Una de las cosas que más le aterraron a Clara era que éste día llegara.Si se atreve a decirle la verdad todo su mundo cambiará. Cambiará por completo y no tendrá el tiempo para explicarle las razones de nunca decirle la verdad. Será una cobarde porque no dice nada, culpable por causarle quizás la mayor decepción de todas, la peor persona del mundo por no decirle lo que Ryan ahora quiere oír.—Clara, por amor a Dios, dímelo —Ryan la toma por los brazos—, mírame a los ojos y dime la verdad. ¿Liam es mi hijo? Su alma abandona el cuerpo de Clara con cada segundo que pasa. En estos momentos no sabe qué hacer o qué decir. Su voz se atora en su garganta, se le seca la boca y lo más probable es que sea un mártir.—Ryan —comienza Clara—, yo…—No lo es —y su voz queda ensombrecida por Martin, quien quita las manos de Ryan de Clara y lo aparta. No está de todo a gusto tampoco que Ryan empiece a sospechar de esto —, lo que Virginia está haciendo es para jodernos la vida. Liam es mi hijo y de Cla
Se suponía que muchas cosas cambiarían a la hora de volver a Ryan, desde ese primer encuentro en la cámara del congreso y hasta hace apenas unos días en la corte. Todo cambia cuando está con él. Y el recuerdo de su pasado es algo irreal. Cuando había conocido a Ryan era un hombre distante, frío, hablaba casi nada con ella y creía que sólo estaban juntos por beneficio de sus familias, pero con el pasar de los meses, Ryan demostró ser el hombre que siempre soñó: comenzó a amarla. Y también empezó a amarlo. Amarlo con todas sus fuerzas, respirar su propio aire, sentir su propio aroma, hablar con sus propios labios, se habían vuelto uno. La última vez que estuvieron juntos y supone que fue la razón por la que quedó embarazada de los mellizos había sido inesperadamente, en una de sus oficinas con ambos enojados el uno con el otro. No habían pensado en el alrededor porque no existía sino sólo ellos. Y Ryan enojado era una bestia a la hora de hacerle el amor. No le importaba que alguien
El tiempo se había esfumado desde el primer momento que decidieron estar juntos una vez más. Cuantas veces más, porque no había señal de que volverían a hacer personas separadas, sólo un sólo mismo ser.El cuarto se inundó con los gemidos constantes de Clara al ser poseída por Ryan. No podía escucharse otro sonido sino el suyo y también el de él. Sus cuerpos uniéndose, sus labios encontrándose con desespero. Todo se resumía a ese preciso momento.Pero había un mundo afuera que les exigía volver a la realidad, que no se perdieran en el recuerdo y que tampoco olvidaran quién era quién. Cerca del amanecer había parado con su frenesí, y Clara se había apoyado en su pecho desnudo para poder calmar la respiración. No es que hubiese querido olvidar todo lo que habían vívido y mucho menos compartido pero la realidad era otra. Y no le importó continuar pero sólo se quedó dormida en su pecho mientras Ryan la abrazaba con suavidad y la cubría entre sus brazos.~~~~~~~~~~~~~Cuando el reloj da
Estar a merced de Ryan es casi un sueño, pero deben despertar de ese sueño y casi es verídico cuando alguien toca la puerta.Clara se detiene entre los brazos de Ryan se gira. El sonido proviene desde la parte baja. Alguien está pidiendo que se le abra.—Por Dios —Clara se remueve con rapidez entre sus brazos—. Alguien quiere entrar…—Debe ser el desayuno —Ryan suelta un fuerte jadeo de sus labios mientras frunce el ceño.Luego oyen los télefono a su lado y el Walkie Talkie que suena también. Ryan parece enseriar su expresión.—¿Lo ves? Alguien puede vernos —a pesar de su jadeante respiración Clara tiene que salir de Ryan y busca una vez más la sábana para cubrirse—. ¡Te están buscando…! —Calma —habla Ryan despacio mientras también busca cómo cubrirse y toma el aparato para comunicarse. Al terminar de hablar comienza a ponerse el pantalón—, tengo cosas qué hacer el día de hoy así que te llevaré-—No hace falta, no te preocupes. A veces se me olvida que eres el hombre más ocupado de é
