La ceremonia se celebró en el juzgado a las diez como me dijo Mario, siendo como testigos de la boda, mi amigo Brody y el abogado de Mario. Fue muy cortita, pero cuando nos intercambiamos los anillos y el funcionario nos dijo que nos podíamos besar, yo no sabía que hacer siendo Mario el que se lanzó a mis labios, dándome un beso que me dejo casi sin poder respirar. Cuando la ceremonia termino y me despedí de mi amigo las lágrimas se hicieron presentes en los dos. subiendome con mi hija despues, a la limusina con Mario, llevándonos el chofer a la casa donde vivía su madre Adelina. Nada más entrar en la casa, Maria la sirvienta me reconoció enseguida dándome un abrazo cogiendo a mi hija en sus brazos, besándola en sus gorditos mofletes.
— Que alegría Erika, que seas tú la que se ha casado con Mario, ya temía que hubiese una de sus — Mario no la dejo terminar de hablar
— María, no me gusta que hables así — le dijo Mario muy serio
— Ya conoces la casa, acomódate donde quieras, yo tengo trabajo — me dijo Mario
A la hora de comer nos sentamos los dos solos en la mesa, ya que mi pequeña se quedó dormida en su cuna.
— Sabes que tienes que hacer las obligaciones de esposa, tienes que acompañarme en los viajes, en cenas de negocios y eventos donde necesite que estes presente — me dijo
— Entonces tendré que contratar una niñera, porque mi hija es muy pequeña — contesté
— Haz lo que tengas que hacer con tu hija, no te impediré nada — me dijo muy serio
El tiempo fue pasando, pero el carácter serio de Mario no cambio en nada, me hablaba como si diera ordenes, venía a casa cuando quería, y como quería, despertando a mi hija algunas veces. Una noche de calor me acosté en la cama con un camisón corto, cuando me estaba quedando dormida, escuché a mi hija llorar, me levanté enseguida de la cama para ir a su dormitorio viendo a Mario con ella en brazos, cuando entré él me miro de arriba abajo y viceversa.
— Ya se está quedando dormida, tranquila — me susurro
Cuando la dejo en la cuna, me gire para irme a mi dormitorio siguiéndome Mario, apoyando su brazo en el marco de la puerta.
— Estas, preciosa con ese camisón, lástima que no me dejes quitártelo — me dijo
— Mario por favor, buenas noches — contesté
— ¿Por qué?, ¿te doy miedo querida esposa?
— No, pero no voy a follar contigo si es lo que estás pensando
— Erika, estamos casados, no tenemos obligaciones con otras parejas, ¿Por qué no disfrutar estos meses los dos? — me dijo acercándose a mi
— Te lo advierto Mario, no te acerques más, vete de mí dormitorio
— Venga Erika, me deseas como yo te deseo a ti — me dijo empujándome tumbándome en la cama.
— Vete por favor, Mario — grité
Se puso encima de mí, apretando su boca con la mía, mientras yo intentaba apartarlo escuchando como se bajaba la cremallera de su pantalón, arrancandome las bragas despues, le mordí en el labio, pero me dio una bofetada sintiendo como su miembro se adentraba en mi ser y me hacía suya.
— No Mario por favor — le suplique llorando
— Tu lo has querido, me has provocado con ese pequeño camison, eres mi mujer y si no puedo follarme a ninguna mujer, tú tienes obligación de complacer los deseos de tu marido — me dijo
Cuando senti como se corria en mi interior, nos miramos a los ojos, seco con sus dedos mis lágrimas, rozando sus labios con los míos.
— Eres preciosa Erika, te deseaba desde que te vi entrar en el despacho de mi abogado — me dijo
— Vete por favor, Mario, déjame sola — le suplique
Todos los días desayunábamos juntos, pero yo evitaba mirarlo, el recuerdo de mi violación y el que me tomara Mario a la fuerza, me hizo que cada vez que estuviera a su lado mi cuerpo temblara.
