Los siguientes días transcurrieron en calma, sin nada relevante que decir, como dijo Joel, ya poco a poco dejábamos de ser la noticia del momento y eso me tranquilizaba mucho, prefería estar bajo el radar.Tras un par de semanas, por fin podríamos retomar el extracurricular y para recuperar las clases perdidas, teníamos que asistir los sábados, aparte de las que teníamos entre semana, cosa que no me agradaba mucho, pero había que cumplir.Joel me recogía en la mañana y me regresaba en la tarde a la casa, mis padres estaban tranquilos porque ya no tenía que arriesgarme a cruzar la avenida que era tan transitada.Mamá llevaba ya dos semanas doblando sus turnos, nos veíamos todos ya en la noche, cenábamos juntos y hablábamos de nuestros días, Joel de vez en cuando nos acompañaba, el se sentía muy a gusto con nosotros y mi padres lo querían cada día más.Todo marchaba a la perfección.Regresamos un viernes a casa después de clases, sin ningún plan, buscamos algo en tv pero no había nada
Cómo todas las mañanas Joel llegó por mi, hoy era uno de esos días que odiaba, teníamos clase de educación física, la detestaba y particularmente ese día hacía mucho calor.Antes de entrar al salón, fui al baño y cuando regresé, ya todos estaban sentados en sus lugares, tuve que desfilar por toda el aula para llegar a mí puesto.Joel me miró apenas entré a la clase, absolutamente concentrado en mi persona, detallando cuidadosamente cada uno de mis movimientos, con sus brazos flexionados trás su cabeza.Yo solté un suspiro y me dirigí hasta mi lugar, con tan mala portuna de tropezar, no me caí pero si dejé caer mi maleta al suelo, Joel inmediatamente la alzó y me la pasó.Sus ojos miel tenían un particular brillo el día de hoy, me encantaba que me mirara así, con ojitos de borrego. Salimos al patio, en shorts y camiseta, pero vi que Joel no se quería quitar el saco, se me hizo extraño, el maestro Botero insistió y se lo tuvo que quitar... No tenía nada abajo. Sus abdominales bien trab
Me dieron un par de días incapacidad, Joel como siempre me traía sus cuadernos para que me adelantara, estaba muy pendiente de mi, no me puedo quejar, siempre me trataba como a una princesa, pero cuando estaba enferma, era mucho más atento.Con lo días regresé al colegio y para mi sorpresa, el maestro Botero había sido despedido, en su lugar, contrataron a una nueva profesora.La maestra Karen, una hermosa y esbelta mujer que siempre llevaba sus labios pintados de un rojo intenso y que usaba ropa deportiva súper ajustada, sería quien sustituiría a Botero, esperaba que con ella, todo fuera mucho más fácil.Entró al aula, sus labios brillaban cono rubí, se presentó y nos saludó a todos. —Tengan todos ustedes muy buenos días, mi nombre es Karen Araque, soy su nueva maestra de educación física, aquí trabajaremos duro, no crean que porque no soy hombre, no les exigiré como se debe.Empezábamos mal... Esta señora se veía peor que el anterior.Los chicos de la clase estaban con c
Mamá me llamó que se me haría tarde, yo como pude entré a la ducha, me puse agua fría y caliente en la rodilla, me vestí rápido y bajé a la mesa, ella estaba ocupada hablando por teléfono y no notó mi problema, me senté a la mesa a desayunar, ella salió a prisa y apenas y se despidió. Inmediatamente le tomé una fotografía a mi rodilla y se la envié a Joel.—Debemos ir al médico, —escribió.—No quiero ir, solo necesito algo que me ayude a desinflamar, en un par de días ya habrá pasado —Respondí.—Esto es algo delicado Alexa, házme caso.—Cuando vengas a recogerme hablamos.Apenas y terminaba de desayunar cuando llegó, con dificultad logré llegar a la puerta para abrirle.—¡Vaya, qué rapidez! —exclamé.—Cuando se trata de ti, siempre es así.—Gracias por estar pendiente siempre.—A ver, déjame revisar esa rodilla, —Le mostré y su cara de terror fue evidente.—Alexa, eso se ve muy feo, debes ir a un doctor.—No quiero faltar a clases.—¿Y entonces?—Cuando terminen voy.—¿Segura?—Si, to
