El sonido atronador contra el vidrio es lo que vuelve una tropelía seguir conduciendo por la calle pero a la primera esquina que observa, Clara gira con fuerza el volante y el carro estuvo a metros de estrellarse con la calle próxima. Aún así, sigue conduciendo.—¿Mami?—Está bien amor, estamos a punto de llegar —Clara le sonríe a Liam mientras sigue conduciendo.¿Los habrá perdido? Las marcas de las balas están tatuadas en el vidrio de atrás. Las balas debieron haber caído en el maletero. ¿En donde pararás, Clara? ¡Piensa!Cuando creyó que tenía la suerte de haberlos perdido, otro disparo hace que finalmente el vidrio que protegía la parte de adentro se quiebre y Clara ahora debe buscar la manera de que la segunda bala que se acerque no acabe con su vida. Sigue acelerando mientras la gente que se entromete se tira hacia los lados para dejarla pasar, y gracias a Dios no observa que ninguna está ahí por desgracia. Un segundo disparo hace que el plumaje del asiento del copiloto se des
La voz de Liam es quizás el más hermoso sonido que ha escuchado Ryan desde que oyó el llanto de su hija la primera vez que Virginia se la entregó en sus brazos. Había dudado de la paternidad porque sólo estuvo con Virginia una vez después de que daban a Clara Salvatore por muerta; dolido, traicionado, con un corazón roto e inundando en el alcohol en su casa llegó Virginia para decirle que estaba junto a él en esos momentos tristes y trágicos para todos. Ryan estaba bastante dolido para no caer en la tentación del dolor, que lo cegó por completo y no midió ninguna consecuencia después de eso, porque cometió el error de confesarle a Virginia en su estado de ebriedad lo tanto que amaba a Clara, que ella falleció creyendo que él la odiaba. Estaba vuelto loco buscándola porque Jasmine, la hermana de Clara, confesó que la familia de los Salvatore odiaba a su hija, y que creía que los McGrey la habían culpable injustamente. Ryan no tuvo la opción de demostrar que Clara era inocente porque
—¿Presidente? Se tiene informes de los atacantes del hace dos días. Es llamado ahora al centro de inteligencia.Es lo segundo que escucha Ryan cuando los hombres de la seguridad se acercan para rodear en una distancia considerable al presidente. Ryan toma los papeles, abriendo el archivo y observando “Top Secret” en las primeras líneas. Lo que suponía, pero todavía tiene dudas.—Que se espere mi presencia antes de calificar a estos hombres como criminales.—Como ordene, señor —responde el hombre antes de marcharse.Ryan está consiente que a centímetros tiene tanto a Martin, quien conoce también desde hace años, y a Clara.Por lo que se voltea, sin aguantar esta pequeña incorfomidad de que el marido de Clara resultó ser este tipo.—La casa presidencial está abierta para su salvaguardo, señora. Mandaré un cuerpo de seguridad para la protejan a usted y a su hijo-—No hace falta —le interrumpe Martin, atrayendo a Clara y a Liam hacia él, observando con fijeza a Ryan—. Señor presidente. Pe
—Hermana.Es lo primero que menciona Lucas mientras da un paso hacia ella, pero la soldado se interpone entre ambos mientras Clara endurece la expresión y le indica a Liam en un susurro que se quede detrás de ella.—¿Cómo pudiste venir hasta aquí? ¿Qué haces aquí?Clara zanja de una vez. Poseer la mirada cruda y fría de su familia es algo que siempre la caracterizó pero Lucas no se inmuta y sigue sonriendo, mientras niega.—Tanto tiempo desde la última vez que nos vimos, ¿Y ésta es tu manera de recibirme? —Cierra la boca, Lucas. ¿Qué demonios quieres?Lucas suelta otra risa, y baja la mirada hacia la soldado.—Necesito hablar contigo —le sonríe a la soldado—, a solas.—Eso no está permitido —manifiesta la solado mientras mueve la cabeza hacia un lado—, salga de aquí. —Con un sola firma mía puedo hacer que la destituyan de su cargo porque tengo los contactos y temo que el presidente estará de acuerdo porque no ésta siguiendo órdenes de su superior —Lucas no deja su sonrisa—. Largo —o
