Capítulo 31. Solo casualidades

Kosta estaba por completo sumido en la rabia y el dolor, una parte de él le decía que la culpa no fue solamente de Simón y Cándida, sino suya por desconfiando, por dejarse llenar de odio y alimentar su sed de venganza, solo él era culpable por hacerle daño a la mujer que más se sacrificó, a quien lo dio por todo, la que más lo amó y lo esperó.

El nudo en su garganta le impedía tragar, en ese momento detestaba a todos, sobre todo a sí mismo, la rabia bulló en su interior como una poderosa fuerza queriendo ser liberada, esta se agitó como un peligroso volcán.

—Por favor… s-suéltame… —pidió la mujer con un tenue tono de voz suplicante, sintiendo que las manos de Kosta, eran unas poderosas garras capaces de romper su cuello en pocos segundos.

Y así era, el hombre estaba cegado y poco le prestaba atención que tenía a la mujer a punto del colapso, por la falta de oxígeno en sus pulmones. La gente que los rodeaba estaba preocupada, aunque ninguno se atrevía a cercarse, porque su presencia
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo