Capítulo veintinueve
¡¿LA PUERTA NO ESTABA CERRADA?!
Al parecer no...
Intento bajarme, pero Len aprieta mi cintura con su brazo impidiendo que realice mi cometido, una de sus manos se posan en mi mejilla y me hace mirarlo fijamente, delinea mi labio inferior con el pulgar y veo de reojo la reacción Neal quien aprieta sus brazos fuertemente sin hacer ni un movimiento.
¿Acaso no dirá nada?
Junto mis cejas y sacudo mi cabeza saliendo de la hipnosis del pelirrojo pongo mis brazos en su pecho con fuerza tratando de salir de su alcance, sin embargo lo único que logro es recibir una sonrisa de su parte.
Está loco.
Gira su cuerpo hacia la puerta y alza sus cejas —¿estás enojado? —Len habla con burla y atrae mi cabeza a su hombro —po
Capítulo treinta—Solo lo haré si Len no interfiere —se cruza de brazos.Volteo a ver al pelirrojo quien alza una ceja sin una pizca de humor —No.Laia levanta sus manos y niega irónica —Precisamente lo que pensé —me da la espalda —no tengo nada más que hacer aquí.—No. Si que tienes —pateo su espalda haciendo que esta caiga de lleno al piso de madera con un sonido ensordecedor —¿esto es suficiente?Te estás metiendo en problemas a posta, no hagas nada raro, de lo contrario empezarán a sospechar de ti.La vieja de un brinco está nuevamente de pie y con sus ojos rojos a más no poder, mueve su cuello de un lado a otro y deja salir sus garras —Me las vas a pagar, mocosa.Un calor intenso me recorre la espal
Capítulo treinta y unoPov Lorena Gettiov DhallSabía que esto iba a pasar.Sabía que nos juntaríamos otra vez.Niego internamente mientras tomo suavemente de la mano a mi "pareja", la señora Laia del clan noreste sale de la casa después de una larga espera con signos evidentes de haber luchado. Nos acercamos y lo primero que puedo notar es el olor de Zuani impregnado en ella.Con que mi compañera te dio una paliza, eh.Compañera... ¡QUE BIEN SUENA ESCUCHAR ESO OTRA VEZ!Cálmate, Alison.Es la verdad, la última vez que estuvimos juntas fue una locura total.En eso tienes razón.Doy una mirada de reojo y dejo que mi mente vuele por los más profundo
Capítulo treinta y dosPov ZuaniMiro aturdida a Lorena mientras está niega disimuladamente ante todo lo que estoy formando.¿Qué está haciendo aquí?¿Es parte del enemigo?No, no lo creo, ¿o sí?¡¿QUÉ HACE AQUÍ?!De tantas emociones fuertes que estoy teniendo creo que me va a dar un patatús. Mi mente no lo puede soportar, y, ahora esta esto también; observo a todos los vampiros y lobos esperando un movimiento por parte de ellos, Len intenta pegarme a su espalda doblando su brazo y atrayendo mi cuerpo al suyo.—No dez ni un solo movimiento en falso o seremos presa fácil para todos —susurra —fue por esto que te dije que te quedaras dentro y no salieras.Un señ
Capítulo treinta y tresUna semana después...¡Lo hemos conseguido!Tenemos la ubicación exacta de la del norte gracias a Lorena y sus técnicas de seducción a cierta persona. Imagino las cosas que debió haber hecho y mi cara forma una mueca de asco al mismo tiempo que todos los pelitos del cuerpo se me erizan.Debo decir que las cosas, desde que llegó ella a ayudarme, han ido viento en popa, tanto las localizaciones como saber el número exacto de habitantes por grupo.Aunque...Te parece sospechoso, ¿no es así?Sí, no entiendo como es que unos grupos tan precavidos le den información a una recién llegada.Ya, a mí tampoco me cuadra.En fin, sabemos la localización de todas, y cuando digo
Capítulo treinta y cuatroMe suelto de su agarre y cruzo los brazos —primero me dices que no te importo y ahora me dices que me quieres, ¿a qué estás jugando, Len? —cuestiono, pero sus ojos sólo están perdidos en los míos, el silencio del cuarto hace que el ambiente se ponga pesado y niego sin más —esto no vale la pena —susurro y voy directo a la puerta.Ligeramente la abro sin voltear hacia atrás y una de sus manos la estrella nuevamente en su lugar —No te vas a ir de aquí.Sonrío irónica —¿ah no? —giro para confrontarlo —¿Tú y cuántos más me van a impedir que me vaya?Flexiona sus rodillas para quedar a mi altura y alza mi barbilla, sus ojos cambian de rojos a celestes sin parar y cada vez acerca más sus labios a la
Capítulo treinta y cinco—Te quiero —vuelvo a repetir mis palabras —pero, tengo miedo de que lo que sea que tengamos salga mal y terminemos heridos.Me observa por encima de su hombro y retrocede un paso cerrando la puerta —estaba esperando que dijeses eso —veo la sonrisa que porta su rostro por encima de su hombro.Hago una mueca de confusión y me levanto del suelo ahora más calmada —¿qué me estás queriendo decir?Gira y se encoge de hombros —sólo quería saber cuáles eran tus sentimientos hacia mí.—¿Entonces todo lo que dijiste fue actuado? —lo señalo.Camina hasta llegar a escasos pasos —No y sí. Yo realmente te quiero, simplemente te quiero como no había querido a nadie
Capítulo treinta y seisDespierto por un ruido de sartén en la cocina y rápido siento un vacío en mi bajo abdomen, me quito las sábanas de encima y salgo de la cama a tropezones, pero mis piernas flaquean y vuelvo a sentarme.Me duele.Eso no es lo que parecía anoche.Cállate, por favor.Mis ojos ven las sábanas negras y con curiosidad busco rastro de lo que paso, pero no encuentro ni siquiera el olor a sangre. Supongo que solo se esfumó.Mis ojos van a la mesita de noche y tomo el vaso de agua entre mis manos junto a la pastilla.“Tómame”Sonrío al ver la nota adjunta y me tomo la pastilla. Alguien ya pensó en todo cuando se levantó. Dejo el vaso en su lugar y sintiéndome liviana como una pluma salgo del cuar
Capítulo treinta y sietePincho la fruta cortada con tenedor y lentamente la llevo a mi boca mientras Lorena me cuenta del excelente plan que llevaremos acabo esta noche, y, ¿por qué está noche? Simple y sencillamente porque tenemos una fiesta de celebración.Sonrío internamente. De eso hablaba mi pelirrojo.Parece que los tres clanes, antes de ir a una batalla, celebran con una fiesta para que los que mueran tengan un buen recuerdo antes de irse. Por otro lado tambien debo decir que hacer una fiesta antes de todo no es algo común y no sé porque me presiento algo que va a estar fuera de mis límites.Le doy un sorbo a mi café con leche y pongo la taza nuevamente sobre la encimera —debes informar, ya sabes.—No te preocupes, esta hecho —me da un gesto con la cabeza afirmando que mi padre y mi ab