Capítulo 41. Mi vida por la tuya

Natalia se quedó en blanco, no reaccionaba y la preocupación de Kosta iba en aumento, su corazón palpitaba con mayor fuerza, daba la impresión que saldría de su pecho.

—Natalia, mi amor ¿Me escuchaste? —la interrogó con voz suave, por varios segundos se quedaron en silencio. Él le levantó su rostro y le repitió la noticia— ¿Me escuchaste? ¡He encontrado a nuestros hijos! ¡A los trillizos! —ante sus palabras, ella empezó a negar con la cabeza.

—No… no tengo a los trillizos —Natalia cerró sus ojos, porque sus recuerdos se confundían con la realidad—. Lo siento, Simón me los quitó, se los llevó… los perdí, no sé dónde están mis trillizos.

Habló con un tenue tono de voz, mientras comenzaba a mirar a los lados, Kosta sabía que de no hacer nada terminaría perdiéndola.

—¡Escúchame! ¡Natalia! Mírame a los ojos —la mujer se quedó observándolo por segundos— ¿Sabes quién soy yo? —ella afirmó con la cabeza.

—Sí, un chico guapo —pronunció con picardía y Kosta supo que estaba coqueteando.

—Sí, soy
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