capitulo 43

Después de terminar su whisky, Felipe se dirigió a su oficina, cerrando la puerta con fuerza detrás de él. Dana lo observó desde el pasillo, asegurándose de que no la viera. Sabía que estaba furioso, y sabía que esa furia podía llevarlo a cometer errores. Pero también sabía que Felipe era peligroso cuando estaba acorralado. Tenía que tener cuidado.

Dentro de la oficina, Felipe comenzó a hacer llamadas, una tras otra. Ordenó a sus hombres que investigaran cada detalle de lo ocurrido, que interrogaran a todos los involucrados, que no dejaran piedra sin mover. Su voz era un rugido constante, lleno de ira y frustración.

—Quiero respuestas, ¿me oíste? —gritó en una de las llamadas—. No me importa cómo lo hagas, pero quiero saber quién fue. Y cuando lo sepas, tráemelo. Quiero manejar esto personalmente.

Dana escuchaba desde el pasillo, con el corazón latiendo rápidamente en su pecho. Sabía que Felipe no descansaría hasta encontrar al responsable. Y aunque había tomado

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