TODO CLARO: •ஐ[★]ஐ•Alina estaba un poco distraída, habían pasado varios días en los cuales había visto a Kate, y no pudo evitar derramar lágrimas por la impotencia que sentía al verla en ese estado. Era una cáscara vacía, sin la vitalidad de una niña de siete años. Quería gritar por tanta injusticia en el mundo. Charlotte y ella se habían vuelto cercanas. Cada vez que se encontraban David estaba con ellas. Fue cuando entonces supo que él había sido compañero de Edward en el ejército y que más que su jefe de seguridad era su amigo. Por eso no dudó en comentarle sus sospechas.Ella se disculpó cuando David le regañó por no haberle insistido a su amigo que hiciera un examen médico a niña en ese momento. Fue cuando entonces se quedó al descubierto, porque se enteraron de su romance con Edward, y también del hecho que se habían conocido años antes d
VEREDICTO •ஐ[★]ஐ•Edward tenía mil emociones, y una de ellas era la esperanza. Tener a Alina apoyando de esa forma significaba mucho. Él sabía desde hacía mucho tiempo que Kate no era su hija. Exactamente, desde el día en que Caroline había soltado aquella bomba en el bufete de abogados, cuando el abogado les informó que solo necesitaban el acuerdo de la custodia. Pero no quién era su padre, porque no le importaba. Así como tampoco, que el hombre había sido el causante del accidente. Ya que no estaba en lugar cuando llegaron las autoridades.Él pidió hablar personalmente con el juez, y este le dijo que las cosas se le estaban escapando de sus manos. Pero que lo intentaría hasta el final, porque conocía a su padre, y sabía que la niña estaría mejor con a su lado. Aunque no fuera su hija biológica. Alina ya estaba en el estrado. La notaba más páli
•ஐ[★]ஐ•DOS AÑOS DESPUÉS…Alina se encontraba con Kate a orillas de la playa, recolectando caracolas, a lo lejos venían Edward con Brandon, su hijo de quince meses cargado sobre sus hombros. No podía creer lo afortunada que era en tener una familia. Se habían casado de una manera íntima, solo verdaderos amigos estaban presentes. Charlotte y David fueron los testigos. Edward insistió en que hiciera las pases con sus padres, y que disfrutara el tiempo con ellos. Aún no entendía su relación, pero comprendió que en los conflictos de pareja ni los hijos pueden intervenir, al menos de que sea una situación que incluya violencia. La relación con su padre, continuó siendo un poco tosca. Todavía él estaba molesto con Alina por haberle enviado a la cárcel por golpear a su madre. Sin embargo, lloró mucho cuando su papá había muerto de un derrame cerebral un año atrás. Desde entonces su madre por fin accedió a vivir co
━━━•ஐ[★]ஐ•━━━Se pasó la mano por la cara, se acarició la barba incipiente. No era la primera vez que iba a esa ciudad, pero siempre había llegado noche y en helicóptero. Tampoco se había quedado más de doce horas, y menos en un hotel. Nunca le había llamado la atención y aunque se dio cuenta de que era pintoresca, con las calles limpias era un tanto solitaria.El auto se detuvo, y le dio al conductor las gracias con un billete de veinte dólares y uno de diez como propina. Enseguida el hombre sonriente le agradeció y le dio su tarjeta personal, no sin antes decirle que le llamara si alguna vez regresaba. Edward, con un asentimiento de cabeza, abrió la puerta del auto y luego de bajarse y despedirse con un saludo militar, entró a la cafetería, entrecerró los ojos un poco para ajustarse a la oscuridad. Pues era un poco inusual, La música era un rock, que hacía retumbar las paredes, y que no tenía nada que ver con la decoración del
