Kostantin Petrakis, luego de conversar con la secretaria, salió del gimnasio, se duchó, se vistió y ahora iba camino a la oficina de la constructora, donde había citado a Simón Ferrer el padre de Natalia. No temía ser reconocido, porque en su aspecto no quedaba el menor rastro de Vasil, aquel chico estúpido quien terminó perdiendo todo por amor, quien creyó en una maldit4 mujer, quien se burló de él de la peor manera y causó la destrucción de su familia. No pudo evitar golpear varias veces con fuerza el volante.
Entretanto los recuerdos que tanto había querido mantener al margen se abrieron pasos como cascados en sus pensamientos.«Salieron de la pequeña casa, con todas sus pertenecías, algunas cosas se las tiraron sin ninguna consideración, sin embargo, su momento más difícil fue cuando vio a su padre llorar, jamás lo había visto de esa manera, siempre fue un hombre fuerte, optimista, nunca mostraba indicios de debilidad hasta ese momento, lo vio destruido.—Iliana, mi amor lo siento mucho, pero ellos terminaron quitándome todo nuestro dinero ahorrado, no pude evitarlo, eran mucho más, además Simón me acusó de robarlo. ¿Ahora no sé cómo hacer? No supe cuidar a mi familia, no he sido un buen proveedor para ustedes —expresó mirándolos con profunda tristeza.—No te preocupes mi amor, vamos a salir adelante, esto es solo un obstáculo en nuestras vidas, pronto lo superaremos, mientras estemos los cinco juntos, no hay nada con lo cual no podamos lidiar —manifestó acariciando el rostro de su marido en un gesto de amor, para después mirar a sus hijos con ternura y con un rastro de esperanza en sus ojos.—No te preocupes papá, cargo un dinero conmigo —manifestó Vasil, entregándole un dinero extraído de su cartera, lo mismo hizo Xander.Ese día se hospedaron en una pequeña posada, de solo dos camas, no obstante, Xander y Vasil, no pudieron conciliar el sueño, la preocupación y zozobra por el futuro, los tenía inquietos. Salieron, se sentaron alejados en un pequeño jardín con flores de color blanco, en un lateral de la edificación.—¿Qué piensas hacer? —preguntó Xander, sin ocultar su preocupación.—Lo mejor es regresar a Grecia, empezar de nuevo, lejos de tanta podredumbre. Aunque no sé si mis padres estarán dispuestos a marcharse, no quiero dejarlos solos, sin embargo, es necesario poner distancia entre este país y recorrer mi propio camino. Me consumiré con gusto con tal de lograr el objetivo que me he propuesto hoy. Quizás pueda buscar para trabajar en una naviera —manifestó pensativo.—No sabes nada del mundo naviero, ¿Quién te va a contratar? No estás siendo nada práctico, tu dolor por la decepción a la cual acabas de enfrentarte, no te está dejando pensar —lo recriminó Xander.—Para alzar cajas no necesito tener experiencia, para eso tengo dos manos, dos pies y la fuerza por ser un hombre joven. Escúchame bien Xander, nunca más, nadie volverá a humillarme, a partir de este momento nace Kostantin Petrakis y muere Vasil Spyrou —sacándose una afilada navaja del pantalón, aun sabiendo que no era conveniente hacerlo, se abrió una herida en la palma de la mano, sin expresar ningún gesto de dolor.Enseguida la sangre comenzó a salir, presionó la herida para dejarla salir y correr hasta caer bañando los pétalos de las flores que hasta ese momento habían sido blancas, estas se fueron tiñendo de manchas carmesí.»Juro que destruiré a los Ferrer Altamirano y los Alcázar, no tendré piedad, solo descansaré cuando vea a Natalia por completo destruida, quebrada, sin ganas de vivir, que por más deseo de encontrar la muerte no la encuentre porque esta le huirá, la haré arrastrarse como un gusano, hasta que no quede nada de ella, porque solo de esa manera podrá espiar la culpa por todo el daño que nos causó —mientras hacía el juramento, el rostro se le fue poniendo sombrío y una oscura aura cubrió su cuerpo, cuando su hermano y amigo lo observó no pudo evitar un estremecimiento recorrerle el cuerpo.Sin embargo, aún la vida no le había enseñado cuán cruel podía ser, a veces cuando la mala suerte te persigue, dicen que es porque las energías negativas se estancan, se desequilibran y fluyen mal, pues al parecer eso sucedió en su vida. Al día siguiente su padre se cansó de buscar empleo, por más sitios recorridos, en todos los lugares lo rechazaban, no encontraba un solo lugar donde pudiera trabajar.Estaba desesperado, porque le urgía ganar dinero para resolver los problemas económicos de su familia, al final no encontró más empleo, sino en un taller mecánico como ayudante, se lo recomendó la misma persona encargada de atender el hostal. Vasil se fue a trabajar con él, pues no quería dejarlo solo, tenía un fuerte presentimiento que le causaba una gran inquietud. Su padre con gran optimismo se dirigió allí, pesé a las advertencias del joven, no lo escuchó, no porque no le importara la opinión del chico, sino porque requería resolver a corto plazo los principales problemas económicos de su familia, sin darse cuenta de que corría presuroso hacia su desgracia.