AQUÍ QUEDÓ TODO: •ஐ[★]ஐ•—Me gusta cuando gimes cada vez que estoy dentro de ti, pero recuerda que estamos a plena luz del día, y todos están despiertos —con una risita agregó: —Les causará envidia saber que estás perdida en el placer.La tomó en sus brazos y luego se levantó del sillón. Caminó hasta el sofá de tres puestos que estaba pegado en la pared. La depositó suavemente y se sacó la camiseta por encima de la cabeza. —No hagas ruido —le advirtió. Antes de arrodillarse frente a ella y abrir sus piernas para acomodarse. Mordisqueó sus dulces pliegues por encima de la húmeda tela de sus bragas. Edward tenía que parar, debía decirle que quizás ese sería su última vez juntos. No tenía el valor suficiente para decírselo, porque de verdad tenía fuertes sentimientos hacia ella. Lo descubrió en el momento en que Margot llamó, exigiendo prác
CONFÍA EN MÍ •ஐ[★]ஐ•Alina trataba de aparentar que no estaba afectaba, no bajó en ningún momento la cabeza. —Entonces acabamos de tener sexo de despedida.—No tienes que ser tan sarcástica. —se quejó Edward, mientras se abotonaba de nuevo sus pantalones. —No entiendo el porqué llamas al ser realista, sarcasmo. De pronto ella cayó en cuenta, y se quedó tensa, mirándolo a los ojos. Porque recordó en ese momento algo que le dijo mientras tenían sexo. —Todo ese cuento tuyo de cruzar la línea entre pasarlo bien y el amor, es porque se me escapó decirte que te amo, ¿no es así? Edward terminó de ponerse la camiseta, le dio la espalda y fue hasta su sillón. —No creo que me ames, pienso que puedes estar confundida.Alina soltó una risita de incredulidad. —Es una pena que todavía no me conozcas —respiró profundo—, supongo que nuestro contrato laboral
SIN OPCIÓN: •ஐ[★]ஐ•Edward abrió la puerta de su oficina, se aflojó el nudo de la corbata, y fue directamente al bar a prepararse un trago de whiskey, aunque eran las once de la mañana, él lo necesitaba. Sentía alivio, pero al mismo tiempo sabía que eso solo un descanso, antes de que se destara la verdadera tormenta. Estaba seguro de que Margot no sé qué daría de brazos cruzados. Solo había tenido suerte de que el juez, que estaba a cargo del caso, fuera un compañero de infancia de su padre. Por eso le había permitido que Kate se quedara treinta días más con él. Sin embargo; este le advirtió que solo tenía ese tiempo, para demostrar, con pruebas sólidas, que estaba capacitado, para tener la custodia completa de su hija. La cara de horror de Kate, cuando vio a su abuela esperándola a las afueras de su ático cuando llegaron de Caykes, jamá
TODO CLARO: •ஐ[★]ஐ•Alina estaba un poco distraída, habían pasado varios días en los cuales había visto a Kate, y no pudo evitar derramar lágrimas por la impotencia que sentía al verla en ese estado. Era una cáscara vacía, sin la vitalidad de una niña de siete años. Quería gritar por tanta injusticia en el mundo. Charlotte y ella se habían vuelto cercanas. Cada vez que se encontraban David estaba con ellas. Fue cuando entonces supo que él había sido compañero de Edward en el ejército y que más que su jefe de seguridad era su amigo. Por eso no dudó en comentarle sus sospechas.Ella se disculpó cuando David le regañó por no haberle insistido a su amigo que hiciera un examen médico a niña en ese momento. Fue cuando entonces se quedó al descubierto, porque se enteraron de su romance con Edward, y también del hecho que se habían conocido años antes d
VEREDICTO •ஐ[★]ஐ•Edward tenía mil emociones, y una de ellas era la esperanza. Tener a Alina apoyando de esa forma significaba mucho. Él sabía desde hacía mucho tiempo que Kate no era su hija. Exactamente, desde el día en que Caroline había soltado aquella bomba en el bufete de abogados, cuando el abogado les informó que solo necesitaban el acuerdo de la custodia. Pero no quién era su padre, porque no le importaba. Así como tampoco, que el hombre había sido el causante del accidente. Ya que no estaba en lugar cuando llegaron las autoridades.Él pidió hablar personalmente con el juez, y este le dijo que las cosas se le estaban escapando de sus manos. Pero que lo intentaría hasta el final, porque conocía a su padre, y sabía que la niña estaría mejor con a su lado. Aunque no fuera su hija biológica. Alina ya estaba en el estrado. La notaba más páli
•ஐ[★]ஐ•DOS AÑOS DESPUÉS…Alina se encontraba con Kate a orillas de la playa, recolectando caracolas, a lo lejos venían Edward con Brandon, su hijo de quince meses cargado sobre sus hombros. No podía creer lo afortunada que era en tener una familia. Se habían casado de una manera íntima, solo verdaderos amigos estaban presentes. Charlotte y David fueron los testigos. Edward insistió en que hiciera las pases con sus padres, y que disfrutara el tiempo con ellos. Aún no entendía su relación, pero comprendió que en los conflictos de pareja ni los hijos pueden intervenir, al menos de que sea una situación que incluya violencia. La relación con su padre, continuó siendo un poco tosca. Todavía él estaba molesto con Alina por haberle enviado a la cárcel por golpear a su madre. Sin embargo, lloró mucho cuando su papá había muerto de un derrame cerebral un año atrás. Desde entonces su madre por fin accedió a vivir co
━━━•ஐ[★]ஐ•━━━Se pasó la mano por la cara, se acarició la barba incipiente. No era la primera vez que iba a esa ciudad, pero siempre había llegado noche y en helicóptero. Tampoco se había quedado más de doce horas, y menos en un hotel. Nunca le había llamado la atención y aunque se dio cuenta de que era pintoresca, con las calles limpias era un tanto solitaria.El auto se detuvo, y le dio al conductor las gracias con un billete de veinte dólares y uno de diez como propina. Enseguida el hombre sonriente le agradeció y le dio su tarjeta personal, no sin antes decirle que le llamara si alguna vez regresaba. Edward, con un asentimiento de cabeza, abrió la puerta del auto y luego de bajarse y despedirse con un saludo militar, entró a la cafetería, entrecerró los ojos un poco para ajustarse a la oscuridad. Pues era un poco inusual, La música era un rock, que hacía retumbar las paredes, y que no tenía nada que ver con la decoración del
•ஐ[★]ஐ•La chica se zafó de su agarre de manera rápida, su tamaño la ayudaba a ser escurridiza. Por primera vez en su vida agradeció ser de baja estatura. —Yo no tengo por qué pagarte absolutamente nada —le hizo un gesto altivo con la boca—. Al contrario; eres quien tiene que pagar por las cuatro cervezas que me has echado encima. Edward pensaba decirle algo, y la agarró de nuevo por el brazo. —¡¿Qué cojones está pasando aquí?! —se escuchó una voz firme.—Esta chica me ha echado encima la cerveza —Edward la soltó, y se señaló su chaqueta de cuero, la camiseta y sus jeans desgastados. —¡Tú te lo has buscado! —agitó la cabeza de un lado a otro, y tratando de soltarse de su agarre—. Además de que me echaste la bandeja encima, y no conforme con eso te burlaste de mí. —Ya dije que lo sentía, no te vi —argumentó Edward.—¡Basta! —dijo Henry, el dueño del lugar—. El señor es nuestro cliente, debemos ser cordiale