—¡Diegooo,ah! No puedo aguantar más—gritó Alejandra desesperada.—Lo siento amor, lo siento—dijo él acercándosele mientras limpiaba las lágrimas que tenia en el rostro.—Él esta…—preguntó Ale al ver la camisa de su esposo manchada de sangre.—Si, Gerónimo acaba de morir y ese disparo era para mi, si él no se hubiera metido en el medio ahora fuera yo el muerto.—Te cuidó como un padre cuida a su hijo, dio la vida por ti.—Si, así mismo es, mi padre dio su vida por mi, después de todo mi madre no escogió tan mal.—¡Ah!—volvió a gritar Alejandra.—Vamos amor, ayúdame, tenemos que llegar a la casa.—No puedo Diego no puedo, me duele mucho—le respondió Ale entre lágrimas.—¡Claro que tienes que poder!, tú eres una mujer fuerte.—Que no puedo aguantar más, tu hijo va a nacer aquí. —Ale, Diego, aquí estamos—gritó Juliana que venía con Hortensia y Fer.—Ya Alfonso nos explicó lo que sucedió, se acaban de llevar a Fátima y a ese hombre, el matón de Rómulo.Ese hombre fue el que intentó matart
Corría la primera mitad de los años de 1800 (siglo XIX) tiempo de esclavitud, tiempos de maltratos, de matrimonios acordados por los padres tratando de obtener algunas ventajas económicas o posiciones sociales, incluso si tenias suerte ambas cosas. Tiempos en que la última palabra la tenia un hombre y las mujeres eran manejadas por estos como puras marionetas.Esos eran los tiempos en los que les tocó vivir a las hermanas Valverde, dueñas ( en parte) de la bellísima hacienda Las Marías. Hacienda que tuvo muchos años de esplendor, años que ya habían quedado atrás por el mal manejo de Gerónimo de la Oz, un hombre gordo, barrigón, medio calvo, alcohólico y endeudado hasta el cuello por la adicción además de al alcohol a los juegos de azar, y a las mujeres mestizas.-¿A qué hora llega la niña?- le preguntó la negra Juliana a María Fernanda, la mayor de las dos hermanas Valverde.-No sé mima, pero debe ser para mediodía.Mima Juliana, así le decían las dos porque más que una esclava esta f
Ale miró con el mismo odio de toda la vida a Gerónimo, ¿Cómo su madre había podido casarse con un tipo así? La verdad que no se lo explicaba. Su madre fue una buena mujer, dulce, incapaz de maltratar a nadie y mucho menos a mina Juliana.-Esta negra, como tú le llamas tiene más valor que tú y a partir de hoy, comerá con nosotras todos los días- dijo indignada Ale.-Vaya-dijo aplaudiendo- habló la defensora de los pordioseros y menesterosos- dijo con el hablar tropeloso clásico de un borracho- Rafael, deberías llevártela a trabajar contigo, tiene madera de abogada.Rafael era abogado de profesión, al igual que su padre y abuelo, el cual fundó un bufete en el pueblo que había pasado de generación en generación y ahora era él quien lo mantenía abierto. Juliana se fue a levantar de la mesa y Ale se lo impidió- ni se te ocurra moverte- le advirtió con dureza. -¿Saben una cosa?- dijo tambaleándose- quédense con su negra, yo me voy a mi cuarto, ya este lugar está infectado. Caminó en dire
-Pues mucho gusto, mi nombre es Rómulo García- le dijo extendiéndole la mano. Ella por educación se la extendió también, aunque la sensación cuando tocó esta no fue muy agradable.-Sabía que eran dos las Valverde pero lo que no me imaginaba era que fuera una joven tan hermosa usted.-Muchas gracias señor-dijo por mera cortesía.-Bueno, no les robo más tiempo, que disfruten el almuerzo y espero encontrarnos nuevamente.Volvió hacer una reverencia y se alejó de la mesa en la que estaban sentados los tres.-Supongo que no es lo que más vale y brilla del pueblo por las caras que tienen ambos ¿verdad?- dijo Ale en cuanto el hombre se alejó lo suficiente.-Es un tipo con dinero más no con prestigio- exclamó Rafael.-Es el dueño del salón de juegos donde Gerónimo viene casi todos los días- le explicó su hermana.-Eso es lo de menos-intervino Rafael- el problema radica en que muchos comentan que eso no es más que una tapadera, que su dinero realmente viene del opio- dijo Rafael bajando la vo