—Señor Bastián, por favor ayude a mover la correa para levantar con mayor prontitud en motor —pidió uno de los mecánicos.Sin dudarlo su padre fue a cumplir las instrucciones, no obstante, mientras ayudaba a levantar el motor con la polea móvil, esta se desprendió de su eje, haciéndolo caer y causándole de inmediato aplastamiento en el tórax y en las piernas, ni siquiera le dio tiempo a reaccionar. Aunque todos acudieron a auxiliarlo, nada pudieron hacer, su padre pidió llamar a su madre y a su hermana, mientras vivía sus últimos momentos, les contó su historia, su origen y de nuevo el corazón de Vasil, se llenó de rencor, ya no solo por los Ferrer Altamirano, sino ahora también por los Zabat.El estertor agónico, poco a poco fue debilitándolo, extinguiéndose con cada segundo, minutos después colapsó totalmente hasta morir, mientras su madre y hermana lloraban desesperados. Kostantin no lo hizo, se mantuvo con una completa máscara de frialdad, envenenando su alma de un profundo odio, una tormenta emocional se desató en su interior, la cual solo podía aplacarse, si no con venganza.“Porque es tocando fondo, aunque sea en la amargura y la degradación, donde uno llega a saber quién es, y donde entonces empieza a pisar firme.” José Luis Sampedro.
Natalia permanecía indiferente, mientras Simón su padre, la miraba sintiendo vergüenza por ella, reprochándose en el interior por no haber sido mucho más duro con Natalia desde un principio, por eso él la consideraba una mujer caprichosa, descarada, amoral con poco respeto hacia los demás. —Por una vez en la vida Natalia, te pido hagas las cosas bien para la familia, estamos en una gran crisis económica y solo Kostantin Petrakis puede ayudarnos, no me sigas decepcionando más con tu comportamiento, ya no eres una adolescente, sino una mujer y debes aprender a comportarte como tal ¿Has entendido? —le preguntó con preocupación, temía lo que ella fuese capaz de hacer. —Perfectamente señor Simón, no me tenga miedo, después de todo soy una hija obediente —expresó con burla. El hombre hizo un gesto de desagrado, quiso debatirla, mas no quería iniciar un nuevo conflicto con ella. —¡Tienes media hora para arreglarte! Te espero abajo —manifestó saliendo de la habitación sin poder ocultar
Kostantin llegó al imponente edificio de más de veinte pisos, con una fachada de fibra de vidrio de color negro, donde funcionaban las empresas Petrakis, no pudo evitar sentir una pizca de orgullo abriéndose paso en su interior, nadie creería que todo ese imperio económico había sido construido por el muerto de hambre de Vasil, impulsado por el engaño y burla de la princesita.Luego de la muerte del padre, tanto su mamá y hermana regresaron a Grecia a la casa de la familia materna, mientras él terminó enrolándose como cargador en uno de las grandes empresas de transporte marítimo, con una de las rutas más importantes del mundo, el estrecho de Gibraltar, punto de unión entre el mar mediterráneo con el océano Atlántico, a la vez que comunica el oriente próximo y Asia por el canal de Suez.Allí fue juntando el noventa por ciento de sus ingresos, aprendiendo cada una de las actividades desarrolladas en un barco mercante, desde el mantenimiento preventivo de la embarcación, la preparación
Por un momento sus miradas se encontraron, la de Natalia con nostalgia y la suya penetrante, enfurecida, envuelta en un halo de absoluta frialdad. Ella negó con la cabeza, «Solo coinciden en el color, porque jamás la calidez de ese otro chico, podrán verse en los ojos de este otro», se dijo, volviendo su atención al hombre frente a ella.—Lo siento, ambos veníamos distraídos, ninguno de los dos vimos, por eso no pudimos evitar este incidente, ahora nuestros trajes están arruinados —expresó ella tratando de sacudir el traje del hombre.—¡Aleja tu mano de mí! Me desagrada que me toquen —gruñó tratando de controlar su molestia, mas fue en vano.Natalia lo vio con desdén y sacudió sus manos, iba a insultarlo, pero de repente quiso ver el comportamiento del hombre, ver su reacción ante sus coqueteos, por primera quiso hacer algo diferente, a lo que se esperaba de ella.—Sabes la vida es bella, a pesar de que duele, vale la pena vivirla… no puedes ir por allí lanzando improperios en contra
