Capítulo 34. Sintiendo alivio

Kosta vio la mirada de molestia de la niña, sus gritos provocaron que sus hermanos salieran.

—¿Qué pasa? ¿Por qué gritas? —preguntó Esteban, sin dejar de observar a Kosta de forma sospechosa.

—Fue un accidente… me tropecé sin querer. Me estaba preparando para invitarlos a comer a la mesa… aunque creo que ni siquiera lavándose la suciedad de las manos podrán tener las uñas limpias —manifestó dirigiéndose a los chicos, por la expresión en sus rostros sabía que los estaba molestando con su actitud, pero no tenía otra opción, tampoco quería darles falsas expectativas y que al final no resultaran ser sus hijos—. Deben cortarse las uñas.

Llamó a una de las señoras para que les buscara un par de cortauñas.

—¿Por qué debemos hacer eso? —preguntó Andy, un poco irritado, aunque no estaba tan molesto como se veía su hermano.

—Porque están en mi casa y si quieren permanecer aquí, deben acogerse a las reglas que les pongo —pronunció con firmeza, al mismo tiempo que estaba siendo taladrado por la m
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