Un año despues Adelina cayo enferma, llevándosela Dios, pocos días despues. Volví a vivir con Brody, pero con lo que ahorré nos podíamos mantener mi hija y yo, ya que mi amigo cada vez que quería darle dinero me lo rechazaba. Un mes despues de morir Adelina, estaba en el salón jugando con mi hija cuando escuché como tocaban al timbre de la casa, abrí la puerta viendo a un hombre con traje muy caro en la puerta.
— ¿La señorita Erika Williams? — me preguntó
— Si soy yo, ¿Quién es usted — pregunté
— Soy del bufete de abogados Grant asociados, le traigo una notificación para que mañana a las diez, se presenté en el bufete — me dijo dándome la hoja de la citación
— ¿Para qué tengo que ir? — pregunté preocupada, pero se giró marchándose, dejándome dudosa
Cuando vino Brody al medio día para comer se lo dije.
— No te preocupes Erika, seguro que han cogido a los sinvergüenzas que te violaron y quieren llegar a un acuerdo contigo — me dijo
— No lo sé Brody, estoy preocupada—
— Mira mi niña, mañana me quedo yo con la pequeña, vas a esa citación y ya verás como no va a ser nada malo, que siempre esta negativa — me dijo
No pude dormir en toda la noche, pensando en que querían de mis esos abogados, al día siguiente me duche, bebi un vaso de zumo marchándome de casa, cuando llegue al bufete, le di a la recepcionista la hoja de citación haciéndome acompañarla hasta la puerta de un despacho, toco a la puerta con los nudillos haciéndome pasar cuando le dieron permiso, viendo sentados al hijo de Adelina y a dos hombres más.
— Buenos días — dije mirando a los tres hombres
— Gracias por venir, señorita Williams, soy Alfred Grant, abogado de la señora Adelina O "Brian, creo que no conoce al hijo de la señora Adelina — me dijo
— De vista, cuando iba a ver a la Señora Adelina — contesté tartamudeando
— La hemos citado por que Adelina, le dejo en su testamento cierta cantidad de dinero, para usted y su hija — me dijo
— Yo lo siento, pero no quiero ese dinero, la señora era muy buena, pero no lo acepto ¿me puedo marchar? — dije nerviosa
— La comprendo, pero hay una cláusula, que el hijo de Adelina, le gustaría aclarar con usted Erika — me dijo
—¿Que clausula? — pregunté
— Erika, mi madre repartió su fortuna con su usted, con su hija y conmigo, pero para poder recibir ese dinero, dejó bien claro, que usted y yo deberíamos casarnos, viviendo juntos mínimo un año, luego pediríamos el divorcio, usted podría vivir bien con su hija marchándose donde quisiera y yo seguiría con mi vida — me dijo
— ¿Qué, están locos? Yo nunca me casaría por dinero, creo que esta reunión ha llegado a su fin — le dije levantándome de la silla para marcharme
— Piénselo bien Erika, una mujer con una niña pequeña, sin recursos y sin nada, los de protección al menor se la quitarían enseguida, yo de usted me lo pensaba — me dijo el abogado
— Soy joven, puedo conseguir trabajo y cuidar de mi pequeña — dije enfadada
— Tiene cuarenta y ocho horas, si en ese tiempo no responde a lo que le ofrece el señor O "Brien, nos veremos obligados a denunciarla a los servicios sociales piénselo, ya tiene nuestro número — me dijo
Sali del despacho dando un portazo, de lo enfadada que estaba, llegue a casa de Brody sentándome en el sofá llorando sin consuelo, abrazándome él asustado.
— ¿Qué ha pasado Erika? Cálmate por favor — dijo
Le conté a Brody todo con pelos y señales, cabreándose él más que yo, blasfemando e insultándolos.
