El rostro del hombre palideció, se aferró a la silla como si estuviera anclándose a un salvavidas.—No puedes entrar de esa manera a mi oficina, debes salir de aquí. Llamaré a seguridad para que te saquen —. Levantó el teléfono para marcarle a seguridad.—Me parece buena idea Simón, así me evitas a mí el trabajo de tener que llamarlos, aunque ya vienen los míos —ante sus palabras el hombre detuvo su mano— ¡Vamos! ¡No te detengas! Hazlo Por cierto, tienes diez minutos para recoger tus cosas, si no lo haces en quince minutos estará entrando la fuerza pública, para que dejes las instalaciones de mi empresa.—Esta no es tu empresa, ¡Es mía! Es producto del esfuerzo de Los Ferrer, el trabajo de toda una vida, ¿Cómo te atreves a despojarnos de lo nuestro? ¿Cómo puedes ser tan insensible? —interrogó molesto mientras su rostro iba tiñendo de carmesí, producto del enojo.—Esta empresa no es producto del trabajo de los Ferrer, sino de la burla y el engaño de tu padre y tú, hacia los demás, sobr
Después de verlos a unos, ser echados como lo hicieron con él y su familia y a Cándida ser detenida, se sintió un poco satisfecho, sin embargo, le parecía que no era suficiente, los Ferrer le causaron mucho daño a Natalia y dejarlos recuperar era un peligro para ella, sobre todo Simón, quien no tenía ningún escrúpulo, mas no iba a permitirle que amenazara la seguridad de ella y de sus hijos. Sacó un cigarrillo y se lo puso en la boca, sacó el encendedor y prendió el cigarrillo, le pareció escuchar las palabras del médico de manera clara.«—Kosta, debes evitar los cigarrillos, consumir licor, trasnocharte, debes alimentarte bien y hacer muchos ejercicios, debes tener reserva…»—Definitivamente, es como si lo tuviera en persona frente a mí —respiró profundo, tiró el cigarrillo en el suelo, le puso el pie, lo apagó, lo volvió a recoger.Estaba caminando hacia el auto, cuando una voz de mujer lo detuvo.—¡Contigo quería hablar! No tienes idea de cómo añoraba tenerte en frente —espetó sin
Unas horas después de practicarle la punción de hígado, Natalia fue dada de alta, le dieron una semana de reposo, Kosta se la llevó a la casa en compañía de los chicos, los días fueron pasando y para su alivio una sola vez tuvo episodios de alucinaciones, el resto de los días estuvo tranquila, los vómitos, eran regulares, la hinchazón y demás síntomas, la fatiga, a pesar de todo, su ánimo estaba mejor, porque los chicos llenaban sus días de vida y alegría.Él se debió mantener lejos, porque cuando estaba cerca la alteraba, un día de esos, empezaron a jugar vídeos juegos, y él se acercó para ayudarle a que les ganara a los chicos, pues como no sabía jugar, siempre quedaba de última, porque Esteban y Andy, luego de aprender a hacerlo eran imparables, se burlaban de ella, porque terminaba matando a sus propios compañeros de equipo.—Nata mi amor —comenzó a decir Kosta hablándole con ternura—. Ven y te enseño para que les ganes a los gemelos, hagamos equipos nosotros —pronunció sentándose
—¡¡¡Mierda!!! —exclamó Stavros asustado, se levantó, tomó la muñeca de Kosta mientras la sangre salía a borbotones de la herida y la presionó con fuerza—. Andy, pronto pásame un trapo, una camiseta.Pero Andy estaba en Shock, por completo mudo, dirigiendo su vista de Natalia a Kosta, antes que él pudiera reaccionar, Inés tomó dos camisetas, y pantalones y se los pasó a Stavros y otra a Kosta, este último al mirar a Andy se dio cuenta lo que pasaba.—Andy, por favor, no saques conclusiones precipitadas, déjame explicarte, por favor —. El hombre, en vez de estar pendiente de la herida, estaba concentrado en su hijo, porque necesitaba poder explicarle lo sucedido y así evitar que lo juzgara.El jovencito se paró delante del hombre, apretó su puño con impotencia.—¡Eres más rastrero de lo que pensaba! Lo sabías, por eso nos trajiste aquí ¿Desde cuándo lo sabes? —el trapo que le colocó Stavros se estaba tiñendo con la sangre.—¡No es así! Debes dejarme explicarte, por favor —empezó a senti