Al fin viernes pensé, ya había amanecido mucho mejor, era fácil disimular la leve cojera que me aquejaba.Mamá tenía listo el desayuno y estaba dispuesta a renunciar, yo la apoyé.—Mamá, divinamente puedes demandar a ese señor.—No me voy a poner en esas, a ver quién le trabaja por tan poco.—Pues si, además, tu conoces el manejo de ese local al derecho y al revés, no creo que encuentre fácilmente a alguien que haga todo lo que tú; ya verás que algo mucho mejor te va a salir.Se marchó dispuesta a enfrentar a su jefe mientras tanto yo, terminaba de alistarme en lo que llegaba Joel.Para mi sorpresa, llegó en taxi.—Hola, ¿y el auto?—Ah, algo le pasa, llevo días escuchándole un ruido extraño, por eso me fui temprano ayer, para llevarlo a revisar, me lo entregan en la tarde.—Oh, entiendo, ojalá no sea nada grave.—No creo, pero tampoco me voy a poner a experimentar con él, mejor que lo revise alguien que sepa, es lo mejor.—Si, eso es verdad.—Y tu, ¿cómo sigues?—Oh, mucho mejor, el
—Alexa, hija, despierta, se te hará tarde.—Mamá es sábado, —dije mientras me tiraba la cobija encima.—¿Acaso no empiezan hoy las clases de reposición del extracurricular?—¡Mierda! —me paré de golpe y con el pie de la rodilla lastimada, —Se me había olvidado, —cojee un poco al caminar.—Ten cuidado con esas levantadas así, mira, ya cojeas.—Ay si, tendré cuidado, voy a bañarme rápido.Me organicé en tiempo récord y bajé a desayunar.—¿Joel viene por ti?—No sé mamá, tal vez no se acuerda, ayer no me dijo nada, yo creo que se le olvidó.—Pues escríbele.—Voy.Con temor a que me dejara en visto de nuevo le escribí.—Buenos días Joel, a mi se me olvidó que hoy teníamos que ir al colegio a recuperar las clases perdidas del extracurricular.Pasados un par de minutos me respondió.—Buenos día nena, a mi se me pasó recordártelo ayer, ¿ya estas lista?—Voy a desayunar.—Ok, apresurate que ya paso por ti.—Bueno, gracias, ya nos vemos entonces.Me dispuse a desayunar con mamá.—¿Qué dijo Joe
Una vez más, había prejuzgado a Joel, me sentíamal por haberlo hecho.—Dijimos que antes de tomar una decisión lo hablaríamos.—Lo sé y lo siento.—Debes aprender a confiar en mí.—Lo sé, —Respondí algo avergonzada, —pero tú tampoco confiaste en mi.—No podía, Ariel confió en mí para guardar su secreto, ni tú podías saberlo, sería defraudar su confianza. —Entiendo, tienes razón.La cuestión era, ¿qué pasaría ahora?Regresamos al salón para la segunda sesión, el ambiente estaba tenso, yo no entendía qué hacía la maestra hoy en el colegio, si los únicos que debíamos reponer éramos nosotros, al igual que Ariel, si es está en el equipo de fútbol.Teníamos que hacer postre ahora. Esa crema batida no me daba por ningún lado, parecía agua, Joel se reía apenas.—¡Qué geniecito niña! Todo lo cortas.—Si no vas a ayudar no estorbes.Me estaba desesperando y quería mandar todo a la mierda.—Cálmate, déjame batir a mi.—Bien, házlo tu.A él todo le sale perfecto, se le facilita mucho esto, parec
Joel era un gran poeta, no quiero ni imaginarme la clase de barrabasadas que Ariel habrá escrito en esa nota.Me parecía tierno de su parte que se hubiera prestado a servir de celestina, pero también temía que les descubrieran.¿Qué vió la maestra en Ariel?Realmente no era un chico guapo y en lo poco que le conocía como persona, no era la maravilla tampoco.Difícil determimar alguna razón, si era amor, pasión, una simple aventura, tanto de parte de él como de parte de ella, además, ¿cuál era la verdadera intención de endulzar a la maestra con cartas románticas?En mi cabeza repasaba una y otra vez el sin fin de consecuencias que podría traer el que esa situación se descubriera, pero al final de cuentas, eso no era asunto mío, a mi en nada me afectaba, incluso, a Joel tampoco, si bien en lo sabía, tampoco lo iban s expulsar por ello, así que traté de dejar el tema en el olvido y volví a mi realidad.Mamá y Joel estaban en la cocina preparando la super cena especial, bajé y por primer