— No quiero que me quiten a mi hija Brody, pero sus amenazas eran muy firmes ¿Qué hago? — le dije
— Primero tranquilizarte, buscaremos una solución, yo porque no me gustan las mujeres, si no te juro por mi virgencita que me casaba contigo —
Pasé el día abrazando a mi hija y llorando, no comí, estaba rota y dándole vueltas porque querían casarme con un hombre que no conocía, no encontraba el motivo. Antes del tiempo que me dieron, me anime diciéndome que no tenía por qué acostarme con él y un año no era mucho estando Brody de acuerdo conmigo. Al día siguiente llame al abogado diciéndole que aceptaba, haciéndome ir esa tarde a su despacho. Cuando llegué la recepcionista me hizo acompañarla hasta el despacho, entré viendo al hijo de Adelina y su abogado.
— Me alegra que cambie de opinión señorita Williams, ahora tendrán que firmar ambos un contrato, — nos dijo el abogado dándonos un dossier para que lo leyéramos.
—No es que me importe, pero si aquí pone que yo no puedo tener relaciones con ningún hombre, ¿Por qué no pone nada que es para los dos lo mismo? — pregunté
— Yo viajo mucho y casi nunca estaremos juntos, como comprenderás Erika yo tengo mis necesidades como hombre que tú no me vas a dar — Me dijo Mario
— No estoy de acuerdo, si yo no puedo él tampoco, no seré el hazme reír de nadie si tengo que acompañar al señor O""Brien, a cualquier evento como su esposa — dije enfadada, tirando el dossier encima de la mesa.
Mario y su abogado se miraron, moviendo la cabeza afirmativamente Mario, como dándole la conformidad en el acuerdo a su abogado
— Está bien, el señor O "Brien acepta, pero tendrá que acompañarlo en viajes, cenas de negocios o cualquier eventualidad que mi cliente le diga y que es preciso la presencia de su esposa, pero señorita Williams, quiero que entienda que si abandona el hogar antes del año, el acuerdo se rompera y su hija pasará a los Servicios Sociales ¿están de acuerdo en todo lo demás? — nos preguntó el abogado diciéndole Mario y yo que estábamos conformes.
— Bueno yo me tengo que marchar, señorita Williams la boda será este próximo sábado en el juzgado, mi chofer la recogerá en su casa a las diez, solo vaya elegante. — me dijo Mario cuando salia del despacho de su abogado.
Días antes del sabado, Brody me acompaño a una boutique de moda, me probe varios vestidos riéndonos los dos cada vez que yo hacía pase de modelos. Hasta que me puse un vestido que nos gustó mucho a los dos. El vestido era de escote cuadrado con la falda de sirena y una chaquetita a juego con el vestido, eligiendo para mi hija un vestidito blanco de blonda con un lazo de raso en su cinturita.
La noche antes del sábado dormí muy mal, levantándome pronto viendo en el espejo que tenía unas ojeras feas en mis ojos, me duché, me puse un café sentándome en la silla viendo a Brody acercándose a mí.
— Os voy a echar de menos a las dos — me dijo
— No pienses que te vas a librar de mi — contesté sonriendo
Mi hija empezó a llorar y Brody no me dejo ir a su habitación, cogiéndola él y llevándola a la cocina mientras yo le hacia el desayuno. La bañé, le puse su vestidito dándosela a mi amigo que ya estaba preparado. Me puse el vestido que me compre, me pinte con colores claros y cuando llegue al salón mi amigo me silbo haciéndome dar una vuelta. A las diez en punto tocaron el timbre, cuando abrí la puerta vi que era un hombre diciéndome que era el chofer de Mario.
