En la madrugada llegamos a nuestra casa, lo primero que hice fue, entrar en la habitación de mi hija viéndola dormir como un angelito, le di un beso en la frente saliendo de su habitación despacio para no despertarla, me fui a mi dormitorio, me quite la ropa que llevaba poniendome un camison, pero cuando me iba a acostar en la cama Mario entró muy serio.
— ¿Qué quieres? — le pregunté
— Quiero acostarme con mi mujer, ven a nuestro dormitorio — me dijo
— De este dormitorio no me muevo, ya puedes irte — contesté
Mario me cogió en brazos, entrando conmigo en su dormitorio tirándome en la cama, no pudiendo gritarle por no despertar a mi hija.
— Si intentas irte, tendré que atarte en la cama —
Mario se desnudó tumbándose en la cama a mi lado, rodeando mi cintura con su brazo, notando en mi espalda su miembro aunque enseguida se quedo dormido.
Todos los días me sentaba con mi hija en el césped jugando con ella o me la llevaba para visitar a Brody alegrándose mucho cada vez que íbamos a su casa. Había días que me quedaba casi todo el día en su casa y comíamos juntos regresando despues a mi casa antes de que Mario volviera. Una noche cenando los dos solos, le comenté a Mario que queria trabajar, mirandome él perplejo.
— Tu hija aún necesita a su madre, no es buena idea — me dijo
— Mario por favor, podría trabajar la mitad de la jornada y criar a mi hija — contesté
— ¿Dónde, de camarera? ¿Para que los tíos toquen lo que es mío?, me niego a que trabajes y no se hable más — me dijo levantándose de la silla muy enfadado
— Tu no mandas sobre mí, ¿me oyes? Me aburro en esta casa y no quiero tu dinero, soy mayorcita para elegir y ganar mi propio dinero — dije enfadada
Se fue al mueble bar y cuando se terminó de poner un vaso de licor, se acercó a mi poniendo sus dedos en mi barbilla obligándome a mirarlo a los ojos.
— Está bien, quieres trabajar vete, pero coge tu ropa y la de tu hija y marcharos de esta casa, ahora eso si atente a las consecuencias — me dijo
— No te tengo miedo Mario, mañana cuando vengas ya no estaremos en tu casa — le dije enfadada marchandome de la sala.
Cuando recogi todo lo que tenia en la casa de Mario para marcharme con mi hija, Maria me ayudaba llorando y pidiendome que no me fuera, pero el día anterior Mario fue tajante cuando me eho de su casa. Brody nos volvió a acoger en su casa, consiguiéndome un trabajo en el club donde él trabajaba y tan malos recuerdos me traía a la mente, cambiándonos los turnos para estar con mi hija. Una noche cuando terminé mi turno y ya me iba a casa, entro en el club Mario y la mujer que me amenazo en Paris, los dos iban abrazados y muy acaramelados sintiéndome celosa y aliviada por otra parte. Al cruzarme con él, nuestras miradas dueron de rabia y rencor Mario, se apartó un poco de ella acercándose a mí. — Hola, ¿Cómo estás? — me preguntó — Muy bien ¿y tu? — contesté — Bien, te voy a presentar a --- — no lo deje terminar — Nos conocimos en Paris, cuando fui contigo a la recepción — dije viendo como ella sonreía mirándome — Bueno, me tengo que ir, ya hablaremos — le dije Cuando salí por
A medianoche escuche llorar a mi pequeña, me levante de la cama y sin ponerme la bata fui corriendo a su habitación, cuando entré la cogí en brazos para calmarla viendo en la puerta a Mario medio desnudo, solamente con un pantalón corto. — Ya la calmo yo, tú puedes volver a la cama con tu amiga — le dije — También Lidia es responsabilidad mía, vivís las dos en mi casa — me contestó Mario se acerco a donde yo me encontraba con mi hija, me ayudo a cambiarle el pañal, la cogio en brazos meciendola hasta que mi pequeña se durmió, la dejo en su cuna, marchándonos los dos del dormitorio, pero sin esperármelo me cogió del brazo con la mano, empotrándome contra la pared y su cuerpo. —Si tu quisieras, podríamos — me dijo —¿Qué, follar y mañana, seguir sirviendo a tu amiga?, no Mario lo siento si estas caliente la tienes en tu cama, yo me voy a la mía — le dije mirándonos los dos a los ojos en la penumbra de la noche — Erika te deseo ahora, — me dijo susurrándome en el oído, mientras
— Erika prepara tu equipaje, tengo que ir urgente a Italia, tienes que representar tu papel de amante esposa, es un socio muy importante para mí — me dijo — Que te acompañe tu amiga, yo tengo que cuidar de mi hija — contesté — Te lo advierto, no me pongas a prueba, haz el equipaje, salimos dentro de dos horas — me dijo Hable con María para decirle lo del viaje y como buena persona que era, me dijo que no me preocupara por mi hija ya que para ella era como si fuera su nieta por que la quería mucho. Prepare mi equipaje, sali despues al salón donde Mario ya me estaba esperando. El chofer puso nuestro equipaje en el maletero, subiendo nosotros dos al vehículo y arrancando el chofer, nos dirigimos al aeropuerto. Al llegar a Italia, nos esperaba en pie de pista una limusina con chofer, subimos al vehículo dejándonos en el hotel, Grand Hotel Palace. Nada más entrar el botones cogió nuestro equipaje, haciendo que lo acompañáramos al ascensor, cuando salimos de él me di cuenta de que era