•ஐ[★]ஐ•La chica se zafó de su agarre de manera rápida, su tamaño la ayudaba a ser escurridiza. Por primera vez en su vida agradeció ser de baja estatura. —Yo no tengo por qué pagarte absolutamente nada —le hizo un gesto altivo con la boca—. Al contrario; eres quien tiene que pagar por las cuatro cervezas que me has echado encima. Edward pensaba decirle algo, y la agarró de nuevo por el brazo. —¡¿Qué cojones está pasando aquí?! —se escuchó una voz firme.—Esta chica me ha echado encima la cerveza —Edward la soltó, y se señaló su chaqueta de cuero, la camiseta y sus jeans desgastados. —¡Tú te lo has buscado! —agitó la cabeza de un lado a otro, y tratando de soltarse de su agarre—. Además de que me echaste la bandeja encima, y no conforme con eso te burlaste de mí. —Ya dije que lo sentía, no te vi —argumentó Edward.—¡Basta! —dijo Henry, el dueño del lugar—. El señor es nuestro cliente, debemos ser cordiale
•ஐ[★]ஐ•Ella le tomó de la muñeca, y le hizo una mueca de autosuficiencia.—Crees que porque eres hombres tienes el control de todo, ¿verdad? —chasqueó los dientes— ¡Pobre chica! ¡Qué equivocada estás!—Vaya genio que tienes, solo te estoy aclarando que no pasará nada aquí —Edward contestó ladeando la cabeza, y luego la miró como si la estuviera analizando— Al menos, no por mi parte.—¿Y qué pasa si yo quiero que suceda? —cuestionó ella alzando la barbilla de manera retadora— ¿Qué pasa cuando una mujer dice lo que quiere? —negó con la cabeza— Cuando es segura de sí misma.Edward chasqueó los dientes, pretendía decir algo. Pero Alina le interrumpió alzando una mano.—Huirás, por qué te da miedo una mujer que sabe donde, como y cuando lo quiere —fue el turno de burlarse de él, sin saber que con ese gesto le estaba retando de manera descarada.Edward le dio una sonrisa ladeada, y se relamió los labios. Entrecer
•ஐ[★]ஐ•—Ahhh…Fue lo que escuchó por parte de ella, después de un gemido que denotaba placer. Al empalarse dentro de su sexo, sin ninguna piedad.—Lo siento, no pude contenerme —Edward se excusó de la boca para afuera, porque lo cierto era que le había encantado su receptividad.Se quedó por unos minutos inmóvil, disfrutando del calor de su sexo. Sentir un placer como ese, debía estar prohibido. Notó la manera en que su cuerpo comenzaba a humedecerse de sudor, por el esfuerzo de tratar de contenerse. Ya que su intención era que ella disfrutara. No entendió el porqué era importante tal cosa para él.—¡Uhmm! —exclamó Alina, removiendo un poco sus caderas.—¡Quédate quieta! —no le quedó otra opción que azotar una de sus caderas de nuevo.Quedó maravillado cuando la sintió bajar sus hombros y arquear más su espalda, levantando un poco más su firme trasero. Escondiendo su rostro en el espaldar del sofá. Su cuerp
•ஐ[★]ஐ•Tres años después…Alina apretó los labios en línea recta, señal de su disgusto.—No puedo creerlo, de verdad —movió la cabeza de un lado a otro—. Esto se me hace muy injusto, señor Nicholson.—Lo siento, señorita Clark. Usted está en todo su derecho de estar molesta, y mostrar su indignación —la voz de su jefe sonaba comprensiva, mientras la observaba con uno de sus brazos sobre el escritorio antiguo de madera pulida, y con el otro debajo de su barbilla—, pero lamentablemente no podemos hacer nada.—¿A qué se refiere? —preguntó incrédula— ¿Cómo que no podemos hacer nada?—Son órdenes de arriba —chasqueó los dientes y se levantó de su sillón de cuero, y caminó hasta el ventanal que iluminaba la amplia estancia, y dándole la espalda, agregó con tono de desaprobación: —Aunque tengamos buenas intenciones, tenemos que seguir una serie de protocolos, y uno de esos es que ambos tenemos un jefe a quien ren