-Por eso no querías que los vieras ¿eh? Porque sabes que conozco de esto y me voy a dar cuenta que lo que tienes es un desastre y que le debes a medio pueblo-Le dijo en altavoz.
-¡SAL DE AHÍ!- le gritó arrebatándole de las manos los documentos- ¡No eres más que un estorbo, en todo te metes, todo lo revisas, todo lo quieres saber!, ¡ME TIENES ARTO!-No me importa cuanto grites, sabes que tengo la razón- le dijo ella enfrentándolo.-¿Y qué vas hacer?- le sonrió irónicamente- ¿ me vas a denunciar? ¿Vas a ir a la policía y le vas a decir que Gerónimo de la Oz se gasta su dinero en lo que le da su puta gana?-Ojalá pudiera-le dijo Ale con todo el odio del mundo- pero en esta sociedad echa por ustedes y para ustedes los hombres, nosotras las mujeres solo somos buenas para darles desendencia.Gerónimo se echó a reír- algunas, porque tú ni para eso vas a servir, pobre marido que te toque, ni se la vas a parar con ese estilo de machorra que siempre tienes, ahora fuera de aquí, ¡fuera!-No vas a salir de mi tan fácil Gerónimo, tus palabras ni me escandalizan ni me intimidan- le dijo bajito y mirándolo fijamente a la cara, luego de eso, caminó hacia la puerta y salió.-¡Ay Ale!, -le dijo su hermana al verla salir- no pude hacer nada, entró por otra puerta, ni lo vi llegar, me di cuenta solo cuando escuché los gritos.-No te preocupes, igual logré mi propósito, vi todos los libros, ven, vamos al cuarto- tomó de la mano a su hermana y caminaron a paso apurado hasta llegar al cuarto de Fer y ahí se encerraron.-¿Que encontraste? -le preguntó muy curiosa Fer.-Es un desastre Fer, la economía de la hacienda es un desastre, debe mucho dinero, sobre todo a ese tal Rómulo.Fernanda se puso las manos en la boca, sabía que las cosas no andaban bien, pero nunca se imaginó que tan magno el desastre.-Por eso es que no se ve nada de avance, te digo que desde que Diego está aquí las cosas han mejorado, pero no se ve tanto como debería- su puso de pie Fer y comenzó a caminar de lado a lado- ¿y que podemos hacer al respecto- terminó preguntándole a su hermana.-Ese es el problema, que no sé que podemos hacer, esta sociedad y sus leyes machistas nos dejan muy poca opciones a nosotras las mujeres- dijo visiblemente molesta.-Tengo que pensar-dijo nuevamente Ale- algo se me tiene que ocurrir, porque sino vamos a perder esto, por mucho que hagamos, por mucho que nos esforcemos trabajando, vamos a terminar perdiendo a Las Marías.-Primero que todo y lo más importante no puedo salir de aquí porque sino Gerónimo no va a tener quien lo pare-siguió hablando Ale analizando la lista de prioridades- tú te casas pronto y te vas para el pueblo con Rafael, si yo también me voy entonces estará sin control, por lo tanto lo primero es evitar casarme.-¿Y cómo pretendes hacer eso?, sabes que hasta te puede obligar- le comentó Fer.-Yo sé, yo sé, pero algo se me tiene que ocurrir, ¡algo!-estuvo sopesando las cosas por unos minutos hasta que volvió hablar- mira, creo que lo primero es echarle un vistazo al testamento que dejó papá, éramos muy niñas cuando él murió así que realmente no sabemos hasta dónde tenemos derecho.-Entonces tenemos que aprovechar otra oportunidad que él no esté porque eso tiene que estar en la oficina-le dijo Fer.-Exactamente, pero eso no es tan complicado, casi todas las noches se va para el pueblo. Cuando lo tengamos en nuestro poder tendríamos que dárselo a Rafael para que lo revise detenidamente.-Si-dijo Fer segura- él nos ayudará con eso, ¿y que más?-No sé Fer, de ahí en adelante todo depende de lo que diga el testamento, él siempre ha dicho que es el dueño de todo porque es el viudo de mamá, pero la verdad que yo dudo que papá nos haya dejado desprotegidas y además ¿ tú alguna vez lo leíste leído? ¿estás segura que eso realmente es lo que dice?-No, nunca lo he visto.-Yo menos, así que esa debe ser nuestra primera misión, encontrar el testamento.Esperaron a la noche y como era de esperar Gerónimo se fue para el pueblo, fueron directamente a la oficina y ahí a la luz de una vela estuvieron buscando pero no encontraron nada.-¡No puede ser!- dijo molesta Ale -tiene que estar por aquí, tiene que tenerlo guardado en algún lugar.