No podía creer que lo que me había dicho era cierto, ¿cómo un chico tan apuesto y que vivía rodeado de tantas mujeres jamás había estado con una?

Creí que estaba jugando conmigo, que sólo estaba tratando de justificar su rechazo hacia mí.

Fue muy difícil conciliar el sueño; me levanté junto con mamá y adelanté el almuerzo para poder sentarme a hacer mis trabajos pendientes, tenía la esperanza de que él viniera como todos los días pero no apareció, estaba segura que me estaba evitando.

Lo extrañaba, quise escribirle pero me contuve, no quería rogar por atención y mucho menos por amor.

Lo último que quiero es mendigar amor a quien no tiene tiempo para mi, a quien solo piensa en sí mismo. No lo haré nunca. No me merece quien me hace sentir insignificante con su indiferencia.

El amor se debe demostrar, a pesar de las dificultades, este era tal vez nuestro primer impasse y ya estaba huyendo.

Te merece aquel que dice menos pero hace más. No te merece quien solo te busca cuando te necesit