— Mañana tenemos que viajar, prepara tu equipaje todo el mundo espera verme llegar a la recepción con mi esposa — me dijo
— Tendré que buscarle a mi hija una niñera — contesté
— Si necesitas dinero dímelo, haz lo que mejor veas —
Por la noche cuando acosté a mi hija me dediqué a preparar el equipaje, escuchando cuando Mario entró en la casa, intenté cerrar la puerta de mi dormitorio, pero no pude por él estaba apoyado en el marco de la puerta mirándome.
— Vamos a Paris, mañana te tienes que comprar un vestido de fiesta para la recepción— me dijo
— De acuerdo ¿puedes marcharte por favor? Quiero dormir —
— Saldremos mañana temprano, buenas noches — dijo marchándose
Me levanté temprano al día siguiente, me duché y despues de vestirme fui a la cocina para tomarme un café.
— Buenos días — me dijo Mario asustándome
—Buenos días, podrías hacer algo de ruido, me has asustado — le dije
— Lo siento, no era mi intención asustarte, termina de tomarte el café salimos enseguida para el aeropuerto — me dijo
Me tomé el café dejando la taza encima de la encimera, fui a la habitación de mi hija viendo al lado de la cuna a María.
— Vete tranquila mi niña, si pasa algo ya te avisare — me dijo
Besé en la frente a mi pequeña, le di las gracias a María, cogí mi bolso y mi equipaje dirigiéndome al vehículo donde ya me esperaba el chofer con la puerta abierta, cuando el chofer puso el equipaje en el maletero del vehiculo, arranco llevandonos despues al aeropuerto. Al llegar a Paris, nos esperaba otra limusina a pie de pista, subimos al vehiculo llegando poco despues al hotel, donde todos los empleados se deshicieron en halagos con Mario. Uno de los botones cogió nuestro equipaje haciéndonos acompañarle hasta el ascensor, subimos hasta la última planta donde estaba la habitación. Nada más entrar cogí mi equipaje sacando algo de mi ropa ya que necesitaba ducharme, fijándome en la mirada de lujuria de Mario.
Me llevó a varias tiendas, donde encontré un vestido precioso, Mario escogió los zapatos y un bolso de mano, luego fuimos por deseo de él a una joyería y aunque me negué, me regalo un collar con varios diamantes y los pendientes a juego, pagando él una fortuna por las dos cosas. Despues de las comprar comimos en el restaurante del hotel, subiendo a la habitación al terminar de comer. Mientras él miraba unos documentos, prepare el jacuzzi, me desnude metiendome dentro del agua para relajarme.
Por la noche para ir a la recepción, Mario se puso un traje azul oscuro y camisa blanca, dejándome impresionada por lo guapo que estaba.
— Te espero en el bar, no tardes — me dijo cuando iba a salir de la habitación.
Me arregle mirándome en el espejo, lo bien que me sentía el vestido que me regalo, poniéndome también las joyas, cogí mi bolso, salí de la habitación dirigiéndome al bar del hotel donde Mario me esperaba, pero cuando entre me di cuenta de que Mario estaba acompañado por una mujer rubia y muy guapa.
— Buenas noches — dije mientras Mario me miraba de arriba abajo
— Buenas noches, Vanesa te presentó a mi esposa, lo siento, pero tenemos que marcharnos— dijo Mario
Salimos del hotel subiendo a la limusina, en el trayecto hasta la recepción me quede sin palabras viendo lo bonita que era Paris de noche. Cuando llegamos a la recepción, nada más bajar del vehículo rodearon a Mario varias mujeres comiéndoselo con sus miradas. Cogió mi mano, y nos mezclámos con los invitados presentándome como su esposa a sus amigos y socios, en un momento de la noche, me fui al baño para retocarme el maquillaje acercándose una mujer joven a mí.