-¡¿Pero dónde?! Ya hemos virado esto al revés y al derecho varias veces y nada- comentó frustrada Fer.-Piensa Ale piensa- se dijo a si misma Alejandra con los dedos en su tabique.- a ver, si tienes algo muy importante que guardar y sobre todo si no quieres que nadie más lo vea no lo dejas a simple vista ¿ verdad ?-Verdad-le contestó su hermana- ¡espera!, creo que ya sé donde puede estar- a ver, hace tiempo vi por casualidad a Gerónimo acomodando la alfombra, esa- la señaló con la mano- y me dijo que era el piso, que si tenia una tabla mala, algo así, pero andaba un poco nervioso, quien sabe, a lo mejor está ahí, en la famosa tabla rota.-¡Claro!, pudiera ser, vamos, ayúdame a correr el escritorio.Después de pasar un trabajo grandísimo porque el escritorio pesaba más de la cuenta, lograron correrlo y quitar la alfombra, fueron tanteando hasta que encontraron una brecha, levantaron la tabla y habían una carpeta, se miraron las dos por unos segundos y rápidamente cuando reaccionaron sacaron la carpeta desesperadas para revisar que había dentro.-¡Lo encontramos Ale lo encontramos!, dijo súper alegre Fer.-Vamos, que ahora tenemos que poner nuevamente todo en su sitio, no puede sospechar nada de nada.Volvieron a pasar el mismo trabajo pero al revés, aunque ahora ya más contentas porque el sacrificio había valido la pena.-Vamos a tu cuarto- dijo Ale- tenemos que saber que dice ahí.Se encerraron las dos en el cuarto de Fer y empezaron a revisar papel por papel, se quedaron frías cuando empezaron a leer cada detalle.Resulta ser que las dueñas de la hacienda eran ellas, su padre testó a nombre de las dos, ni tan siquiera a nombre de su madre.-¿Estás leyendo lo mismo que yo Fer?-preguntó azorada Alejandra.Su hermana solo asintió con la cabeza, estaba demasiado impresionada como para hablar.-Somos las dueñas, lo dice aquí, tú y yo, papá nos la dejó.-¿Y entonces, ahora que hacemos?- preguntó Fer.-Ahora hay que llevárselo a Rafael, él es el único que nos puede decir.-Entonces escondamos muy bien esto y mañana bien temprano salimos para el pueblo- dijo muy decidida Fer.Apenas pudieron dormir, era demasiada la tensión que tenían ambas, acababan de descubrir algo que les podía cambiar la vida.Desde temprano ambas estaban en pie, desayunaron algo ligero y salieron acompañadas de José un negro de confianza de los pocos que quedaban de años.Fueron todo el camino nerviosas, ansiosas y con mil dudas he interrogantes.-¿Amor, pasó algo que están aquí tan temprano?- preguntó asustado Rafael.-No, bueno si, tenemos que enseñarte algo que encontramos anoche- le explicó Fer-Esperen déjenme cerrar la oficina con llave así evitamos visitas inesperadas.Rafael fue hacia la puerta y la cerró bien- ahora si- dijo sentándose.Ale sacó la carpeta y se la puso sobre el escritorio- necesitamos que le eches un vistazo y nos digas que crees- hizo una pausa- es el testamento de nuestro padre.Rafael estuvo un buen rato revisando hoja por hoja, era un testamento muy bien redactado, todo estaba explicado con lujos de detalles.-Somos las dueñas ¿verdad?- le preguntó ansiosa su novia.-Si y no, a ver, les explico, en teoría si son las dueñas, pero legalmente una mujer soltera no puede hacer uso de sus bienes, solo las casadas lo pueden hacer y mediante su esposo, es una ley injusta, lo sé pero así son las cosas.Ambas respiraron en señal de resignación.-Pero bueno- dijo Ale- ustedes están a un paso de casarse por lo menos la parte de Fer tú podrás controlarla ¿ verdad?-Eso es otra cosa-dijo Rafael rascándose la cabeza.-Cuando yo fui hablar con Gerónimo para pedirle tu mano, me puso como condición que tenia que firmar un documento en el cual yo me comprometía a no apropiarme de algún bien tuyo una vez estuviéremos casados.-¿Y tú lo firmaste? - preguntó asombrada Fer.-Perdóname amor pero si, yo solo quiero casarme contigo, no me importa lo que tengas o no, lo que yo tengo es suficiente para los dos- le dijo sinceramente- claro, que si yo hubiese sabido esto antes, hubiera encontrado un mecanismo de no despojarte de lo que por ley te pertenece, pero no lo sabía perdóname.-No te preocupes cuñado, ni nosotras mismas lo sabíamos.