Simón Ferrer, al entrar el edificio, sonrió de medio lado, esperaba poder salirse con la suya y hacer pasar a su sobrina Cándida como su hija, la podía manejar mejor, en cambio a Natalia no mucho, era impredecible, le temía a su carácter volátil y rebeldía, no era una mujer sumisa, nunca pudo controlarla del todo.Ingresó al lujoso edificio, que ostentaba riqueza y extravagancia, lo estaba esperando una recepcionista, quién lo guió hasta la sala de juntas dónde se reuniría con Kostantin Petrakis.Al entrar, le llamó la atención su estilo parecido a las salas de interrogatorios de los organismos de seguridad, tenía una pared de cristal, se preguntó si tenía la misma función que en esas salas, mas después dejó de pensar en eso. Tomó asiento mientras la mujer le servía una taza de té.—El señor Petrakis, ya lo atenderá, aunque tenía entendido que vendría acompañado de una dama —comenzó a decir la mujer y Simón de inmediato hablo para justificarse.—Si claro, déjeme llamarla para pregunta
Natalia leyó la tarjeta y no pudo evitar sentir un sudor frío recorrerla a lo largo de su espalda, cerró los ojos y los apretó con fuerza y repitió mentalmente las palabras que vio en la tarjeta «Empresas Petrakis. Stavros, Gianakos», caminó hasta el banco más cercano y se sentó, tratando de calmar su angustiado corazón.—¿Será él? —lo pensó por un momento y se respondió ella misma —no, no lo es, aquel se llama Kostantin Petrakis, quizás solo trabaja para ese hombre.Por segundos, se mantuvo sentada con las manos en su cabeza, estas le temblaban como si se tratara de hojas siendo batidas por el furor del viento, luego se las llevó al rostro, mientras las lágrimas brotaban a borbotones de sus ojos.—Nunca podré librarme de ti Simón Ferrer… eres como un veneno en la sangre, del cual no puedes liberarte sin perder la vida en el proceso —pensó con amargura, revisó su cartera y sacó el pequeño estuche camuflado—. Solo uno… uno solo me tranquilizará —se dijo tomando del líquido ambarino.Si
Simón Ferrer, cuando percibió el aroma a licor en la boca de Natalia, se acercó a ella y le clavó las uñas con fuerza en el brazo, enterrándoselas en la carne, causándole daño sin ninguna compasión.—Eres una desconsiderada, inconsciente ¿Te pusiste a tomar sabiendo que debías venir aquí? ¿Acaso pretendes arruinar a la familia? —inquirió apretando los dientes con rabia, y en un tono suave de voz, para cuáquera que no fuera ellos pensarían, que se trataba de un acto de complicidad entre padre e hija.Ella se quedó viéndolo, con los ojos entrecerrados y una expresión de burla.—¿No te da miedo que tu socio se dé cuenta de que no somos la familia perfecta? —mencionó sonriendo con sorna.—Prima, por favor… no hagas enojar a mi tío, lo haces perder los estribos y luego te hace daño sin querer —señaló Cándida quitando la mano de Simón del cuerpo de Natalia, mientras esta la miraba con desdén.—¿Qué hace ella aquí? ¿Por qué la trajiste? ¿Acaso pensabas usarla y casarla con Kostantin Petrakis
Simón Ferrer vio las diversas expresiones correr por el rostro de su hija y supo que esa era su oportunidad de retomar el control sobre ella.—¿Me lo dirás? —interrogó ella con voz débil, pues las palabras de su padre, tuvieron el efecto de extraer todas las fuerzas que mostraba hace un momento, sustituyéndola por una expresión de angustia.No pudo evitar que los recuerdos se abrieran paso en su interior como una poderosa fuerza y ya no pudo controlarlos.“Dos semanas habían pasado, desde que su padre la obligó a deshacerse del hombre que amaba, él los vio el mismo día en que se entregaron a la pasión por primera vez, sin embargo, se mantuvo con sangre fría sin decir nada, solo esperando una oportunidad para destruirlos y acabar con esa relación que para él era inaceptable y no debió esperar mucho, porque dos días después llegó la oportunidad para Simón Ferrer. Ella salió de la casa, miró a todos lados para estar segura, que nadie la veía, se sentía tan feliz que hasta creía que no c
El cuerpo de Kostantin se tensó al ver caer a Natalia y a Stavros sostenerla antes de que golpeara el piso, por un momento pensó en levantarse y correr a verla, mas todas sus ganas se esfumaron cuando escuchó a Simón Ferrer, no pudo evitar apretar sus manos con fuerza y rechinar sus dientes con molestia. —Lo siento… siempre he tenido a mi hija viviendo en una burbuja, no me gusta mortificarla, la he complacido en todo y para no hacerla sufrir, le oculto muchas cosas, sin embargo, para que aceptara este trato me vi obligado a comentarle nuestra situación económica, no pudo soportar la noticia y terminó colapsando —pronunció con una aparente expresión de preocupación—. Es más difícil cuando se tiene hijo único, porque aunque uno quiera enseñarles bien, termina consintiéndolos demasiado y se convierten en personas egoístas.—¡Llevémosla a enfermería! —dijo Stavros con preocupación.Kostantin se mantenía apretando sus manos a un lado de su cuerpo.—¡Ese maldit0! ¡Cómo quisiera aplastar c