— Con que tú eres la esposa de Mario O "Brien — me dijo
— Si soy su esposa, me llamo Erika — me presenté
— Apártate de él, ¿me oyes? Mario es mío, quedas advertida monina — me dijo
Sali del baño acercándome a Mario sin comentarle lo que acababa de pasar en el baño, ya que lo nuestro era un acuerdo y sabía que él volvería a su vida anterior, así que decidí restarle importancia a la amenaza de la mujer. Ya de madrugada decidimos marcharnos de la recepción, subimos a la limusina llegando al hotel poco despues, cogimos el ascensor subiendo a la última planta. Entramos en la habitación, dirigiéndome al baño para cambiarme de ropa, me puse el pijama acostándome despues en la cama quedándome dormida enseguida por el cansancio. Me desperté sintiendo una mano acariciando mi cuerpo viendo que era Mario.
— Mario ¿Qué estás haciendo? —
—Cállate, eres mi mujer y te deseo — me dijo apestándole el aliento a wiski
— Pero yo no y además estas borracho, déjame en paz — dije
— Me das lo que quiero o te ato a la cama — me dijo
— No te voy a dar nada, hay muchas mujeres que estarían encantadas búscate una — contesté
— No las necesito, ya te tengo a ti y me lo vas a dar, soy tu marido —
Intenté levantarme de la cama, pero lo tenía encima y no pude, me quiso quitar la camiseta del pijama mientras yo intentaba apartarlo con mis manos, pero me cogió las manos subiéndolas por encima de mi cabeza, bajándose la cremallera del pantalón con su otra mano, pudiendo yo darle entonces una patada en sus coronas reales, levantándome despues de la cama encerrándome en el baño.
— Puta, si no quieres atente a las consecuencias — me dijo
— El acuerdo que firme, no decía que me hicieras tuya cuando quisieras — le grite
—Si no me das lo que deseo de ti como mi mujer que eres, llamaré a mi abogado para que llame a los servicios sociales ¿lo quieres así? — me dijo
Sali del baño temblando, mirándonos los dos a los ojos.
— Eso está mejor, ahora desnúdate y ven aquí, te voy a hacer el amor hasta que te quedes sin fuerza para gritar — me dijo muy enfadado
Me acerque temblando a la cama viendo como Mrio se desnudaba tambaleandose, me tumbe en la cama cerrando los ojos, cuando senti como besaba y mordia cada centimetro de mi cuerpo. Pero yo no podia disfrutar de ese momento, lo único que deseaba era que se cansara pronto y se durmiera.
Al día siguiente cuando me desperté, me costó levantarme ya que tenía el cuerpo dolorido, entré en el baño mirándome en el espejo todas las marcas que Mario me había dejado en mis pechos y cuello con sus dientes, me senté en el inodoro llorando desconsoladamente sintiéndome sucia, me duché saliendo despues del baño con el albornoz, viendo en la terraza a Mario desayunando tranquilamente.
— Buenos días, no sabía que te apetecería y he pedido unos bollos y magdalenas ¿Quieres café? — me preguntó
— Si gracias — le dije cogiendo la taza que me ofrecía
Despues de desayunar, Mario se vistió marchándose sin decirme absolutamente nada, lo que aproveche para coger mi móvil llamando a su abogado, contestándome este al segundo toque.