-Solo queda una vía-dijo Rafael- el documento solo surte efecto una vez nosotros casados, ahora mismo ambas son dueñas, por lo tanto Fer puede donar su parte a nombre tuyo y cuando tú te cases serás junto a tu esposo la dueña absoluta de Las Marías porque por supuesto tú no vas a permitir que él firme nada.-Entonces, ¿eso significa que tengo que casarme para no perder la hacienda?-Si cuñada, es la única via.Fueron todo el camino de vuelta en silencio, Ale no podía pensar en otra cosa que no fuera el hecho de que había pasado de no quererse casar al tenerse que casar, la vida era así de impredecible, de loca, de irónica.-¿Y ahora que haremos? -Le preguntó Fer a su hermana ya encerradas en su cuarto.-Cuando Rafael nos traiga la copia del testamento lo ponemos donde estaba el original, eso es lo primero, no podemos darnos el lujo que el viejo sospeche nada y mañana vamos a ver al abogado que él nos recomendó en el otro pueblo.-Si, ponemos de excusa que vamos a comprarnos unos chales nuevos para la fiesta. -Dijo Fer -Buena excusa esa.-Ale, pero a partir de mañana todo el peso recaerá sobre tus hombros hermana, solo tú podrás salvar esto.-Lo sé, -dijo Ale poniéndose de pie- lo sé y lo más difícil es que no va a depender solamente de mi, tengo que casarme, pero ¿con quien? ***La mañana siguiente llegó y ambas estaban listas para salir.-¿Porqué necesitan más dinero?- les preguntó Gerón
El camino de vuelta a casa fue tranquilo, Rafael siguió para su casa, Fer le dijo que no había necesidad de que fuera a la hacienda para luego volver a regresar al pueblo, así que se fueron ellas dos junto a Gerónimo, que como hoy Rómulo no abrió el salón pues no le quedaba más remedio que regresar a casa. Cuando llegaron a la casa ya era bien tarde, mima Juliana les había dejado unas velas encendidas para que no encontraran todo a oscuras, Gerónimo fue directamente a encerrarse en su cuarto sin decir ni media palabra.—Ale—dijo bajito Fer—Rafael nos trajo la copia.—Si, me imaginé que eso era lo que te dió, ahora tenemos que esperar a mañana a que Gerónimo se vaya, guárdala bien en tu cuarto.Se despidieron ambas hermanas y cada quien agarró para su cuarto.Ale después de haberse quitado aquella tortura llamada corsé, se lavó un poco, se puso su camisón y se metió en su cama, no podia conciliar el sueño, solo daba vueltas y vueltas, no le gustó como la trató y mucho menos como la mi
—¡Lo quiero todo perfecto, no quiero ni el más mínimo error!— gritó Gerónimo en plena sala para que todos lo escucharan.—¿Se puede saber qué está pasando aquí?— preguntó Ale horrorizada con todo lo que estaba viendo, aquella casa parecía un campo de batalla, gente por doquier cambiando y limpiándolo todo.—Hoy por la noche tenemos una cena muy importante, viene gente del pueblo y quiero que todo esté impecable.—¿Y qué estamos celebrando? —La resurrección de santa Juana, la llegada del padre Obdulio, la rotación de la tierra, ¡lo que se me venga en gana a mi! ¿Acaso tengo que tener una justificación para dar una cena? Alejandra levantó sus hombros en señal que nada le importaba— solo quería saber, ¡ah! Un detalle, es nuestra casa, nuestra—le sonrió irónicamente y salió rumbo a su cuarto.—¡Procura ponerte algo decente y femenino!— le gritó Gerónimo—no sé que le ve Rómulo, si es más insípida que col hervida— habló solamente para él.—¡Vamos, arriba, no quiero a nadie detenido!—le gr
Fernanda rápidamente se paró de la cama donde estaba sentada y le pasó el pestillo a la puerta al escuchar el grito que dio Gerónimo desde la sala.—¡Estás loca, pero loca de atar! ¿ cómo se te ocurrió decir eso? Gerónimo te va a matar.—Alejandra Valverde, escúchame bien lo que te voy a decir—gritó Gerónimo desde afuera del cuarto—mañana viene un médico a revisarte, si es mentira lo que dijiste y espero por tu propio bien que así sea, ¡te vas a casar inmediatamente!, pero, si es verdad te vas a ir de esta casa.—¿Ya ves lo que causó tu arranque de ira?— le comentó Fer bajito a su hermana— y ahora, ¿que va a pasar mañana cuando el médico compruebe que es mentira?—No me voy a casar con ese hombre, me cueste lo que me cueste— dijo decidida Ale.Fernanda se puso ambas manos en la cara— eres tan pero tan testaruda que a veces no te das cuenta que vas en contra de ti misma. No te estoy diciendo que te cases con ese… señor, solo que no tenias que haber salido con esa respuesta, necesitabas