Andy se dejó abrazar, no podía aguantar la emoción en su pecho, su corazón rebozaba de felicidad, siempre quiso tener a su padre y su madre, nunca pensó que de paso les tocaría esos bonitos e influyentes.—Kosta —habló el chico emocionado, sin embargo, al hombre no le gustó que lo llamara así y puso una expresión ceñuda.—Para ti no soy Kosta, si no papá —lo reprendió.—Quizás con el tiempo pueda decírtelo, debo primero a acostumbrarme a la idea —mencionó el chico sonriendo y él accedió, de pronto el chico se acordó de algo respecto a su condición médica y le preguntó —¿Me puedes decir por qué Stavros estaba tan preocupado por tu salud? ¿Acaso tienes algo de cuidado?Kosta miró a Stavros y movió de manera negativa la cabeza.—Ese amigo mío es un exagerado, no le prestes atención —declaró Kosta mientras Stavros lo miraba sin poder ocultar su molestia—. Ahora, vayamos a casa, para darles la noticia a los demás, yo se la daré a Natalia, no puedes dársela a tus hermanos, hasta que no habl
Natalia se quedó en blanco, no reaccionaba y la preocupación de Kosta iba en aumento, su corazón palpitaba con mayor fuerza, daba la impresión que saldría de su pecho.—Natalia, mi amor ¿Me escuchaste? —la interrogó con voz suave, por varios segundos se quedaron en silencio. Él le levantó su rostro y le repitió la noticia— ¿Me escuchaste? ¡He encontrado a nuestros hijos! ¡A los trillizos! —ante sus palabras, ella empezó a negar con la cabeza.—No… no tengo a los trillizos —Natalia cerró sus ojos, porque sus recuerdos se confundían con la realidad—. Lo siento, Simón me los quitó, se los llevó… los perdí, no sé dónde están mis trillizos.Habló con un tenue tono de voz, mientras comenzaba a mirar a los lados, Kosta sabía que de no hacer nada terminaría perdiéndola.—¡Escúchame! ¡Natalia! Mírame a los ojos —la mujer se quedó observándolo por segundos— ¿Sabes quién soy yo? —ella afirmó con la cabeza.—Sí, un chico guapo —pronunció con picardía y Kosta supo que estaba coqueteando.—Sí, soy
Los días fueron pasando, Natalia fue estrechando más la relación con sus hijos, eso mejoró su estado de ánimo, sin embargo, nunca dejaba de pensar en Kosta, aunque durante el día lo pasaba acompañada de sus hijos entre risas, conversaciones y bromas, e incluso algunas noches se quedaban a dormir junto a ella, al caer la tarde, era el momento cuando lo recordaba más y añoraba tenerlo a su lado. Cuando eso pasaba se iba al estanque con los cisnes, los observaba uno junto a otro, como abrazados, sentía su corazón triste, porque por más intentos de no pensar en él y sacarlo, allí estaba.—Te extraño… siento tanto no poder tenerte aquí… nunca podré sacarte de mi corazón, de mis pensamientos, te quedaste incrustado y no tengo idea de cómo despojarte, me acostumbre a tenerte allí.Daba vueltas a la casa y pese a que su estado de ánimo y psicológico mejoró mucho, estaba recibiendo sus tratamientos, terapias, su estado físico no era muy bueno, se cansaba con facilidad, eran constantes las náu
Kostantin no podía creer en las palabras del médico, se negaba a creerlas, la vida no podía ser tan injusta, seguramente el médico se equivocó, se decía, sintió que el aire le faltaba y debió respirar profundo para normalizar el flujo del aire a sus pulmones, sintiéndose impotente y olvidándose por un momento donde estaba, golpeó la mesa.—¡Esto es una maldita pesadilla! ¡¡No puede ser verdad!! —exclamó con dolor—. Debe haber una equivocación, quizás sería bueno que repitiera los exámenes doctor, seguro se confundieron con algunos de otro paciente —vio la expresión de pesar del médico y supo que con la negación no iba a lograr nada—. ¿Por qué? ¿Por qué debe pasarle esto a Natalia? Dígame ¿Qué debemos hacer? ¿Dónde conseguimos un donante? ¡Encuéntrelo ya! Y vamos a hacerle el trasplante lo más rápido posible —pronunció exasperado, mientras el médico emitía un profundo suspiro. —Señor Petrakis, por favor, cálmese, entiendo su dolor, su impotencia, la veo en tantos pacientes que pasan p