— Buenas soy Erika O "Brien — le dije titubeando
— ¿En qué puedo ayudarla? — preguntó
— Por favor quisiera saber una cosa, ¿podrían los servicios sociales quitarme a mi hija, estando casada con Mario? — le pregunté
— No le voy a preguntar nada señora, pero si mi cliente desea romper el acuerdo, el mismo puede llamarlos y le quitarían a su hija — contestó
— Gracias y por favor no le diga a Mario que hemos tenido esta conversación — le rogue
— No se preocupe, buenos días, señora — me dijo terminando la llamada
En la madrugada llegamos a nuestra casa, lo primero que hice fue, entrar en la habitación de mi hija viéndola dormir como un angelito, le di un beso en la frente saliendo de su habitación despacio para no despertarla, me fui a mi dormitorio, me quite la ropa que llevaba poniendome un camison, pero cuando me iba a acostar en la cama Mario entró muy serio. — ¿Qué quieres? — le pregunté — Quiero acostarme con mi mujer, ven a nuestro dormitorio — me dijo — De este dormitorio no me muevo, ya puedes irte — contesté Mario me cogió en brazos, entrando conmigo en su dormitorio tirándome en la cama, no pudiendo gritarle por no despertar a mi hija. — Si intentas irte, tendré que atarte en la cama — Mario se desnudó tumbándose en la cama a mi lado, rodeando mi cintura con su brazo, notando en mi espalda su miembro aunque enseguida se quedo dormido. Todos los días me sentaba con mi hija en el césped jugando con ella o me la llevaba para visitar a Brody alegrándose mucho cada vez que í
Cuando recogi todo lo que tenia en la casa de Mario para marcharme con mi hija, Maria me ayudaba llorando y pidiendome que no me fuera, pero el día anterior Mario fue tajante cuando me eho de su casa. Brody nos volvió a acoger en su casa, consiguiéndome un trabajo en el club donde él trabajaba y tan malos recuerdos me traía a la mente, cambiándonos los turnos para estar con mi hija. Una noche cuando terminé mi turno y ya me iba a casa, entro en el club Mario y la mujer que me amenazo en Paris, los dos iban abrazados y muy acaramelados sintiéndome celosa y aliviada por otra parte. Al cruzarme con él, nuestras miradas dueron de rabia y rencor Mario, se apartó un poco de ella acercándose a mí. — Hola, ¿Cómo estás? — me preguntó — Muy bien ¿y tu? — contesté — Bien, te voy a presentar a --- — no lo deje terminar — Nos conocimos en Paris, cuando fui contigo a la recepción — dije viendo como ella sonreía mirándome — Bueno, me tengo que ir, ya hablaremos — le dije Cuando salí por
A medianoche escuche llorar a mi pequeña, me levante de la cama y sin ponerme la bata fui corriendo a su habitación, cuando entré la cogí en brazos para calmarla viendo en la puerta a Mario medio desnudo, solamente con un pantalón corto. — Ya la calmo yo, tú puedes volver a la cama con tu amiga — le dije — También Lidia es responsabilidad mía, vivís las dos en mi casa — me contestó Mario se acerco a donde yo me encontraba con mi hija, me ayudo a cambiarle el pañal, la cogio en brazos meciendola hasta que mi pequeña se durmió, la dejo en su cuna, marchándonos los dos del dormitorio, pero sin esperármelo me cogió del brazo con la mano, empotrándome contra la pared y su cuerpo. —Si tu quisieras, podríamos — me dijo —¿Qué, follar y mañana, seguir sirviendo a tu amiga?, no Mario lo siento si estas caliente la tienes en tu cama, yo me voy a la mía — le dije mirándonos los dos a los ojos en la penumbra de la noche — Erika te deseo ahora, — me dijo susurrándome en el oído, mientras
— Erika prepara tu equipaje, tengo que ir urgente a Italia, tienes que representar tu papel de amante esposa, es un socio muy importante para mí — me dijo — Que te acompañe tu amiga, yo tengo que cuidar de mi hija — contesté — Te lo advierto, no me pongas a prueba, haz el equipaje, salimos dentro de dos horas — me dijo Hable con María para decirle lo del viaje y como buena persona que era, me dijo que no me preocupara por mi hija ya que para ella era como si fuera su nieta por que la quería mucho. Prepare mi equipaje, sali despues al salón donde Mario ya me estaba esperando. El chofer puso nuestro equipaje en el maletero, subiendo nosotros dos al vehículo y arrancando el chofer, nos dirigimos al aeropuerto. Al llegar a Italia, nos esperaba en pie de pista una limusina con chofer, subimos al vehículo dejándonos en el hotel, Grand Hotel Palace. Nada más entrar el botones cogió nuestro equipaje, haciendo que lo acompañáramos al ascensor, cuando salimos de él me di cuenta de que era