Un amasijo de piernas brazos y gemidos era lo único que se veía a la orilla del río.—¿Estás segura que esto es lo que quieres? —le preguntó él antes de entrar en su cuerpo.—Ahora mismo no hay otra cosa que desee más— le contestó sinceramente.Él poco a poco fue entrando, no quería lastimarla, aunque no tenia la total certeza se imaginaba que era su primera vez.Ella se contrajo un poco y apretó su cuerpo contra el de él. —¿Estás bien? — quizo saber él antes de continuar.—Si, solo… fue una pequeña molestia.—Trata de no contraerte, para que te duela menos.Diego empezó a moverse poquito a poco, Ale enredó sus piernas en él, ya no le dolía, todo lo contrario, estaba empezando a disfrutarlo.—Eso, ah… ya te siento más relajada. ¿Te gusta? dime si te gusta.—Mucho, mucho ¡ahh!Diego empezó a moverse más fuerte, más rápido, lo estaba disfrutando mucho, era un encuentro mágico, maravilloso, nunca antes se habían visto, pero sin embargo tenían una química increíble.Alejandra sintió unos
—No, no, no puede ser que el médico haya dicho eso, eso es mentira, ¡es mentira!— gritaba una y otra vez Ale sin control.—¡YA BASTA!, no soporto una rabieta más, si sigues así te voy a internar en un loquero— sentenció Gerónimo.—¿Le pagaste verdad?, claro— sonreía como una demente— claro que le pagaste, no puedes perder el negocio que tienes entre manos ¿verdad? —Alejandra, voy a tratar de tener un último ápice de paciencia contigo— dijo Gerónimo conteniéndose— yo no contraté a ese médico, ni tan siquiera lo conozco, es de otro pueblo, Rómulo fue el que lo mandó, gracias a el teatro que armaste ayer no quizo confiar en mi, así que es imposible que yo le haya pagado nada.—Y yo te digo que es imposible que ese hombre, porque ya no confío que sea médico haya dicho que todavía sigo siendo virgen porque no lo soy— dijo con plena convicción.—Sal de mi presencia ¡sal!—le señaló la puerta con la mano— sinceramente a mi no me importa lo que seas, eso es problema de Rómulo que va a ser tu
Diego se quedó mudo, él había oído hasta el cansancio ese nombre, sabia que era la más chiquita de las hermanas, sabia que vivía en Europa y también sabia que iba a volver pero lo que no sabía, lo que nunca ni por asomo se imaginó era que iba a terminar siendo el hombre que la convirtiera en mujer.—¿Porqué me engañaste?—Yo no te engañé.—Me dijiste que vivías cerca— le dijo él.—La casa está cerca del rio— se defendió ella.—Que te llamabas María—siguió él —Ese es mi primer nombre— volvió a contra atacar ella.—Entonces eso significa que fuiste sincera en todo ¿verdad?—le sonrió irónicamente —Absolutamente en todo— dijo de manera altanera.—Entonces puedo pensar que cada gemido que salió de esa boca fue verdad ¿cierto? Se le acercó peligrosamente.Alejandra se puso colorada, no sabía que responder. Eso había sido un golpe bajo. —¿Sabias quien era yo?— preguntó él curioso.—La verdad si, te vi hablando con Gerónimo.—¿Porqué yo?— le susurró casi pegándole sus labios a los de ella.
—Mi amigo querido— muy risueño entró Gerónimo a la oficina de Rómulo.—No te lo dije, que era solo una rabieta de niña mimada ¿eh?Se sentó delante de Rómulo— ¿cuándo nos honras con tu visita?Rómulo no hacía más que mirarlo, estaba serio, él si sabía toda la verdad, pero no podía hablar, se había encaprichado con la hacienda y con Ale, con las dos por igual, así que era mejor dejar las cosas de ese tamaño.—Mañana, mañana mismo voy hacerle la primera visita a mi novia- sonrió maliciosamente— pero no le digas nada, quiero darle una sorpresa.—Está bien, como tú digas. Para mi es mejor, no tengo que estar incomodándome con ella—dijo Gerónimo poniendo mala cara— no sé que le ves, es tan prepotente.—Quizás es eso mismo—le respondió Rómulo—estoy cansado de las mujeres fáciles, de las que por unos centavos te abren las piernas, quiero la que me diga no y fue ella la que me lo dijo, así que la quiero a ella— dijo con una convicción arrolladora.-Ya le advertí que en una semana el compromis