—No estás en tus cabales…—Clara suelta con la misma brutalidad, sobre sus labios—, porque no voy a dejar que me pongas una mano encima. —¿Quieres provocarme? —Ryan sólo se vuelve una tentación ¿Cómo no decirle a su cuerpo que deje de removerse con el simple toque de su voz sobre su propio sitio ante las palabras de Ryan? —No se atreva, señor presidente. Mantenga la compostura —Clara lo empuja con una sola mano—. Vivirás con la idea de que jamás en la vida me tocarás, o me harás el amor, o siquiera me imaginarás otra vez encima de ti. Te he olvidado, Ryan. Sólo me tendrás en tu imaginación, y no te quedará de otra que fantasear allí. La posesión de Ryan contra su cuerpo se acorta porque lo es lo suficientemente fuerte para agarrar su trasero y estrellarla una vez más hacia la barandilla. Su pecho colisiona contra el torso duro y firme de Ryan, y las manos sobre esa zona encienden cada parte de su cuerpo. Sus labios se entreabren para buscar el aire que se la ha atorado en el pecho,
Rápidamente cierra los ojos y aprieta los labios para disipar todos los pensamientos.—Preciosa…—comienza Clara, tragándose el nudo de la garganta y ni siquiera sabe porque ese dolor en su pecho juega con su propia mente—, tu mami te ama —le susurra—, y ella nunca te dejará sola…La respiración de Naia es tranquila pero sigue sin soltarla, acurrucándose en sus brazos como si no quisiera irse, como si no quisiera dejarla. La pequeña niña la está torturando por completo, pero no tiene la culpa. Su mundo es Liam, y también lo es esa hija que perdió hace tanto tiempo atrás. A estas alturas todavía no lo ha superado, porque perder a su hija significó perder una pequeña parte de su vida también. Qué no daría para regresar el tiempo y hacer todo lo posible por salvar a su niña, a su princesa. Estuviera ahora junto a ella, tal cual lo está con Naia. Sería su princesa, su mundo, su todo. Su corazón jamás superará la ausencia de su niña, de su hijita. Los labios de Clara tiemblan, pero se dic
Una vez abajo Clara le sonríe a Julieta y se desliza en el asiento de la cocina. Observa el reloj. “11:09PM” Julieta le coloca un plato de comida enfrente de sus ojos y aunque quiere darle un bocado, el cuerpo no le da las fuerzas necesarias para abrir la boca. Julieta se cruza de brazos, mirándola con preocupación. —Clara, sé que es difícil ésta situación pero necesitas hacer esto. No puedes estar débil —se acerca a ella para acariciarle el hombro—, confía en que todo saldrá bien. —Lo intento —Clara toma su mano y le da un suave apretón—, pero es que no puedo. No puedo simplemente quedarme aquí cuando por segunda vez quieren hacerme daño. No se trata de mí, sino de mi hijo…—no le queda de otra que respirar—, pero gracias, Julieta. No dudo que esto éste delicioso. —¿Dónde está Ryan? Clara quiere disimular lo que acaba de pasar bebiendo un poco de jugo, y se encoge ligeramente de hombros. —Debe estar con Alexandrina, o hablando por télefono. Se da cuenta que estuvo a punto, a p
En Ryan puede ver esa clase de mirada que hace mucho tiempo atrás se volvió su vida, su entero mundo. En estos momentos no es más que un recuerdo doloroso. Pero tienen que separarse.Clara suelta su mano y dentro de poco ya está corriendo hacia la habitación de los niños. Cuando abre la puerta observa a Julieta abrazando a ambos niños que ya están despiertos. Mira la ventana: está amaneciendo.Su corazón late con fuerza con cada paso que da hacia la cama, y una vez Julieta alza sus ojos, Clara solloza un poco.—¿Estás bien…?Julieta tiene sus ojos vidriososo pero en silencio asiente.Entre sus brazos se encuentra Liam y Naia, casi abrazados entre ellos pero lo bastante inocentes para no saber lo que acaba de pasar y se abalanza hacia los dos.—Mami, mami —llama Liam cuando lo sostiene entre sus brazos, buscando su calor, sin ganas de alejarse otra vez.—Aquí estoy, bebé —una y otra vez las palabras se repiten en su mente. “Iré por ese niño.” La enloquecen del miedo y del horror. Ima
Incluso Clara palidece cuando escucha esas palabras y observa el comportamiento de Naia. Sube la mirada hacia Virginia y de una vez observa esos ojos oscuros destilando mucho más que rabia, mucho más que enojo: una mirada asesina. Clara tiene que agacharse hacia Naia mientras toma sus manos pequeña y suave entre las suyas. Liam se escabulle en los brazos de su madre conforme Clara le sonríe a Naia pese a todo el caos que ocurre a su alrededor. —¡Busquen al presidente! Ya llegó la primera dama y debemos irnos —grita un hombre mientras manda a despejar la zona y a ordenar a todos que se suban a sus camionetas. —Pequeña —Clara la llama con el tono suave. No quiere hacer esto más díficil—. Mira, mami está allá, tu mami está ahí. ¿La ves? ¿Viste que mamá vino por ti? Y como es tu mami tienes que ir con ella- —No quiero ir con ella. Quiero quedarme contigo —la interrumpe Naia en ese puchero que da señales de un futuro llanto. —Pero estarás bien porque estarás con tu mami y con tu papi.
