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2-Necesitas marido.

Ale miró con el mismo odio de toda la vida a Gerónimo, ¿Cómo su madre había podido casarse con un tipo así? La verdad que no se lo explicaba. Su madre fue una buena mujer, dulce, incapaz de maltratar a nadie y mucho menos a mina Juliana.

-Esta negra, como tú le llamas tiene más valor que tú y a partir de hoy, comerá con nosotras todos los días- dijo indignada Ale.

-Vaya-dijo aplaudiendo- habló la defensora de los pordioseros y menesterosos- dijo con el hablar tropeloso clásico de un borracho- Rafael, deberías llevártela a trabajar contigo, tiene madera de abogada.

Rafael era abogado de profesión, al igual que su padre y abuelo, el cual fundó un bufete en el pueblo que había pasado de generación en generación y ahora era él quien lo mantenía abierto.

Juliana se fue a levantar de la mesa y Ale se lo impidió- ni se te ocurra moverte- le advirtió con dureza.

-¿Saben una cosa?- dijo tambaleándose- quédense con su negra, yo me voy a mi cuarto, ya este lugar está infectado.

Caminó en dirección contraria al comedor donde se encontraban los cuartos.

-No hay un día que ese… hombre -dijo Fer conteniéndose- no haga escándalos.

-No debiste dejarme sentada aquí- le dijo mima Juliana a Ale.

-Hoy y todos los días te sentarás aquí con nosotras porque este es tu lugar, si a él no le gusta pues que se largue. -comentó decidida Ale.

Estuvieron un rato más en la mesa hasta que Rafael anunció que se iba, Fer lo acompañó a la puerta para despedirse de él y luego entró.

-¿Que te parece?-le preguntó a su hermana.

-La verdad es que me agradó mucho, es inteligente y no tiene pensamientos retrógrados, creo que deberías casarte lo antes posible con él, ya has esperado mucho.

-Es que quería que estuvieras aquí conmigo, no tenemos a nadie más que a nosotras mismas- le dijo Fer a su hermana agarrándole la mano- pero ya que estás aquí pues empezaré a planificarla- sonrió al mencionarlo.

-Y ahora yo voy a la cocina porque quiero ver si queda un poco de dulce de piña ese que hizo mima Juliana y ya sabes que a mi me encanta- comentó Ale poniéndose de pie.

Caminó rumbo a la cocina y cuando entró vio a una muchacha joven trabajando ahí.

-Buenas tardes.

-Buenas tardes señorita, ¿que hace usted por aquí? ¿Desea algo?

-A mi me encanta estar en la cocina por eso no te preocupes, vine a buscar dulce de piña.

-Siéntese, yo le sirvo.

-No hace falta, yo misma lo hago, solo dime donde está.

-Ya sabía yo que ibas a venir a buscar mas dulce-dijo Juliana entrando a la cocina.

-Mima, es que ese dulce te queda que se me agua la boca de solo pensar en eso.

-Ah, ella es Fátima, llegó hace unos meses nada más-dijo Juliana refiriéndose a la muchacha que estaba en la cocina.

-Mucho gusto Fátima, mi nombre es Alejandra, pero todos me dicen Ale.

-Mucho gusto señorita Ale.

-Bueno y ahora dónde está ese dulce-dijo con plato en mano.

—Siéntate que yo te sirvo.

-Mima yo lo hago- protestó Ale.

-¡Que no!, que en mi cocina mando yo.

Ale le hizo caso a mima Juliana porque discutir con ella era una misión imposible y ella lo sabía, así que se sentó a esperar por su dulce y cuando lo tuvo entre sus manos lo devoró.

-Umm, delicioso, no me canso de comerlo.

-Eres golosa para el dulce desde pequeña-le dijo mima Juliana retirándole el plato.

-Mejor me voy de aquí porque sino voy a seguir comiendo, dijo y se levantó- manda a alguien por favor a que me lleven agua caliente a mi tina, quiero darme un baño.

Le dio un beso a Juliana y salió de la cocina.

-Ven, necesitamos hablar, le dijo Gerónimo al verla pasar por la sala, ya se la había bajado la borrachera.

-No voy a tolerar que trates así a mima Juliana, si es eso de lo que quieres hablar-le dijo ella muy firme.

-Me importa un bledo esa negra, si quieres sentarla en la mesa, bien, si quieres que duerma contigo en tu cuarto, bien también , yo quiero hablarte de otra cosa.

-¿De qué?- dijo sentándose cerca de él.

-Verás, ya conociste al prometido de tu hermana y sabes que pronto se casarán, así que voy a buscarte marido a ti, ya es hora que tú te cases también.

Ale se quedó de piedra, ni en el sueño más loco hubiera pensado que Gerónimo le iba a decir eso.

