Al segundo repique Kosta fue atendido por su hermana, se dio cuenta de la preocupación en su tono de voz.—Aló, ¿Quién habla?—¿Qué pasa Rhoda? ¿Por qué ese tono de preocupación? —la interrogó y enseguida un leve sollozo se escuchó del otro lado.—¡Ay hermanito! Creo que me pase de la raya —pronunció casi con un lamento.—¿Dime qué hiciste? —inquirió como si no supiera lo que sucedió.—Es que ese Oliver me cae pésimo, es un mujeriego, pedante y no lo soporto, ojalá la tierra se abriera y se lo tragara para nunca más verlo —espetó furiosa.—Pues, creo que la vida te va a complacer, aquí llegó el hombre con hipotermia y parece que es bastante grave —respondió Kosta y el desespero en la voz de su hermana no tardó en expresarse.—¿Si? ¿Está bien? ¿Dime dónde está? —interrogó con afán.—Si quieres que la tierra se lo trague, solo debes rogar para que se muera y así se lo traga cuando lo entierren —el enojo al otro lado no se hizo esperar.—¡Qué malvado eres! ¿Cómo te atreves a decir esas c
Rodha esbozó una expresión de tristeza al escuchar a su hermano hablar de esa manera y diversas preguntas surgieron en su mente «¿Será que después de lo que le hice Oliver no me querrá tratar más?». —Si lo sé, soy muy una mala persona, aunque no soy del todo culpable, ¿Para qué me invitó si estaría con otra? —inquirió frunciendo el ceño—. Viéndolo desde ese punto de vista no puede responsabilizarme. —Si decir eso te hace sentir bien, entonces repítelo seguido hasta creerlo —expresó Kosta sonriéndose. —No seas malo, déjala que ya está lo suficientemente preocupada para atormentarla —lo recriminó Natalia, y él se quedó en silencio. Por un par de horas esperaron y aunque el hombre quiso enviarlos a todos a la casa y quedarse él con Rhoda, tanto Natalia como sus hijos se negaron. Las horas pasaron y nadie salió a darle ninguna noticia sobre el estado del paciente, hasta que Kosta se levantó y fue a pedir información. —Buenas noches, por favor, quisiera información sobre el esta
Por un momento Natalia sintió que las palabras no salían, y es que no era para menos, no podía dejar de llorar, sin embargo, esta vez sus lágrimas no eran de tristeza, sino de felicidad, a pesar de estar casada con Kosta, siempre el deseo más anhelado de su corazón era un compromiso como ese y un matrimonio donde ella pareciera una princesa de cuentos, quizás estaba exagerando, era un poco inmaduro de su parte, porque no era una niña, todo lo contrario era una mujer de treinta y un años, cuyos sueños de adolescente permanecían allí.Mientras estaba sumergida en sus pensamientos, se dio cuenta de que su esposo seguía de rodillas con el anillo en su mano, no pudo evitar sonreírse, se inclinó también frente a él, besó sus labios y lo abrazó tomándolo por el cuello, sin poder contener su felicidad.—¡Claro que acepto! Esta vez y un millón de veces más… porque te amo Kostantin… mi corazón siempre ha sido tuyo, desde que era una jovencita con muchos sueños y uno de esos era estar a tu lado,
Kostantin no podía creer las palabras del hombre frente a él, ¿Cómo se atrevía a aparecerse después de cómo trató a sus padres? Apretó sus manos a un lado del cuerpo y sin importarle ni el lugar, mucho menos los presentes y olvidando el respeto por los adultos, le respondió dejando notar en su tono de voz toda el enojo que sentía en ese instante.—En el mundo hay personas descaradas, sin embargo, usted se ha pasado de los niveles tolerables… ¿Cómo se atreve a presentarse aquí, luego de todo lo que le hizo a mis padres? Cuando debieron huir para que usted y su maldad no lo atraparan… no venga a dársela ahora de un hombre familiar, porque si por usted fuera yo no estaría parado frente a usted ¿Acaso no recuerda que su intención era que mi madre me abortara? Mejor siga su camino e imagine que sus planes fueron exitosos y déjenos en paz.Kostantin se dio media vuelta para irse, pero su abuelo lo sostuvo del brazo, haciéndolo girar.—Me equivoqué… actué mal, alejé a mi hijo y perdí la opo