Clara tiene que bajarse del auto cuando el guardia frena de golpe. —¡Señora! —grita el guardia.Pero Clara coloca su cuerpo en la cera mientras se lleva la mano hacia la frente, abrumada por la noticia que es peor que una bomba directo hacia su cuerpo.—¿Nuestra casa…? La evidencia, Martin —tartamudea Clara—. No. Esto no puede ser cierto. Esto no puede ser cierto, Martin. Si es así —la mirada de Lucas, desafiandola, la congela—, estamos perdidos.—La casa está hecha cenizas. Los bomberos están aquí y sólo agradezco que ninguno de ustedes estaba aquí adentro. No te preocupes, Clara. Algo haremos. No estamos para darnos por vencidos.—¡Pero eran papeles con años de investigación! ¿Y los datos en la computadora? Y la memoria externa —Clara analiza todas las posibilidades en su mente—. Tengo la memoria en la oficina, sí…eh, tienes razón. No debo alterarme, hay solución…—Exactamente, Clara. Es tu deber buscar esa memoria, es lo único que queda.Clara alza la mirada hacia el guardia.—¿Cu
Clara siempre había creído que un beso de Ryan McGrey era similar al toque dulce de un manjar, que se vuelve adictivo, peligroso, un veneno letal con cada simple roce asumiendo su naturalidad entre sus labios, porque vive en sus labios como si eso lo necesitara para respirar. Se caracterizaban sus besos por suave, que la hacían mirar un propio cielo porque entre sus brazos Clara siempre se sintió segura, resguardada. Ryan significaba todo para ella en un cierto punto de su vida porque le había entregado lo único que nunca había sentido: amor. Ahora no sabía que había estado tan sedienta por besar sus labios hasta que Ryan ha cometido esta locura. Pero sus movimientos son ansiosos, acelerados, apoderándose de su boca tal cual una bestia porque la desesperación en su beso es inigualable. Arroja a Clara contra la pared para hacerse dueño por completo de ella porque Clara Salvatore no dejó de pertenercele en ningún momento, porque estaba a punto de ser su esposa, porque sería la única
La mujer frente a sus ojos no es alguien que reconoce, no es aquella mujer con quien prácticamente vivió sus años de juventud y mucho menos alguien que había estado a su lado como si fuese parte de su familia: esa mujer ya no existe. Virginia Evadone muestra su verdadera cara.El grito severo que arroja contra Clara alerta las alarmas y llama la atención, pero no están aquí para ser gritados por alguien que con severidad no está calmada, ni tiene paz ni mucho menos quiere mantener una conversación civilizada.Clara alza sus manos aún sorprendida.—Virginia, por Dios —Clara se acerca hacia ella—. ¿Qué estás haciendo…?—No te me acerques —reprocha Virginia de una buena vez. Clara se detiene con abrupto—. ¿Tienes el cinismo de estar al lado de mi marido aún en nuestra propia casa? Eres una enferma, ¿No ves que soy yo su esposa?—Virginia —Ryan advierte con severidad en cuanto se interpone entre las dos, aminorando la imagen que ahora ha creado Virginia delante de toda esta gente—, Estás
Las manos de Julieta aprietan el volante, y es inevitable que no trague saliva con cada palabra expuesta del noticiero, dando a entender cosas inverosímiles sobre la mujer a su lado que sólo observa hacia el frente. No quiero escuchar ninguna otra cosa. A este punto Julieta cree que lo que están diciendo no son más que calumnias. Porque una persona sin sus facultades mentales no actúa de la misma manera en la que Clara lo hace: está más cuerda que cualquiera de ellos. Julieta abre y cierra los dedos en el volante al tiempo que su corazón se acelera cada vez que el silencio en el auto es sepulcral. —Lo lamento —finalmente Clara expresa una vez están en una autopista solitaria. En sus ojos se nota el cansancio y la pesadumbre difícil de disfrazar con una expresión calmada. Julieta incluso puede ver incluso un gesto de timidez que cubre el hermoso rostro de Clara—, lo lamento, yo…si gustas puedes dejarme aquí. Estamos cerca del lugar y ahora —la mirada de Clara cae en un punto donde l