Esa noche, Mario me llevó a cenar al más lujoso restaurante de Roma, luego fuimos paseando disfrutando de la hermosa noche que, hacia hasta llegar a la plaza del Vaticano, asombrándome de lo precioso que era todo. — Mañana te enseñare más monumentos, ya es tarde y estarás cansada — me dijo — Con una condición —le dije — me tienes que invitar a un helado en Giolitti, sé que es la heladería más famosa de Roma ¿Qué me dices? — le pregunte — Sus deseos sonó auguri per la mía signora — me dijo riéndose Cuando regresamos a la habitación del hotel, Mario cogió una manta y una almohada preparándose el sofá para dormir, me quede sentada en la cama mirándolo pensativa, — Que descanses — me dijo Apagué la luz tumbándome en la cama, pero no paraba de dar vueltas sin poder dormir, era demasiado castigo, pensé, así que decidida me volví a sentar en la cama llamando a Mario — ¿Te ocurre algo? ¿te encuentras bien? — me preguntó sentandose en el sofá — Anda acuéstate en la cama conmig
Cuando llegue a casa, aún había más de una patrulla de policía en las inmediaciones, baje corriendo del taxi que cogí en el aeropuerto, entrando en la casa encontrándome a María y a una amiga suya echas un mar de lágrimas. — Gracias que ha vuelto señora, no encuentran a la niña — me dijo llorando — Perdóneme señora soy el inspector Rodríguez, ¿es usted la madre de la niña? — me preguntó — Si señor soy yo, ¿saben algo ya? — pregunté — No, lo siento y el padre de la niña ¿puede ser que se la haya llevado? — me preguntó —Mi hija no tiene padre, es fruto de una violación — contesté — Comprendo lo siento, lo denuncio cuando la violaron — me dijo como si se avergonzara él mismo — No, tenía mucho miedo y preferí no hacerlo — le dije — ¿Tiene usted algún enemigo que quisiera hacerle daño? Y ya con esto las dejo descansar — me dijo — No ninguno, pero por favor encuéntrela, es lo único que tengo en mi vida, es mi pequeña — le dije desmayándome perdiendo el conocimiento Cuando
Los días iban pasando muy lentos y aún no se sabía nada de mi pequeña, yo no comía, no dormía siempre estaba pendiente del teléfono, aunque María y Mario siempre estaban pendientes de mí. — Tienes que comer algo Erika, vas a caer enferma y no será bueno para tu hija, te prometo que la encontraremos — me decía Mario Todas las noches me tumbaba en la cama con el muñeco de mi hija, llorando hasta que de cansancio me dormía. Un día al levantarme de la cama, caí al suelo desfallecida, Mario que escucho el golpe entró en mi dormitorio, me cogió en brazos tumbándome en la cama. — Voy a llamar a mi doctor, no puedes seguir así — me dijo Cuando el medico vino y me reconoció, le dio a Mario varias recetas, dirigiéndose despues a mi — Ten fe, tienes a Mario muy preocupado Erika, si tienes fuerza veras todo mucho más fácil y podrás enfrentar el destino, no te hundas hija mía, verás como pronto la tendrás en tus brazos, Mario te ama, aunque sé que no te lo ha dicho, si me necesitas llama
Ahora no es el momento, márchate de mi casa ya hablaremos tú y yo — contestó Mario — ¿De qué tenéis que hablar Mario? — pregunté — De nada Erika cariño, Leo por favor márchate — volvio a decirle — Esta bien me marchare, pero si no tienes lo que un hombre tendría para decírselo se lo diré yo — contestó Leonor, dejándome atónita —¿Qué tienes que contarme Mario? ¿dónde está mi hija? — le grite —Erika cariño, cuando te calmes hablaremos — me dijo — No Mario me lo vas a decir ahora o le preguntaré a ella — le insistí — Está bien, yo fui quien te violo, mis amigos no te hicieron nada, Lidia es mi hija — me dijo Me acerque a Mario, para darle una bofetada, pero me cogió el brazo —¿Por qué, porque yo? — le pregunté llorando — Porque quería darle a mi madre un nieto y me pareciste tan inocente, que creía que pagándote me darías al bebe cuando naciera, porque estabas sola y parecías una muerta de hambre, despues de violarte, contrate a un detective para asegurarme de que no te