Ver así a Ryan quiebra su corazón.Virginia le está quitando a su hijo. Y también quiere apartar a Ryan de su hija.¿Por qué hace esto? Entiende que es la madre de Naia pero Ryan es su padre y no debe hacerle este gran daño. Ryan está sufriendo en silencio, lo sabe, lo nota. Se acerca a él mientras le brinda una pequeña sonrisa.—Eso no pasará…—Clara besa su mejilla—, ten por seguro que no te quitará a tu niña. Es tu hija, Ryan. Y para Naia tú también eres su mundo. Sí, Virginia es la madre pero no tiene porqué hacer eso. Debe pensar en su pequeña…—Esto era lo que quería evitar —Ryan se lleva los dedos hacia el puente de su frente—, me casé con Virginia para darle a Naia el hogar que se merece. No soportaba la idea de ver a Naia triste porque tiene a sus padres separados y aunque nunca he sentido nada por Virginia, era la madre de mi hija y tuve que resignarme a eso. Me casé con ella para que Naia viera a sus padres juntos, me esforzé en llevarme bien con Virginia pero ella deseaba
Las palabras de Ryan empequeñecen su corazón de tal manera que lo único que hace es sonreír entre lágrimas.Mueve la cabeza para asentir.—Quiero a mi hijo…—solloza Clara. —Lo tendrás, cielo. Lo juro —Ryan luego besa su frente. No quiere soltarla nunca, no quiere verla lejos de él jamás en la vida. Quiere permanecer a su lado, cuidarla, protegerla, sacrificar todo lo demás sólo por ella y permanecer en este lugar para siempre. La única manera de asegurarse que Clara estaría bien sería en sus brazos y cerca de él—, estarás bien, lo prometo. Tu pequeño está bien, es lo que importa.—Señor, hemos llegado a la séptima avenida —informa el chófer. Clara se da cuenta que están justo enfrente de la mansión de Martin, y por lo tanto, tienen que volver a separarse porque siguen viviendo vidas separadas. Eso lo sabe muy bien y está bastante consciente lo que ahora seguirá: la pelea por su hijo. Se limpia las lágrimas secas con suavidad mientras Ryan es el primero que se baja de la camioneta.
Está algo decaída cuando llega a la sala de la mansión por la conversación de Martín. Se habían vuelto amigos después de que él le había confesado que estaba enamorado de ella.“—Martin —había comenzado Clara cuando oyó su confesión hace muchos años atrás—, Dios Mío.—Es que no podía aguantar más, Clara —Martin le tomó de las manos. Y una Clara petrificada lo veía sin creerlo—, nunca te he pedido algo a cambio porque todo lo que hecho lo he hecho porque necesitas ayuda, pero nunca comprendí porque los Salvatore te trataban tan mal, y hasta Grace te odiaba. Me di cuenta la clase de mujer que eres y no he conocido a una mujer tan valiente como tú —los ojos de Martin eran sinceros—, y te quiero…Clara se tapó los labios cerrando los ojos. —¿Por qué dices esto…? —todavía sentía ese dolor en su pecho debido al recuerdo de Ryan—. No puedes decirme esto ahora, Martin…porque yo…—Sigues amando a Ryan —Martin terminó la frase por ella. Y se mojó los labios mientras asentía—, y nunca dejarás d
Sarah siente que su alma deja su cuerpo cuando ve a su sobrina correr lejos. Dentro de poco también la persigue por detrás.Julieta también lo hace.—¡Clara, detente! —Sarah baja la escaleras para seguirle el trote—, es la casa presidencial, esa mujer debe estar allá.—No me interesa, tía. Es mi hijo quien está allá —Clara se voltea para hablar con ansiedad—, tengo que ir con Liam, tía. Ese niño debe estar conmigo, que soy su madre, debe estar a mi lado y he pasado día y noche tratando de saber donde buscarlo. Y ahora que tengo la oportunidad no la dejaré pasar —y luego besa a Sarah en la mejilla—, busca a Martín y dile dónde estoy, debió haber salido o debió irse con Ryan. Pero dile.—Sobrina —balbucea Sarah pero ya es lo bastante tarde para detenerla, porque Julieta la persigue por detrás—, niña, por favor, te lo ruego, que no cometa una locura —le pide a Julieta.—Ah, señora —responde Julieta tragando saliva por el cansancio de perseguir a Clara—, cuando a Clara se le mete algo a l