“3:15PM” Es lo que dice el reloj del carro que ya está dirigiendolos a la casa que dijo Martín que ya estaba lista para ellos. Han aterrizado en la capital hace tan sólo media hora. De vuelta en el país con un dolor en el corazón que no sabe como sanará o como olvidar.Todavía puede escuchar el llanto de Naia y cierra los ojos para disipar el recuerdo. Liam está durmiendo en sus brazos mientras el silencio del carro es casi matador, aniquilante. Martin no ha dicho ni una palabra aparte de lo que tienen que comenzar a hacer una vez pisen la casa nueva. Un montón de gente está tras de ella y debe actuar con precaución. Julieta está en el copiloto al lado del conductor y mira de vez en cuando hacia atrás para sonreírle a Clara y con eso calmarla.Clara está hecha un desastre. ¿Y cómo no? Si dejó hace horas lo que nunca debió imaginar porque es algo imposible. Nunca debió irse con Ryan y…Echa la cabeza hacia atrás. —Danielle —carraspea Clara llamando la atención de Martin—, la tarje
—¿¡Señor?! —Alexandrina no puede creer lo que escucha ni mucho menos las personas presentes en el lugar—. ¡Pero es que es la primera dama…!—Hay ciertas cosas irremediables en el matrimonio que hacen de la unión algo que ni ella ni yo disfrutamos. Lo único que nos interesa es la niña —Ryan sigue mirando los papeles enfrente de él.—¡Señor! Un divorcio ahora no ayudaría a la reputación del gobierno cuando tenemos a los noticieros respirandonos en la nuca. Sospecharán que usted lo hace por la —un senador se levanta para mirar a Ryan con preocupación—, por la señora que está siendo acusada de múltiples cargos.—No quiero que el nombre de la señora Salvatore vuelve a aparecer aquí: no tiene nada que ver con ella —expresa Ryan. Alexandrina le murmura en el oído todo lo que depara hoy mientras ya está a punto de marcharse—, hasta el día de hoy el atentado contra mí no se ha cerrado, señor Robinson. Quiero saber razones; han tenido días encerrados a los sospechosos y no le han sacado nada de
“HORAS ANTES”Una vez Clara salió lejos de los periodistas, no tuvo tiempo de despedirse de Liam ni de Ronalda pero con el nuevo teléfono que había conseguido le dijo que regresaría a tiempo para la cena. Aunque algunos otros periodistas la habían seguido hasta el carro con otras preguntas, Clara aceleró hacia el congreso de una vez. En su mente tenía sólo un plan que, de llevarse a cabo, podría complementar el testimonio de su inocencia. Observó la hora. Aunque por una vez estaba calmada, Clara ni siquiera sabía si era lo correcto hacer lo que estaba a punto de hacer pero el tiempo se agotaba. Tenía una orden de captura y si aún no estaba adentro de una cárcel era por el simple hecho de que Ryan había autorizado no encerrarla hasta que el caso comenzara. Su vida pendía de un hilo y no estaba dispuesta a derrochar el tiempo.Estacionó el coche, tomó su bolsa y salió disparada hacia el edificio. De una vez escuchó los murmullos, las miradas de disimulo y de reojo contra ella y expr