-Por eso no querías que los vieras ¿eh? Porque sabes que conozco de esto y me voy a dar cuenta que lo que tienes es un desastre y que le debes a medio pueblo-Le dijo en altavoz. -¡SAL DE AHÍ!- le gritó arrebatándole de las manos los documentos- ¡No eres más que un estorbo, en todo te metes, todo lo revisas, todo lo quieres saber!, ¡ME TIENES ARTO!-No me importa cuanto grites, sabes que tengo la razón- le dijo ella enfrentándolo.-¿Y qué vas hacer?- le sonrió irónicamente- ¿ me vas a denunciar? ¿Vas a ir a la policía y le vas a decir que Gerónimo de la Oz se gasta su dinero en lo que le da su puta gana? -Ojalá pudiera-le dijo Ale con todo el odio del mundo- pero en esta sociedad echa por ustedes y para ustedes los hombres, nosotras las mujeres solo somos buenas para darles desendencia.Gerónimo se echó a reír- algunas, porque tú ni para eso vas a servir, pobre marido que te toque, ni se la vas a parar con ese estilo de machorra que siempre tienes, ahora fuera de aquí, ¡fuera!-No va
Fueron todo el camino de vuelta en silencio, Ale no podía pensar en otra cosa que no fuera el hecho de que había pasado de no quererse casar al tenerse que casar, la vida era así de impredecible, de loca, de irónica.-¿Y ahora que haremos? -Le preguntó Fer a su hermana ya encerradas en su cuarto.-Cuando Rafael nos traiga la copia del testamento lo ponemos donde estaba el original, eso es lo primero, no podemos darnos el lujo que el viejo sospeche nada y mañana vamos a ver al abogado que él nos recomendó en el otro pueblo.-Si, ponemos de excusa que vamos a comprarnos unos chales nuevos para la fiesta. -Dijo Fer -Buena excusa esa.-Ale, pero a partir de mañana todo el peso recaerá sobre tus hombros hermana, solo tú podrás salvar esto.-Lo sé, -dijo Ale poniéndose de pie- lo sé y lo más difícil es que no va a depender solamente de mi, tengo que casarme, pero ¿con quien? ***La mañana siguiente llegó y ambas estaban listas para salir.-¿Porqué necesitan más dinero?- les preguntó Gerón
El camino de vuelta a casa fue tranquilo, Rafael siguió para su casa, Fer le dijo que no había necesidad de que fuera a la hacienda para luego volver a regresar al pueblo, así que se fueron ellas dos junto a Gerónimo, que como hoy Rómulo no abrió el salón pues no le quedaba más remedio que regresar a casa. Cuando llegaron a la casa ya era bien tarde, mima Juliana les había dejado unas velas encendidas para que no encontraran todo a oscuras, Gerónimo fue directamente a encerrarse en su cuarto sin decir ni media palabra.—Ale—dijo bajito Fer—Rafael nos trajo la copia.—Si, me imaginé que eso era lo que te dió, ahora tenemos que esperar a mañana a que Gerónimo se vaya, guárdala bien en tu cuarto.Se despidieron ambas hermanas y cada quien agarró para su cuarto.Ale después de haberse quitado aquella tortura llamada corsé, se lavó un poco, se puso su camisón y se metió en su cama, no podia conciliar el sueño, solo daba vueltas y vueltas, no le gustó como la trató y mucho menos como la mi
—¡Lo quiero todo perfecto, no quiero ni el más mínimo error!— gritó Gerónimo en plena sala para que todos lo escucharan.—¿Se puede saber qué está pasando aquí?— preguntó Ale horrorizada con todo lo que estaba viendo, aquella casa parecía un campo de batalla, gente por doquier cambiando y limpiándolo todo.—Hoy por la noche tenemos una cena muy importante, viene gente del pueblo y quiero que todo esté impecable.—¿Y qué estamos celebrando? —La resurrección de santa Juana, la llegada del padre Obdulio, la rotación de la tierra, ¡lo que se me venga en gana a mi! ¿Acaso tengo que tener una justificación para dar una cena? Alejandra levantó sus hombros en señal que nada le importaba— solo quería saber, ¡ah! Un detalle, es nuestra casa, nuestra—le sonrió irónicamente y salió rumbo a su cuarto.—¡Procura ponerte algo decente y femenino!— le gritó Gerónimo—no sé que le ve Rómulo, si es más insípida que col hervida— habló solamente para él.—¡Vamos, arriba, no quiero a nadie detenido!—le gr