Pues bien, hizo su elección aunque crea que no… ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando no te olvides de comentar, votar y dejar tu reseña.
Aria Llegar a mi casa nunca ha sido doloroso, solo hoy. Ya no me queda esperanza alguna, solo fui a confirmar lo que tantas veces él me ha dicho: no me ama y jamás perdería a Natasha por tener algo conmigo. Me siento decepcionada de mí misma por no comprenderlo, estoy furiosa con mi corazón por seguir amándolo y más molesta estoy conmigo misma por seguir escribiendo el informe desde mi computadora porque no quiero que le haga falta. Mi hermano ha intentado persuadirme para que lo deje y no malgaste mis últimas horas aquí pensando en él, aunque eso es imposible. No puedo dejar de pensar en él con o sin trabajar. —Te traje un pan, está recién hecho —me dice Stacy entrando en mi habitación. —Gracias, cielo —le respondo enternecida, pero sin dejar de escribir. Ya no tengo los documentos a la mano, pero no los necesito para afinar detalles. Este informe va a ayudarle mucho al señor Elwood. —Tienes que comerlo —insiste Stacy—. No almorzaste.—Necesito terminar esto. —No, no tienes.
AlecMi madre parece quedarse conforme y tranquila después de la promesa que le hago. Tal vez no deje de pensar que Aria es mi amante, pero al menos le demostré que Natasha es lo más importante en mi vida. Lo es, ella tiene que serlo, aunque sienta todo por mi asistente.Al entrar al departamento, veo que la mesa ya está servida. Natasha está de pie junto a la mesa; luce muy bien, totalmente perfecta, con su atuendo impecable. No puedo evitar compararla con Aria y su desperfecta ropa y peinado, con lo cual vino para cuidarme.¿Por qué me agrada tanto ese desperfecto cuando jamás me ha gustado que algo esté fuera de su sitio? ¿Acaso el amor cambia los gustos? ¿Por qué quiero borrar de un golpe la apariencia pulcra y prolija de Natasha? No lo entiendo, no lo entiendo para nada.—Bienvenido, amor —me dice muy contenta—. Pusimos la mesa para ti. Bueno, nos ayudó la empleada, pero como sea. ¿Te gusta? Es una idea de cómo quiero la mesa en nuestra boda.Me acerco al comedor y examino la deco
Aria Durante las últimas horas me dedico a revisar que no me olvide de nada de lo que debo llevar, también a descartar algunas cosas, pues siempre he tenido la tendencia a llevar cosas de más cuando voy a viajar. Aquello siempre me ha salvado de diversos problemas e inconvenientes que surgen durante cualquier viaje. Sin embargo, esta vez llevar cosas de más puede ser mi perdición. Jackson analiza mi habitación y mi clóset, con una mano en la mejilla.—Aria, sé que te va a sonar a una locura, pero creo que no deberías llevarte un solo estilo de ropa. —¿Qué?—Lo que quiero decir es que no sé cómo es que funciona la mente de tu jefe, pero si es una persona quisquillosa y deductiva, podría querer pasar a ver si estás allí y revisar. Que dejes cosas para un solo clima podría hacerlo sospechar sobre cualquier destino al que pienses ir. Miro a Jackson, estupefacta. Es demasiado fan de las películas de detectives. —Creo que mi jefe sí es una persona analítica, pero dudo que llegue a tanto
Jackson Dejar ir a Aria es una de las cosas más horribles que he tenido que hacer en mi jodida vida. Quiero ser muy fuerte, pero lo cierto es que siento que fallé como hermano mayor, que rompí la promesa que les hice a mis padres en ese triste funeral sin cuerpos o tumbas a las cuales llorar. —Jackson, hiciste lo que pudiste —me trata de consolar mi osita cuando vamos a sentarnos en la sala—. No podías hacer otra cosa. —Debí cuidarla más —digo sin poder controlar las lágrimas y sin poder alzar el rostro o enderezarme. Stacy acaricia mi espalda. Debería decirle que no lo haga porque no lo merezco, pero nunca he sido capaz de rechazar su amor, menos cuando lo necesito. —No, no digas eso, osito —me dice con tristeza—. Eres el mejor hermano, y vas a ser el mejor padre de todo este mundo.—Espero que la volvamos a ver —sollozo—. Mi hermanita. —Claro que lo harás —me asegura. Esta vez sí la miro.—¿En serio? Si tú dices eso, entonces te voy a creer. —¿Quieres que te lo diga en la cama
