cabeza y muerdo mis labios —Ninguno de los dos, eh—salgo al exterior y miro el atardecer de plano, mis ojos bajan al bosque y finalmente lo entiendo —¡CORRE, AL CAMPO DE ENTRENAMIENTO! —grito y ella sale disparada, sigo mi camino con todo lo rápido que mis pies me dan y llego al dichoso lugar.
Algunos expectadores animan la pelea de nuestros hermanos gritando, saltando y apostando, muevo mis piernas hacia el círculo de batalla y me posiciono al lado de Kayla —Debes entretenerlos mientras yo robo su energía, es la única forma de que no se maten.
Necesito pensar en algo...
—Esto me va a doler mucho, pero aquí vamos —susurro y entro a la pelea, alzo mi pie y le proporciono una patada a los dos, Elián estampa su puño contra mi pierna en el aire accidentalmente y suelto un quejido de dolor, las manos de mi otro hermano se estrellan en mi espalda quitandome de su camino y me meto entre medio de Elián, recibo el golpe en mi hombro y siento como este se descoloca.
—¡YA BASTA! —grito y ambos se detienen —Me parece denigrante el hecho de que ustedes dos sean mis hermanos, son unos niños en toda gloria y es verdad lo que dice mi padre —trago grueso —me acabaron de dislocar el hombro, me golpearon sin importar que... Díganme, ¿así me quieren despedir? Porque, joder, que despedida tan especial, estúpidos de m****a. No los quiero volver a ver —me volteo hacia Kayla —ponlo en su lugar —ella hace lo que digo y salgo cojeando en dirección a la salida.
—Hormiga... Espera —Elián se coloca en frente mío y alzo mi mirada a sus ojos —lo siento, lo siento de verdad, sé que hoy era tu día y un lo siento no lo justifica, pero... Es que este imbécil me provocó y no tuve más remedio que hacer lo que hice.
—Yo también. Lo que pasa es que hoy a sido un día de m****a con todo lo que ha sucedido —veo los ojos verdes de Yannick.
—Es cierto lo que dicen, y eso, eso no lo puedes negar —mi hermana les da la razón y suspiro sonoramente.
Niego—Es claro que ninguna de sus acciones justifican lo sucedido, —levanto mi dedo índice —pero si vuelven a darme la sorpresa, a dar lo mejor de ustedes y unos cuantos regalos —parpadeo rápido —su hermanita pequeña los perdonará.
—De una —Elián se da la vuelta y me ofrece su espalda—sube, y nuevamente lo siento por golpearte.
—También te ofrecemos a olvidar todo lo que acabó de pasar, si le dices a papá sabes que nos castigará —Yannick me da una sonrisa nerviosa.
—No creo que ella lo olvide. Saben bien que siempre lo utiliza como último recurso cuando quiere que hagamos algo, con el famoso código uno-tres.
Sonrío —Y ahí está la respuesta —la señalo—por eso eres la más inteligente de nosotros, Kayla—digo y sonreímos al unísono.
Escucho y veo como los tres sonríen y gastan bromas mientras caminamos a la casa, sin duda alguna mi plan funcionó. Bajo mis ojos brillosos y escondo mi sonrisa de burla en la espalda de Elián.
Manipular las mentes de las personas es lo que mejor se me da en este mundo y como los conozco tan bien sabía que sólo necesitaba hacerme la dolida un poco para tenerlos en mis manos.
Misión completada.
...
Capítulo tresBajo de la camioneta negra con Danna y Danni pisandome los talones, la cierro y camino a las instalaciones de la universidad con la mayoría de las miradas sobre nuestros cuerpos.Esto se siente extraño.Miro nuestro alrededor con curiosidad y me detengo en la puerta al ver una señora como guardia de seguridad —Carnet —dice sin más y saco de mi bolsillo trasero mi identificación.—Soy Zuani Dhall y estas dos vienen conmigo —señalo a las chicas —tenemos un pase para admisión, nos van a explicar todo antes de entrar.La morena me devuelve mi carnet y se hace a un lado —pase, señorita Dhall —me hace un gesto con sus manos para que siga —aquí mismo a la derecha, segunda puerta, está el departamento de admision
Capítulo cuatroMe coloco la maleta de lado mientras observo con detenimiento el horario para descifrar el siguiente salón al que debo ir.Esto no me hubiese pasado si hubiese prestado atención a la doña de ese día.A32. Doblo la hoja a la mitad y miro las letras a los costados de las puertas. Estoy en la fila D del cuarto piso, es evidente que tengo que bajar, camino sin cuidado alguno hacia las escaleras y esquivo todo tipo de personas que me cruzo.Se preguntarán, ¿Danna y Danni?Ellas están en mi mismo curso, pero cuidándome desde lejos, justo como yo lo quería y necesito que así sea.Choco mi hombro con una chica al bajar las escaleras y esta se tambalea de un lado a otro, la tomo de la manigueta de su bolso a
Capítulo cincoEl tal Len es algo, estoy segura.Camino de un lado a otro en mi habitación y pienso en todas las posibilidades que hay de que él sea un vampiro, lobo o demonio.Su piel, sus ojos, esos movimientos y sobre todo esa sonrisa, sin mencionar el hecho de que tiene una mente algo peculiar.Es que está más que claro que es algo, ¿y si solo me estoy inventando cosas en la mente y es un simple humano como yo? entonces es un humano muy listo, pero es que no me lo creo, y otra cosa que tampoco me creo es la mera casualidad de chocar o hablar justamente con su hermana.Nada tiene sentido.Confirmo que me estoy volviendo loca en menos de dos días de haber llegado.La puerta de mi cuarto es tocada y Danna se asoma ligeramente —¿Puedo?