-¡¿Pero que tú te crees?!, ¿que somos una de las vacas que hay en el establo que las vendes a tu antojo?

-Alejandra, no me colmes la paciencia, eres una mujer de 18 años, acabas de terminar la escuela, tienes más estudios que cualquier muchacha de la zona, así que te voy a buscar un marido para que te cases si o si.

Le dijo Gerónimo con aire de autoridad.

-Quieres salir de mi ¿verdad? Para hacer lo que se te venga en gana con la hacienda, pero créeme que estas muy pero muy equivocado si crees que eso va a pasar, no voy a casarme con el primero que se te antoje a ti.

-Tengo autoridad legal sobre ti, si es que te estás olvidando de ese detalle.

-Es que no soy yo, son ellos los que no van a querer casarse conmigo-dicho esto se sonrió dio media vuelta y salió de la sala.

-¡NO VAS A MANIPULARME, ME OISTE! TE CASAS PORQUE LO DIGO YO Y SE ACABÓ- gritó Gerónimo a todo pulmón.

Ale entró a su cuarto azotando la puerta, estaba que los diablos se la llevaban.

-¡Si piensas que voy a doblegarme y hacer tu voluntad estas muy equivocado, no regresé para eso!

-Qué pasa?- preguntó Fer entrando al cuarto de su hermana- los gritos de Gerónimo se escuchan aquí.

-Ese… viejo que piensa que va a conseguir salir de mi así tan fácil.

-¿Pero que quiere hacer, mandarte nuevamente a Europa?

-No, eso ya no puede, peor, quiere casarme.

-Pero.. ¡¿con quien?!-dijo Fer horrorizada.

-¿Con quien? , no sé- comentó moviendo sus manos- con el primero que nada más se lo insinúe, estoy completamente convencida que no le va a importar si tiene o no tiene beneficios económicos, a él lo que le interesa es salir de mi.

Siguió caminando de lado a lado en el cuarto.

-Pero si piensa que lo va a lograr está muy equivocado, él todavía no conoce de hasta dónde es capaz de llegar María Alejandra Valverde.

La tarde cayó y Ale no salió más del cuarto, se dió un baño en su tina y se comió una bobería que mima Juliana le llevó, al día siguiente quería levantarse temprano para salir a reunirse con Paco, uno de los pocos esclavos que quedaban de años ahí, Gerónimo, tenía la mala costumbre de pagar sus deudas de juego muchas veces con esclavos, así también muchas veces se las pagaban a él, por eso la mayoría eran nuevos.

Buenos días Paco- dijo Ale montada todavía en su hermoso Diablo.

-¡Niña Ale! Ya había escuchado el comentario que estaba por llegar.

-Llegué ayer-se bajó de Diablo y se le acercó- pero la verdad es que ni mi hermana ni mima Juliana me dieron respiro, venga, deme un abrazo.

-Cuéntame, como andan las cosas por aquí-dijo después de soltarlo.

-Bueno niña, la verdad que desde que el nuevo capataz, Diego está aquí, hemos mejorado bastante, en todo sentido, tanto nosotros como las cosas en la hacienda.

-Eso me dijo mi hermana, pero bueno como ella no sabe mucho de esto pensé que estaba exagerando.

-No, es bueno el muchacho, tanto en lo personal como haciendo su trabajo.

Ale estuvo hablando un rato con él, le presentó a los nuevos que eran bastantes y después ella cabalgó de vuelta a la casa.

-Ale-le dijo su hermana, te estaba esperando, quiero que me acompañes al pueblo, voy a comprar unas telas para empezar hacer ropa para la boda-le dijo Fer muy entusiasmada- y después aprovechamos y le decimos a Rafael que nos lleve a almorzar.

Ale se lavó un poco, se cambió de ropa y salieron rumbo al pueblo en un coche acompañada con dos esclavos. Fueron a varias tiendas, Fer compró telas, cintas y cuanta cosa vio, cuando terminaron fueron directo al bufete de Rafael.

-Buenas tardes muchachas, ¿listas para almorzar?

-Listas-respondieron las dos a coro.

Salieron del bufete y entraron a un restaurante justo en frente, algo sencillo pero muy acogedor.

-Aquí cocinan rico, te va a gustar- le dijo Fer a la hermana.

Estaban entretenidos decidiendo que comer cuando un caballero cuarentón se les acercó.

-Buenas tardes Rafael.

-Buenas tardes-le respondió este un poco seco.

-Señorita Valverde- la saludó haciendo una pequeña reverencia con el sombrero.

-Buenas tardes- dijo Fer.

-¿Y la hermosa señorita es…?

-Alejandra Valverde-dijo ella mirándolo fijo.

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