AlecUna cosa que he descubierto gracias a que mi aparato reproductor no funciona con Natasha, es que ella es soberanamente aburrida y superficial. O, si es interesante, no lo saca a relucir conmigo y se comporta como una novia desvalida y que requiere cada instante de mi atención. Mi único descanso es la ducha, pero ella se las arregla para llegar a la puerta y hablar sobre sus próximos proyectos y sobre la boda, la cual es posible, como le dije a Aria, que sea en junio.No veo la hora de tener aquel patrimonio en mis manos y controlarlo para hacer de él algo inimaginable, pero al mismo tiempo no quiero que llegue ese día. Casarme con Natasha es algo que quiero mucho menos con el tiempo y cuanto más me involucro con Aria, a quien no pude atenderle la llamada que me hizo porque Natasha me quitó el celular para que la masturbara. Fue muy desagradable, pero tuve que hacerlo, ni siquiera pude imaginar a Aria para poder excitarme. Lo único que quería era que se corriera y lo hizo tras diez
AlecNo nos toma demasiado tiempo el llegar a la residencia de la abuela, la cual está decorada desde la entrada con muchas guirnaldas que delinean el camino, el cual desemboca en una rotonda, en medio de la cual hay una fuente de mármol que está allí desde la construcción de la mansión, o sea, dos siglos atrás. Esa es la única parte de la casa que jamás ha sido cambiada, solo se le da el debido mantenimiento.—Julia es tan espléndida —dice Natasha—. Tiene un buen gusto.—Sí, lo tiene —asiento—. Aunque me parece un poco... ostentoso para lo que vamos a hacer.—¿Qué?Natasha me mira como si me hubiera vuelto loco. Y no hay dudas, eso es lo que me está pasando. Mi mente no deja de rebobinar esa grabación de Aria y tampoco deja de preguntarse qué quería decir con eso.Van a ser una completa tortura estas malditas horas.—¿Ostentoso? —pregunta incrédula—. Para ti nunca nada es suficiente, ¿y me dices que esto es ostentoso? ¿No te parece importante la ocasión? Vamos a anunciar nuestro compr
Alec Mi madre me llama cuando yo ya he emprendido la marcha hacia la casa de Aria, a donde quiero que John vaya a buscarla. Me quedó claro que no se fue con él porque John estaba tan desconcertado como yo. Ella se largó con alguien más, dijo que estaríamos con las personas que se supone que debemos estar. ¿De qué demonios hablaba? Espero que no sea nada cercano a los destellos que me lanza mi cabeza. Apenas y puedo controlarme para no estrellarme contra cualquier auto, dado que no paro de hacerme preguntas que espero que pronto tengan respuesta. Las llamadas de mi madre se repiten una tras otra, pero sigo ignorándolas. —No te voy a contestar, vete al demonio —digo entre dientes, sin apartar la vista de la calle, la cual me parece borrosa por momentos—. Aria, no te puedes ir, claro que no, no puedes, no. Las llamadas ya no son de mi madre, sino de Natasha, que debe preguntarse por qué escapé de nuestra fiesta de compromiso. Me espera un gran problema con ella, pero no me importa en
AriaLa primera parte del plan es ir a un hotel en donde voy a quedarme toda la noche esperando a Julia. Ante el chófer no me permito derrumbarme, aunque ciertas lágrimas traicioneras se me resbalan cada poco tiempo. Estoy angustiada, llena de dolor e incertidumbre por todo lo que va a pasar a partir de ahora. Ni siquiera cuando mis padres murieron quise dejar mi hogar. Los recuerdos siempre han sido dolorosos, pero jamás pensé en apartarme de ese sitio, de mi familia. Hoy tengo que hacerlo, aunque no quiero, ya que la persona que me hace huir podría arrebatarme, de un modo u otro, lo más preciado que tengo y que son mis hijos.—¿Se encuentra bien? —me pregunta el chófer, el cual es calvo, pero tiene una mirada dulce y paternal que me reconforta.—Sí, estoy bien —le respondo—. ¿Cómo es que se llama?—Kai —responde—. La señora Elwood le dejó mi número telefónico en el comedor de la suite. Seré yo quien va a transportarla a donde necesite ir. Aunque siempre deberemos consultarlo con ella