Esa noche, Mario me llevó a cenar al más lujoso restaurante de Roma, luego fuimos paseando disfrutando de la hermosa noche que, hacia hasta llegar a la plaza del Vaticano, asombrándome de lo precioso que era todo. — Mañana te enseñare más monumentos, ya es tarde y estarás cansada — me dijo — Con una condición —le dije — me tienes que invitar a un helado en Giolitti, sé que es la heladería más famosa de Roma ¿Qué me dices? — le pregunte — Sus deseos sonó auguri per la mía signora — me dijo riéndose Cuando regresamos a la habitación del hotel, Mario cogió una manta y una almohada preparándose el sofá para dormir, me quede sentada en la cama mirándolo pensativa, — Que descanses — me dijo Apagué la luz tumbándome en la cama, pero no paraba de dar vueltas sin poder dormir, era demasiado castigo, pensé, así que decidida me volví a sentar en la cama llamando a Mario — ¿Te ocurre algo? ¿te encuentras bien? — me preguntó sentandose en el sofá — Anda acuéstate en la cama conmig
Cuando llegue a casa, aún había más de una patrulla de policía en las inmediaciones, baje corriendo del taxi que cogí en el aeropuerto, entrando en la casa encontrándome a María y a una amiga suya echas un mar de lágrimas. — Gracias que ha vuelto señora, no encuentran a la niña — me dijo llorando — Perdóneme señora soy el inspector Rodríguez, ¿es usted la madre de la niña? — me preguntó — Si señor soy yo, ¿saben algo ya? — pregunté — No, lo siento y el padre de la niña ¿puede ser que se la haya llevado? — me preguntó —Mi hija no tiene padre, es fruto de una violación — contesté — Comprendo lo siento, lo denuncio cuando la violaron — me dijo como si se avergonzara él mismo — No, tenía mucho miedo y preferí no hacerlo — le dije — ¿Tiene usted algún enemigo que quisiera hacerle daño? Y ya con esto las dejo descansar — me dijo — No ninguno, pero por favor encuéntrela, es lo único que tengo en mi vida, es mi pequeña — le dije desmayándome perdiendo el conocimiento Cuando
Los días iban pasando muy lentos y aún no se sabía nada de mi pequeña, yo no comía, no dormía siempre estaba pendiente del teléfono, aunque María y Mario siempre estaban pendientes de mí. — Tienes que comer algo Erika, vas a caer enferma y no será bueno para tu hija, te prometo que la encontraremos — me decía Mario Todas las noches me tumbaba en la cama con el muñeco de mi hija, llorando hasta que de cansancio me dormía. Un día al levantarme de la cama, caí al suelo desfallecida, Mario que escucho el golpe entró en mi dormitorio, me cogió en brazos tumbándome en la cama. — Voy a llamar a mi doctor, no puedes seguir así — me dijo Cuando el medico vino y me reconoció, le dio a Mario varias recetas, dirigiéndose despues a mi — Ten fe, tienes a Mario muy preocupado Erika, si tienes fuerza veras todo mucho más fácil y podrás enfrentar el destino, no te hundas hija mía, verás como pronto la tendrás en tus brazos, Mario te ama, aunque sé que no te lo ha dicho, si me necesitas llama
Ahora no es el momento, márchate de mi casa ya hablaremos tú y yo — contestó Mario — ¿De qué tenéis que hablar Mario? — pregunté — De nada Erika cariño, Leo por favor márchate — volvio a decirle — Esta bien me marchare, pero si no tienes lo que un hombre tendría para decírselo se lo diré yo — contestó Leonor, dejándome atónita —¿Qué tienes que contarme Mario? ¿dónde está mi hija? — le grite —Erika cariño, cuando te calmes hablaremos — me dijo — No Mario me lo vas a decir ahora o le preguntaré a ella — le insistí — Está bien, yo fui quien te violo, mis amigos no te hicieron nada, Lidia es mi hija — me dijo Me acerque a Mario, para darle una bofetada, pero me cogió el brazo —¿Por qué, porque yo? — le pregunté llorando — Porque quería darle a mi madre un nieto y me pareciste tan inocente, que creía que pagándote me darías al bebe cuando naciera, porque estabas sola y parecías una muerta de hambre, despues de violarte, contrate a un detective para asegurarme de que no te
Despues de la confesión que me hizo Mario, me fui al dormitorio cogí mi equipaje marchándome con Brody a su casa, a pesar de las suplicas de mi marido. Los días en casa de mi amigo iban pasando y no sabíamos aún nada de mi hija, hasta que un día vi como metían por debajo de la puerta un sobre. Cuando lo abrí encontré unas instrucciones para salvar a mi pequeña. Sin decirle a nadie nada, me presente en la dirección que ponía encontrándome a Leonor y dos sicarios armados. — Tu, ¿tú tienes a mi pequeña? — pregunté — Te advertí que te quitaras de en medio que Mario era mío, si quieres a tu mocosa, tienes que hacer lo que yo te diga y tranquila, tu hija está en buenas manos -- me dijo -— ¿Qué quieres que haga? Pero por favor no le hagas daño -— le dije — Tranquila estará bien siempre y cuando hagas lo que te diga — Vete a tu casa, báñate y espera mis instrucciones, esto va a ser muy divertido --— me dijo Me fui a casa de Brody, me bañe, me vestí y espere a las instrucciones. Me