Por un momento el silencio reinó entre los presentes, ninguno se atrevió a decir nada, y todos se sintieron conmovidos al ver al anciano bajar el rostro mientras unas lágrimas cursaban su rostro.—Ella tiene razón ¿Cómo voy a atreverme a pedir perdón cuando por mi causa ella perdió a su padre siendo tan pequeña? —justifico el hombre a su nieta en un tono de derrota.Kosta se acercó a él, se acuclilló quedando frente a él.—Abuelo, lo siento mucho, Rhoda es una buena chica, solo está dolida, es un poco impulsiva, sin embargo, cuando analice todo el contexto se acercará, lamento que te hayas equivocado en el pasado… yo también lo hice con la mujer que amaba —pronunció mirando a Natalia—. Tuve la suerte de obtener su perdón y ahora soy el hombre más feliz del mundo. Por eso quiero decirte que de mi parte, el pasado ha quedado atrás, el perdón es necesario no solo para expiar el pecado de quien nos ofende, sino para purificar nuestra propia alma y vivir en paz y eso lo aprendí de mi espos
Bastián Zabat, dejó la carta por varios minutos en su pecho, quizás era un cobarde, pero tenía miedo, a que su hijo lo recriminara, a que su mirada acusatoria lo siguiera persiguiendo hasta más allá de su muerte, numerosos pensamientos surgieron en su mente, esos que llegan cuando te pones a pensar en tu sola existencia y cuando es difícil aceptar que quizás llegará ese momento cuando ya no exista nada, únicamente el vacío ¿Existía una vida más allá de la muerte? ¿Se podría reencontrar con los seres queridos que se han ido? Suspiró pasándose una mano por la cabeza y por fin se armó de valor.Abrió la carta y comenzó a leer.«Papá, siempre supe que tarde o temprano regresarías o querrías venir a buscarme, mi temor más grande es que cuando eso pasara pudiera ser demasiado tarde, y yo no estuviera, aunque la ley de la vida, nos dice que somos los hijos quienes enterramos a los padres, a veces las circunstancias o situaciones hacen que ocurra de manera contraria.Sé que he sido una decepc
Dos meses despuésNatalia se levantó de la cama y sintió que todo le daba vueltas, aparte su estómago estaba demasiado revuelto, corrió al baño y vomitó todo lo que comió la noche anterior, cerró los ojos y pegó su frente en el espejo tratando de calmar su cuerpo, aunque intentó por todos los medios contenerse y hacer el menor ruido posible para no despertar a Kostantin, fue en vano.—Natalia, ¿Qué sucede? —interrogó su esposo corriendo con el rostro más pálido que el suyo, y así era él, siempre estaba demasiado preocupado por ella, vivía pendiente de lo que comía, de sus estados de ánimo, no había un solo segundo en el cual él no intentara hacerla feliz.—Estoy bien esposo, solo se trata del movimiento del barco, me causa mucha agitación en el estómago.—Entonces, enviaré a que nos traigan un helicóptero, para irnos hoy mismo, tienes tres días que no toleras alimentos y tengo miedo de que te descompenses —alegó el hombre mientras tomaba su celular para llamar, más la mano de Natalia
El joven Vasil, caminaba ansioso y un poco nervioso, por el hermoso jardín decorado con plantas exóticas, el mayor orgullo de la familia Ferrer Altamirano, miraba a los lados y atrás periódicamente como si temiera ser encontrado infraganti en algo indebido, a pesar de la oscuridad, no perdía detalle de todo lo observado a su alrededor.A decir verdad había razones para temer, desde hacía un par de meses comenzó a salir con Natalia, la princesa de la familia, se veían a escondidas en el jardín, siempre en horas nocturnas, duraban largo tiempo sentados en uno de los bancos menos visibles a la casa, entre risas, coqueteos, caricias besos, promesas de amor, así eran felices, planeando un futuro juntos. Ambos eran muy jóvenes, ella con dieciséis años y él, acabando de cumplir diecinueve, decían amarse con locura, estaban dispuestos a enfrentarse a todos por vivir ese idílico amor. Querían escaparse juntos, para ello él estaba trabajando no solo ayudando a su padre en el jardín de la mansi