La ceremonia se celebró en el juzgado a las diez como me dijo Mario, siendo como testigos de la boda, mi amigo Brody y el abogado de Mario. Fue muy cortita, pero cuando nos intercambiamos los anillos y el funcionario nos dijo que nos podíamos besar, yo no sabía que hacer siendo Mario el que se lanzó a mis labios, dándome un beso que me dejo casi sin poder respirar. Cuando la ceremonia termino y me despedí de mi amigo las lágrimas se hicieron presentes en los dos. subiendome con mi hija despues, a la limusina con Mario, llevándonos el chofer a la casa donde vivía su madre Adelina. Nada más entrar en la casa, Maria la sirvienta me reconoció enseguida dándome un abrazo cogiendo a mi hija en sus brazos, besándola en sus gorditos mofletes. — Que alegría Erika, que seas tú la que se ha casado con Mario, ya temía que hubiese una de sus — Mario no la dejo terminar de hablar — María, no me gusta que hables así — le dijo Mario muy serio — Ya conoces la casa, acomódate donde quieras, yo ten
En la madrugada llegamos a nuestra casa, lo primero que hice fue, entrar en la habitación de mi hija viéndola dormir como un angelito, le di un beso en la frente saliendo de su habitación despacio para no despertarla, me fui a mi dormitorio, me quite la ropa que llevaba poniendome un camison, pero cuando me iba a acostar en la cama Mario entró muy serio. — ¿Qué quieres? — le pregunté — Quiero acostarme con mi mujer, ven a nuestro dormitorio — me dijo — De este dormitorio no me muevo, ya puedes irte — contesté Mario me cogió en brazos, entrando conmigo en su dormitorio tirándome en la cama, no pudiendo gritarle por no despertar a mi hija. — Si intentas irte, tendré que atarte en la cama — Mario se desnudó tumbándose en la cama a mi lado, rodeando mi cintura con su brazo, notando en mi espalda su miembro aunque enseguida se quedo dormido. Todos los días me sentaba con mi hija en el césped jugando con ella o me la llevaba para visitar a Brody alegrándose mucho cada vez que í
Cuando recogi todo lo que tenia en la casa de Mario para marcharme con mi hija, Maria me ayudaba llorando y pidiendome que no me fuera, pero el día anterior Mario fue tajante cuando me eho de su casa. Brody nos volvió a acoger en su casa, consiguiéndome un trabajo en el club donde él trabajaba y tan malos recuerdos me traía a la mente, cambiándonos los turnos para estar con mi hija. Una noche cuando terminé mi turno y ya me iba a casa, entro en el club Mario y la mujer que me amenazo en Paris, los dos iban abrazados y muy acaramelados sintiéndome celosa y aliviada por otra parte. Al cruzarme con él, nuestras miradas dueron de rabia y rencor Mario, se apartó un poco de ella acercándose a mí. — Hola, ¿Cómo estás? — me preguntó — Muy bien ¿y tu? — contesté — Bien, te voy a presentar a --- — no lo deje terminar — Nos conocimos en Paris, cuando fui contigo a la recepción — dije viendo como ella sonreía mirándome — Bueno, me tengo que ir, ya hablaremos — le dije Cuando salí por
A medianoche escuche llorar a mi pequeña, me levante de la cama y sin ponerme la bata fui corriendo a su habitación, cuando entré la cogí en brazos para calmarla viendo en la puerta a Mario medio desnudo, solamente con un pantalón corto. — Ya la calmo yo, tú puedes volver a la cama con tu amiga — le dije — También Lidia es responsabilidad mía, vivís las dos en mi casa — me contestó Mario se acerco a donde yo me encontraba con mi hija, me ayudo a cambiarle el pañal, la cogio en brazos meciendola hasta que mi pequeña se durmió, la dejo en su cuna, marchándonos los dos del dormitorio, pero sin esperármelo me cogió del brazo con la mano, empotrándome contra la pared y su cuerpo. —Si tu quisieras, podríamos — me dijo —¿Qué, follar y mañana, seguir sirviendo a tu amiga?, no Mario lo siento si estas caliente la tienes en tu cama, yo me voy a la mía — le dije mirándonos los dos a los ojos en la penumbra de la noche — Erika te deseo ahora, — me dijo susurrándome en el oído, mientras
