Alfredo Mazzerati encontró la muerte exactamente diez años después de ordenar el asesinato de Johnny. Pereció sobre su cama presa de una debilidad que Jackeline conocía bien.
Jackeline llegó una noche a la mansión donde otrora vivía. Vestida con una falda de cuadros y uniforme escolar, con el cabello peinado en dos coletas y chupando un caramelo.
—¿Eres la que envió la agencia? —le preguntó uno de los custodios de la entrada y ella asintió. La verdadera estaba atada y amordazada, pero segura, en un lugar lejano. —Estás un poco mayor para el jefe.
—Deberías dejar que él decida eso ¿no?
El guarda se encogió de hombros y tras registrarla concienzudamente le permitió ingresar.
Sin duda las cirugías plásticas que le habían hecho funcionaron espl&eacu
Johnny y Jackeline despertaron horas después, juntos, desnudos y abrazados, al borde de un gran árbol de aspecto tétrico como todo lo que les rodeaba, pero que les había servido de refugio para su amorío.—Aun en el infierno —le dijo él sonriente—, tu compañía se siente como estar en el paraíso.Sus palabras se interrumpieron cuando una gigantesca sombra se abrió paso entre los árboles. Era un cíclope que rugió al verlos. Ambos se prepararon para correr pero el cíclope era demasiado grande y los aferró por la cintura con cada mano.—Bonita —dijo mirando a Jackeline con su cara boba y su boca de la que emergían dos largos colmillos de jabalí. Jackeline intentó soltarse haciendo fuerza con sus brazos sobre las manoplas del monstruo, pero fue inútil. El cíclope emprendi&oacu
Jackeline retornó gradualmente a su forma humana completamente desnuda. A su lado estaba Johnny velándola como quien acompaña a un enfermo que despierta.—¿Te encuentras bien? —preguntó. Jackeline se incorporó.—Sí… ¿y tú?—Bueno, no siempre me entero que en otras vidas fui Gengis Kan y Drácula.—Esas son solo dos de las cientos de vidas que hemos tenido los tres. Yo fui Borte y Anastasia, tu esposa en esas vidas, pero la combinación ha variado con el tiempo, en Grecia fui Lucio Mumio. El mismo ciclo una y otra vez de amor y muerte. Debemos ponerle fin…—Muy bien, pero todos dicen que hubo cuatro dragones. ¿Quién es el cuarto?—Nadie lo sabe. Nunca lo hemos visto en ninguna de nuestras vidas.—Dijiste que había una manera de poner fin a
Johnny y Jackeline arrastrando un pesado saco, llegaron al reino de Loki. Otrora el reino de Adremelec hasta que Loki lo destronó y dio muerte. Loki fue modificándolo a según su personalidad como hacían todos los señores del infierno convirtiéndolo en una réplica infernal de una villa escandinava con un gigantesco castillo vikingo en la más alta colina.La población los miraba con temor y desconfianza desde las ventanas. Eran mantenidos a raya por los fantasmas zombificados de antiguos vikingos.En cuanto Johnny y Jackeline llegaron se les acercó un dúo de los “policías” vikingos cadavéricos. Una presencia verdaderamente escalofriante.—Alto —dijo uno de los monstruos—, solo los leales a Loki son permitidos aquí.—No somos de este reino ni tenemos interés en serlo —dijo Johnny desa
En el centro del Infierno, rodeado por los otros ocho reinos, se erigía una gigantesca torre gris, réplica de la legendaria Torre de Babel. Antigua y desgastada por los años, parecía hecha de hueso, y estaba rodeada por un extenso desierto de polvo gris.Pero mientras los yermos alrededores de la Torre estaban totalmente deshabitados, en la base de la Torre se establecía un ejército de incontables monstruos como mantícoras (híbridos con cuerpo y cabeza de león, alas de murciélago y cola de escorpión), mushushus (otro híbrido con patas de águila, cuerpo de leopardo, cuernos en la cabeza y lengua bífida) y hombres escorpión (similares a un centauro con el cuerpo del arácnido de la cintura hacia abajo). Habían hoyado en la tierra un agujero en torno a la edificación.—De todos los reinos, é
Johnny Draco había servido a la mafia italiana desde que tenía edad suficiente para atarse los zapatos solo. Habiendo crecido en un barrio pobre de Nueva York, desde niño asistía a la mafia en pequeñas labores a cambio de algunas monedas, como espiar para ellos o silbar si venían los polizontes. Su padre y su abuelo habían también servido a la mafia aunque en roles pequeños.Cuando tuvo la edad suficiente para ingresar formalmente lo hizo, sirviendo como guardaespaldas y rufián de poca monta. Sin mayores funciones que dar golpizas a deudores o abofetear prostitutas rebeldes. Aún así, su dedicación a la familia Mazzerati a la que servía y su excelente labor lo llevaron a subir meteóricamente la escalinata de la jerarquía, llegando a ser consigliere (capitán) a una edad inusualmente corta; 30 años.Sin duda, de no haber
A Johnny le tomó algo de tiempo asimilar aquella información. Aun incrédulo, pensando que quizás se había vuelto loco por las torturas de Jason y sus compinches.—Deben estar bromeando…La mujer lo abofeteó.—No dañes a este tan apetecible ejemplar, querida Annie —regañó Sejmet.—No mi señora —aseguró. Sejmet hizo un movimiento de sus manos y con ellas destrozó las cadenas de Johnny quien colapsó sobre el suelo.—Toma —le dijo Sejmet lanzándole algo de ropa que Johnny se colocó, aunque las prendas egipcias le mantenían al descubierto el torso.—Tienen que explicarme que está pasando acá —rogó Johnny poniéndose de pie. Sejmet lo miró de reojo. —Por favor —solicitó esta vez rever
Cuando Annie y Johnny reaparecieron lo hicieron en un oscuro y siniestro laboratorio, repleto de botellas burbujeantes y tubos de ensayo.—Bienvenida —dijo una voz siniestra conforme Johnny y Annie salían del letargo en que el hechizo les puso al reaparecer dentro de un círculo rojo en el lugar. —Veo que cumpliste tu parte —aseguró una siniestra figura. Era un anciano siniestro de barba blanca y dedos huesudos como los de un buitre. El demonio vestía como monje y tenía una capucha de la que emergían dos cuernos de cabra. —Así es, Dantalion —contestó Palmer. —Ese era el trato…Dantalion llevó a ambos ante su amo el Señor Chernabog, quien gobernaba uno de los círculos del infierno desde un castillo de arquitectura rusa en medio de una ciudad de casas de madera. Chernabog era un ente monstruoso parecido a
Un furioso Metalo se adentró sin anunciar a la tienda de Mumio, interrumpiendo la felación que recibía Mumio de una joven esclava adolescente.—¡Has ordenado que regrese a Macedonia! —expulsó Metalo tirando un pergamino con sus órdenes sobre el escritorio del cónsul. La joven se había detenido.—¿Yo te dije que te detuvieras? —le preguntó Mumio y la muchacha retomó la labor. Mumio se dirigió a Metalo. —No te necesito acá, ya hiciste tu labor. El Senado me nombró a mí el encargado de tomar Corinto.—Mis hombres vienen endurecidos de la Guerra Macedonia, no será fácil reemplazarlos.—No serán reemplazados —aseguró alcanzando el orgasmo. La esclava se limpió la boca y se levantó colocándose de pie detrás de Mumio quien ahora