(nota importante: si no te gusta leer chicaxchica es recomendable que no leas este capítulo, aclaro que no tiene ningún contenido sexual, pero la tensión es algo alta). Capítulo seisSacudo mis mocos en la toallita desechable y la lanzo a la basura de la cafetería.Esto es lo malo de ser un mortal, cualquier cosa puede afectar tu cuerpo.Paso una página de las copias de arte y sigo leyendo sin tomarle importancia a Danni quien está tratando de darme la asquerosa medicina que mi mamá nos hace gracias a una receta que mi abuela adquirió de la nana de mi abuelo, prácticamente madre de mi bisabuelo muerto.Cuanto lío familiar.—Tu mamá me obligó a d&aac
Capítulo sieteAbro mis ojos poco a poco y me acostumbro a la luz fuerte de los focos, muevo mi cuerpo de la cama con sábanas grises y llevo una de las manos a mi cuello.Arde.Tomo asiento y mi vista enfoca todo el lugar en cuestiones de segundos, sus ojos negros me ven con cautela mientras que mantiene sus brazos cruzados —¿Cómo te sientes? ¿Algo raro?Niego —¿En dónde estoy? ¿Qué me ha pasado? —cuestiono.—Te caíste de las escaleras cuando ibas subiendo a tomar la clase junto con mi hermana —saca un pequeño bolígrafo de su chaqueta y camina hacia mí —tuviste suerte de no quebrarte algún brazo o tal vez tener una dislocación —toca un botón de este y prende su linterna —siguela, por
Capítulo ochoMe duelen los pies de tanto caminar.Son las dos y media de la mañana y a penas vengo llegando a la casa.¿El motivo?Le di una ubicación distinta a Mery y Alexander para que no supiesen donde vivo en realidad.¿Lo malo?No se me ocurrió otra cosa que decir que vivo casi a la otra punta del mapa.¿Lo bueno?Al menos sé que ellos no saben dónde vivo en realidad.Me detengo en la puerta de seguridad del condominio y veo al guardia dormido en la silla giratoria con los pies sobre la mesa.¿Este es tu seguridad? El mío no.Muerdo mis labios, ahora como entro si hay dos líneas de corriente que no me dejan saltar al otro lado escalando.Va
Capítulo nueveMe pregunto una y otra vez el porqué de haberle dado confianza a Abigail.No se despega ni un segundo de mí, ni uno.En todo el día desde que llegué a la universidad está como una garrapata pegada a mi brazo, no deja que nadie se me acerque, que nadie me hable y las personas ya nos están empezando a mirar de una forma no muy agradable.La profesora de matemáticas termina de dictar su clase y comienza a recoger sus cosas del pupitre, copio las últimas prácticas del tablero y guardo las cosas en mi mochila, veo de reojo a Mery quien no me quita el ojo de encima y doy un gran suspiro.—¿qué pasa? —habla —¿tienes sed? ¿Hambre? ¿Te sientes cansada? Si es asi yo puedo llevar tu bolsa —intenta agarrarla y detengo su brazo en el aire.&nbs
Capítulo diez—Señorita —alguien toca repetidas veces mi hombro y abro mis ojos poco a poco, el profesor se cruza de brazos y me reincorporo de golpe —durmiendo en mi clase, ¿no?Recorro el salón vacío y le doy una rápida mirada —Lo siento, no fue mi intención dormirme.—Quiero que sea la primera y última vez que se queda dormida. Si quiere dormir váyase a su casa y no venga a la universidad, esto es un lugar para estudiar, no para dormir.Asiento —Lo prometo, no volverá a pasar.—Bien. Se puede retirar —da media vuelta y camina a la salida, meto mis cosas en la bolsa y salgo del salón.La regañada de gratis me la merezco, porque de una u otra forma la culpa es mía.