— Erika prepara tu equipaje, tengo que ir urgente a Italia, tienes que representar tu papel de amante esposa, es un socio muy importante para mí — me dijo — Que te acompañe tu amiga, yo tengo que cuidar de mi hija — contesté — Te lo advierto, no me pongas a prueba, haz el equipaje, salimos dentro de dos horas — me dijo Hable con María para decirle lo del viaje y como buena persona que era, me dijo que no me preocupara por mi hija ya que para ella era como si fuera su nieta por que la quería mucho. Prepare mi equipaje, sali despues al salón donde Mario ya me estaba esperando. El chofer puso nuestro equipaje en el maletero, subiendo nosotros dos al vehículo y arrancando el chofer, nos dirigimos al aeropuerto. Al llegar a Italia, nos esperaba en pie de pista una limusina con chofer, subimos al vehículo dejándonos en el hotel, Grand Hotel Palace. Nada más entrar el botones cogió nuestro equipaje, haciendo que lo acompañáramos al ascensor, cuando salimos de él me di cuenta de que era
Esa noche, Mario me llevó a cenar al más lujoso restaurante de Roma, luego fuimos paseando disfrutando de la hermosa noche que, hacia hasta llegar a la plaza del Vaticano, asombrándome de lo precioso que era todo. — Mañana te enseñare más monumentos, ya es tarde y estarás cansada — me dijo — Con una condición —le dije — me tienes que invitar a un helado en Giolitti, sé que es la heladería más famosa de Roma ¿Qué me dices? — le pregunte — Sus deseos sonó auguri per la mía signora — me dijo riéndose Cuando regresamos a la habitación del hotel, Mario cogió una manta y una almohada preparándose el sofá para dormir, me quede sentada en la cama mirándolo pensativa, — Que descanses — me dijo Apagué la luz tumbándome en la cama, pero no paraba de dar vueltas sin poder dormir, era demasiado castigo, pensé, así que decidida me volví a sentar en la cama llamando a Mario — ¿Te ocurre algo? ¿te encuentras bien? — me preguntó sentandose en el sofá — Anda acuéstate en la cama conmig
Cuando llegue a casa, aún había más de una patrulla de policía en las inmediaciones, baje corriendo del taxi que cogí en el aeropuerto, entrando en la casa encontrándome a María y a una amiga suya echas un mar de lágrimas. — Gracias que ha vuelto señora, no encuentran a la niña — me dijo llorando — Perdóneme señora soy el inspector Rodríguez, ¿es usted la madre de la niña? — me preguntó — Si señor soy yo, ¿saben algo ya? — pregunté — No, lo siento y el padre de la niña ¿puede ser que se la haya llevado? — me preguntó —Mi hija no tiene padre, es fruto de una violación — contesté — Comprendo lo siento, lo denuncio cuando la violaron — me dijo como si se avergonzara él mismo — No, tenía mucho miedo y preferí no hacerlo — le dije — ¿Tiene usted algún enemigo que quisiera hacerle daño? Y ya con esto las dejo descansar — me dijo — No ninguno, pero por favor encuéntrela, es lo único que tengo en mi vida, es mi pequeña — le dije desmayándome perdiendo el conocimiento Cuando
Los días iban pasando muy lentos y aún no se sabía nada de mi pequeña, yo no comía, no dormía siempre estaba pendiente del teléfono, aunque María y Mario siempre estaban pendientes de mí. — Tienes que comer algo Erika, vas a caer enferma y no será bueno para tu hija, te prometo que la encontraremos — me decía Mario Todas las noches me tumbaba en la cama con el muñeco de mi hija, llorando hasta que de cansancio me dormía. Un día al levantarme de la cama, caí al suelo desfallecida, Mario que escucho el golpe entró en mi dormitorio, me cogió en brazos tumbándome en la cama. — Voy a llamar a mi doctor, no puedes seguir así — me dijo Cuando el medico vino y me reconoció, le dio a Mario varias recetas, dirigiéndose despues a mi — Ten fe, tienes a Mario muy preocupado Erika, si tienes fuerza veras todo mucho más fácil y podrás enfrentar el destino, no te hundas hija mía, verás como pronto la tendrás en tus brazos, Mario te ama, aunque sé que no te lo ha dicho, si me necesitas llama